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jueves, 27 de septiembre de 2018

CARTA PÚBLICA A MAURICIO MACRI (Documento Nacional de Identidad argentino 13.120.469)



En la fotografía el destinatario de la misiva días pasados en Washington al recibir la distinción de "Ciudadano Global 2018" de manos de Adrienne Arsht, millonaria dice que dedicada a la filantropía y miembro del Atlantic Council, un influyente think thank creado durante la Guerra Fría y dedicado al lobby energético y armamentista. (Ilustración y datos diario Tiempo Argentino |Buenos Aires, Cooperativa de Trabajo “Por más Tiempo” www.tiempoar.com.ar.)





Usted nació en 1958, en Tandil, mientras que entonces, con dieciséis años cumplidos, yo cursaba el cuarto año de una Escuela Industrial de la Nación y participaba activamente de FEMES, la Federación Metropolitana de Estudiantes Secundarios, en defensa de la Educación y las Universidades Públicas. Para llegar a las ocho menos cuarto de la mañana a la Escuela sita en el barrio de Barracas de la entonces “capital federal”, horario de izamiento de la bandera e inicio de clases, ascendía al tren suburbano del Estado que pasaba por la estación del pueblo en que vivía con mi familia a la hora cinco y cuarenta minutos, viajando con numerosos obreros textiles y de las industrias metalmecánica y cerámica, y un reducido grupo de muchachas y muchachos estudiantes secundarios. Me iluminaba en mi casa para dibujar las prácticas de dibujo técnico con lámparas de querosén a mecha, porque la energía eléctrica todavía demoraría un año más en quedar habilitada. Mi vida fue muy distinta a la suya, me desempeñé como técnico sin abandonar mi formación humanista, y si curiosea en mis antecedentes verá que en los últimos años antes de mi jubilación fui editor de estilo en numerosas obras de destacados autores de las Ciencias Sociales.



Fue, su nacimiento y mi adolescencia, cuando el abuelo de uno de sus ministros cortesanos, quien llevaba el mismo nombre de pila, Rogelio Frigerio, a fines de aquel año debió renunciar al cargo de Secretario de Relaciones Socio-Económicas del Gobierno que presidía Arturo Frondizi por presiones de los grupos concentrados que ora aplauden y ora desprecian porque, entre otras razones o proposiciones, para aquel caso desconfiaban de endebles antecedentes políticos tanto de él como de su amigo Arturo. Aquel abuelo de quien, el nuevo Rogelio, luego ensayó el neoliberalismo en el gabinete de Carlos Saúl Menen antes de formar tropa con usted, Macri, desde 2013, primero como presidente del Banco –oficial– de la Ciudad de Buenos Aires y desde 2015 como miembro destacado de su corte en tanto responsable de los asuntos interiores, ambos –abuelo y nieto–, afirmaron ser económica y políticamente “desarrollistas”, una definición sin duda sumamente difusa, tan calva como pelada aun siendo tan disímiles ambas condiciones. Esos grupos del capitalismo concentrado, especialmente identificables como operadores de especulaciones financieras y empobrecedores de pueblos –parientes del alma de usted, Macri–, que ora aplauden y ora desprecian, lo empujarán más pronto que tarde a caer y hundirse en el lodo de la historia, quedando sólo a nuestra vista sus ojos claros, celestes, entonces irremediablemente opacados, abiertos y enrojecidos. Nosotros no queremos ni aplaudiríamos tanta crueldad ejercida sobre un hombre igualmente cruel, como es usted.



El abuelo Rogelio refirió en textos de carácter memorioso sus juveniles correrías comunistas, usted, Macri, como su Rogelio, podrían referir las suyas, indudable y “responsablemente” peronistas. Algunos, en Washington, probablemente en recientes días pasados y referidas a tan majestuosos “presidente” y “ministro” como en su momento fue Leopoldo Fortunato Galtieri, podrían repetir aquellas palabras que se adjudican a un encumbrado personaje del gobierno estadounidense de Roosevelt y que entonces aludían al dictador nicaragüense Anastasio Somoza: “Probablemente sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.



