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martes, 24 de junio de 2014

Uruguayos y argentinos: cruzar nosotros los puentes, para un lado y para el otro, juntos, diciendo claro por qué y para qué cruzamos



El presente artículo, con el título “Botnia, ahora consolidar una nueva estrategia popular”, fue publicado originalmente el 4 de diciembre de 2007 en distintos medios digitales, entre ellos De igual a igual (http://www.deigualaigual.net/es/derechos-humanos/61-medio-ambiente/1761-botnia-papelera-gervasio-espinosa). Si bien algunos datos estadísticos pudieran en el presente estar modificados se lo reproduce tal cual. Esta nueva publicación se hace porque simultáneamente con las violentas presiones del establishment especulativo capitalista sobre el pueblo y el Gobierno argentinos, han recrudecido las discusiones en torno a un enclave industrial sobre el río Uruguay, tema que el medio montevideano La Diaria abordó hoy con el título “Corte de relaciones”.


Introducción necesaria, quiénes somos los que estamos
Los que gobiernan (20%), los pueblos (70%), y en beneficio de quiénes gobiernan los que lo hacen (10%)

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), de la Organización de Naciones Unidas, en el Cono Sur americano la distribución de la riqueza es sumamente desigual. El Panorama Social de América Latina (ver en http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/0/27480/PSE_2006.pdf) señala que los hogares más ricos (10% de la población total) acapararon para sí un promedio en el último quinquenio de 36,7% de los ingresos totales en Argentina, y 28,4% en Uruguay. Mientras, la populosa franja de los hogares más pobres (40% del total) recibió, en uno y otro país, respectivamente, 15,6% y 21,2%. Sumando al sector de los más ricos el que le sigue con mejores ingresos (20% de la población total, la llamada “clase media alta”), en conjunto, los dos (30% de la población), acapararon en Argentina 62,2% de los ingresos, y en Uruguay 53,7%. La diferencia está dada por el mayor acaparamiento que hace en Argentina el sector más rico. Las clases medias altas (20% de la población) tanto del lado occidental del estuario como del lado oriental están parejas en la percepción de “beneficios”: 25,5% y 25,3% respectivamente. La oriental tiene con la occidental una relación de amor-odio, quizá porque admira-envidia la capacidad de sus pares de la otra orilla para mediar más efectivamente en favor del enriquecimiento de los más ricos: objetivo esencial de aquel estamento “superior”.

 

Entre las franjas de los hogares de la clase media alta y de los hogares más pobres se sitúa otra (30% del total de la población). Sumadas ésta y la de los más pobres componen una franja –hay que aclarar: desigualmente compartida– de 70% de la población total: a los trabajadores más explotados se suman los asalariados urbanos y rurales, pequeños propietarios de sus medios de producción, chacareros, comerciantes y profesionales modestos. Luego del acaparamiento que las franjas más ociosas (30% de la población) hacen de los ingresos totales –en Argentina 62,2% y 53% en Uruguay–, a estos sectores populosos que son los reales gestores de la riqueza y más que duplican en número de hogares a aquellos otros, se les mal reparte el excedente: 37,9% y 46,2%.
 

Puntualmente sobre el caso argentino, que no difiere tanto del uruguayo (tanto antes como durante los últimos cinco años los gobiernos vienen cumpliendo similares, aunque no iguales, mandatos del establishment), en el diario Clarín del pasado 28 de marzo de 2007 (“La brecha de ingresos entre ricos y pobres se redujo poco en un año”), Ismael Bermúdez, citando a Agustín Salvia, investigador de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad Católica, dice que “10% [de la población] de ingresos más altos se lleva el 36,4% de los ingresos. Mientras que el 10% más pobre recibe apenas el 1,2%. Si se amplía la comparación, el 20% más alto recibe el 53,1% de los ingresos totales. Mientras, en la otra punta, el 20% más pobre participa con el 3,8%”. Bermúdez destaca que mientras cada uno de los más pobres percibe mensualmente 64 pesos, cada uno de los más ricos percibe 2012, es decir, 31 veces más. (¡Todo un paradigma!)
 
Del cinismo es difícil retornar
 

Los Fernández, Alberto, Jefe de Gabinete en Buenos Aires hasta diciembre y después también, y Gonzalo, Secretario de la Presidencia en Montevideo, se dicen amigos más allá del conflicto por Botnia. Tras los enconos exageradamente hechos públicos por Vázquez y Kirchner en Santiago de Chile: “bloqueados como Cuba” y “apuñalaste al pueblo”, el Fernández de Buenos Aires, en tácita alusión al jefe de su homónimo de Montevideo, sentenció: “Realmente se puede volver de muchas cosas, pero de una actitud cínica es difícil volver” (Diario La Nación, Santiago de Chile, 10/11/2007).
 

