Óscar Andrade, Secretario General del Sindicato Único Nacional de la
Construcción y Anexos de Uruguay (SUNCA), integrado en la central PIT.CNT, es
canario –del Departamento de Canelones– y miembro del Partido Comunista desde su
juventud cuando su propia hermana, dos años mayor, lo afilió a la Unión
de la Juventud Comunista. Ahora,
compañeros de la militancia sindical y de las bases frenteamplistas le han planteado
su apoyo en la eventualidad de que fuera candidato a Presidente en las
elecciones de octubre de 2019. Andrade tiene 43 años, fue electo diputado por la lista
1001 (PCU y aliados) en 2014 y renunció a la banca dos años después para dedicarse
con plenitud a la actividad sindical.
La excelente entrevista llevada adelante por la periodista Mariana
Ciarelli para la edición de este sábado 25 de agosto de La Diaria, expone con suma claridad definiciones de Óscar Andrade
que, si bien están enfocadas en precisos problemas de representación y acción en
el proceso político que desde hace más de una década y media se expresa en
sucesivos períodos de gobiernos frenteamplistas, también aportan a la comprensión
de las dificultades, retrocesos y recientes derrotas de las experiencias
suramericanas de gobiernos con perfil popular. G. E.
Foto: Ricardo Antúnez, para La Diaria |
Dijo Andrade a Mariana Ciarelli:
[…] hay un divorcio entre la izquierda institucional y la social. Hay
temas que generaron mucho daño. Te ponía como ejemplo las dificultades que hubo
con la ley de responsabilidad penal empresarial, pero al año siguiente tuvimos
la esencialidad en la educación, que para buena parte de la militancia del
sector educativo fue una grieta. Hoy una de las mejores noticias que tenemos en
términos de sociedad organizada es el movimiento feminista, pero
simultáneamente tenemos una enorme dificultad para financiar la ley integral
contra la violencia basada en género. Tenemos la necesidad de que la academia
esté de nuestro lado, pero hay una enorme dificultad para cumplir con el 6% del
PIB para la educación y el 1% para investigación y desarrollo. Tenemos a
cientos de personas que militan para que se reconozcan los derechos de las
personas con discapacidad –se juntaron medio millón de firmas, se acordó el
proyecto con el Ejecutivo en diciembre del año pasado– y estamos esperando que
el Senado se acuerde de aprobarlo. Cualquier madre, porque sobre todo son las
madres las que dedican sus vidas a cuidar a sus hijos con alguna discapacidad,
no puede entender por qué pasan los meses y no se aprueba el proyecto de ley de
empleo para personas con discapacidad. ¿La izquierda cómo lo explica? En este
último período, cualquier avance en la negociación colectiva que arranque medio
punto por encima de lo que establece la pauta, el Poder Ejecutivo no lo
acompaña. Suponte que estás en un colectivo de trabajadores, luchaste por el
salario, lograste arrancar 1 % más, pero ese convenio pasa a ser bipartito
porque el Poder Ejecutivo se abstiene o no lo acompaña. ¿No es una señal muy
complicada para tu base social? Tenés algunos enfoques en materia de seguridad
que son muy complejos. Conozco gurises que dejan el alma para que el
adolescente privado de libertad logre reinsertarse, pero algunos enfoques que
damos desde la institucionalidad son represivos, y eso nos divorcia. ¿De qué
hablamos cuando hablamos de seguridad? ¿Del joven pobre que rapiña? A veces nos
falta integralidad en nuestro planteo; eso no quiere decir que vos tenés que
combatir a los narcos de crimen organizado con tratados de filosofía, pero el
enfoque específicamente represivo no es el camino.
¿Pensás que el Frente Amplio descuidó a su base social? ¿Te preocupa que
se corra demasiado hacia el centro en el afán de captar más votos?, pregunta
Ciarelli.
