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lunes, 28 de julio de 2014

La revolución, según el uruguayo Julio Marenales, carpintero y político



Escribe en su nota de hoy, 28 de julio, en el diario La República de Montevideo el periodista oriental Jorge Pasculli: «Aquellos que creemos en un mundo solidario, justo, sin explotación del hombre por el hombre, muchas veces nos preguntamos si a través del camino progresista se llegará a buen puerto. El punto de vista de Marenales es muy interesante»*:

Julio Marenales, cofundador del Movimiento Nacional de Liberación Tupamaros y miembro de base del Movimiento de Participación Popular (integrante del Frente Amplio, y al que pertenece José Pepe Mujica), en su entrevista con el diario –realizada precisamente por Pasculli, afirma el periodista: «tocó varios temas. Pero este nos importa a muchos que aspiramos a que a través de nuestra conciencia los seres humanos podamos transformarmos y transformar nuestro modo de vida individual y colectivo. Me he permitido juntar tres fragmentos […]:

«La revolución uruguaya está y seguirá durmiendo por un buen rato. Así también para todo el planeta. Lo que pueden aportar los gobiernos progresistas con sus planteos de mejorar las condiciones económico sociales de los sectores más sumergidos, justamente es favorecer la tarea política de los que se plantean el cambio civilizatorio. La gente en la pobreza no se plantea esas cuestiones porque sus lógicas preocupaciones son la supervivencia. Pero aclaremos: solamente con las mejoras materiales y también culturales no se logra motivar pensamientos de cambio civilizatorio [...]

«Cambios sociales profundos no van a haber porque los que planteamos eso, somos una pequeña minoría. Por supuesto, que seguiremos militando para ello. Por otra parte, que esos cambios puedan darse sólo en el Uruguay, es un absurdo. No fue posible en el llamado “campo socialista” que incluyó un conjunto de países y a millones de personas. Sin duda, ese experimento político-social que se inició con la Revolución rusa de 1917, fue un experimento que trascendió al movimiento político comunista. Fue en realidad, un experimento de la humanidad [...]

«Para mí ser socialista o comunista, significa trabajar políticamente para ayudar a elevar el nivel político, cultural, etc., de los sectores populares. Si pensamos que esos sectores deben ser verdaderos protagonistas de sus destinos, dejando de ser subordinados de los sectores sociales más ilustrados, entonces la gran tarea política de las organizaciones verdaderamente de izquierda es trabajar políticamente, culturalmente, organizativamente para que puedan alcanzar la altura de las exigencias de ese protagonismo. Si esto no se logra, seguirán [siendo] sectores subordinados y otros serán, como hasta ahora y por mucho tiempo todavía, los que definan sus destinos.»


Nota:
* http://www.republica.com.uy/marenales-y-la-revolucion/

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