Esta nota, que rescatamos del
archivo, fue publicada en marzo de 2012, cuando este servidor
recién había cumplido setenta años. Modestamente la recomiendo. G. E.
No es broma. A través de las conductas imitativas de supervivencia de
los individuos menos dotados y con poder real han proliferado estrategias de
dominación social que dan por tierra con el presunto peligro del nihilismo revolucionario
de las décadas de 1960 y 1970. Lea con detenimiento el siguiente párrafo:
“Que un maestro y un grupo de alumnos estén compartiendo un aula al
mismo tiempo no garantiza que estos se relacionen entre ellos, muy por el
contrario, la mensajeria (sic)
instantánea y las redes sociales permiten evadir a «estos otros más próximos» y
mantenerse conectado con «otros» que están fuera. Compartir el espacio e
interactuar con otros, puede convertirse en una experiencia altamente negativa
y violenta.”
Una llamada a nota al pie al final del fragmento transcripto sugiere al
respecto consultar un artículo periodístico publicado en el diario Clarín
del 21 de noviembre de 2006 <http://www.clarin.com/diario/2006/11/21/sociedad/s-03210.htm>. En
éste se dice de riesgos implícitos en el uso equivocado de las nuevas
tecnologías generando situaciones contrapuestas a lo que de manera confusa
afirma la autora del párrafo, magíster en ciencias sociales, docente
universitaria y ex jerarca de alto nivel en la educación pública.
La suma de opiniones en un volumen sobre la relación de la escuela con
las conocidas como TIC (sin “ese” final) se inicia con una consulta a varios
“techies”, mujeres y varones adultos jóvenes así llamados en su jerga porque
tienen una estrecha vinculación con tales tecnologías, especialmente con la
cibernética, y que con asiduidad la practican, se asegura, a través de las
denominadas “redes sociales”, “juegos online”, “chats”, etc. Los compiladores
de la obra afirman que los consultados son no solamente consumidores de
conocimiento sino también productores de éste, y también “formadores de
opinión”.
Dicen que por su actividad diaria relacionados con y por las tecnologías
de la información y la comunicación están especialmente capacitados para opinar
sobre el futuro de la escuela, dados sus pensamientos “de frontera” que les
permiten “transgredir la finitud del discurso” que la modernidad instaló. Es
decir, los “techies” son indubitablemente posmodernos.
Antes de concluir con la introducción afirman: “Es verdad que este
relato pedagogizado de transformación radicalizada de la educación escolar no
es nuevo en la historia de la educación escolar.”
“Es tal el vértigo frente a los constantes cambios en pantallas,
computadoras y redes que ya todo el mundo espera mutaciones significativas en
la realidad de las escuelas: desde magnates del mundo informático como Bill
Gates o Steve Jobs, gobernantes de países tan diversos como el uruguayo Tabaré
Vázquez o el norteamericano Barak Obama, todos apuestan a una fenomenal
transformación de la escuela.”
Leer con
atención…
Uno de los “techie” entrevistados, con una visión ciertamente entusiasta
de la escuela del futuro, plantea ese contexto y los condicionantes que parecen
determinarlo fuertemente:
“La escuela tiene un modelo del siglo XIX. O sea, nuestros hijos no se
educan de una manera significativamente distinta a la que se educaron nuestros
abuelos, y eso va a explotar. Y no va a ser lindo cuando suceda. Yo creo que
vamos camino a que, si no cambiamos profundamente a la escuela, los
chicos no van a aprender. No por mala onda, eh. Les vamos a estar hablando de
una manera que no vamos a poder capturar su atención (…) Para mí hay dos
grandes factores, tres grandes factores: la multisensorialidad, la inmersión y
la competencia. Estos tres son grandes capturadores de atención. En la escuela
no está presente ninguno”.
Tal cual el párrafo, dice que “los chicos no van a aprender” porque “no
vamos a poder capturar su atención”.
Dice, también, que la “multisensorialidad”, la “inmersión” y la “competencia”
son grandes “capturadores de
atención”, y que en la escuela no está presente ninguno.
La taxativa acepción que el diccionario da para el verbo capturar expresa: “Aprehender a alguien
que es o se reputa delincuente, y no se entrega voluntariamente”.
Según los diccionarios Collins en inglés “capture” significa apresar,
conquistar y acaparar, y en francés, “capturer”, apresar, convertir en presa,
en “cosa apresada o robada”, en “animal que es o puede ser cazado o pescado”.
Veamos ahora las acepciones de las palabras “multisensorialidad”,
“inmersión” y “competencia” (empleamos la versión electrónica del Diccionario
de la Real Academia Española, consultado para ello este lunes 19 de marzo de
2012).
Multisensorialidad. Esta palabra compuesta no existe, y tampoco
existe “sensorialidad”. Al parecer se estaría procurando aludir a una múltiple
o variada “facultad de sentir”, o de la “propensión natural […] a dejarse
llevar de los afectos de compasión, humanidad y ternura”.
Inmersión. “Acción de introducir o introducirse plenamente alguien en un ambiente
determinado.”
Competencia. “Disputa o contienda entre dos o más personas sobre algo.
[…] Oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa.”
En torno de las vocinglerías conceptuales referidas es recomendable
releer un texto de Pablo Capanna de 2001: “La lucha por la vida”, <http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Futuro/01-07/01-07-07/nota_a.htm>.
Cómo
detectar textos venenosos
¡Basta de
“clivar”, “frizar” e “historizar” el “estado”!
