Ricardo Lorenzetti
Horacio Rosatti y Carlos Fernando Rosenkrantz
Dicen los diccionarios sobre el significado de prestigio
Las primeras dos acepciones definen el concepto implícito en
la palabra “prestigio” como la “pública estima de alguien o de algo, fruto de
su mérito”, y el “ascendiente, [la] influencia, [y la] autoridad” que se tiene
sobre la sociedad o algún estamento de ésta. Como de poco uso –agregamos
nosotros que hasta ahora– están las acepciones tercera y cuarta: “fascinación
que se atribuye a la magia o es causada por medio de un sortilegio”, y “engaño,
ilusión o apariencia con que los prestigiadores emboban y embaucan al pueblo”.
La tercera, la que alude a magia o sortilegios, la
descartamos por no científica. La cuarta ha adquirido gran validez en estas
horas que transcurren en Suramérica, y bien podría así ser considerada la
principal acepción de la palabra. Wikipedia nos auxilia en esta afirmación,
cuando en ella se dice: “Existen diferentes acepciones relacionadas aunque su
uso no está libre de inconsistencias. Cada acepción se aplica dependiendo del
contexto histórico y de la persona que utiliza la palabra”.
Monumento o lápida
Por 1983 participamos junto a amigas y amigos de la edición
del “Boletín” de una sociedad vecinal del barrio suburbano donde vivíamos
entonces, componiendo los originales para luego multicopiarlos con textos
mecanografiados con una portátil, ilustraciones y títulos dibujados con tinta
china o armados con letras recortadas de otras publicaciones y pegadas con
cola, o también “transferidas” desde unas entonces existentes plantillas
“Letraset” sobre las que se ejercía presión con una punta roma de plástico o
madera. Por aquella época también habían aparecido los primeros “cutters” o, en
castilla, trinchetas de hoja descartable, permitían cortes en el papel más
precisos que los de tijera.
Viene a cuento lo del Boletín porque un tío de un muy joven
vecino, Guillermo, nos dio una mano con textos “escritos” por Minguito
Tinguitella, personaje de la radio y la televisión de entonces que
protagonizaba el actor Juan Carlos Altavista. El tío de Guillermo era el autor
de los guiones para el trabajo de Altavista en radio. El personaje Tinguitella
era un periodista “de opinión”, un “columnista”, y en uno de los primeros
números de nuestro boletín de barrio sentenció alertando a los jerarcas
municipales, en un estilo muy César Bruto, algo que sólo cito de memoria: “desdesta colunna quiero desir
alasautoridades que tantpodemos levantarle un monumento como ponerles la
lápida”.
Ansina es… y más aún cuando los “jerarcas” facilitan tan
alegremente información precisa.
*Nota principalísima
Ricardo Lorenzetti, quien dice ser Presidente de la llamada
Corte Suprema de Justicia argentina, consultado por periodistas hoy, 15 de
diciembre de 2015, a
solamente cinco días de la asunción del mandatario Macri (mandatario de quienes
lo mandan), manifestó su “beneplácito” por los nombramientos de Horacio Rosatti
y Carlos Fernando Rosenkrantz para integrar a su tribunal, pero evitó opinar
sobre la decisión de Macri de hacerlo con el decreto 83/2015 obviando el
constitucional acuerdo del Senado de la Nación. Lorenzetti calificó a ambos
como “juristas de mucho prestigio”.
Para que de los tres en el mundo se tengan presentes sus
apellidos, nombres, rostros y referencias, todo ello de carácter
absolutamente público, se los hace constar ahora una vez más.
Ninguno de los dos “juristas de mucho prestigio” designados sin
respeto ni formalidad legal hasta ahora declaró que se abstendrá de cumplir con
los encargos por la manifiesta inconstitucionalidad de los mismos.
Interesante es el caso de Carlos Fernando Rosenkrantz,
recibido de abogado en la estatal Universidad de Buenos Aires (UBA), con
posgrados y un doctorado estadounidense (Yale), quien dicta Teoría del Derecho
en la Facultad de Derecho (UBA) y es Rector de la privada Universidad de San
Andrés.
Rosenkrantz y Gabriel Bouzat son socios en el Estudio
Bouzat, Rosenkrantz y Asociados, constituido en 1990. Gabriel Bouzat en 2009,
siempre socio de Rosenkrantz, fue contratado sin licitación previa por el
Gobierno de la Provincia de Santa Fe siendo su titular de entonces Hermes
Binner, con el objetivo de litigar contra la Nación en el caso de la retención
del 15 % a favor de la ANSES (jubilaciones, pensiones y asignaciones especiales
en todo el país) de los fondos de coparticipación federal que el ya citado
Lorenzetti, junto con el largamente nonagenario colega Fayt retirado por propia
voluntad viendo cumplidas sus tareas con la asunción de Macri, y un cortesano
más, declararon recientemente inconstitucional en franca irregularidad por
funcionar sin el número mínimo de miembros exigido por la ley (cinco, y
funcionaron con cuatro).
Bauzat, también, es el abogado patrocinante del multimedios
Clarín en su enfrentamiento contra la Ley nacional de Medios que impide los
monopolios multimedia.
¿Confirma conmigo querido Eric Hobsbawm, rectificando lo que escribió décadas atrás, que el veinte no es un
siglo corto sino largo como bien se anticipó en fundamentar ya en 1930 Enrique
Santos Discépolo con su tango “Cambalache”**?
** Cambalache en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay
y Uruguay es el nombre habitual y popular que se da a los negocios de empeño,
trueque o compraventa de mercancías y artículos usados.
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