Macri, esta Carta, en la que lo trato rigurosamente de usted para poner una imprescindible distancia entre su vocinglero desparpajo de ocasión y nuestras tan populares como profundas reflexiones éticas, tiene una principal motivación: decirle al mundo diciéndole a usted que, a usted, se le ha acabado el tiempo de las mentiras, de la transferencia de riqueza social al latrocinio del capital, y de las improvisaciones dilatorias como esa de invitarnos a querer a su tía Lagarde que tanto nos desprecia a jóvenes mujeres y varones los más, y entre ellos también a nosotros, “adultos mayores”, quienes materializamos la solidaridad de clase trabajadora que sostuvo al sistema jubilatorio argentino que la Christine franchuta dice que nosotros ponemos en crisis.



Tiene como objeto también, la Carta, diciendo lo que decimos, decir que somos muchos los “no cómplices”, los no “olvidadizos” y hasta los no “estúpidos” que ahora dicen lo volverían a votar, aunque no puedan pagar la factura de la electricidad. Junto con manifestarle nuestro más visceral y profundo como también racional desprecio, explicar que lo nuestro y esencial, esto de la empecinada lucha contra la exacción y explotación popular y de los trabajadores, es muy distinta de las picardías de la partidocracia burocrática que es de rutina ver instalada en los aparatos del Estado procurando vida eterna, y que no es amiga nuestra sino de ustedes, los gerentes patronales y corruptores de la vida social que enfáticamente se creen miembros de la mutante especie CEO, como lamentablemente también una suma destacada de pobladores asalariados, profesionales y trabajadores autónomos de capas medias que ilusoriamente se creen lo imposible sociológica y económicamente: pertenecer a una “clase media” intercalada para la felicidad de todos entre explotadores y explotados.



Inclusive usted, Macri, correteando por los pasillos y céspedes del Newman, de barrios como Los Nogales o Hurlingham, o también por los extensos campos en Tandil de abuelos y tíos, se creyó de sí mismo esa pertenencia con el aditamento de “alta” o “más o menos alta”. La erró, la suya fue y será del tipo cocoliche, rémora del viejo “borde” urbano, de juntura híbrida entre inmigrantes aventureros y aburridas y aburridos jóvenes de pampa y vacas (no la de prolífica unión de empedernidos trabajadores de tradición internacionalista, como la nuestra). La suya, Macri, está llamada al fracaso cultural, ético y moral, al del repudio social, al de una media lengua para todo, al de la traición y el abandono, la soledad y, finalmente, una profundísima pobreza: la pobreza enmascarada, creída disfrazada, pero desnuda.



Su virreinato acaba, se termina. Usted quizá pretenda huir, escapar, argumentando váyase a saber qué. Quizá lo haga con la ayuda de ujieres por ahora fieles, de “corruptos coimeros y no menos corruptos condenadores de aquellos coimeros”, pero no llegará lejos… Iremos a buscarlo: usted devolverá todo, absolutamente todo lo que nos fue quitado, y sólo así nosotros lo protegeremos no importará cuantos años y decenios de esos buitres y carroñeros que dijeron acompañarlo…



Así será.



Gervasio Espinosa

jueves, 6 de septiembre de 2018

«Forman parte del núcleo duro de la clase media argentina» seiscientos mil docentes, entre ellos los universitarios








La afirmación del título es de Alberto Sileoni, 66 años, abogado, licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires y especializado en Gestión Educativa por la Universidad Nacional de San Martín, quien fuera ministro de Educación en dos sucesivos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner (desde 2009 a 2015). Sin duda que Sileoni sabe de qué habla.

Sileoni fue entrevistado por Gustavo Sarmiento, de Tiempo Argentino, diario que publicó la nota el pasado 2 de septiembre. El ex ministro afirma que el conflicto del gobierno de Macri con los educadores no es un fenómeno que esté aislado del contexto general:

Todos queremos que se resuelva, porque los docentes han cobrado miserias a esta altura del año, pero evidentemente esto no resuelve el problema de fondo –enfatiza–. Si después de treinta y dos meses alguien tenía alguna duda, hoy está despejada: está claro cuál es el rumbo de este gobierno, qué sociedad quiere y qué educación quiere. No ha hecho más que denostar a la educación pública, con reflexiones muy dolorosas, como la de “caer en la educación pública”. Es, en el fondo, un ataque a la igualdad. Este gobierno aborrece la igualdad.1

Como clara demostración del conocimiento crítico de la composición profesional en el campo de la educación y esa particular cosmovisión que una parte de la misma arrastra, Sileoni –quien se viene desempeñando sin solución de continuidad como teórico y gestor en ese campo desde 1993–, en diálogo con el periodista de Tiempo, afirma:

–El aula que dejamos en diciembre de 2015 tenía tecnología, tenía netbooks, no digo que dejamos un sistema educativo que era un paraíso, pero había financiamiento, había libros. Hoy están abandonando el sistema público, y si lo abandonás, abonás el crecimiento del sistema privado. Por eso creo que no queda más que la movilización, trabajar, organizarse, volver a ganar el patio, la sala de maestros, hablar con nuestros compañeros, porque más de la mitad del millón cien mil docentes han votado esto.

