Altri tempi, el comienzo |
Ahora, 23 de agosto de 2018 |
Probablemente sea así, como pregunta Aharonian, que podamos los pueblos
de Nuestramérica y del mundo constituidos consciente y orgánicamente en sí mismos
y vinculados entre sí, recuperar protagonismo en el cuadro de la estrategia de
guerra política que la súper burguesía mundial y sus CEO-esbirros continúan
expandiendo, aunque no sin dificultades.
Digo que probablemente sea así, con arcos y flechas metafóricas. Es
decir, recurriendo a la memoria de las grandes epopeyas de transformación
social ahora vulneradas. Se trata de la construcción de una táctica defensiva y
ofensiva para la que Aharonian ha planteado la estrategia: recuperar para los
pueblos de mujeres y varones libres y de buena voluntad el dominio de las
tecnologías de la comunicación más sofisticadas, hoy en poder del capital concentrado,
financierizado (¡qué fea palabra!),
invisible –como el progreso argentino según el virrey rioplatense– y súper
especulativo.
Digo, por caso, que mil paredones pintados con consignas ciertas, claras
y convocantes, cada noche, cada madrugada, vencerán, materializando más valor simbólico
y real que las invasiones ideológicas vía “noticias” en Smartphones y magazines –ex diarios– mezclando política barata con
amoríos fallidos de farándula. Mil paredones cada noche en las que no se
repriman pintoras ni pintores, sino que cabalmente se neutralice a quienes se
atrevan a pretender impedir tan sana y voluptuosa expresión… Digo que la
inteligencia popular colectivizada, enriquecida en la praxis y militada en nuevas
y renovadas organizaciones políticas de abajo, terminará haciendo caer
estrepitosamente a los de arriba, lo que en esencia es imprescindible…
Gracias, Aram Aharonian, por tu trabajo de investigación | G. E.
Artículo de Aram Aharonian
distribuido por la
Agencia Latinoamericana de Información
con sede en Quito,
Ecuador:
ALAI AMLATINA, 24.8.2018
Alrededor del mundo, una inmensa gama de
organismos gubernamentales y partidos políticos están explotando las
plataformas y redes sociales para difundir desinformación y noticias basura,
ejercer la censura y el control y socavar la confianza en la ciencia, los
medios de comunicación y las instituciones públicas.
El consumo de noticias es cada vez más digital, y
la inteligencia artificial, el análisis de la big data1 (que permite a la información interpretarse a
sí misma y adelantarse a nuestras intenciones) y los algoritmos de la
"caja negra" son utilizados para poner a prueba la verdad y la
confianza, las piedras angulares de la llamada sociedad democrática occidental.
Son muy pocos los dueños de la infraestructura que
permite el uso de la Internet en todo el mundo, y también los servicios que
sobre ella se brindan. La propiedad de los cables de fibra subacuáticos, las
empresas que se alojan y controlan el NAP de las Américas, los grandes centros
de datos como Google, Facebook, Amazon o los llamados “servicios en la nube”
como Google Drive, Amazon, Apple Store, OneDrive, veremos que son corporaciones
trasnacionales, en su mayoría con capitales estadounidenses.
Hoy, de las seis principales firmas que
cotizan en bolsa, cinco de ellas son del rubro de las TIC: Apple, Google,
Microsoft, Amazon y Facebook.
Campo popular: aggiornar la lucha
Es que el mundo cambia constantemente, muchas veces
al ritmo de la tecnología y pareciera que a la izquierda, a los movimientos y
medios populares de comunicación, nos empujan a pelear en campos de batalla
equivocados o ya perimidos, enarbolando consignas que no tienen correlato con
este mundo nuevo.
Mientras, las corporaciones mediáticas hegemónicas
desarrollan sus estrategias, tácticas y ofensivas en nuevos campos de batalla
donde se pelea con nuevas armas, donde la realidad no importa, en lo que quizá
ya ni se trata de la guerra de cuarta generación, la que ataca a la percepción
y sentimientos y no al raciocinio, sino a una guerra de quinta generación,
donde los ataques son masivos e inmediatos por parte de megaempresas
trasnacionales, que venden sus “productos” (como el espionaje) a los Estados.
