La afirmación del título es de Alberto Sileoni, 66 años,
abogado, licenciado en Historia por la Universidad de Buenos Aires y
especializado en Gestión Educativa por la Universidad Nacional de San Martín, quien
fuera ministro de Educación en dos sucesivos gobiernos de Cristina Fernández de
Kirchner (desde 2009 a 2015). Sin duda que Sileoni sabe de qué habla.
Sileoni fue entrevistado por Gustavo Sarmiento, de Tiempo Argentino, diario que publicó la
nota el pasado 2 de septiembre. El ex ministro afirma que el conflicto del
gobierno de Macri con los educadores no es un fenómeno que esté aislado del
contexto general:
Todos queremos que se resuelva,
porque los docentes han cobrado miserias a esta altura del año, pero
evidentemente esto no resuelve el problema de fondo –enfatiza–. Si después de
treinta y dos meses alguien tenía alguna duda, hoy está despejada: está claro
cuál es el rumbo de este gobierno, qué sociedad quiere y qué educación quiere.
No ha hecho más que denostar a la educación pública, con reflexiones muy
dolorosas, como la de “caer en la educación pública”. Es, en el fondo, un
ataque a la igualdad. Este gobierno aborrece la igualdad.1
Como clara demostración del conocimiento crítico de la
composición profesional en el campo de la educación y esa particular
cosmovisión que una parte de la misma arrastra, Sileoni –quien se viene
desempeñando sin solución de continuidad como teórico y gestor en ese campo
desde 1993–, en diálogo con el periodista de Tiempo, afirma:
–El aula que dejamos en diciembre
de 2015 tenía tecnología, tenía netbooks, no digo que dejamos un sistema
educativo que era un paraíso, pero había financiamiento, había libros. Hoy
están abandonando el sistema público, y si lo abandonás, abonás el crecimiento
del sistema privado. Por eso creo que no queda más que la movilización,
trabajar, organizarse, volver a ganar el patio, la sala de maestros, hablar con
nuestros compañeros, porque más de la
mitad del millón cien mil docentes han votado esto.
–¿Y por qué cree que votaron o podrían volver a
votar por un gobierno que les recorta derechos?
–Quizás forman parte del núcleo duro de la clase media argentina, o
había algunas cuestiones relacionadas con la obligatoriedad de la secundaria y
cierto rumbo que tomaba la educación en términos de hacerse cargo de aquellos
que la escuela dejaba en el camino, que no les gustaban.2 Habrá
que seguir discutiendo, convenciendo, pero a todas luces se ve que esta escuela
del neoliberalismo, del “emprendedurismo” y la tecnocracia, que elimina el
pasado y se lleva mal con la memoria, no va a tener modificaciones de rumbo con
esta gestión.
No hará más de dos años, un
funcionario de jerarquía del rectorado de la Universidad Nacional de General
Sarmiento, en el noroeste del área metropolitana bonaerense, nos manifestó
haber escuchado a no pocos docentes titulares decir que en esa casa de estudios
había “demasiados negritos”. Esos comentarios no eran meramente
circunstanciales, implicaban e implican precisas conceptualizaciones de clase
(de clase explotadora, claro está).
Responsabilidades compartidas
Desde el mediodía de ayer,
tres de septiembre, una barrera se ha roto: la de la temerosa prudencia en los
comentarios políticos de barrio, en los empleos, el transporte y en variadas circunstancias
de espera. El gobierno virreinal que ejerce en Buenos Aires se desmorona y
arrastra en el indecoro a la caterva de sostenimiento publicitario e,
inclusive, a sus patrocinadores locales e imperiales (incluido el FMI) que, más
temprano que tarde, como en una remake
del tiempo de las pos dictaduras cívico-militares del siglo pasado dirán a los
cuatro vientos que ellos ni se imaginaban tanta crueldad. Las cosas se ponen
más claras (se entrenan sin disimulo íntimas iras populares) y se puede interpelar
con soltura a los que no se animan a mentir como en los años noventa con la
cantinela de “yo no lo voté” o “en época de dictaduras se estaba mejor”. Por
eso es que la calificación que hace Sileoni adquiere importancia: la llamada
“clase media”, y más todavía su “núcleo duro” son segmentos de las capas medias
que promueven y facilitan inmovilismo y retraso social y no movilidad y
progresividad, como se lo ha pretendido desde su implantación cultural hace ya
una centuria.
