Santiago Dapelo es un redactor joven del diario de la
Ciudad de Buenos Aires La Nación, la foto lo muestra. Tan joven como nuestra
invitada de ayer, Daylén Vega, colaboradora de CubaDebate, la publicación digital que se edita en La Habana.
Daylén explica que ella nació bajo el bloqueo estadounidense, es decir en los
años que sucedieron a 1962, igual que Santiago, aunque él influido por otras
circunstancias. Quizá por ello es que Dapelo no creyó necesario oponerse a
firmar la crónica que ahora publicamos sin alteración alguna, tal cual.
Daylén y Santiago son distintos, sin duda. Con Daylén,
aun perteneciendo a generaciones distintas, me considero compañero. En
oportunidad de la conmemoración y repudio del cuadragésimo aniversario del 24
de marzo de 1976 y desarrollo de la operación “Washing memory” con profusión de banderas
estadounidenses en calles y plazas públicas y cena-show en el viejo edificio
del Palacio de Correos argentino, nos parece oportuno también replicar
completa, con su ilustración y todo, la crónica “política” que, publicada
originalmente en La Nación, hemos
tomado con objetivo únicamente documental del sitio de The
MicroSoft Network*. G.E.
Elogios, ausencias y sorpresas en una cena con clima ideal
Nadie se la quiso perder; mejor dicho, casi
nadie. Es que gran parte de la política argentina se dio cita en el Centro
Cultural Kirchner para agasajar a Barack Obama. Oficialistas y opositores
dieron el presente para estar cerca del presidente de Estados Unidos.
Puntual, de traje, Obama, junto con su esposa, Michelle,
llegó al Centro Cultural, obra icónica del kirchnerismo -único espacio que
evitó la fotografía con el mandatario-, donde pudo disfrutar de una noche
especial de la que también participaron empresarios y figuras del espectáculo
vernáculo en un clima alegre y eufórico en el que más de uno se mostró
exultante por tener a metros a quien habita la Casa Blanca.
La cena no fue el único momento destacable de la noche:
minutos antes hubo un encuentro privado entre los tres poderes y Obama. El
norteamericano y Macri se reunieron con la vicepresidenta Gabriela Michetti; la
Corte Suprema completa; el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó,
y el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. La jornada puso un
broche de oro a lo que, según fuentes cercanas a Macri, fueron las mejores dos
semanas del Presidente.
En dos discursos breves, en los que hubo lugar para algunas
bromas, Macri y Obama intercambiaron elogios. "Usted desea comprometer a la
Argentina a entrar a la comunidad global, para establecer el liderazgo
histórico de su país a lo largo de los años. Esto es bueno para la
región", dijo Obama, que prometió a visitar el país y quedarse más tiempo.
"Su visita ocurre en el momento perfecto en que los
argentinos hemos aprendido que queremos construir relaciones sensatas con todos
los países del mundo y basados en tres compromisos fundamentales: diálogo,
beneficio mutuo y responsabilidades compartidas", señaló, por su parte,
Macri.
Entre las 400 personas que llegaron al CCK, se destacaron
los gobernadores de Buenos Aires, María Eugenia Vidal; de Salta, Juan Manuel
Urtubey; de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y de Misiones, Hugo Passalacqua. La
gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, estaba invitada a la velada, pero
no fue.
A metros de los gobernadores cenaban Mirtha Legrand, Juana
Viale y Juan José Campanella.
También estuvieron el líder del Frente Renovador, Sergio
Massa; el titular del bloque del FPV en el Senado, Miguel Pichetto; el líder del
Bloque Justicialista, Diego Bossio; la diputada Elisa Carrió, y el presidente
del radicalismo, José Corral.
En representación del sindicalismo estuvieron Hugo Moyano,
Gerónimo "Momo" Venegas, Luis Barrionuevo y Antonio Caló. Este último
no pudo disimular lo que sentía anoche: "Yo sigo desde siempre al negro.
¿Lo viste hoy con los jóvenes? Impresionante", dijo. Ante la pregunta de
cómo analizó la presencia de Obama, sin embargo, contestó: "Yo qué
sé...".
Entallado en un traje gris brillante apto para la ocasión,
Barrionuevo tampoco se guardó elogios: "Fue un espaldarazo para todos los
argentinos. Vino el italiano [por Matteo Renzi], el francés [por François
Hollande] y ahora lo corona Obama".
A propósito de la vestimenta, las primeras damas volvieron a
sorprender con sus atuendos. Juliana Awada se paseó con un vestido corte
princesa en color gris y un importante vuelo en la falda. Michelle, en cambio,
se inclinó por un solemne diseño con cuello cerrado, de raso, en tono empolvado
y con aplicaciones de piedras a lo largo de todo el vestido.
Obama comió de entrada una torre de trucha ahumada y
vegetales; de plato principal hubo cordero horneado con papas dominó. Todo
acompañado por unas copas de un mendocino especial, el Angélica Zapata Malbec
Alta. De postre degustó un clásico volcán de dulce de leche.
En plena cena, la bailarina de tango Mora Godoy dio la
sorpresa de la noche: de antemano, su objetivo era sacar a bailar a Obama. Le
habían recomendado que no lo hiciera, pero lo hizo y, aunque no sabía cómo iba a
reaccionar, lo logró.
Notas:
De la ilustración: © Copyright 2012 SA LA NACION | Todos los derechos reservados,
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