Día Internacional de la Mujer Afrolatinoamericana y
Afrocaribeña
comcosur mujer n° 483 – 25.7.16 Participación Comunicativa
desde el Cono Sur / Montevideo
http://nuevo.comcosur.org/
Colombia es un país con una
diversidad étnica enorme. La guerra también ha hecho que en las regiones, se
conjuguen los desplazados de distintas tonalidades y culturas en una sociedad
cada vez más diversa (en apariencia).
Estoy por estos días bombardeada
de noticias tristes de mi gente negra en el mundo. Ver en internet cómo, a
mansalva, los policías matan negros en Estados Unidos, no deja de doler. Creo
que sus realidades allá en el norte no son muy diferentes a las que vivimos acá
en el sur: exclusión, criminalización y pobreza… ¡ah! y finalmente violencia.
En Colombia no es fácil ver
personas negras en puestos de decisión, mucho menos mujeres negras.
Particularmente somos vistas como deportistas y actrices, admiradas por esos
“cuerpos perfectos” y se basa en ello nuestro talento para crecer.
Los negros tenemos dos espacios
en el Congreso de Colombia, ¡si los negros!, pero los ocupan dos personas de
tez blanca y cultura mestiza: Moisés Orozco y María del Socorro Bustamante que
fueron “avalados” por comunidades negras y pobres, éstas comunidades al parecer
les vieron como sus “salvadores” y únicos capaces de representarnos en tan “digno”
espacio democrático. Su elección se dio en medio de trampas legales, que no
pudimos refutar: “ellos quieren a los negros” eso bastó para ser elegidos y no
nosotros personas de la comunidad afrocolombiana.
María del Socorro Bustamante dio
una pelea por el cargo “ganado” pero falleció después de un tratamiento de
obesidad en marzo del 2015, y el 15 de julio de 2016, el Consejo de Estado, una
de las altas cortes en Colombia, anuló la elección de Orozco, que también recaía sobre la fallecida
Bustamante. Los negros hemos tenido más de dos años de ausencia representativa
en el Congreso.
Muchas negras como yo no tenemos
talentos extraordinarios en los deportes o el baile, muchas no tenemos esas
nalgas grandes que siempre se comenta de las negras, “Las negras y su gran
culo”, tampoco tuvimos acceso a la educación superior, y los territorios dónde
nacimos son los más pobres y abandonados del país.
Los afros en Colombia fuimos de
las “minorías” más afectadas por el conflicto y el desplazamiento forzado,
tuvimos que migrar para vivir, para salvar la vida. Pensar en llegar a entrar a
ese círculo cerrado, donde se toman decisiones desde lo local, es una utopía
para caminar. En el ámbito educativo por ejemplo tuve acceso a educación
terciaria gratuita con una alta exigencia, ahora quiero ingresar a una carrera
profesional y debo costearla, los cupos son limitados para las personas negras
en las universidades públicas.
Como defensora de derechos
humanos he tratado de hacer incidencia en muchos espacios de decisión el país,
y reconozco que a pesar del racismo, la lucha ha dado frutos y uno de ellos es
el respeto. Es muy duro ganarlo siendo mujer, negra y de izquierda y para
completar con una “cuerpa gorda”, tengo que demostrar al doble mis capacidades
y conquistarme cada día para no perder el auto reconocimiento adquirido y mi
esencia.
La construcción social y política
desde el “ser negra” se da en el justo momento que logramos la conquista de
nuestras corporalidades y nuestras realidades étnicas, históricas y culturales.
Ideológicamente he basado mi
formación autodidacta en el recorrido y lucha de la activista afroamericana
Ángela Davis y en muchos feminismos negros, no basta con hablar de racismo, hay
racismo y violencia de género en contra de las mujeres negras. Las mujeres
negras estamos a partir de nuestras propias realidades
construyendo-históricamente espacios de poder. Pero cuando un patriarcado
blanco, y después un feminismo (también blanco) y eurocéntrico, dictan la
teoría, no se avanza.
El problema es estructural y no
las justas quejas que como afros tenemos a cada situación de exclusión. El
problema es la poca o nula participación de nuestra comunidad y la poca
legitimidad que tiene el proceso de participación afro. El problema es la elite
blanca y la elite negra que tiene al pueblo sumido en pobreza y ayudas
humanitarias que salvan el día o la compra del voto que te permite ponerles
zapatos a los niños, cada vez que hay elecciones.
Sigo caminando las calles, bombardeada
de noticias, pero cargada de conceptos y firmeza al caminar, cada paso es un
logro, hoy conquisto mi cuerpo mañana podré conquistar los estrados
legislativos en los que el país decide el futuro de sus habitantes (incluidos
los negros y negras). Esa es la utopía.
Nota:
* Claudia Yurley Quintero es colombiana
residente en Argentina, defensora de derechos humanos, reportera ciudadana y
bloguera empedernida, siempre denunciante y poniendo en debate los derechos de
las mujeres, niños, los grupos étnicos y los desplazados (https://elpayanes.wordpress.com/2012/02/26/es-un-gusto-estar-en-vox-populi-un-medio-ciudadano-alternativo-quienessomos/)
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