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martes, 14 de agosto de 2018

“Algunas aclaraciones” | por Juan Grabois


Hemos recibido y publicamos porque consideramos, como ya dijimos en la preproducción de la presentación judicial de Cristina Fernández de Kirchner, que en la exprofeso y torpemente ensuciada sociedad argentina contemporánea es necesario publicar y leer todo lo que contribuya a la mejor intelección de lo que sucede. La misma voluntad hace que ahora se transcriba, también íntegra, una explicación pública de Juan Grabois1 –miembro fundador de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular)–, que acompañara a Cristina Fernández de Kirchner a presentar su escrito en la sede judicial. Reiteramos que hemos dejado para más tarde la publicación de Samir Amín, murió el sábado pasado a los 86 años de edad”, no porque nuestra referencia al marxista egipcio-francés tuviera menor trascendencia, sino simplemente dada la internacionalidad de su figura y el eco que el suceso ya tuvo. G.E.





Juan Grabois, en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares 2016. Wikipedia






«Desde la fundación de la CTEP2 sostengo, y sigo sosteniendo, la necesidad de construir una representación sindical de los trabajadores de la economía popular en un solo sindicato y propiciar la alianza entre éstos y los asalariados registrados. Para ello, considero que es imprescindible un alto nivel de autonomía entre el proceso de organización sindical-reivindicativo y el proceso político-partidario.







«La CTEP tiene el deber de negociar con el Gobierno Nacional, las provincias y municipios las mejores condiciones posibles para los más pobres, priorizando siempre los intereses de las bases por sobre cualquier opción político-ideológica. Por eso, la CTEP no pertenece a ningún partido ni se define como parte de ninguna tendencia política. Muy por el contrario, una de las características esenciales de nuestra organización es la diversidad y pluralidad de tendencias que confluyen con una estrategia sindical en favor de los laburantes más precarizados y empobrecidos de la Argentina.







«Mi intervención en la defensa pública de Cristina Fernández de Kirchner es de carácter estrictamente personal y desde luego no pretende expresar al conjunto. Lamento mucho si algunos medios lo colocaron de ese modo y me disculpo si no fui del todo claro al respecto. Valoro enormemente a mis compañeros y compañeras de lucha de los distintos movimientos populares y me entristece que algunos de ellos se sientan defraudados por mis posiciones. Lo que digan los mercenarios periodísticos y difamadores profesionales me tiene sin cuidado. Ni ahora ni antes, nadie me mandó, pidió o indicó lo que debo decir o hacer. En general, hago lo que me dicta la conciencia y el corazón (nunca me adapté bien a las disciplinas orgánicas, es una característica de mi generación). Ayer sentí que debía acompañar a Cristina Fernández de Kirchner a la indagatoria y creo que debo manifestarme contra el hostigamiento que sufre ella y lo que ella representa. Toda interpretación fantasiosa que se realice en torno a mis acciones corre por cuenta de quien la haga.







«Por otro lado, vale aclarar para algún desmemoriado, no fui ni soy kirchnerista. Tampoco formo parte de quienes niegan la existencia de un entramado de corrupción ligado a la anterior estructura de Gobierno. Creo que la hubo. Y creo que debe haber justicia y, sobre todo, un replanteo hacia adelante, una fuerte reforma cultural e institucional que desbarate la corrupción desde sus causas estructurales. Pero Bonadio y las corporaciones mediáticas no buscan justicia sino revancha y proscripción con medias verdades y verdades a medias en una sociedad, una clase política y una casta judicial que no dan respuestas al Pueblo y manejan niveles de hipocresía verdaderamente patológicos.







«He sido y sigo siendo crítico de los tres gobiernos kirchneristas, sin perjuicio de valorar muchas de sus políticas e iniciativas, principalmente, aquellas vinculadas a la distribución del ingreso, la politización de la juventud, los derechos laborales y la unidad latinoamericana. También he sido y sigo siendo crítico de la putrefacción estructural del sistema político, judicial, mediático, policial y empresarial argentino. Por ese motivo, he denunciado pública y judicialmente los casos sobre los que he tomado conocimiento durante este gobierno y también durante los gobiernos anteriores. Eso no obsta que considere que asistimos a una campaña teledirigida contra la ex presidenta que, además, se utiliza para tapar la crítica situación socioeconómica que sufre nuestra sociedad, en particular aquellos a los que debo mi lealtad, que son los excluidos.







