Julio Rudman es un digno periodista y bloguero (http://www.julio-rudman.blogspot.com), un colega y amigo, y está
indignado, enojado, muy indignado y enojado y con justa razón, lo acompañamos
en su malestar y adherimos a sus expresiones. En su momento aludimos en la red
Twitter (@1942Ansinaes) a la bárbara, brutal y cómplice actitud de quienes
pretenden borrar en el nombre de los hechos aludidos –la Dictadura Cívico
Empresario Eclesiástica y Militar de 1976 a 1983– toda referencia a los mismos
que ahora se benefician de los traspiés de los pueblos latinoamericanos que
recientemente han ocurrido u puedan ocurrir en lo inmediato: en Venezuela,
Argentina y Brasil: la especulación financiera del capitalismo concentrado internacional,
los complejos industriales militares y farmacéuticos (meta bala y antibióticos),
el narcotráfico a gran escala (no las distribuciones por mayor y menor locales
que se dice se van a combatir: “allí… allí, al narco, allí…”), y los mafiosos
operadores y sicarios de todo tipo y a comisión que pululan.
En próxima nota “Violencia creciente en ciudades
rioplatenses, Montevideo y Buenos Aires. Perspectiva”, abordaremos manifestaciones
iniciales de violencia, como la que ahora ocupa a Julio Rudman, y que son
coadyuvantes de graves riesgos sociales. G.E.
No, no fue Antonio
Machado. Ni Joan Manuel Serrat.
La orden verbal la
dio Marcelo Marino, Subgerente Periodístico de LRA1 Radio Nacional, con sede en
Maipú 555, C.A.B.A. (Ciudad Autónoma de Buenos Aires). Dijo ser el portavoz de
una decisión emanada de Fernando Subirats, el Gerente Periodístico de la
emisora. El destinatario se llama Carlos Saglul, en ese momento a cargo del
Informativo de rutina.
Según Saglul,
miembro del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) y ex detenido
desaparecido durante la dictadura cívico militar eclesiástica que asoló la
Argentina entre 1976 y 1983, Marino ingresó al Estudio y le informó que, a
partir de ese momento, no se podía nombrar a ese período histórico del país
así, sino solamente como "dictadura militar".
Como corresponde a
un ser humano con la dignidad en pie el colega denunció el asunto al sindicato
y la organización gremial emitió un comunicado en repudio del intento de
censura.
Entiendo que, hasta
el momento de escribir este textículo1, el episodio no ha sido
desmentido ni aclarado por Subirats que, además de periodista es psicólogo
social, según figura en su perfil en las redes sociales.
Martínez de Hoz,
Cavallo, Melconian, Blaquier, Massot, Mercedes Benz, Macri, Ford, Clarín,
Morales Solá, Gómez Fuentes, José María Muñoz, La Nación, Bonamín, Plaza,
Tortolo, la Sociedad Rural Argentina, Pío Laghi, Quarracino, Primatesta y
siguen las firmas son, según creo, personas y empresas que no utilizaron ni
utilizan uniformes militares. Algunos usaron hábitos, habitualmente conocidos
como sotanas, otro uniforme. Es decir, ya ni hace falta argumentar demasiado
para decir que estos tipos y empresas protagonizaron, de una u otra manera, los
asesinatos, torturas, robos de criaturas y desmantelamiento del Estado durante
esa época oscura. Algunos murieron, otros están siendo juzgados y hay quien,
aún hoy, está ejerciendo cargos en el mismo gobierno de los señores Marino y
Subirats. Las empresas mencionadas, bien gracias, gozan de todas las prebendas
del mismo sistema perverso que recurrió a los cuarteles y hoy festeja el
resultado electoral de noviembre de 2015.
Lo dicho: la orden
fue verbal y en la sede central de la Radio Pública. Quien esto escribe es
periodista de LRA6 Radio Nacional Mendoza y adhiere al repudio sindical. Pero
(ahora sigo en primera persona) no pienso que haya sido sólo un exabrupto del
señor gerente, provocado por una indigestión hepática, un conflicto amoroso o
una resaca alcohólica. El clima de revancha derechista facilita estos
desatinos. Si el ministro nacional del área económica habla de "grasa
militante" para referirse a trabajadores estatales y dice que están
"acomodando la basura" cuando hace mención a la herencia recibida de
la gestión anterior. Si el mismo tipo teme que, alguna vez, llegue a la
presidencia de la república un argentino nacido en Santiago del Estero. Si el
intendente de Quilmes, el cocinero Martiniano Molina, confunde el centro
clandestino de detención "Pozo de Quilmes" con un bache vial. Si se
ataca a balazos y se rompen locales partidarios de la oposición y hay robos y
destrucción de viviendas de periodistas, como el caso de Marcelo Padilla en
Mendoza y si, por una parte desfilan personalidades en los medios públicos instando
a "ceder la palabra" y por la otra se prohíbe la mención a la
complicidad y aprovechamiento civil, empresarial y religioso durante el
genocidio, es que llegamos a esta situación.
Seguiré nombrando
al golpe de Estado del 76 y a su consecuencia directa e indirecta como siempre.
Me lo ratificaron
ellas, "pequeñitas, revoltosas", las miles de mariposas que
sobrevolaron la multitud en Plaza de Mayo el 24 de marzo pasado y se posaron en
los pañuelos blancos, en brazos y hombros, en el pecho de Osvaldo Bayer, en el
cochecito de cada bebé caminante, en el cabello al viento de las muchachas
florecidas.
Si el señor Gerente
se anima, que me haga llegar por escrito su decisión. Sabré qué hacer.
Nota:
* Julio Rudman es periodista en la Provincia de
Mendoza, Argentina (http://www.julio-rudman.blogspot.com; http://losotrosjudios.com/)
1 “Textículo”, licencia literaria de Julio Rudman
cuando un texto alude a una cuestión muy molesta.
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