¿De qué cinismo habló este Fernández? ¿Quizás del de los discípulos de Sócrates en la antigua Grecia que decían expresar los intereses de los demócratas en la sociedad esclavista? Su sentencia fue categórica. ¿Habló desde el conocimiento, desde la experiencia, desde la práctica? Irrumpe Fernández en la escena gubernamental radicada en Buenos Aires con Sourrouille, cuando Raúl Alfonsín declara la “economía de guerra” y lanza el Plan Austral, en 1985. Sin solución de continuidad, cuatro años después continúa como Superintendente de Seguros en el equipo económico “Bunge & Born”, que Carlos Menem inaugura en 1989. En 1991 la Cámara Junior (de la Cámara de Comercio) lo designa “Joven brillante” por sus “logros personales”, junto a Martín Redrado, Gustavo Béliz y Daniel Hadad entre otros seis, y es confirmado en su función en el Estado por el nuevo ministro –entonces menemista– Domingo Cavallo (una década atrás también “Joven brillante”, un año antes que, en 1982 ejerciendo la presidencia del Banco Central, estatizara la deuda externa privada como premio final de la Dictadura a sus amanuenses locales). Recomienda esa continuidad Horacio Tomás Liendo, hijo del general homónimo que fungiera como ministro de Trabajo del terrorista de Estado Jorge Rafael Videla en oportunidad de los secuestros y desapariciones de centenares de obreros en Mercedes Benz, Ford, y otras empresas. En 1996, cuando Carlos Sánchez, otro hombre de Cavallo, asume siendo Duhalde Gobernador la presidencia del Banco de la Provincia de Buenos Aires, allí recala Fernández para diseñar y presidir empresas ligadas al que se denominó Grupo Bapro. (Sucede más tarde la debacle de ese banco oficial en la época del empresario-deudor multimillonario Américo Gualtieri, constructor de escuelas, hospitales y carreteras, incluida la que no concluye de Colonia-Montevideo concesionada por Jorge Batlle.) En 1998, Alberto Fernández es encargado de las finanzas de la campaña presidencial Duhalde-Ortega, hasta que salta el caso Aldo Ducler, inversionista –amigo del ex chango pobre y canta autor–, del cual se dijo en aquel momento vinculado al Cártel de Juárez. Dos años después, en 2000, cuando Aníbal Ibarra (otro “Joven sobresaliente”, galardonado por la revista Time International) vence a Domingo Cavallo en las elecciones a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad Autónoma, el Fernández argentino, candidato en las listas derrotadas, es elegido diputado de la Ciudad por una entente con Gustavo Béliz y el propio Cavallo relacionada con Duhalde y en favor de Carlos Ruckauf. Con los Ibarra, Aníbal y su hermana Vilma, lo habrían unido, también, años después, profundos lazos afectivos.1
 
Botnia empezó a funcionar
 

Algunos analistas sostienen que el caso de Botnia es un hecho consumado. Resultado de las políticas instrumentadas por los organismos estatales nacionales (Finlandia y Uruguay por acción, y Argentina por omisión) y multinacionales.
 

Pablo Ramos, de la Agencia Periodística del Mercosur, organismo de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, en “Botnia, hecho consumado”2, dice:



Uruguay actuó como actúan las potencias: sobre los hechos consumados. Más allá de lo que las leyes internacionales escritas y las actitudes tácitas transmitan a través de su letra y espíritu, las naciones de peso han recurrido una y otra vez al ejercicio del poder y luego negociar desde una posición de facto. Montevideo ha reproducido esta conducta en su relación con Argentina a raíz de la instalación en la localidad de Fray Bentos de una planta procesadora de pasta celulosa del grupo finlandés Metsä-Botnia.