El marketing político
La estadística y el estudio
sociológico de los agrupamientos y sus imaginarios sociales desde las mixturas
teóricas y de praxis que aparecieron cuando la época de Gino Germani en la
Universidad de Buenos Aires (entre 1942 y 1966), viró hacia el enfoque de las
capas sociales en tanto efectivos o potenciales “nichos” de consumidores o
intermediarios en la comercialización, sea directa o indirecta (por consenso)
objeto ellas mismas, como las mercancías, de sesgados análisis.
Es un caso observable, por
ejemplo, que en la vecina República Oriental del Uruguay (cuyo presidente
Vázquez dijo alguna vez, en primera persona, que los uruguayos “descendemos” de
los barcos…) es precisamente una Asociación de Dirigentes de Marketing el
ámbito para la organización y calificación de cónclaves y análisis político
electorales que son profusamente publicitados y difundidos por la prensa
escrita, la radio y la TV. El sitio web de esta Asociación promueve el estudio
de técnicas como el Marketing Digital, o talleres de “Neuromarketing”: «El
mundo de los negocios y en particular el mundo del Marketing y las ventas, no
escapan a esta influencia», destaca el anuncio.
En la portada de su revista Mercadeo de diciembre de 2017 aparecen
fotos de Daniel Martínez, intendente de Montevideo y “presidenciable” para 2019
de un sector moderado del Frente Amplio (el que inspira a Tabaré Vázquez), de
cinco dirigentes de cámaras empresariales y –sí, está en la tapa– del “asesor
político” de Mauricio Macri y su troupe, el ecuatoriano Jaime Durán Barba,
todos bajo un título, «Big Data: para conectar con los consumidores», que alude
a una tecnología que el periodista y comunicólogo Aram Aharonian, también
oriental, describe en su artículo “¿Enfrentar la guerra de
quinta generación con arcos y flechas?”, distribuido por ALAI, la Agencia
Latino Americana de Información, y también publicado en Ansina es… 3
Caracteriza Aharonian:
El consumo de
noticias es cada vez más digital, y la inteligencia artificial, el análisis de
la big data* (que permite
a la información interpretarse a sí misma y adelantarse a nuestras intenciones)
y los algoritmos de la "caja negra" son utilizados para poner a
prueba la verdad y la confianza, las piedras angulares de la llamada sociedad
democrática occidental.
* Definición: “big data”, o macrodatos, es un término que hace referencia
a una cantidad de datos tal que supera la capacidad del software convencional
para ser capturados, administrados y procesados en un tiempo razonable. El
volumen de los datos masivos crece constantemente. Macrodatos, ver en
Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Macrodatos
Lo que la publicación uruguaya Mercadeo
destaca como “herramienta” para conectar con los consumidores debería ser mejor
descripta como para “conectar a los
consumidores” (adjetivo, además, que no reemplaza cabalmente al de “usuario”,
como se lo pretende).
Operadores de mercadotecnia y publicidad
En una publicación del año 2002 de la oficina
chilena de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe)
–organismo de Naciones Unidas que se dice responsable de promover el desarrollo
social y económico de la región–, y que lleva como título “La estructura social
de la Argentina: Evidencias y conjeturas acerca de la estratificación actual”4,
editado y puesto en circulación en el momento crucial de los inicios del siglo
XXI para procurar detener impulsos de carácter popular (o si se quiere
“populistas”) con una forzada consolidación de la globalización neoliberal,
aparece el trabajo firmado por Manuel Mora y Araujo, sociólogo formado en la
Universidad de Buenos Aires que falleciera a la edad de ochenta años en mayo de
2017. El autor (presentado como «consultor de la División de Desarrollo
Social de la CEPAL, en el marco del proyecto CEPAL/GTZ “Desarrollo social y
equidad en América Latina y el Caribe”»), que en 2002 tenía
sesenta y cinco años de edad (diez menos que quien ahora opina), sostiene en la
introducción del folleto, bajo título de “La visión unidimensional de la
estructura social”:
A pesar de la amplia variedad de vertientes
teóricas que ofrece la historia del pensamiento social en la conceptualización
de la estructura social, la investigación contemporánea se ha concentrado universalmente
en una visión unidimensional: la posición social, o nivel económico social,
vista como la distribución de la población en un continuo definido por el
acceso a recursos importantes o críticos.
La noción de raíz marxista de clase social entendida
como una posición absoluta determinada por la función de los individuos en el proceso
productivo, ha dejado lugar al concepto de posiciones relativas (estratos o niveles)
en un continuo. Por otro lado, la idea weberiana de dimensiones de rango social
definidas con independencia unas de otras –poder, riqueza, prestigio– ha
generado la alternativa de combinar en un “índice sumatorio” distintas
dimensiones de la vida social, considerándolas como mutuamente sustituibles y
por tanto fusionables5 en una única dimensión subyacente.
El índice de nivel económico social difundido hoy
en las investigaciones de mercado y de opinión pública en todo el mundo ha dejado
atrás la clásica distinción entre posición en el proceso productivo y posición
de consumo, reemplazándola por la idea de acceso a recursos o participación
social. Las preocupaciones presentes a mediados del siglo XX, que atribuían un
lugar central a la ocupación del individuo en la definición de posición en la
estructura social (por ejemplo, Germani) y donde el concepto de prestigio
ocupacional parecía buscar una convergencia entre las tradiciones marxista y
weberiana, hoy no mantienen su antigua importancia en los intentos de
operacionalizar6 la estructura social. Tampoco ha perdurado la
influencia de la promisoria línea teórica abierta por Lenski* –más en la
tradición weberiana que en la marxista– que llevó a definir el concepto de
equilibrio de rango o de consistencia de status y buscó nuevas pistas en la
exploración de la estructura social en sociedades abiertas (Galtung, Zelditch et al).
Este notable consenso existente hoy en la medición
de la posición social sin duda contiene implicaciones teóricas. Es posible
argumentar que tal enfoque predominante en la medición de la posición social se
impuso por razones de practicidad metodológica antes que por el predominio de un
paradigma teórico acerca de la estructura social. El contraargumento es que
ningún enfoque –por práctica que resulte su aplicación y manipulación–
perduraría si sus implicaciones y consecuencias teóricas o estratégicas no
fuesen satisfactorias, si su capacidad predictiva o su aptitud como herramienta
para la toma de decisiones no resultase convalidada recurrentemente por los
resultados.
La mayor parte de la investigación social en
nuestro tiempo se realiza en el ámbito de las consultoras y los centros de investigación
aplicada antes que en ámbitos académicos motivados por preocupaciones teóricas.
Esto significa que los resultados de estas investigaciones están más directa, y
más rápidamente expuestos a la experiencia del mundo real, que las
investigaciones teóricas. […] La concepción unidimensional de la estructura
social funciona. Su robustez teórica es siempre algo abierto a la controversia
pero, por otro lado, con frecuencia muestra una notable capacidad predictiva y
es además una herramienta útil en la ejecución de estrategias de comunicación
masiva.
* Lenski, Gerhard: “Status crystallization: a
non-vertical dimension of social status”.
American
Sociological Review, 19 (1954).