Hoy debiéramos estar más atentos a la integración
vertical de los proveedores de los servicios de comunicación con compañía que
producen contenidos, la llegada de los contenidos directamente a los
dispositivos móviles, a la trasnacionalización de la comunicación, convirtiendo
a la información en campañas de terrorismo mediático… mientras apenas
denunciamos lo fácil que está siendo convertir a la democracia en una dictadura
manejada por las grandes corporaciones
Debiéramos estar atentos a los temas de vigilancia,
manipulación, transparencia y gobernanza de Internet, al video como formato a
reinar en los próximos años, estar atentos al hecho de que los mismos
televisores se van convirtiendo en una pantalla más a donde llegan los
contenidos manipulados por las grandes corporaciones.
Pero desde el campo popular seguimos reclamando la
democratización de la comunicación y la información, creyendo que una
distribución equitativa de las frecuencias de radio y televisión entre los
sectores público, comercial y popular puede significar el fin de la
concentración mediática. Estamos peleando guerras que ya no existen, cuando el
campo de batalla está en Internet, en el big
data, en los algoritmos, en la inteligencia artificial.
Cansa la insistencia discursiva anclada en el
pasado y con una agenda diseñada en países centrales, que no incluyen nuestras
realidades. Se insiste en una necesaria renovación de la izquierda, en la
necesaria búsqueda de nuevos caminos -en las catarsis colectivas de seminarios,
foros, reuniones, conciliábulos, escritos-, pero no se buscan soluciones
específicas al aislamiento y endogamia de nuestros sitios populares,
alternativos a los mensajes hegemónicos, comunitarios, populares.
Estos temas no están en la agenda de los
movimientos, de los partidos ni de los gobiernos (incluso los progresistas),
más preocupados por seguir con la satanización de las nuevas tecnologías, por
la denunciología, que en definir estrategias y líneas de acción. Hoy los
gobiernos de la restauración conservadora disparan contra Unasur, que en su
momento de auge no pudo concretar un canal propio de fibra óptica, que al menos
le hiciera cosquillas al control de las megacorporaciones.
Hoy, el escenario digital puede convertirse en una
vía para la reconexión del progresismo con sus bases, y en particular con los
jóvenes, que es como decir con el futuro. Pero, no se ha avanzado en una agenda
comunicacional común, pero tampoco en temas estratégicos para el futuro de la
soberanía tecnológica, como la gobernanza de Internet, el copyright, la
innovación, el desarrollo de nuestras industrias culturales.
Se habla de nuevos caminos, pero pocos
parecen dispuestos a transitarlos, porque seguramente afectan su identidad, su
memoria y su vida. Se insiste en denunciar la desinformación, la información
basura, el terrorismo mediático (tenemos doctorados en denunciología y
lloriqueo), pero no nos preparamos para aprender a usar las nuevas
herramientas, las nuevas armas de una guerra cultural ciberespacial. Quizá el
problema no sea formular, sino tener oídos dispuestos a intentar, dice el
humanista Javier Tolcachier.
Cada sitio de medios y/u organizaciones sociales
dirige sus mensajes a una masa crítica acotada, a los que ya están convencidos de
su mensaje, en una gimnasia endogámica, sin definir una agenda propia,
latinoamericanista, en defensa de los derechos humanos y de los trabajadores,
una línea editorial que los pueda unificar y entonces entrar con fuerza en la
guerra cultural, en la batalla de las ideas.
Sus lenguajes –y hablamos sobre la generalidad y
por eso es de destacar los esfuerzos del mediactivismo de Fora de Eixo, Facción
o Emergentes, por ejemplo- no se adecúan al momento histórico, cultural ni
tecnológico. Están anclados en la denunciología, sin visibilizar las luchas,
los anhelos, de los pueblos o sociedades que dicen representar.
El informe de Oxford
Un informe de Samantha Bradshaw y Philip Howard,
investigadores de la Universidad de Oxford (Challenging Truth and Trust: A
Global Inventory of Organized Social Media Manipulation), confirma que la
manipulación de la opinión pública sobre las plataformas de medios sociales se
ha convertido en una amenaza a la vida pública.
En 2017, el primer inventario de las tropas de ocupación
cibernéticas globales realizado por estos investigadores arrojaron luz sobre la
organización mundial de la manipulación de los medios de comunicación social
por gobiernos y actores de partidos políticos. Este año revela las nuevas
tendencias de manipulación organizada de los medios, y sus cada vez más
crecientes capacidades, estrategias y recursos en las que se apoya este
fenómeno, con evidencias de campañas de la manipulación organizada de los
medios en 48 países, 20 más que el año anterior.
