Hemos
recibido y publicamos porque consideramos, como ya dijimos en la preproducción de la presentación judicial de Cristina Fernández de Kirchner, que en la exprofeso
y torpemente ensuciada sociedad argentina contemporánea es necesario publicar y
leer todo lo que contribuya a la mejor intelección de lo que sucede. La misma
voluntad hace que ahora se transcriba, también íntegra, una
explicación pública de Juan Grabois1 –miembro fundador de la CTEP (Confederación
de Trabajadores de la Economía Popular)–,
que acompañara a Cristina Fernández de Kirchner a presentar su escrito en la
sede judicial. Reiteramos que hemos dejado para más tarde la publicación de “Samir Amín, murió el sábado pasado a los 86 años de edad”, no porque nuestra referencia al marxista egipcio-francés tuviera menor
trascendencia, sino simplemente dada la internacionalidad de su figura y el eco
que el suceso ya tuvo. G.E.
Juan Grabois, en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares 2016. Wikipedia |
«Desde la
fundación de la CTEP2 sostengo, y sigo sosteniendo, la necesidad de
construir una representación sindical de los trabajadores de la economía
popular en un solo sindicato y propiciar la alianza entre éstos y los
asalariados registrados. Para ello, considero que es imprescindible un alto
nivel de autonomía entre el proceso de organización sindical-reivindicativo y
el proceso político-partidario.
«La CTEP tiene el
deber de negociar con el Gobierno Nacional, las provincias y municipios las
mejores condiciones posibles para los más pobres, priorizando siempre los
intereses de las bases por sobre cualquier opción político-ideológica. Por eso,
la CTEP no pertenece a ningún partido ni se define como parte de ninguna
tendencia política. Muy por el contrario, una de las características esenciales
de nuestra organización es la diversidad y pluralidad de tendencias que
confluyen con una estrategia sindical en favor de los laburantes más
precarizados y empobrecidos de la Argentina.
«Mi intervención
en la defensa pública de Cristina Fernández de Kirchner es de carácter
estrictamente personal y desde luego no pretende expresar al conjunto. Lamento
mucho si algunos medios lo colocaron de ese modo y me disculpo si no fui del
todo claro al respecto. Valoro enormemente a mis compañeros y compañeras de
lucha de los distintos movimientos populares y me entristece que algunos de
ellos se sientan defraudados por mis posiciones. Lo que digan los mercenarios
periodísticos y difamadores profesionales me tiene sin cuidado. Ni ahora ni
antes, nadie me mandó, pidió o indicó lo que debo decir o hacer. En general,
hago lo que me dicta la conciencia y el corazón (nunca me adapté bien a las
disciplinas orgánicas, es una característica de mi generación). Ayer sentí que
debía acompañar a Cristina Fernández de Kirchner a la indagatoria y creo que
debo manifestarme contra el hostigamiento que sufre ella y lo que ella
representa. Toda interpretación fantasiosa que se realice en torno a mis
acciones corre por cuenta de quien la haga.
«Por otro lado,
vale aclarar para algún desmemoriado, no fui ni soy kirchnerista. Tampoco formo
parte de quienes niegan la existencia de un entramado de corrupción ligado a la
anterior estructura de Gobierno. Creo que la hubo. Y creo que debe haber
justicia y, sobre todo, un replanteo hacia adelante, una fuerte reforma
cultural e institucional que desbarate la corrupción desde sus causas
estructurales. Pero Bonadio y las corporaciones mediáticas no buscan justicia
sino revancha y proscripción con medias verdades y verdades a medias en una sociedad,
una clase política y una casta judicial que no dan respuestas al Pueblo y
manejan niveles de hipocresía verdaderamente patológicos.
«He sido y sigo
siendo crítico de los tres gobiernos kirchneristas, sin perjuicio de valorar
muchas de sus políticas e iniciativas, principalmente, aquellas vinculadas a la
distribución del ingreso, la politización de la juventud, los derechos
laborales y la unidad latinoamericana. También he sido y sigo siendo crítico de
la putrefacción estructural del sistema político, judicial, mediático, policial
y empresarial argentino. Por ese motivo, he denunciado pública y judicialmente
los casos sobre los que he tomado conocimiento durante este gobierno y también
durante los gobiernos anteriores. Eso no obsta que considere que asistimos a
una campaña teledirigida contra la ex presidenta que, además, se utiliza para
tapar la crítica situación socioeconómica que sufre nuestra sociedad, en
particular aquellos a los que debo mi lealtad, que son los excluidos.
