Ahora está en el
tapete periodístico el apoyo que los representantes de las provincias en el
senado prestarán a la proposición virreinal de contraer nueva deuda pública,
engrosando las cuentas de los negociadores, con el objetivo de “volver al
circuito del crédito internacional”. A los gobernadores de sur a norte y de
este a oeste de un país con paisajes tan diversos y distantes entre sí les
preocupa eso: “volver al circuito del crédito”. Dicen necesitar financiamiento
para el desarrollo de sus economías.
Piénsese solamente
medio minuto, no más, en cuánto costó en deuda pública externa argentina
desarrollar el exterminio de los pueblos originarios de la pampa húmeda con el
que en el siglo XIX se fundó el capitalismo agropecuario y constituir el
“patriciado oligárquico”, el que se demostró tan cultivado en esos menesteres
genocidas como sus ancestros de la colonizadora “madre patria”. Sin duda se
trata de una tradición de clase. Un eslogan en boga ahora, desde enero pasado y
en boca de no pocos intendentes y gobernadores se puede parafrasear así: “si a
los financistas les va bien, a los intermediarios también”.
Un artículo de
archivo de Página/12, publicado el 26
de agosto de 2012 y que firman docentes e investigadores de la Universidad
Nacional de General Sarmiento, Alejandro López Accotto, Carlos Martínez
y Martín Mangas, hace evidente la “racionalidad” de gobernadores y legisladores
de provincias en las cámaras de diputados y senadores.
En “El poder económico local tiene coronita: los sistemas
tributarios de las provincias explican en gran parte las dificultades fiscales
de varios distritos del interior”1, sus autores analizan
exhaustivamente cuentas fiscales y encuentran que «entre 1993 y 2010, la
recaudación nominal de impuestos nacionales se multiplicó prácticamente por
once y la de tributos provinciales por un factor de algo menos que ocho. Con
ello, puede apreciarse que el gobierno nacional tuvo mayor capacidad que sus
pares provinciales para captar adecuadamente, por medio de los impuestos, una
parte del notable incremento del Producto que se ha dado en el período
2003-2010».
Hallaron que «la presión fiscal del conjunto de provincias
(neta de aportes y contribuciones a la seguridad social) se incrementó en un 38
por ciento, al pasar entre 2001 y 2011 de un 3,6 a un 5,0 por ciento del PBI.
En igual sentido, el peso de los impuestos directos y progresivos (Inmobiliario
y Patentes) en la recaudación tributaria provincial total se redujo un 50 por
ciento en el mismo período (de 24,8 a 12,6 por ciento)». En tres párrafos
siguientes López Accotto, Martínez y Mangas explican:
Los
tributos provinciales que recaudan casi la totalidad de los recursos son
Ingresos Brutos, Inmobiliario (Rural y Urbano), Patentes (de automotores y
embarcaciones) y Sellos. Si los agrupamos según su incidencia distributiva,
Inmobiliario y Patentes serían progresivos e Ingresos Brutos y Sellos
presentarían características regresivas a partir de la posibilidad de ser
trasladados a los consumidores.
El peso de los impuestos progresivos a lo
largo del período 1984-2010, para el conjunto de provincias, ha sido claramente
decreciente, con una fuerte caída en 1986-1987, una recuperación similar en 1988-1989
y un notorio declive desde 2001.
En 1984-1991, uno de cada tres pesos
recaudados por los gobiernos de nivel provincial correspondía a impuestos
progresivos, en 1992-2002 uno de cada cuatro, en 2003-2006 uno de cada cinco y
en 2007-2010 uno de cada siete. Es decir que su participación se redujo en un
60 por ciento.
Es decir, los Estados provinciales se desfinancian porque
sus clases pudientes “tienen coronita”: terratenientes, hacendados,
industriales y capas altas no aportan en la medida de sus ingresos porque la
política impositiva de sus amigos gobernantes es condescendiente con ellos.
Así, en las antípodas del “populismo”, el merco-clientelismo de esas capas
sociales facilita la generación de consensos “de derecha” y apoyos políticos
necesarios para fraguar y consolidar negociados cuyos costos pagarán,
principalmente y una vez más, las masas, el pueblo, “las clases subalternas”.