En cada país se constató que al menos un partido
político o agencia gubernamental usaba los medios de comunicación social para
manipular a la opinión pública nacional, en países donde los partidos políticos
diseminan desinformación durante las elecciones, o donde la institucionalidad
se siente amenazada por noticias basura e injerencia extranjera en los asuntos
internos, y desarrollan sus propias campañas de propaganda cibernética.
En una quinta parte de estos 48 países, sobre todo
en los del sur global, se hallaron pruebas de campañas de desinformación
operando sobre las aplicaciones de chat como WhatsApp, Telegram y WeChat. La
manipulación de las redes es un gran negocio, donde gobiernos, fundaciones, ONG
y partidos políticos han gastado más de 500 millones de dólares en
investigaciones, desarrollo e implementación de operaciones psicológicas y
manipulación de la opinión pública a través de internet.
En algunos países esto incluye “esfuerzos para
contener al extremismo”, pero en la mayoría de los países esto implica la
propagación de noticias basura y desinformación durante las elecciones, las
crisis militares y complejos desastres humanitarios.
La Guerra de Quinta Generación
Si la guerra de primera generación se basa en
movilizar la mano de obra, la segunda en el poder de fuego y la tercera en la
libertad de maniobra, los paradigmas cambian sustancialmente en la de Cuarta
Generación, donde tanto los recursos empleados como los objetivos e intereses a
alcanzar engloban tanto al interés público como privado (intereses de
corporaciones). La idea principal es que el Estado ha perdido su monopolio de
la guerra, y a nivel táctico incluye desde el aspecto armamentista al
psicológico.
Dada la enorme superioridad tecnológica alcanzada
durante la etapa anterior frente a esta asimetría de fuerzas entre
contendientes, solo es concebible el uso de fuerzas irregulares ocultas que
ataquen sorpresivamente al enemigo, tratando de provocar su derrota al
desestabilizar a su rival, con el uso de tácticas no convencionales de combate.
En la Guerra de Quinta Generación (también
denominada guerra sin límites), introducida desde el 2009 como concepto
estratégico operacional en las intervenciones EE.UU.-Otan, no interesa ganar o
perder, sino demoler la fuerza intelectual del enemigo, obligándolo a buscar un
compromiso, valiéndose de cualquier medio, incluso sin uso de las armas.
Se trata de una manipulación directa del ser humano a través de su parte
neurológica (ondas biaurales y componentes de cristales de magnetita del
cerebro y los métodos sobre sus posibles manipulaciones).
Y los medios masivos y las redes sociales son parte
integral del esquema de esta guerra, para generar desestabilización en la
población a través de operaciones de carácter psicológico prolongado; se busca
afectar la psiquis colectiva, afectar la racionalidad y la emocionalidad,
además de contribuir al desgaste político y a la capacidad de resistencia.
Y se cuenta con mecanismos científicos de control
total a través de no solo la manipulación de medio masivos de comunicación e
información concentrados, sino también de sistemas financieros como el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo, miles de fundaciones y organizaciones no gubernamentales.
Zbigniew Brzezinski, ex secretario de Estado
estadounidense, afirmaba que la clave estaba en el ataque al recurso emocional
de un país por medio de la revolución tecnológica, La táctica para mantener la
desintegración política en la sociedad consiste en crear complejos de
inferioridad y en convertirse en referencia externa en todos los ámbitos,
evitando que los proyectos y modelos colectivos o alternativos se consoliden en
su identidad, pues la referencia será algo distinto a sí mismos; el mundo
desarrollado y su modelo prevaleciente.
Los medios de difusión masiva se encargan de
condicionar las mentes en las naciones subdesarrolladas, puesto que “el
Tercer Mundo enfrenta, ahora, el espectro de las aspiraciones insaciables”,
según escribía Brzezinski hace ya 44 años.
Redes sociales, aislacionistas
Las redes sociales son un conjunto de
plataformas digitales de esparcimiento e interacción social entre sus diversos
usuarios, ya sean personas, grupos sociales o empresas, que permiten el envío
de mensajes, la comunicación en tiempo real y la difusión de contenido de
distintos modos, entre los usuarios que se encuentren conectados entre sí, es
decir, que sean “amigos” o “seguidores”.