Libros, artículos, folletos y textos venenosos varios hubo siempre, sin
ninguna duda. Hoy proliferan porque forman parte de una acelerada cadena
viciosa de negocios personales y corporativos que, además, para disimular sus
crudos objetivos exhibe índices estadísticos de presunto crecimiento cultural
social.
Una manera fácil, práctica y rápida para identificar textos venenosos es
la detección de algunas palabras que
les son propias.
En lugar de historiar decir o escribir “historizar”, o “marxiano” por
marxista y marxismo. Emplear presuntos plurales en siglas, como “TICs” u
“ONGs”, y también sustantivos escritos con iniciales mayúsculas como si
fueran nombres propios: magíster, doctora o doctor, profesora o profesor,
ministra o ministro sean estos de Gobiernos o de congregaciones religiosas,
monseñor, obispo, sargenta o sargento, coronela o coronel, generala o general,
don y doña.
Escribir estado con inicial minúscula y refiriendo al aparato
organizativo, jurídico y de representación de una nación, provincia o estado,
departamento o municipio, ciudad, etc. cuando debe escribírselo Estado para
diferenciarlo de “estado” en tanto jurisdicción política equivalente a
provincia, o también la situación “en que se encuentra alguien o algo, y en
especial cada uno de sus sucesivos modos de ser o estar”, y
la “clase o condición a la cual está sujeta la vida de cada uno”.
Los nombres de los meses escritos con inicial mayúscula cuando no
inician una oración o están a continuación de un punto, ni indican un nombre de
fecha histórica, como 18 de Julio, 25 de Mayo o 7 de Noviembre, etc. También
son formas léxicas que denuncian textos venenosos las referencias a décadas o
años empleando decenas con apóstrofos o eses finales: los “´60” o los “80s”.
La Real
Academia Española es conservadora*
Eso se dice y sin duda lo es: tiende a conservar lo constituido. Pero no
puede controlar qué y para qué se dice con las palabras de su diccionario y
según sus reglas de gramática y sintaxis. Con ellas se pueden componer y hacer
explícitos conceptos, relatos y análisis de sucesos y exposición de propuestas
sumamente transformadoras. Lo bueno de que la RAE sea conservadora es que facilita
que esos textos puedan ser entendidos en la propia lengua por millones de
personas, y por más millones todavía fielmente traducidos a otros idiomas.
Palabras sin
consistencia y auténticamente “venenosas”. Muy breve lista que se puede
engrosar con poco esfuerzo
“Clivaje”. Se trata de una palabra inexistente en el diccionario
castellano y que, sostienen algunos, es una “castellanización” del sustantivo
francés “clivage” que se emplea en mineralogía (fractura según ciertos planos,
de orientación precisa, que se presenta en minerales, cristales y rocas), y que
–inadecuadamente– se usa en lugar de hendidura, fractura o escisión social,
histórica o en el pensamiento.
Un politólogo me dijo que “demasiado grande es el estado para escribirlo
con inicial mayúscula”. No explicó si se refería al estado del elefante en
reposo o, en el otro extremo volumétrico, al de la hormiga en actividad. Creo
que el buen humor hace bien a los estudios sobre la política.
“Frizar”. Falso verbo que usan cocineros mediáticos y sus acólitos, de
manera oral y escrita, muy difundido para designar el efecto de un freezer, nombre inglés de un aparato que
se traduce como “congelador”. Es decir: el verbo es congelar. El diccionario da
para “frisar”, con “ese”, dos verbos transitivos que se pronuncian casi igual,
los significados, en uno, de “refregar”, y en el otro de “levantar y rizar los
pelillos de algún tejido” (como las abrigadas camisetas de frisa de mi
infancia), pudiendo también ser utilizado como “disminuir”, “congeniar” o “acercarse”.
(¡Más claro, dime que congele ese churrasco!)
“Historizar” (obviamente una suerte de contaminación dada en la cocina).
Algunos dicen que “historizar” no es lo mismo que historiar, porque pone lo
“historizado” en relación estrecha con un contexto dado. Si la historia es el
“conjunto de los sucesos o hechos políticos, sociales, económicos, culturales,
etc., de un pueblo o de una nación”, queda bien claro que historiar es componer
una historia en un contexto dado. Si se quiere dígase y escríbase: poner en
contexto histórico.
Hemos advertido sobre los riesgos implícitos en ciertos textos. Cuando
se encuentren palabras como las destacadas y tantas otras que es necesario
aprender a detectar, descártese esa lectura como se descarta un correo
electrónico apestado, mal intencionado o meramente inútil o desagradable. Y
para finalizar y resolver tantos desmanes unámonos de una buena vez los que no
somos marcianos ni “marxianos” (buena noticia para Europa y el mundo ha sido la
multitudinaria concentración de la izquierda en París; a ver Zisis si apuras
las cosas en Grecia).
Gervasio Espinosa (19 de marzo de 2012)
Gervasio Espinosa (19 de marzo de 2012)
Nota de 2016:
* La Academia
de la Lengua ha pasado en los últimos años de ser conservadora a ser “casi
ultra posmoderna” de la mano del oportunismo contemporáneo, véase si no el caso
de las recomendaciones “financiarizadas” de las fundaciones sostenidas por
bancos, como aquella de que tras la muerte de Hugo Chávez había que hablar de “poschavismo”
en lugar de chavismo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario