María Sklodowska Curie |
Milagro Sala |
Con exquisita y brutal intencionalidad o literal despropósito
el título estuvo hasta el mediodía del domingo pasado en el portal de una
radioemisora universitaria argentina1 presentando una audición en
alusión, según se desprende del resumen hecho, al Día de la Mujer Trabajadora
proclamado en 1910 por la 2ª Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas
realizada en Copenhague, y por iniciativa de la alemana Clara Zetkin. La
mediación “socialdemócrata” mundial convirtió luego la fecha en “Día
Internacional de la Mujer”, a secas, y más tarde la mano invisible del mercado
la erigió en “fecha emblemática”.
Durante la mañana del domingo 13 descubrimos la barbaridad y
avisamos a un amigo que es autoridad de la Universidad en la que funciona la
radioemisora, quien nos agradeció haberlo alertado (manifestándole nosotros que
igualmente no podríamos evitar referirnos a lo sucedido). Por vía indirecta
también fue avisada la Directora de la emisora que inmediatamente habría resuelto
corregir el texto. A media tarde del domingo eso ya había sido hecho. Al parecer,
manifestó en la noche del mismo domingo quien enterado de nuestra observación había
avisado a la responsable de la radioemisora, el incidente quizá fuera
responsabilidad de un estudiante con beca y pasantía en la radio. ¿Un niño? No,
un estudiante universitario.
Qué se comunica el 8
de marzo
La periodista y escritora Sonia Santoro2, en Página/12 del sábado 12 de marzo se
pregunta y nos pregunta eso, haciendo «Un repaso de publicidades y saludos que
se vieron y oyeron en sentido opuesto al espíritu de la jornada». Recomiendo la lectura de la nota3
para, partiendo de las observaciones de Sonia pensar en profundidad en el
descarrilamiento de pensamientos y actos en una sociedad subyugada tanto por el
shopping del shopping como por el shopping
del anti-shopping: es decir, por la
gozosa aceptación acrítica de artefactos y constructos mercantilizados o presumidos
equivocadamente de no mercantilizados y de hasta de ser contra-mercado y “anticapitalistas”.
No son popularmente conocidos en profundidad los porqués y conquistas o fracasos de las luchas de centenares de millones de mujeres y varones que desde la antigüedad se rebelaron en defensa de sus derechos, aún más a partir del siglo XIX, ya entonces asumidas y asumidos plenamente como trabajadoras y trabajadores en lucha contra la súper explotación capitalista , destacándose el activismo de mujeres anarquistas, socialistas y comunistas como la referida Zetkin, o Rosa Luxemburgo, Aleksandra Kolontai, Nadezhda Krupskaya e Inessa Armand, y tantas otras en el mundo y América, reconocidas o no. Así, el rojo, entonces, fue color predominante en banderas y pancartas antes que en obsequiados claveles o rosas en el “Día de la mujer”.
Me decía mi hermano Pedro, ya hace mucho, que el empleo en
la nomenclatura de calles, plazas, pueblos y ciudades del nombre de personas
que se destacaron por sus quehaceres en la historia de los países o de la
humanidad, por sí sólo no garantiza el conocimiento de sus experiencias, vidas
y ejemplos. Lo que en mi barrio suburbano la generalidad apenas sabe de Madame
Curie es que así se llama un zanjón que desagua sus líquidos sucios y
malolientes en otros cauces, y si algunos saben más pensarán que probablemente
esos líquidos, al final, se derraman en el gran estuario suramericano mal
llamado “Río de la Plata”.
Tal nomenclatura en calles, avenidas, carreteras y
accidentes geográficos, más las fechas conmemorativas convertidas en jornadas
no laborables en las que se “festejan” desconocidos acontecimientos o el
nacimiento o muerte de personas también casi o totalmente ignoradas, sin
distinguirse si fueron sucesos o circunstancias socialmente beneficiosos o todo
lo contrario, han distorsionado la ya menguada capacidad social de saber y ser,
la han distorsionado también auxiliados tanto por la consabida consigna
individualista de una marca de servicios de telefonía digital: “cada persona es
un mundo”, como por la desmemoria.
