El texto que reproducimos fue tomado del blog del
autor, politólogo y sociólogo argentino doctorado en Ciencia Política, que nació
en Buenos Aires en 1943. Es autor de libros de ciencia social y filosofía con
orientación marxista que apuestan a una política clara de compromiso con el
socialismo en América Latina. Es profesor de Teoría Política y Social en la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires desde 1986,
investigador superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
de Argentina (CONICET) y director del Programa Latinoamericano de Educación a
Distancia en Ciencias Sociales (PLED). Es también columnista en diversos medios
gráficos y digitales. Desde 1997
hasta 2006 fue Secretario Ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales (CLACSO); en 2004 le fue conferido por Casa de las Américas, Cuba, el “Premio
de Ensayo Ezequiel Martínez Estrada” por su libro Imperio e imperialismo; y en 2009 galardonado por la Unesco con el “Premio Internacional José Martí”, por
su contribución a la unidad e integración de los países de América Latina y el
Caribe. G. E.
Más allá de su escandalosa complicidad con los fondos buitre
hay que recordar que todo el aparato institucional y jurídico de Estados Unidos
y, por extensión, la normativa que prevalece en gran parte de la economía
mundial tienen por objetivo garantizar la reproducción ampliada del capital y,
sobre todo, de su fracción hegemónica: el capital financiero. Si no hubiera
sido Griesa otro juez habría hecho lo mismo.
El reciente libro de Nicholas Shaxson, Las islas del Tesoro (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2014)
demuestra que es absolutamente imposible entender al capitalismo contemporáneo
al margen de la ilegalidad (aparte de la inmoralidad) institucionalizada en los
“paraísos fiscales”, en realidad “guaridas fiscales”, en donde se blanquean las
exorbitantes ganancias producto de sus operaciones especulativas y sus
fraudulentas maquinaciones. Dice Shaxson en las páginas iniciales de su libro:
Nadie
ha refutado la afirmación de que Gran Bretaña está posada como una araña en el
centro de una vasta telaraña internacional de paraísos fiscales, desde donde
atrapa billones de dólares en forma de negocios y capitales provenientes de
todo el mundo para encauzarlos hacia la City de Londres […] Nadie niega que
Estados Unidos se haya convertido en un gigantesco paraíso fiscal […] nadie ha
logrado siquiera aproximarse a refutar la investigación o el análisis que pone
en evidencia la vertiginosa escala del daño que han causado al mundo esas
guaridas libertarias y elitistas, infestadas de delincuentes, que actúan como
silenciosos arietes de la evasión fiscal y la desregulación financiera (p. 14).
Si, como lo prueba irrefutablemente Shaxson «Estados Unidos es
un gigantesco paraíso fiscal», es ingenuo esperar una respuesta distinta de la
que produjo Griesa. El accionar de los fondos buitre expresa fielmente las
reglas del juego imperantes en esas guaridas de bandidos y tahúres. La
respuesta del Gobierno argentino debe, por lo tanto, sortear el tramposo
laberinto legal norteamericano dentro del cual no hay alternativas. La respuesta
debe ser política, denunciando la legalización del saqueo que cometen los
fondos buitre y fijando una estrategia de reafirmación de la soberanía nacional
para enfrentar su chantaje. Claro que esto exigirá, en el plano doméstico,
reorientar la política económica en una dirección congruente con ese objetivo,
lo que implica, entre otras cosas, llevar adelante una profunda reforma
tributaria que grave las enormes ganancias del capital más concentrado (ese
que, según la presidenta, «la junta con pala»), derogar la Ley de Entidades
Financieras de Martínez de Hoz, la Ley de Inversiones Extranjeras de Cavallo,
restablecer los aportes patronales eliminados bajo el gobierno de Menem,
nacionalizar el comercio exterior y poner en marcha una política heterodoxa de
combate a la inflación que preserve el poder de compra de los asalariados y
evite la vaporización de la inversión social.
Sin esta reorientación de la política económica no habrá
posibilidades de sortear la grave amenaza que plantea la extorsión de los
fondos buitre, legitimada por todo el aparato legal e institucional
norteamericano.
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