A propósito de la
comunicación masiva y sus estrategias de ejecución:
la cruel
estigmatización de los excluidos es también soberbia y brutal autodegradación
de los excluidores
Tanto la informativista de una radiodifusora chaqueña consultada en la
mañana del 4 de septiembre por sus colegas de una radio de Buenos Aires, como
el propietario del autoservicio de Sáenz Peña que fuera escenario de forcejeos,
pedradas y disparos con armas de fuego, incluso empuñadas, se ha dicho, por el
propio dueño del comercio y que hirieron de muerte a dos adolescentes quom (o
pueblo toba, etnia originaria del Gran Chaco).
Orlando Proselek, dueño del comercio “Funcional Nuevo Impulso”, de
Presidente Roque Sáenz Peña, segunda ciudad de la provincia del noreste
argentino a 160 kilómetros de Resistencia, su capital, manifestó al Diario Chaco, según publicó el portal
digital InfoBAE: «Vinieron unos 50
aborígenes y atacaron. Intentaron ingresar pateando la puerta y no pudieron
romper. Lo lograron cuando tiraron piedras de importante tamaño» (sic InfoBAE). Según el gobernador de la
provincia y su ministro de seguridad el intento de saqueo fue consecuencia de
una situación de gran vulnerabilidad de la población más pobre de la ciudad.
Pero el intendente de Sáenz Peña, radical alineado con el gobierno de la
Alianza Cambiemos, opinó contrariamente.
Quiénes son aborígenes
y quiénes no
Sin duda la etnia Quom es aborigen: «Originario del suelo en que vive. […]
Habitante de un lugar, por contraposición al establecido posteriormente en él»7,
es decir, el mismísimo Proselek, quien quizá emigró en camino hacia Chaco desde
algún país del este europeo con serios conflictos étnicos y culturales, no es
aborigen, es inmigrante… También quizá, no nos animamos a escribir que
probablemente sea así, la informativista radiofónica a la que nos hemos
referido en tanto eventual corresponsal de la radio de Buenos Ares, también
provenga de una familia inmigrante que se afinco en la provincia del noreste
argentino. Una vieja y tan celebrada como también cuestionable canción (Félix
Luna y Ariel Ramírez) entonada por Mercedes Sosa refiere a una “gringa
chaqueña”. Sin mayor esfuerzo de honestidad intelectual puede entenderse que no
todo lo anterior a la llegada de los colonos fue «Monte sin flor | Indiada y
toldería | Campos de espinas | Amarguras, cruces…».
Ahora, es una especulación solamente (pero no carente de probabilidad), el
apellido Proselek podría, si las cosas no cambian, incorporarse a la nómina de
potenciales cuadros al servicio del capitalismo concentrado, como entre
muchísimos otros los Peña Braun, Bullrich o Caputo. Los “cincuenta aborígenes”
(que es como se escriben las cantidades imprecisas, con palabras y no números,
apréndanlo en InfoBAE) son los que si
hay dinero porque hay trabajo sea regular o irregular, en blanco o en negro,
son clientes del “Nuevo Impulso”, y no arrebatadores (como taxativamente lo
afirman los mismos hermanos aborígenes inculpados).
Se puso nervioso el emprendedor Proselek, de piel blanca, quizá hombre y
familia muy religiosos, y auxiliado se propuso repeler a “la barbarie”
sublevada (si eso hubiera ocurrido, porque la verdad es que está en discusión):
y murieron dos adolescentes quom uno de 13 años y otro de 14. Pobrecitos, no
llegaron a tener conciencia plena de su papel antagónico en la historia del
sojuzgamiento de los pueblos originarios del país propio.
Big Data, nuevamente…
La “Big Data” que también nos facilita el portal digital InfoBAE en el costado derecho de la
pantalla (cosa de no confundirnos), muestra las preferencias dominantes de
conocimiento de sus lectores, y por inducción de nosotros mismos, que no
incluyen en los primeros cinco puestos la nota originada por las muertes por
disparos en Presidente Sáenz Peña. El aludido “top five” reseña: «1) Él es un
conocido cirujano plástico, tuvo sexo con una paciente, puso cocaína en sus
partes íntimas y ella murió; 2) «Sentí que no podía respirar», el calvario que
vivió Roger Federer en su inesperada derrota en el US Open; 3) Crece la
polémica por la escena “antiamericana” en “First Man”, los hijos de Neil
Armstrong defendieron la película; 4) Celos, manipulación y traiciones, así es
la verdadera relación entre el príncipe Carlos y sus hijos, William y Harry; y
5) Un cocodrilo gigante devoró a una mujer y a su bebé en un lago».