–¿Y por qué cree que votaron o podrían volver a votar por un gobierno que les recorta derechos?

–Quizás forman parte del núcleo duro de la clase media argentina, o había algunas cuestiones relacionadas con la obligatoriedad de la secundaria y cierto rumbo que tomaba la educación en términos de hacerse cargo de aquellos que la escuela dejaba en el camino, que no les gustaban.2 Habrá que seguir discutiendo, convenciendo, pero a todas luces se ve que esta escuela del neoliberalismo, del “emprendedurismo” y la tecnocracia, que elimina el pasado y se lleva mal con la memoria, no va a tener modificaciones de rumbo con esta gestión.

No hará más de dos años, un funcionario de jerarquía del rectorado de la Universidad Nacional de General Sarmiento, en el noroeste del área metropolitana bonaerense, nos manifestó haber escuchado a no pocos docentes titulares decir que en esa casa de estudios había “demasiados negritos”. Esos comentarios no eran meramente circunstanciales, implicaban e implican precisas conceptualizaciones de clase (de clase explotadora, claro está).

Responsabilidades compartidas

Desde el mediodía de ayer, tres de septiembre, una barrera se ha roto: la de la temerosa prudencia en los comentarios políticos de barrio, en los empleos, el transporte y en variadas circunstancias de espera. El gobierno virreinal que ejerce en Buenos Aires se desmorona y arrastra en el indecoro a la caterva de sostenimiento publicitario e, inclusive, a sus patrocinadores locales e imperiales (incluido el FMI) que, más temprano que tarde, como en una remake del tiempo de las pos dictaduras cívico-militares del siglo pasado dirán a los cuatro vientos que ellos ni se imaginaban tanta crueldad. Las cosas se ponen más claras (se entrenan sin disimulo íntimas iras populares) y se puede interpelar con soltura a los que no se animan a mentir como en los años noventa con la cantinela de “yo no lo voté” o “en época de dictaduras se estaba mejor”. Por eso es que la calificación que hace Sileoni adquiere importancia: la llamada “clase media”, y más todavía su “núcleo duro” son segmentos de las capas medias que promueven y facilitan inmovilismo y retraso social y no movilidad y progresividad, como se lo ha pretendido desde su implantación cultural hace ya una centuria.

El marketing político

La estadística y el estudio sociológico de los agrupamientos y sus imaginarios sociales desde las mixturas teóricas y de praxis que aparecieron cuando la época de Gino Germani en la Universidad de Buenos Aires (entre 1942 y 1966), viró hacia el enfoque de las capas sociales en tanto efectivos o potenciales “nichos” de consumidores o intermediarios en la comercialización, sea directa o indirecta (por consenso) objeto ellas mismas, como las mercancías, de sesgados análisis.

Es un caso observable, por ejemplo, que en la vecina República Oriental del Uruguay (cuyo presidente Vázquez dijo alguna vez, en primera persona, que los uruguayos “descendemos” de los barcos…) es precisamente una Asociación de Dirigentes de Marketing el ámbito para la organización y calificación de cónclaves y análisis político electorales que son profusamente publicitados y difundidos por la prensa escrita, la radio y la TV. El sitio web de esta Asociación promueve el estudio de técnicas como el Marketing Digital, o talleres de “Neuromarketing”: «El mundo de los negocios y en particular el mundo del Marketing y las ventas, no escapan a esta influencia», destaca el anuncio.