La deuda que Griesa en Nueva York declaró en default fue
producto de negociados con negociados hechos a partir de negociados: en 1982,
en retirada por orden imperial la Dictadura iniciada en 1976 (finiquitaba ya sus
principales cometidos a un precio muchísimo más bajo que una guerra de
ocupación, y que pagábamos nosotros mismos, los “subalternos”), “estatizó” la
deuda externa privada. Esa masa de bonos cuyos vencimientos se renegociaron una
y otra vez generando más intereses y comisiones constituyeron el objeto del
llamado “Megacanje” (1999-2002)2 en cuya ingeniería actuaron los
mismos de ahora: los mismos jerarcas gubernamentales, los mismos operadores y
los mismos bancos.
A partir de 1976 la Dictadura Cívico Empresarial Eclesiástica y Militar produjo brutales transferencias de ingresos en perjuicio de la clase trabajadora. Refieren los economistas argentinos Pablo Wahren y Daniel Dveksler que:
En
relación con la distribución del ingreso, se observa que los salarios reales se
retrajeron 52 % entre 1976 y 1983, es decir, perdieron la mitad de su poder de
compra. De esta manera, se redujo la participación de los trabajadores en el
ingreso de 47,5 % en 1976 a tan sólo 33,2 % en 1983. Esta brutal transferencia
de ingresos no hubiera sido posible sin la desarticulación y censura total del
movimiento obrero, que presentaba altos niveles de organización y
sindicalización.3
En 1982, concluyendo
su cometido, la Dictadura estatizó veintitrés mil millones de dólares de deuda
privada que así estaba compuesta:
1) Cogasco S.A. 1.348.000.000 dólares; 2)
Autopistas Urbanas S.A. 951.000.000 dólares; 3) Celulosa Argentina S.A.
836.000.000 dólares; 4) Acindar S.A. 649.000.000 dólares; 5) Banco Río
520.000.000 dólares; 6) Alto Paraná S.A. 425.000.000 dólares; 7) Banco de
Italia 388.000.000 dólares; 8) Banco de Galicia 293.000.000 dólares; 9) Bridas
S.A. 238.000.000 dólares; 10) Alpargatas S.A. 228.000.000 dólares; 11) CitiBank
213.000.000 dólares; 12) Cía. Naviera Pérez Companc 211.000.000 dólares; 13)
Dalmine Siderca 186.000.000 dólares; 14) Banco Francés 184.000.000 dólares; 15)
Papel de Tucumán 176.000.000 dólares; 16) Juan Minetti S.A. 173.000.000
dólares; 17) Banco Mercantil 167.000.000 dólares; 18) Aluar S.A. 163.000.000
dólares; 19) Banco Ganadero 157.000.000 dólares; 20) Celulosa Puerto Piray
156.000.000 dólares; 21) Banco de Crédito Argentino 153.000.000 dólares; 22)
Banco Comercial del Norte 137.000.000 dólares; 23) Banco de Londres 135.000.000
dólares; 24) Banco Tornquist 134.000.000 dólares; 25) Banco Español 134.000.000
dólares; 26) SADE 125.000.000 dólares; 27) Sevel Macri 124.000.000 dólares; 28)
Banco de Quilmes 123.000.000 dólares; 29) Parque Interama 119.000.000 dólares; 30)
Cía. de Perforaciones Río Colorado 119.000.000 dólares; 31) Swift Armour 115.000.000
dólares; 32) IBM 109.000.000 dólares; 33) Banco Sudameris 107.000.000 dólares; 34)
First National Bank of Boston 103.000.000 dólares; 35) Astra - Evangelista S.A.