Así estamos
Como corresponde hacer ya veamos algunas observaciones principales para
poder encarar con éxito una dilucidación del momento histórico social y
político (mejor con debates, discusiones y tesis colectivizadas). Ezequiel
Adamovsky, historiador académico argentino, joven (47años), divulgador
científico, activista político social y con varias obras publicadas enfocando
la problemática, especialmente Historia
de la Clase Media Argentina. Apogeo y decadencia de una ilusión, 1919-20038, plantea con razón que la presunta
categorización de “clase media” no tiene rigor científico, rescatando, en
oposición a la negación que vimos en Manuel Mora y Araujo, la tesis y práctica
marxista de análisis del papel en la sociedad de las personas y los grupos en
relación con la producción material de bienes, servicios y mercancías: las
relaciones de producción.
El complemento del título principal de la obra de Adamovsky referida lo
pone de manifiesto con la incorporación del sustantivo “ilusión”: Apogeo
y decadencia de una ilusión, 1919-2003.
Pero aquella inicial “ilusión” –como de la más cercana que
motorizó la unción que una “mayoría” ciudadana hizo del virrey y la corte en
ejercicio todavía en Buenos Aires–, fue instalada y luego sostenida, tanto aviesamente
como hasta con ingenuidad para autoelogio de sus propaladores, con el objetivo
de detener el desarrollo de las ideas y luchas para la transformación social
que desarrollaron intelectuales y trabajadores obreros, proletarios porque su
único bien era su propia prole, tanto primero en Europa como después en América.
De aquella instalación y sostenimiento fueron fundadores
y cómplices la Iglesia romana –como medio siglo después y en esa misma línea de
interés, en 1947, su Arzobispado de Buenos Aires propone que los Christian Brothers
de Irlanda eduquen para “dirigentes sociales” argentinos a los hijos de inmigrantes
europeos y católicos en el para eso creado Colegio Monseñor Newman–, y también
los partidos socialdemócratas como un sector del llamado Socialista y el
Demócrata Progresista. Una parte de la intelectualidad de las primeras
generaciones urbanas universitarias (¿quizá ya una mitad, como ahora afirma
Sileoni?), necesitada de elogio (y autoelogio) para saltar de las actividades
artesanales y comerciales de sus progenitores y no resultar atropelladas por la
irrupción provinciana y morena que se inicia por los años 1940, especialmente
al concluir la Segunda Guerra Mundial se encarama en el “ilusionismo”
capitalista, y para eso va alineándose con el concepto no histórico de una
sociedad sin conflictos ni contradicciones dialécticas: una sociedad de “movilidad”
continua, sin clases.
Ahora, a ese ya casi “autoelogio de pequeñas masas” se le
ha agregado el voluptuoso desenfreno del consumo de bienes, de estos los más
sólo de apariencia suntuaria, tanto “tangibles” como “intangibles”, implantando
un individualismo grosero, brutal e ignorante. Del enredo se puede salir. Es
más, se va a salir, aunque no sin dolor. Cuanto más inteligencia colectiva y
solidaridad social pongamos en ello menor será ese dolor.
Notas:
2 El destaque con bastardillas es nuestro.
5 Así en el texto de Mora y Araujo publicado por CEPAL.
6 Ídem.
7 Diccionario de la lengua: http://dle.rae.es/?id=08n60PJ
8 Edición
de Grupo Editorial Planeta S.A.I.C. publicada bajo el sello Booket, Buenos
Aires, marzo de 2015
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