Si a un perfume se le diera (que ello no suceda nunca) la
marca “Maria Sklodowska”,
acompañando ello con merchandise y
publicidad, en días como el 8 de marzo o los de inicio de primavera innumerable
cantidad de amantes se los regalarían entre sí sin sospechar de emanaciones y
radiaciones no precisamente eróticas, y que “la marca” aludiría al nombre de
una joven científica que con apenas veinticuatro años se radicó en París en
1891, a quien luego de casada se la conoció como Marie Curie y que con Pierre,
su marido, estudió los fenómenos de la radioactividad y su empleo médico a tal
punto que, puede decirse que heroicamente, en 1934 ella murió a causa de una enfermedad
en la médula ósea producida por su prolongada exposición a la sustancia que
investigaban. María Sklodowska Curie fue trabajadora, como Clara Zetkin. María
fue una trabajadora intelectual, una investigadora científica. Clara, trabajadora
de la educación en su país natal, profesora de jóvenes, y también sindicalista.
Trabajadoras ellas, como ahora y en Argentina, por caso, también Milagro Sala.
Traspié o zancadilla
en “La Uni”, los buitres rondando y la restauración virreinal
Es muy grave lo ocurrido y sin duda involucra a muchas personas.
No es un mero accidente, una errata, un error de “tipeo” o “cosas de muchachos”.
La replicación de un artículo de hace cuatro años que en el blog precede al
presente refiere a libros y textos que no son tóxicos por su papel, tintas o
pegamentos sino por sus palabras.4 Los juegos con palabras son más
peligrosos que los juegos de manos.
El acceso de Macri y su corte a la restauración virreinal
suramericana y la expansión de ese “modelo de gestión” hacia otros países de
nuestra América no está desvinculado de carencias de creatividad conceptual y
prácticas de crítica y autocrítica como las que mostramos que, además, enturbian
importantes acciones académicas y políticas del mundo universitario al que el
virrey considera de “poca excelencia”. La Universidad Nacional de General
Sarmiento ha producido y produce contribuciones académicas y de servicios no
solamente útiles para el noroeste del Gran Buenos Aires, y es sumamente penoso
que éstas sean ensombrecidas por dislates funcionales al mediocre divertimento
cortesano del “cambio” y la consumación de un nuevo latrocinio monumental.
Las responsabilidades populares al respecto son colectivas y
nos incumben, por eso es que no ocultamos lo que en el caso de la radio
universitaria ha sido expresión no sólo de ignorancia sino también de la
ausencia de controles y revisión, las que intrínsecamente deben estar
permanentemente presentes en un medio de comunicación de una Universidad que se
manifiesta al servicio del pueblo.
Pareciera que la única invitada para la conmemoración del 8
de marzo fue una persona transexual, que no es lo mismo que una mujer, dicho
esto con grandísimo respeto por la diversidad sexual y sus derechos. Como parte
de un panel de mujeres, transexuales y varones hubiera sin duda resultado muy
valiosa esa presencia.
Tal como ha sido institucionalmente referida la audición de
la radio universitaria en su sitio de internet, que expresivamente apareció
dedicada al “Día Internacional de Lucha Contra las Mujeres”, lleva a una
consecuente deducción: el título fue una pésima humorada o habría materializado
un perfecto acto fallido.
De una u otra manera, no va.
Notas:
1 FM “La Uni”, que transmite en la frecuencia modulada
de 91,7 MHz y a través de internet (www.fmlauni.com.ar), una radioemisora que pertenece a la Universidad Nacional de General
Sarmiento, con sede en el Partido de Malvinas Argentinas, noroeste del
conurbano bonaerense.
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