En la portada de su revista Mercadeo de diciembre de 2017 aparecen fotos de Daniel Martínez, intendente de Montevideo y “presidenciable” para 2019 de un sector moderado del Frente Amplio (el que inspira a Tabaré Vázquez), de cinco dirigentes de cámaras empresariales y –sí, está en la tapa– del “asesor político” de Mauricio Macri y su troupe, el ecuatoriano Jaime Durán Barba, todos bajo un título, «Big Data: para conectar con los consumidores», que alude a una tecnología que el periodista y comunicólogo Aram Aharonian, también oriental, describe en su artículo “¿Enfrentar la guerra de quinta generación con arcos y flechas?”, distribuido por ALAI, la Agencia Latino Americana de Información, y también publicado en Ansina es… 3

Caracteriza Aharonian:

El consumo de noticias es cada vez más digital, y la inteligencia artificial, el análisis de la big data* (que permite a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras intenciones) y los algoritmos de la "caja negra" son utilizados para poner a prueba la verdad y la confianza, las piedras angulares de la llamada sociedad democrática occidental.

* Definición: “big data”, o macrodatos, es un término que hace referencia a una cantidad de datos tal que supera la capacidad del software convencional para ser capturados, administrados y procesados en un tiempo razonable. El volumen de los datos masivos crece constantemente. Macrodatos, ver en Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Macrodatos

Lo que la publicación uruguaya Mercadeo destaca como “herramienta” para conectar con los consumidores debería ser mejor descripta como para “conectar a los consumidores” (adjetivo, además, que no reemplaza cabalmente al de “usuario”, como se lo pretende).

Operadores de mercadotecnia y publicidad

En una publicación del año 2002 de la oficina chilena de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) –organismo de Naciones Unidas que se dice responsable de promover el desarrollo social y económico de la región–, y que lleva como título “La estructura social de la Argentina: Evidencias y conjeturas acerca de la estratificación actual”4, editado y puesto en circulación en el momento crucial de los inicios del siglo XXI para procurar detener impulsos de carácter popular (o si se quiere “populistas”) con una forzada consolidación de la globalización neoliberal, aparece el trabajo firmado por Manuel Mora y Araujo, sociólogo formado en la Universidad de Buenos Aires que falleciera a la edad de ochenta años en mayo de 2017. El autor (presentado como «consultor de la División de Desarrollo Social de la CEPAL, en el marco del proyecto CEPAL/GTZ “Desarrollo social y equidad en América Latina y el Caribe”»), que en 2002 tenía sesenta y cinco años de edad (diez menos que quien ahora opina), sostiene en la introducción del folleto, bajo título de “La visión unidimensional de la estructura social”:

A pesar de la amplia variedad de vertientes teóricas que ofrece la historia del pensamiento social en la conceptualización de la estructura social, la investigación contemporánea se ha concentrado universalmente en una visión unidimensional: la posición social, o nivel económico social, vista como la distribución de la población en un continuo definido por el acceso a recursos importantes o críticos.

La noción de raíz marxista de clase social entendida como una posición absoluta determinada por la función de los individuos en el proceso productivo, ha dejado lugar al concepto de posiciones relativas (estratos o niveles) en un continuo. Por otro lado, la idea weberiana de dimensiones de rango social definidas con independencia unas de otras –poder, riqueza, prestigio– ha generado la alternativa de combinar en un “índice sumatorio” distintas dimensiones de la vida social, considerándolas como mutuamente sustituibles y por tanto fusionables5 en una única dimensión subyacente.

El índice de nivel económico social difundido hoy en las investigaciones de mercado y de opinión pública en todo el mundo ha dejado atrás la clásica distinción entre posición en el proceso productivo y posición de consumo, reemplazándola por la idea de acceso a recursos o participación social. Las preocupaciones presentes a mediados del siglo XX, que atribuían un lugar central a la ocupación del individuo en la definición de posición en la estructura social (por ejemplo, Germani) y donde el concepto de prestigio ocupacional parecía buscar una convergencia entre las tradiciones marxista y weberiana, hoy no mantienen su antigua importancia en los intentos de operacionalizar6 la estructura social. Tampoco ha perdurado la influencia de la promisoria línea teórica abierta por Lenski* –más en la tradición weberiana que en la marxista– que llevó a definir el concepto de equilibrio de rango o de consistencia de status y buscó nuevas pistas en la exploración de la estructura social en sociedades abiertas (Galtung, Zelditch et al).

Este notable consenso existente hoy en la medición de la posición social sin duda contiene implicaciones teóricas. Es posible argumentar que tal enfoque predominante en la medición de la posición social se impuso por razones de practicidad metodológica antes que por el predominio de un paradigma teórico acerca de la estructura social. El contraargumento es que ningún enfoque –por práctica que resulte su aplicación y manipulación– perduraría si sus implicaciones y consecuencias teóricas o estratégicas no fuesen satisfactorias, si su capacidad predictiva o su aptitud como herramienta para la toma de decisiones no resultase convalidada recurrentemente por los resultados.