«Desde mi limitada subjetividad, tal vez incluso incurriendo en prejuicios o liviandades, como todas las personas, he manifestado mi antipatía por quienes percibo como ambiciosos que viven de la política y mi simpatía por quienes considero genuinos militantes de sus ideas o simplemente buenas personas. Ello tanto en el anterior cómo en el actual gobierno, porque no creo en las teorías maniqueas de buenos y malos. Está claro, sin embargo, que se trata de dos proyectos de país distintos. Yo no suscribo a ninguno, creo en la necesidad de un cambio revolucionario que revierta drásticamente la injusta distribución de la tierra, la riqueza, el poder y las oportunidades en la Argentina. No puedo dejar de aclarar que estoy mucho más cerca de las políticas llevadas adelante en el anterior período gubernamental y totalmente en contra de casi todas las que desarrolla el gobierno de Mauricio Macri. Pero esa también es una posición personal y en ese carácter la expreso.







«Creo que, tanto en la Argentina como en Latinoamérica, se está produciendo una verdadera Guerra Judicial en la que los procesos legales son despojados de los principios constitucionales con el objeto de instrumentalizarlos para la persecución, humillación y destrucción de adversarios políticos, muy especialmente, los presidentes que desarrollaron políticas de no alineamiento con el ideario neoliberal, que rechazaron el Área de Libre Comercio de las Américas y la hegemonía norteamericana. Es por ello que, en la medida de mis posibilidades, he defendido a Lula en Brasil, a Correa en Ecuador, y sin duda, defenderé a Cristina Fernández en mi Patria, porque considero que es la forma adecuada de defender el Estado Social de Derecho con plenas garantías judiciales y libertades políticas, frente a quienes pretenden reducir la –ya defectuosa– democracia formal a un estado de mayor arbitrariedad, autoritarismo e injusticia.







«Mi actitud no implica, de ninguna manera, que abandono mi militancia social, mucho menos que la cambio por militancia partidaria y menos que menos por una eventual candidatura. En criollo, más allá de lo que diga algún diario, no me convertí en un militante kirchnerista ni me interesa en lo más mínimo ser diputado. Si así fuera, lo diría sin tapujos, pero simplemente no es verdad. Sigo absolutamente convencido de que la única garantía de una transformación social profunda que permita que todos tengan tierra, techo y trabajo radica en la organización comunitaria de los trabajadores y los humildes, en su grado de unidad, coordinación, conciencia y movilización. La estrategia de los movimientos populares en torno al Estado es lograr transferir en cada contexto el mayor nivel de poder posible a la comunidad organizada para transformar la realidad.







«Por eso, voy a seguir acompañando las luchas sociales y construyendo organización popular desde la CTEP, como hago desde su fundación, haciendo el máximo esfuerzo para que mis posiciones personales no se interpreten como posturas colectivas. Asimismo, en forma personal y con aquellos que compartan mi mirada al respecto, voy seguir denunciando el law fare y sosteniendo una defensa pública de Cristina Fernández de Kirchner mientras siga la persecución política. También, como indicó nuestro Secretario General, el Gringo Castro, el 7 de agosto en Plaza de Mayo, intentaré aportar desde la elaboración programática un Plan Integral de Tierra, Techo y Trabajo para que –si es aprobado por la CTEP y el resto de las organizaciones populares– comprometamos a todos los candidatos de 2019 a incorporarlo en su plataforma de compromisos. Finalmente, seguiré apoyando a los militantes políticos de mi generación que intentan construir desde su propia identidad y perfil, aprendiendo de la trayectoria de quienes nos antecedieron y priorizando a los excluidos, una nueva sociedad.»







Notas (G.E.):





1 Juan Grabois (35), es un activista social católico cercano al cardenal argentino Jorge Bergoglio –hoy papa Francisco–, licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades por la Universidad Nacional de Quilmes (2009), y en Abogacía por la Universidad Nacional de Buenos Ares (2010). Entre 2014 y 2016 residió en la Patagonia, en San Martín de Los Andes (Provincia del Neuquén), donde contribuyó al desarrollo de la CTEP y «abogó por los derechos del pueblo mapuche, el desarrollo local e integral de las poblaciones marginadas y por el acceso a los servicios y bienes naturales para todo el pueblo con la mentada causa por el acceso a Lago Escondido [Provincia de Río Negro], privatizado por un magnate inglés. Está casado, tiene dos hijas y un hijo. Actualmente vive en el conurbano bonaerense con su familia, en la localidad de Villa Adelina. Allí fundó en abril de 2017 un taller orquesta juvenil para integrar culturalmente a los chicos del asentamiento popular aledaño a su hogar, barrio Santa Ana, Boulogne», se refiere en Wikipedia | https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Grabois



2 La CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular) es una organización gremial argentina representativa de los trabajadores de la economía popular y sus familias ... | http://ctepargentina.org/

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