Esa es una opinión que tengo. La militancia de izquierda y los partidos
de izquierda estamos excesivamente institucionalizados. Esto no es un problema
sólo de opinión: agarrá las direcciones delos cuatro o cinco sectores más
importantes de la izquierda y mirá cuántos están militando en la gestión de
gobierno y cuántos son militantes en lo social. La mayoría son militantes que
vienen de una historia en lo social, pero hace dos o tres períodos de gobierno
están en una función de gestión o legislativa. ¿Eso quiere decir que no tienen
que estar? Tienen que estar. El tema es que también tiene que estar la otra
izquierda, la que dedica su vida a luchar por la dignidad y el respeto de los
derechos de las personas con problemas de salud mental, la que dedica su vida
al movimiento cooperativo, a la educación, a los sindicatos. Quizás es una
opinión un poco atrevida, pero uno halla que nos está faltando reflejo
político. Un ejemplo de esto es la pasividad con la que hasta ahora estamos
abordando la ofensiva patronal. ¡Tendría que haber carteles pintados en todos
lados por las propuestas de flexibilización de las cámaras empresariales!
Tendríamos que estar pensando que es contra nuestro proceso también. No es
contra el PIT-CNT, nunca fuimos ajenos para la izquierda. En el marketing, una
vez que llega la campaña electoral gana lugar la consigna de que representás a todos,
pero no representás a todos.
Hace unos días escuché a [Gerardo] Caetano1 decir que el
problema era ganar el centro del electorado. Para mí el problema es que tus
ideas ganen en la sociedad. Si el sentido común mayoritario pide mano dura,
¿vamos a plantearnos mano dura? Yo creo que tenés que pararte a defender tus
ideas, a defender la tuya. Los cambios, en última instancia, los van a hacer
los pueblos. Pero también tenemos que ser capaces de ver que muchos de los
procesos que quisimos desatar están con una anemia de participación muy dura.
Llevamos veintiocho años de gobierno departamental [en Canelones], ¿pero alguien
puede pensar que los concejos vecinales son un espacio de poder popular?
La entrevista
completa puede leerse en la edición digital de La Diaria:
Notas:
1 Gerardo Caetano (60 años)
es un historiador y politólogo uruguayo, quien en su juventud
integró el plantel del Club Atlético Defensor
que venció en el campeonato uruguayo de fútbol de 1976, cortando una racha de
más de cuarenta años de dominio de los clubes Nacional y Peñarol. Gaetano se
retiró del deporte profesional a los 22 años luego de padecer una rotura de
ligamentos cruzados.
Egresado en 1981 de Instituto de Profesores
Artigas (IPA) como Profesor de Historia, obtuvo en 1986 un diploma en
Investigación en Historia Contemporánea en el Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), una
organización uruguaya sin fines de lucro y que dirige una Universidad con sede
en Montevideo, fundada en 1957. Su inspiración doctrinaria viene de la
corriente de Economía y Humanismo promovida desde los años cuarenta por el
sacerdote dominico bretón Louis-Joseph Lebret, quien afirmaba la solidaridad y
el compromiso con el cambio social al servicio del desarrollo como valores de
la persona humana.
Gaetano se desempeña como Investigador en el
área de las Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
de la República (UdelaR), en el Centro UNESCO de Montevideo y en varias
instituciones más, entre las que se destaca la Academia Nacional de Letras del
Uruguay. Entre 2000 y 2005 dirigió el Observatorio Político del Instituto de
Ciencia Política de la Universidad de la República, del que es Coordinador
Académico desde 2005.1
En 2008 se doctoró en Historia en la
Universidad Nacional de La Plata, Argentina. (Información tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Gerardo_Caetano).
Como opinión personal, y editor de Ansina es..., no pocas veces he observado que en la academia suele campear un "sentido común", y coincido con Andrade cuando emplea esta expresión, que no deviene de la cabal comprensión de la realidad sino más bien del discurso dominante que conforma una imagen virtual de ésta. G.E.
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