La mayor parte de la investigación social en nuestro tiempo se realiza en el ámbito de las consultoras y los centros de investigación aplicada antes que en ámbitos académicos motivados por preocupaciones teóricas. Esto significa que los resultados de estas investigaciones están más directa, y más rápidamente expuestos a la experiencia del mundo real, que las investigaciones teóricas. […] La concepción unidimensional de la estructura social funciona. Su robustez teórica es siempre algo abierto a la controversia pero, por otro lado, con frecuencia muestra una notable capacidad predictiva y es además una herramienta útil en la ejecución de estrategias de comunicación masiva.

* Lenski, Gerhard: “Status crystallization: a non-vertical dimension of social status”.
American Sociological Review, 19 (1954).


A propósito de la comunicación masiva y sus estrategias de ejecución:
la cruel estigmatización de los excluidos es también soberbia y brutal autodegradación de los excluidores

Tanto la informativista de una radiodifusora chaqueña consultada en la mañana del 4 de septiembre por sus colegas de una radio de Buenos Aires, como el propietario del autoservicio de Sáenz Peña que fuera escenario de forcejeos, pedradas y disparos con armas de fuego, incluso empuñadas, se ha dicho, por el propio dueño del comercio y que hirieron de muerte a dos adolescentes quom (o pueblo toba, etnia originaria del Gran Chaco).

Orlando Proselek, dueño del comercio “Funcional Nuevo Impulso”, de Presidente Roque Sáenz Peña, segunda ciudad de la provincia del noreste argentino a 160 kilómetros de Resistencia, su capital, manifestó al Diario Chaco, según publicó el portal digital InfoBAE: «Vinieron unos 50 aborígenes y atacaron. Intentaron ingresar pateando la puerta y no pudieron romper. Lo lograron cuando tiraron piedras de importante tamaño» (sic InfoBAE). Según el gobernador de la provincia y su ministro de seguridad el intento de saqueo fue consecuencia de una situación de gran vulnerabilidad de la población más pobre de la ciudad. Pero el intendente de Sáenz Peña, radical alineado con el gobierno de la Alianza Cambiemos, opinó contrariamente.

Quiénes son aborígenes y quiénes no

Sin duda la etnia Quom es aborigen: «Originario del suelo en que vive. […] Habitante de un lugar, por contraposición al establecido posteriormente en él»7, es decir, el mismísimo Proselek, quien quizá emigró en camino hacia Chaco desde algún país del este europeo con serios conflictos étnicos y culturales, no es aborigen, es inmigrante… También quizá, no nos animamos a escribir que probablemente sea así, la informativista radiofónica a la que nos hemos referido en tanto eventual corresponsal de la radio de Buenos Ares, también provenga de una familia inmigrante que se afinco en la provincia del noreste argentino. Una vieja y tan celebrada como también cuestionable canción (Félix Luna y Ariel Ramírez) entonada por Mercedes Sosa refiere a una “gringa chaqueña”. Sin mayor esfuerzo de honestidad intelectual puede entenderse que no todo lo anterior a la llegada de los colonos fue «Monte sin flor | Indiada y toldería | Campos de espinas | Amarguras, cruces…».

Ahora, es una especulación solamente (pero no carente de probabilidad), el apellido Proselek podría, si las cosas no cambian, incorporarse a la nómina de potenciales cuadros al servicio del capitalismo concentrado, como entre muchísimos otros los Peña Braun, Bullrich o Caputo. Los “cincuenta aborígenes” (que es como se escriben las cantidades imprecisas, con palabras y no números, apréndanlo en InfoBAE) son los que si hay dinero porque hay trabajo sea regular o irregular, en blanco o en negro, son clientes del “Nuevo Impulso”, y no arrebatadores (como taxativamente lo afirman los mismos hermanos aborígenes inculpados).

Se puso nervioso el emprendedor Proselek, de piel blanca, quizá hombre y familia muy religiosos, y auxiliado se propuso repeler a “la barbarie” sublevada (si eso hubiera ocurrido, porque la verdad es que está en discusión): y murieron dos adolescentes quom uno de 13 años y otro de 14. Pobrecitos, no llegaron a tener conciencia plena de su papel antagónico en la historia del sojuzgamiento de los pueblos originarios del país propio.