La aparición masiva de las redes sociales, dice la
experta británico-ecuatoriana Sally Burch, han revolucionado nuestras
sociedades, pero también han causado preocupación porque al no estar reguladas
son aprovechadas para la desinformación, la imposición de imaginarios
colectivos con la difusión de información falsa, creando realidades virtuales
lejanas a las realidades reales, la apropiación de datos personales para fines
comerciales y/o de manipulación política e, incluso, para conculcar la
intimidad de los ciudadanos, invadiendo sus espacios de trabajo, educación,
ocio e incluso de socialización.
Las redes sociales tienen acceso y manipulan los
datos de sus usuarios (direcciones de correos, números telefónicos, aficiones,
gustos, amigos), gentilmente proporcionados por ellos mismos a través de la
construcción de sus propios perfiles. Su atractivo principal es la masividad:
el mismo mensaje, información –o la misma publicidad tácita o encubierta- puede
ser enviado a millones de personas a la vez, a través de las distintas plataformas
(computadoras, tabletas, celulares).
Operan en base a algoritmos que organizan la
información para mostrarnos más de aquello que nos guste y menos de lo que no.
Cuando validamos un comentario, una publicidad o una noticia, retroalimentamos
el sistema para que se adapte aún más a nuestros gustos puntuales. Ya
que los algoritmos privilegian el contenido semejante al que hemos elegido
(con un “me gusta”), restringiendo las oportunidades de recibir información
real, no filtrada, donde el usuario solo accede a opiniones semejantes a las
suyas (un efecto antidemocrático, sin duda), agrega Burch.
Por ejemplo, un algoritmo usado por Facebook se
basa en la afinidad (cantidad de veces que unos e conecta con otro, publicando
en sus muros, validando –me gusta- sus contenidos. Su peso es la cantidad de
interacciones que tiene una publicación y el tiempo hace que la información
decaiga en interés y baje en la cola de la información.
Las desventajas de las redes sociales apuntan a la
ruptura con la presencia de los otros, instándonos a dejar de socializar en
persona, en la construcción de sociedades ciberdependientes, nichos donde no
tiene cabida el pensamiento contrario, la otredad.
¿El fin de la transparencia?
La consultora británica Cambridge Analytica (CA), la
que protagonizó el escándalo por el uso de 87 millones de datos de usuarios de
Facebook, si bien anunció el cese de todas sus operaciones, simplemente cambió
de piel y seguirá sus manipulaciones, amenazando la transparencia de las
elecciones en varios países, entre ellos Argentina, Colombia y México.
La compañía británica culpó de su quiebra a las
denuncias de manipulación política que inundaron los medios internacionales en
los últimos, pero lo cierto (y que no dice) es que sus principales activos ya
trabajan en una empresa con fines similares llamada Emerdata Limited, en cuyo
consejo de administración aparecen una serie de nombres directamente vinculados
con CA, según destapó en marzo Business Insider.
Alexander Taylor fue nombrado director de Emerdata
el 28 de marzo en sustitución del dimitido Alexander Nix, quien reconoció que
trabajó en elecciones en países de todos los continentes, incluyendo Estados
Unidos, Reino Unido, Argentina, Nigeria, Kenia y República Checa, y debió
alejarse a raíz de un vídeo grabado por la televisión británica con cámara
oculta donde hizo toda clase de comentarios inapropiados como ofrecer grandes
cantidades de dinero a un candidato y amenazarle con publicarlo, para intentar
extorsionarlo.
Según Business Insider, entre los responsables de
Emerdata aparece Johnson Chun Shun Ko, un ejecutivo chino de Frontier Services
Group, la firma militar presidida por el prominente partidario de Trump, Erik
Prince, fundador de la contratista militar estadounidense Blackwater y
“casualmente” hermano de la secretaria de educación de Estados Unidos, Betsy
DeVos, pilar de la internacional capitalista Red Atlas.
El Observatorio en Comunicación y Democracia señala
que recién cuando el escándalo tomó dimensión global, Facebook –el principal
agente empresarial involucrado en los cambios de tendencia en las urnas
británicas (referendo por el Brexit) y estadounidenses (elección de Donald
Trump) en 2016– reconoció que la consultora británica había accedido (¿o
comprado?) a la información personal de al menos 87 millones de usuarios y la
había utilizado para crear perfiles de votantes.
Facebook gestiona más de 300 millones de gigabytes
en información personal de sus usuarios, un arsenal de perfiles que le permite
disponer de una de las plataformas on
line más importante del mundo, indispensable para beneficiarse de modelos
de negocio que amplían consumidores y diversifican mercados al calor del
incremento productivo de los robots y la automatización industrial.
