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sábado, 25 de agosto de 2018

“Hay un divorcio entre la izquierda institucional y la social”, interesante entrevista en La Diaria, diario de Montevideo… |


Óscar Andrade, Secretario General del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos de Uruguay (SUNCA), integrado en la central PIT.CNT, es canario –del Departamento de Canelones–  y miembro del Partido Comunista desde su juventud cuando su propia hermana, dos años mayor, lo afilió a la Unión de la Juventud Comunista. Ahora, compañeros de la militancia sindical y de las bases frenteamplistas le han planteado su apoyo en la eventualidad de que fuera candidato a Presidente en las elecciones de octubre de 2019. Andrade tiene 43 años, fue electo diputado por la lista 1001 (PCU y aliados) en 2014 y renunció a la banca dos años después para dedicarse con plenitud a la actividad sindical.



La excelente entrevista llevada adelante por la periodista Mariana Ciarelli para la edición de este sábado 25 de agosto de La Diaria, expone con suma claridad definiciones de Óscar Andrade que, si bien están enfocadas en precisos problemas de representación y acción en el proceso político que desde hace más de una década y media se expresa en sucesivos períodos de gobiernos frenteamplistas, también aportan a la comprensión de las dificultades, retrocesos y recientes derrotas de las experiencias suramericanas de gobiernos con perfil popular. G. E.


Foto: Ricardo Antúnez, para La Diaria



















Dijo Andrade a Mariana Ciarelli:



[…] hay un divorcio entre la izquierda institucional y la social. Hay temas que generaron mucho daño. Te ponía como ejemplo las dificultades que hubo con la ley de responsabilidad penal empresarial, pero al año siguiente tuvimos la esencialidad en la educación, que para buena parte de la militancia del sector educativo fue una grieta. Hoy una de las mejores noticias que tenemos en términos de sociedad organizada es el movimiento feminista, pero simultáneamente tenemos una enorme dificultad para financiar la ley integral contra la violencia basada en género. Tenemos la necesidad de que la academia esté de nuestro lado, pero hay una enorme dificultad para cumplir con el 6% del PIB para la educación y el 1% para investigación y desarrollo. Tenemos a cientos de personas que militan para que se reconozcan los derechos de las personas con discapacidad –se juntaron medio millón de firmas, se acordó el proyecto con el Ejecutivo en diciembre del año pasado– y estamos esperando que el Senado se acuerde de aprobarlo. Cualquier madre, porque sobre todo son las madres las que dedican sus vidas a cuidar a sus hijos con alguna discapacidad, no puede entender por qué pasan los meses y no se aprueba el proyecto de ley de empleo para personas con discapacidad. ¿La izquierda cómo lo explica? En este último período, cualquier avance en la negociación colectiva que arranque medio punto por encima de lo que establece la pauta, el Poder Ejecutivo no lo acompaña. Suponte que estás en un colectivo de trabajadores, luchaste por el salario, lograste arrancar 1 % más, pero ese convenio pasa a ser bipartito porque el Poder Ejecutivo se abstiene o no lo acompaña. ¿No es una señal muy complicada para tu base social? Tenés algunos enfoques en materia de seguridad que son muy complejos. Conozco gurises que dejan el alma para que el adolescente privado de libertad logre reinsertarse, pero algunos enfoques que damos desde la institucionalidad son represivos, y eso nos divorcia. ¿De qué hablamos cuando hablamos de seguridad? ¿Del joven pobre que rapiña? A veces nos falta integralidad en nuestro planteo; eso no quiere decir que vos tenés que combatir a los narcos de crimen organizado con tratados de filosofía, pero el enfoque específicamente represivo no es el camino.

¿Pensás que el Frente Amplio descuidó a su base social? ¿Te preocupa que se corra demasiado hacia el centro en el afán de captar más votos?, pregunta Ciarelli.



Esa es una opinión que tengo. La militancia de izquierda y los partidos de izquierda estamos excesivamente institucionalizados. Esto no es un problema sólo de opinión: agarrá las direcciones delos cuatro o cinco sectores más importantes de la izquierda y mirá cuántos están militando en la gestión de gobierno y cuántos son militantes en lo social. La mayoría son militantes que vienen de una historia en lo social, pero hace dos o tres períodos de gobierno están en una función de gestión o legislativa. ¿Eso quiere decir que no tienen que estar? Tienen que estar. El tema es que también tiene que estar la otra izquierda, la que dedica su vida a luchar por la dignidad y el respeto de los derechos de las personas con problemas de salud mental, la que dedica su vida al movimiento cooperativo, a la educación, a los sindicatos. Quizás es una opinión un poco atrevida, pero uno halla que nos está faltando reflejo político. Un ejemplo de esto es la pasividad con la que hasta ahora estamos abordando la ofensiva patronal. ¡Tendría que haber carteles pintados en todos lados por las propuestas de flexibilización de las cámaras empresariales! Tendríamos que estar pensando que es contra nuestro proceso también. No es contra el PIT-CNT, nunca fuimos ajenos para la izquierda. En el marketing, una vez que llega la campaña electoral gana lugar la consigna de que representás a todos, pero no representás a todos.



Hace unos días escuché a [Gerardo] Caetano1 decir que el problema era ganar el centro del electorado. Para mí el problema es que tus ideas ganen en la sociedad. Si el sentido común mayoritario pide mano dura, ¿vamos a plantearnos mano dura? Yo creo que tenés que pararte a defender tus ideas, a defender la tuya. Los cambios, en última instancia, los van a hacer los pueblos. Pero también tenemos que ser capaces de ver que muchos de los procesos que quisimos desatar están con una anemia de participación muy dura. Llevamos veintiocho años de gobierno departamental [en Canelones], ¿pero alguien puede pensar que los concejos vecinales son un espacio de poder popular?



La entrevista completa puede leerse en la edición digital de La Diaria:




Notas:

1 Gerardo Caetano (60 años) es un historiador y politólogo uruguayo, quien en su juventud

integró el plantel del Club Atlético Defensor que venció en el campeonato uruguayo de fútbol de 1976, cortando una racha de más de cuarenta años de dominio de los clubes Nacional y Peñarol. Gaetano se retiró del deporte profesional a los 22 años luego de padecer una rotura de ligamentos cruzados.

Egresado en 1981 de Instituto de Profesores Artigas (IPA) como Profesor de Historia, obtuvo en 1986 un diploma en Investigación en Historia Contemporánea en el Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), una organización uruguaya sin fines de lucro y que dirige una Universidad con sede en Montevideo, fundada en 1957. ​ Su inspiración doctrinaria viene de la corriente de Economía y Humanismo promovida desde los años cuarenta por el sacerdote dominico bretón Louis-Joseph Lebret, quien afirmaba la solidaridad y el compromiso con el cambio social al servicio del desarrollo como valores de la persona humana. ​

Gaetano se desempeña como Investigador en el área de las Ciencias Sociales en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República (UdelaR), en el Centro UNESCO de Montevideo y en varias instituciones más, entre las que se destaca la Academia Nacional de Letras del Uruguay.​ Entre 2000 y 2005 dirigió el Observatorio Político del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República, del que es Coordinador Académico desde 2005.1

En 2008 se doctoró en Historia en la Universidad Nacional de La Plata, Argentina. (Información tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Gerardo_Caetano).

Como opinión personal, y editor de Ansina es..., no pocas veces he observado que en la academia suele campear un "sentido común", y coincido con Andrade cuando emplea esta expresión, que no deviene de la cabal comprensión de la realidad sino más bien del discurso dominante que conforma una imagen virtual de ésta. G.E.


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