Sobre la cuestión hay muchísimos datos y análisis publicados. El escritor uruguayo Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina, 1971), en Montevideo, el 16 de enero de este año que concluye, afirmó a la periodista Ana María Mizrahi en el programa “La noticia y su contexto”, TVEO Canal 5:



La gente quiere cambios y eso me parece muy bueno, por eso no entiendo a algunos gobernantes progres, amigos, cuando dicen “nosotros hacemos la misma política, acá no cambió nada y vamos a continuar con lo que había”. Ah, pero entonces, ¿por qué no deja que lo haga la derecha que tiene más experiencia?3



Otra visión, claro está, tienen los cónsules imperiales que aprietan (y ahorcan), por ejemplo quien firma como “Ex representante uruguayo en la ONU” (no se pudo averiguar cuándo), Jorge Azar Gómez, que, además de promover los TLC con EE.UU., en la Internet se publicita como negociante en Washington de “frutos del país”, y aparece vinculado a la bushniana “New Cuba Coalition”.4

 
Ahora consolidar una nueva estrategia popular
 

No habiendo dudas, entonces, de que unos estamos de un lado y otros del otro, pero no del río ni del gran estuario, habrá que proceder consecuentemente. De un lado y del otro hay unos y hay otros: nosotros, 70%, de uno y del otro lado, y 20% apegados al ultra vividor 10%, es decir, los otros, también de un lado y del otro. Con Gonzalo Abella, oriental, ya en 2006 dijimos de esto en “Río de los Pájaros y de los hombres libres”.5 También ya advertimos, en 2005, sobre los riesgos de una pretendida realpolitik: “Qué pena sería, Tabaré. Qué pena sería, compañeros”.6
 

Los movimientos, grupos y organizaciones como las asambleas entrerrianas de Gualeguaychú, Colón y Concordia, de Mercedes, Fray Bentos, Colonia, Rocha y Montevideo, la Asamblea Binacional creada en Nueva Palmira, Uruguay Natural y Multiproductivo, Guayubira y otras organizaciones han ido madurando saberes y experiencias. Por ejemplo:


La Red Uruguaya de ONG Ambientalistas reunida en asamblea el 24 de noviembre de 2007 resolvió promover ante los poderes públicos, los sectores económicos y la sociedad civil, la suspensión total de autorizaciones para realizar nuevas plantaciones forestales y la instalación de nuevas industrias para el procesamiento de celulosa, mientras se procese un amplio debate sobre la configuración del Uruguay Productivo con el conjunto de actores sociales, económicos y políticos, y considere una evaluación actualizada de todos los impactos ambientales, sociales y económicos del proyecto forestal que se está llevando a cabo.7
 

Así como los gobiernos en ejercicio rompen las relaciones con los mañosos acreedores y se libran de sus prepotencias pagándoles (qué otra cosa quiere un acreedor), de otras ataduras esperan librarse cuando los plazos venzan porque al fin (de cuentas) tienen intereses comunes con los mandantes: viven todos ellos de la “paciencia” y “honradez” de quienes somos 70%.
 

Cuando se habla de “hechos consumados”, como desde la Agencia Periodística del Mercosur de la Universidad Nacional de La Plata hace Pablo Ramos, o se afirma –como Gerardo Hounty en La Diaria, de Montevideo, el 3 de mayo– que “Uruguay se ha comprado un problema para los próximos 40 años”, mal se obvia un detalle: los hechos se consuman a cada instante, y en cada instante siguiente hay nuevos hechos a consumar, el asunto principal es quiénes los consuman, cómo y para qué.
 

Por caso: ¿es impensable que mediando la acumulación de un generalizado consenso popular regional sea protestado por abusivo, parcial y antisocial el llamado “Tratado de Protección de Inversiones entre Finlandia y Uruguay”, que parece atemorizar y paralizar (además de inducirles pensamientos y acciones “fronterizas”) a los gobernantes del Frente Amplio y a “los amigos” Fernández, convirtiéndolos (sin disimulo) en dóciles administradores de intereses ajenos a quienes los votaron? Es decir, ¿es impensable poder vencer al cinismo?
 
Conclusión transitoria
 

Surge imprescindible debatir profundamente si llegó la hora de cruzar nosotros los puentes, para un lado y para el otro, juntos, diciendo claro por qué y para qué cruzamos. Quienes deban tenernos miedo, que lo tengan... y los que puedan todavía aprender, que aprendan, para no extraviarse en la maraña política.





Notas (todos los sitios de Internet referidos fueron consultados en diciembre de 2007, fecha en la que se publicara originalmente este artículo):



1 www.pca.org.ar/Numerosanteriores/; http://www.agencianova.com/nota.asp?n=2005_3_22&id; y www.noticias.uol.com.ar/edicion_1509/nota_03_2.htm

2 www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=3734

3 www.agenciawalsh.org/index.php/a/2007/01/16/p275

4 www.lahistoriaparalela.com.ar/2007/11/14/chile-%C2%

5 Ver, entre otros sitios, www.ecoportal.net/content/view/full/64206

6 http://ar.geocities.com/hlediario/noalaspapeleras.htm

7 www.uruguayambiental.com

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