103.000.000 dólares; 36) Mercedes Benz 92.000.000 dólares; 37) Banco de Crédito
Rural 92.000.000 dólares; 38) Deutsche Bank 90.000.000 dólares; 39) Industrias
Metalúrgicas Pescarmona 89.000.000 dólares; 40) Banco Roberts 89.000.000
dólares; 41) Banco General de Negocios 87.000.000 dólares; 42) Alianza Naviera
Argentina 82.000.000 dólares; 43) Propulsora Siderúrgica 81.000.000 dólares; 44)
Ford 80.000.000 dólares; 45) Astilleros Alianza S.A. 80.000.000 dólares; 46) Papelera
Masuh S.A. 80.000.000 dólares; 47) Continental Illinois National Bank
76.000.000 dólares; 48) Banco Shaw 73.000.000 dólares; 49) Pirelli 70.000.000
dólares; 50) Deere and Company 69.000.000 dólares; 51) Cemento Noa 67.000.000
dólares; 52) Banco Supervielle 65.000.000 dólares; 53) Alimentaria San Luis
65.000.000 dólares; 54) Cementera Loma Negra 62 .000.000 dólares; 55) Selva Oil
Incorporated 61.000.000 dólares; 56) Macrosa 61.000.000 dólares; 57) Sideco
Argentina 61.000.000 dólares; 58) Chase Manhattan Bank 61.000.000 dólares; 59)
Bank Of America 59.000.000 dólares; 60) Astra Compañía Argentina de Petróleo 59.000.000
dólares; 61) Deminex Argentina 57.000.000 dólares; 62) Industrias Pirelli
56.000.000 dólares; 63) La Penice S.A. 53.000.000 dólares; 64) Manufactures
Hanover Trust 53.000.000 dólares; 65) Petroquímica Comodoro Rivadavia 52.000.000
dólares; 66) Compañía General Fabril Financiera 52.000.000 dólares; 67)
Panedile Argentina 51.000.000 dólares; 68) Fiat 51.000.000 dólares; 69) Banco
Provincia de Buenos Aires 50.000.000 dólares; y 70) Otros deudores sumando 11.116.000.000
dólares más.4
En noviembre de 2005, hace sólo poco más de una década, el entonces diputado nacional Mario Cafiero en un informe presentado en el Parlamento Nacional y denominado “El Fondo Monetario Internacional y la debacle argentina”5, hizo referencia a un párrafo de la sentencia del juez federal Jorge Ballesteros en la causa caratulada Alejandro Olmos, en la que se «determinó la existencia de al menos 467 ilícitos vinculados al endeudamiento externo en la época militar»:
[La deuda externa] ha resultado
groseramente incrementada a partir del año 1976 mediante la instrumentación de
una política económica vulgar y agraviante que puso de rodillas al país a
través de los diversos métodos utilizados, que ya fueran explicados a lo largo
de esta resolución, y que tendían, entre otras cosas, a beneficiar y sostener
empresas y negocios privados –nacionales y extranjeros– en desmedro de
sociedades y empresas del Estado que, a través de una política dirigida, se
fueron empobreciendo día a día, todo lo cual, inclusive, se vio reflejado en
los valores obtenidos al momento de iniciarse las privatizaciones de las mismas.
Ansina es…
Más comentarios huelgan. En los setenta y cuatro que hasta ahora hemos
vivido sufrimos y observamos sucesos que parecen repetidos, no remotos ni
antiguos sino apenas recientes y que analizados críticamente, comparados y
relacionados nos permiten comprender los proceso de la historia y la política.
Hace sesenta y uno contaba yo apenas trece de edad y vi el bombardeo de
Plaza de Mayo, la muerte, el llanto y los destrozos. Solo tres años después un
dirigente gremial comunista de los trabajadores químicos me dijo “compañero” y
me descubrí a mí mismo. Otros ocho años sumados, ya con veinticuatro, vi a los
bomberos de la Policía Federal desalojar a Arturo Íllia de la Casa Rosada. El
presidente derrocado hizo un gesto despectivo y se fue solo, caminando (había
pretendido poner límites a los negocios de los laboratorios farmacéuticos
multinacionales).
Una década después, en 1976, ya en pareja, con hijos y treinta y cuatro
de edad, escuchábamos de noche y muy bajito debajo de las frazadas Radio
Magallanes desde Moscú y Radio La Habana desde Cuba, buscamos amigos que nos
robaron y no encontramos, escondimos libros y quemamos revistas. Pudimos haber
sido muertos o desaparecidos, nuestros niños pudieron perdernos, supimos de
vecinos que no volvieron. Abrazados nos cuidamos celosamente, trabajando y
cantando claro, liso, como José Ramón, como José Ramón Cantaliso (Nicolás
Guillén).
El virreinato de ahora y el mundo lo saben, en la
continuidad de esta lucha de repetidos reflujos y flujos el paso de
los pueblos será inexorablemente cada vez más firme. No
nos hacen falta a nosotros para saberlo desclasificaciones de documentos ni sonrisas de circunstancia de los hipócratas.
Notas:
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