Colofón
Todo esto acontece apenas dos decenios después de
que Sergey Brin y Larry Page registraran el dominio google.com y once de
que Steve Jobs presentara en sociedad, en San Francisco, el primer iPhone.
Mientras, Facebook sigue creando perfiles de usuarios y los algoritmos que
usara Cambridge Analytica siguen a disposición de quien los quiera (o pueda)
pagar.
Difícil que un país sólo tenga capacidad de
desarrollar los niveles necesarios de respuesta para mantener y/o recuperar la
soberanía en algunas áreas, y por eso es imprescindible la suma de voluntades
–gobiernos, academia, movimientos sociales- para sumar fuerza de negociación en
temas básicos como inteligencia artificial y el big data. No hay otra salida: debemos apropiarnos del big data para poder pensar en
herramientas liberadoras.
La única forma de luchar en esta guerra de Quinta
generación es poniéndose al día en lo que respecta a la inteligencia
artificial, es en la posibilidad de montar nuevas plataformas que evadan los
filtros de las grandes corporaciones, es en la necesidad de adueñarse de las
armas, las herramientas para poder pelear en esta guerra cultural, de generar
agendas propias de acuerdo a los intereses de nuestros pueblos.
La carrera por una presión fiscal cada vez menor
gana velocidad en los últimos años, de la mano de los gobiernos neoliberales y
de los paraísos fiscales, que permiten la evasión y elusión fiscal, que a su
vez priva a los gobiernos de obtener recursos para llevar a cabo políticas
distributivas, agravando aún más la desigualdad
Si bien la desigualdad se redujo de manera
considerable durante la última década en América Latina, de la mano de la
actual ofensiva neoliberal –que tiene a los impuestos como uno de sus blancos a
combatir–, el riesgo es su nivel vuelva a incrementarse.
El problema de la evasión fiscal ha ganado
protagonismo entre la opinión pública en los últimos años gracias a la
publicación masiva de los nombres de personas y entidades que utilizaban
empresas y cuentas offshore en paraísos fiscales para evadir el pago de
impuestos.
Los Panamá
Papers en 2016 y los Paradise Papers
en 2017 pusieron al descubierto el modus operandi de la evasión fiscal y a
aquellos que hacían uso de ella, sindicando entre los evasores a presidentes
latinoamericanos como el argentino Mauricio Macri, el colombiano Juan Manuel
Santos y el chileno Sebastián Piñera, y excandidatos presidenciales como Doria
Medina en Bolivia o Guillermo Lasso en Ecuador.
Pero según investigadores latinoamericanos, la
publicación de los Papeles de Panamá obedecería a una gran estrategia de
Washington para consolidar su posición en el mundo como un gran paraíso fiscal,
en momentos en que tiene una grave crisis de liquidez. Con la publicación de
esta investigación el dinero ya está buscando un refugio para ya no ser
investigado y exhibido.
El investigador de la Universidad Autónoma Nacional
de México, Ariel Noyola, afirma que este dinero vaya a parar a cualquiera de
los cuatro paraísos fiscales que tiene EEUU: Delaware, Wyoming, Dakota del Sur
o Nevada. Los principales bancos y fondos de cobertura de EEUU son los que
colocan su dinero sin regular en los más de 30 paraísos fiscales que existen en
el mundo, desde hace ya casi medio siglo.
El mensaje que dan los Papeles de Panamá es claro:
señores empresarios y ciudadanos, su dinero no está seguro en Panamá como
paraíso fiscal, deposítelo en EEUU, cuyos paraísos fiscales sí son seguros. A
Noyola le llama la atención que en la investigación de los Panamá Papers no salieron a la luz nombres de empresas ni de
ciudadanos estadounidenses.
Así, se podría interpretar que los fondos y la
información que mantiene el territorio estadounidense en sus paraísos fiscales
son impenetrables a estas estrategias de investigación y contra-información. Y
para demostrar su fiabilidad, los paraísos fiscales de EEUU tienen a su
servicio al periódico alemán Süddeutsche Zeitung, del Consorcio Internacional
de Periodismo de Investigación (con sede en Washington, a 170 kilómetros de
Delaware), y a un ejército de 'periodistas de investigación' de todo el mundo
que le hacen el juego.