«Desde mi
limitada subjetividad, tal vez incluso incurriendo en prejuicios o liviandades,
como todas las personas, he manifestado mi antipatía por quienes percibo como
ambiciosos que viven de la política y mi simpatía por quienes considero
genuinos militantes de sus ideas o simplemente buenas personas. Ello tanto en
el anterior cómo en el actual gobierno, porque no creo en las teorías maniqueas
de buenos y malos. Está claro, sin embargo, que se trata de dos proyectos de
país distintos. Yo no suscribo a ninguno, creo en la necesidad de un cambio
revolucionario que revierta drásticamente la injusta distribución de la tierra,
la riqueza, el poder y las oportunidades en la Argentina. No puedo dejar de
aclarar que estoy mucho más cerca de las políticas llevadas adelante en el
anterior período gubernamental y totalmente en contra de casi todas las que
desarrolla el gobierno de Mauricio Macri. Pero esa también es una posición
personal y en ese carácter la expreso.
«Creo que, tanto
en la Argentina como en Latinoamérica, se está produciendo una verdadera Guerra
Judicial en la que los procesos legales son despojados de los principios
constitucionales con el objeto de instrumentalizarlos para la persecución,
humillación y destrucción de adversarios políticos, muy especialmente, los
presidentes que desarrollaron políticas de no alineamiento con el ideario
neoliberal, que rechazaron el Área de Libre Comercio de las Américas y la
hegemonía norteamericana. Es por ello que, en la medida de mis posibilidades,
he defendido a Lula en Brasil, a Correa en Ecuador, y sin duda, defenderé a
Cristina Fernández en mi Patria, porque considero que es la forma adecuada de
defender el Estado Social de Derecho con plenas garantías judiciales y
libertades políticas, frente a quienes pretenden reducir la –ya defectuosa–
democracia formal a un estado de mayor arbitrariedad, autoritarismo e
injusticia.
«Mi actitud no
implica, de ninguna manera, que abandono mi militancia social, mucho menos que
la cambio por militancia partidaria y menos que menos por una eventual candidatura.
En criollo, más allá de lo que diga algún diario, no me convertí en un
militante kirchnerista ni me interesa en lo más mínimo ser diputado. Si así
fuera, lo diría sin tapujos, pero simplemente no es verdad. Sigo absolutamente
convencido de que la única garantía de una transformación social profunda que
permita que todos tengan tierra, techo y trabajo radica en la organización
comunitaria de los trabajadores y los humildes, en su grado de unidad,
coordinación, conciencia y movilización. La estrategia de los movimientos
populares en torno al Estado es lograr transferir en cada contexto el mayor
nivel de poder posible a la comunidad organizada para transformar la realidad.
«Por eso, voy a
seguir acompañando las luchas sociales y construyendo organización popular
desde la CTEP, como hago desde su fundación, haciendo el máximo esfuerzo para
que mis posiciones personales no se interpreten como posturas colectivas.
Asimismo, en forma personal y con aquellos que compartan mi mirada al respecto,
voy seguir denunciando el law fare y
sosteniendo una defensa pública de Cristina Fernández de Kirchner mientras siga
la persecución política. También, como indicó nuestro Secretario General, el
Gringo Castro, el 7 de agosto en Plaza de Mayo, intentaré aportar desde la elaboración
programática un Plan Integral de Tierra, Techo y Trabajo para que –si es
aprobado por la CTEP y el resto de las organizaciones populares– comprometamos
a todos los candidatos de 2019 a incorporarlo en su plataforma de compromisos.
Finalmente, seguiré apoyando a los militantes políticos de mi generación que
intentan construir desde su propia identidad y perfil, aprendiendo de la
trayectoria de quienes nos antecedieron y priorizando a los excluidos, una
nueva sociedad.»
Notas
(G.E.):
1 Juan Grabois (35), es un activista
social católico cercano al cardenal argentino Jorge Bergoglio –hoy papa
Francisco–, licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad
Nacional de Quilmes (2009), y en Abogacía por la Universidad Nacional de Buenos
Ares (2010). Entre 2014 y 2016 residió en la Patagonia, en San Martín de Los
Andes (Provincia del Neuquén), donde contribuyó al desarrollo de la CTEP y «abogó por los derechos del pueblo
mapuche, el desarrollo local e integral de las poblaciones marginadas y por el
acceso a los servicios y bienes naturales para todo el pueblo con la mentada
causa por el acceso a Lago Escondido [Provincia de Río Negro], privatizado por
un magnate inglés. Está casado, tiene dos hijas y un hijo. Actualmente vive en
el conurbano bonaerense con su familia, en la localidad de Villa Adelina. Allí
fundó en abril de 2017 un taller orquesta juvenil para integrar culturalmente a
los chicos del asentamiento popular aledaño a su hogar, barrio Santa Ana,
Boulogne», se refiere en Wikipedia | https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Grabois
2 La CTEP (Confederación de Trabajadores
de la Economía Popular) es una organización gremial argentina representativa de los
trabajadores de la economía popular y sus familias ... | http://ctepargentina.org/
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