Big Data, nuevamente…

La “Big Data” que también nos facilita el portal digital InfoBAE en el costado derecho de la pantalla (cosa de no confundirnos), muestra las preferencias dominantes de conocimiento de sus lectores, y por inducción de nosotros mismos, que no incluyen en los primeros cinco puestos la nota originada por las muertes por disparos en Presidente Sáenz Peña. El aludido “top five” reseña: «1) Él es un conocido cirujano plástico, tuvo sexo con una paciente, puso cocaína en sus partes íntimas y ella murió; 2) «Sentí que no podía respirar», el calvario que vivió Roger Federer en su inesperada derrota en el US Open; 3) Crece la polémica por la escena “antiamericana” en “First Man”, los hijos de Neil Armstrong defendieron la película; 4) Celos, manipulación y traiciones, así es la verdadera relación entre el príncipe Carlos y sus hijos, William y Harry; y 5) Un cocodrilo gigante devoró a una mujer y a su bebé en un lago».

Así estamos

Como corresponde hacer ya veamos algunas observaciones principales para poder encarar con éxito una dilucidación del momento histórico social y político (mejor con debates, discusiones y tesis colectivizadas). Ezequiel Adamovsky, historiador académico argentino, joven (47años), divulgador científico, activista político social y con varias obras publicadas enfocando la problemática, especialmente Historia de la Clase Media Argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-20038, plantea con razón que la presunta categorización de “clase media” no tiene rigor científico, rescatando, en oposición a la negación que vimos en Manuel Mora y Araujo, la tesis y práctica marxista de análisis del papel en la sociedad de las personas y los grupos en relación con la producción material de bienes, servicios y mercancías: las relaciones de producción.

El complemento del título principal de la obra de Adamovsky referida lo pone de manifiesto con la incorporación del sustantivo “ilusión”:  Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-2003.

Pero aquella inicial “ilusión” –como de la más cercana que motorizó la unción que una “mayoría” ciudadana hizo del virrey y la corte en ejercicio todavía en Buenos Aires–, fue instalada y luego sostenida, tanto aviesamente como hasta con ingenuidad para autoelogio de sus propaladores, con el objetivo de detener el desarrollo de las ideas y luchas para la transformación social que desarrollaron intelectuales y trabajadores obreros, proletarios porque su único bien era su propia prole, tanto primero en Europa como después en América.

De aquella instalación y sostenimiento fueron fundadores y cómplices la Iglesia romana –como medio siglo después y en esa misma línea de interés, en 1947, su Arzobispado de Buenos Aires propone que los Christian Brothers de Irlanda eduquen para “dirigentes sociales” argentinos a los hijos de inmigrantes europeos y católicos en el para eso creado Colegio Monseñor Newman–, y también los partidos socialdemócratas como un sector del llamado Socialista y el Demócrata Progresista. Una parte de la intelectualidad de las primeras generaciones urbanas universitarias (¿quizá ya una mitad, como ahora afirma Sileoni?), necesitada de elogio (y autoelogio) para saltar de las actividades artesanales y comerciales de sus progenitores y no resultar atropelladas por la irrupción provinciana y morena que se inicia por los años 1940, especialmente al concluir la Segunda Guerra Mundial se encarama en el “ilusionismo” capitalista, y para eso va alineándose con el concepto no histórico de una sociedad sin conflictos ni contradicciones dialécticas: una sociedad de “movilidad” continua, sin clases.

Ahora, a ese ya casi “autoelogio de pequeñas masas” se le ha agregado el voluptuoso desenfreno del consumo de bienes, de estos los más sólo de apariencia suntuaria, tanto “tangibles” como “intangibles”, implantando un individualismo grosero, brutal e ignorante. Del enredo se puede salir. Es más, se va a salir, aunque no sin dolor. Cuanto más inteligencia colectiva y solidaridad social pongamos en ello menor será ese dolor.  

Notas:
2 El destaque con bastardillas es nuestro.
5 Así en el texto de Mora y Araujo publicado por CEPAL.
6 Ídem.
7 Diccionario de la lengua: http://dle.rae.es/?id=08n60PJ
8 Edición de Grupo Editorial Planeta S.A.I.C. publicada bajo el sello Booket, Buenos Aires, marzo de 2015