Delaware, con una población de 920 mil habitantes,
tiene 945 mil empresas registradas, Wyoming cuenta con 128 mil 'entidades de
negocios activas', lo que equivale a una por cada 4.5 ciudadanos, pese a ser el
segundo estado menos poblado del país. Pero los paraísos fiscales de EEUU no
son del interés, ni de los medios de comunicación, ni del Consorcio
Internacional de Periodismo de Investigación, filtradores de los Papeles.
Dos datos interesantes: el periódico alemán
Süddeutsche Zeitung forma parte de un grupo mediático que pertenece, entre otros,
a la corporación financiera estadounidense Goldman Sachs, y la investigación
fue financiada, entre otros, por el Departamento de Estado de EEUU, según
reconoció su portavoz Mark Toner.
Pero más allá de las actitudes poco leales de
aquellos que mantienen cuentas o negocios en paraísos fiscales y a la vez
dirigen los presupuestos públicos de sus países, es necesario algunos datos
económicos sobre los perjuicios que ocasiona la existencia de los mismos dan
escalofríos
Los países en desarrollo pierden alrededor de
100.000 millones de dólares anuales por la evasión y elusión fiscal de grandes
empresas a través de paraísos fiscales. La pérdida estimada de estos países por
el uso de incentivos fiscales a las grandes empresas es de otros 138.000
millones de dólares anuales.
Los paraísos fiscales tienen un filón con las
grandes fortunas latinoamericanas. El 27% de la riqueza privada total de
América Latina está depositada en países que ofrecen un tratamiento impositivo
favorable para los más acaudalados, lo que le convierte en la región del mundo
con mayor proporción de capitales privados en estas naciones, por delante de
Oriente Medio y África (23%) y de Europa del este (20%). Y a años luz de Europa
Occidental (7%), Asia-Pacífico (6%) y Estados Unidos y Canadá (1%), según el
Boston Comsulting Group, una de las mayores consultoras estratégicas del mundo.
Susana Ruiz, responsable de justicia en la
organización no gubernamental Oxfam. La apunta que "Holanda, Panamá, Suiza
y Luxemburgo" son los países más utilizados por los latinoamericanos para
evitar impuestos a través de cuentas bancarias. Saber cuánto dinero está oculto
"es difícil, precisamente por la naturaleza misma de estos flujos",
pero hay investigadores que calculan que suma en "aproximadamente entre 20
y 32 billones de dólares, volumen equivalente al PIB de las dos potencias
mundiales, Estados Unidos y China, juntas.
Mientras, la inversión mundial hacia paraísos
fiscales ha aumentado un 45 por ciento entre 2008 y 2016, drenando recursos
nacionales y eludiendo masivamente el pago de impuestos. Según el Fondo
Monetario Internacional, los países en desarrollo son hasta tres veces más
vulnerables que los países desarrollados a los efectos negativos que la legislación
fiscal de un país tiene sobre otro.
A pesar de que en los últimos años los beneficios
de las grandes transnacionales se han triplicado, su contribución tributaria ha
caído, pasando del 3,6 por ciento del PIB en 2007 al 2,8 por ciento en 2014,
según los datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), lo que motivó que durante 2017 algunos países comenzaran a
tomar medidas contra la evasión fiscal e igualmente cortar la carrera bajista
de la presión tributaria.
Es necesario comprender que los impuestos
proporcionan al Estado el financiamiento para desarrollar sus políticas de
lucha contra la pobreza y la desigualdad a través de su inversión en educación,
sanidad o políticas sociales.
Los especialistas señalan que poner limitaciones
legales claras a la evasión fiscal, aumentar la transparencia de los
movimientos y el origen de los grandes capitales y apartar del servicio público
aquellos que atentan de manera irresponsable contra el sector público, son
algunas medidas necesarias para que la ofensiva en contra del Estado de la
derecha regional no siga generando nuevas víctimas, en forma de desigualdad, en
el camino.
Notas:
* Aram Aharonian es
periodista y comunicólogo uruguayo. Magíster en Integración. Fundador de
Telesur. Preside la Fundación para la Integración Latinoamericana (FILA) y
dirige el Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la )
1 Definición: “big data”, o macrodatos, es un término que hace referencia
a una cantidad de datos tal que supera la capacidad del software convencional
para ser capturados, administrados y procesados en un tiempo razonable. El
volumen de los datos masivos crece constantemente. Macrodatos, ver en Wikipedia:
https://es.wikipedia.org/wiki/Macrodatos
URL de este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/194930
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