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martes, 7 de octubre de 2014

Rechazo a la renovación del mandato de la MINUSTAH en Haití



Hemos recibido, adherimos, y publicamos:



Al Secretario General de la ONU, el Sr. Ban Ki-moon;
A los Estados integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU;
A los Estados integrantes del Grupo de Países de Apoyo a Haití;
A los gobiernos y parlamentos de los países con tropas militares
ocupando Haití;
A las instituciones de la integración latinoamericana y caribeña;
A los pueblos del mundo.



Ref: Rechazo a la renovación del mandato de la MINUSTAH en Haití.
 


El próximo 15 de octubre de 2014, vence el mandato anual de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), establecida en 2004 después de la remoción ilegal de un presidente elegido democráticamente. El día anterior, el 14 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU decidirá si renueva una vez más, la permanencia de esta fuerza de ocupación que en un principio se preveía para sólo seis meses, pero que se ha mantenido hasta ahora. ¡10 años de ocupación, BASTA! En toda América Latina, el Caribe y otras partes del mundo, movimientos populares, organizaciones y entidades de la sociedad civil, sindicatos, parlamentarios y políticos progresistas nos solidarizamos con la resistencia del pueblo haitiano y exigimos a la ONU y a los gobiernos que envían soldados, el retiro inmediato de todas las tropas extranjeras que ocupan el país caribeño y el fin de la MINUSTAH.


Ésta no es la primera intervención de las potencias occidentales en Haití, colonizado por Francia hasta 1804 y invadido por los Estados Unidos entre 1915 y 1934. La ONU también ha intervenido en el país con dos misiones de sus "fuerzas de paz" en 1991 y 1994, anterior a la ocupación actual, cuyos objetivos declarados -la estabilización y la promoción de los derechos humanos- no se lograron. Hoy, una década después de la llegada de la MINUSTAH, Haití tiene una sociedad de ninguna manera “estabilizada”. Enfrenta una crisis sistémica que ha empeorada con la ocupación, con grave deterioro de la vida institucional e incluso una creciente violencia debida, entre otros factores, al aumento del tráfico de drogas hacia el mercado norteamericano. Por otra parte, en lugar de defender los derechos humanos, los soldados de la MINUSTAH se convirtieron en abusadores: violaciones, represión de manifestaciones, abuso de autoridad, interferencia en el proceso electoral, entre otros actos inaceptables ampliamente documentados.


Otro de los efectos adversos más graves de esta ocupación militar ha sido la introducción de la bacteria que causa el cólera por las fuerzas de la ONU en 2010, causando una epidemia que, hasta ahora, ha cobrado 9.000 vidas haitianas y dejado un rastro de 730.000 infectados en el país. Para 2014 se prevé 45.000 nuevos afectados e incontables muertes más, mientras las inversiones hechas para erradicar la epidemia y cumplir con el derecho humano al agua potable son totalmente insuficientes. El presupuesto anual de la MINUSTAH para el 2014 es de USD 600 millones, pero se proyectan sólo USD 121 millones para la lucha contra el cólera –sin ninguna certeza acerca de su eventual entrega-, dato que revela las prioridades poco humanitarias de la comunidad internacional.

 

Hasta el momento, ni la ONU ni los países participantes de la MINUSTAH han reconocido su responsabilidad en la crisis social provocada por la epidemia, pese a las peticiones explícitas del Experto Independiente de la ONU sobre Derechos Humanos y Haití, entre otros. Por lo que un grupo de abogados que representa a las familias de las víctimas ha presentado una demanda en el tribunal federal de Nueva York, exigiendo la indemnización de las víctimas y sus comunidades y reparaciones para los daños cometidos en contra del país. 

El 23 de octubre, los haitianos se presentarán en una audiencia del tribunal de Manhattan y se espera que la justicia norteamericana no acepte la defensa de la inmunidad diplomática, argumentada por la ONU para mantener su impunidad ante el empeoramiento de la crisis humanitaria en Haití.


Las fuerzas de “estabilización” reprimen los sindicatos y movimientos sociales locales que luchan por mejores salarios y condiciones de vida para las y los trabajadores haitianos, ayudando a las empresas transnacionales para que siguen explotando la mano de obra barata haitiana. El acaparamiento de tierras, riquezas naturales y de los resortes estratégicos de la economía por parte de éstas también ha sido directamente favorecido por la presencia de la MINUSTAH. En los meses de agosto y septiembre de 2014, una nueva ola de represiones de la MINUSTAH a las manifestaciones populares se produjo en Puerto Príncipe cuando las mujeres que tuvieron hijos con soldados de la ONU protestaron por los militares que se marcharon del país sin dejar una dirección postal o asistencia financiera a los hijos que tuvieron durante su período de servicio en Haití.
 

Próximo a cumplirse el centenario de la primera invasión estadounidense a Haití, repudiamos el hecho que los gobiernos y parlamentos de nuestros países aceptan participar en la tercerización de esta nueva ocupación y el proceso de recolonización en marcha, haciendo caso omiso de la voluntad del pueblo de ese país y los dos pedidos del Senado haitiano.


Por todo ello, exigimos el retiro inmediato de las tropas de ocupación militar de la sociedad haitiana y el fin de la tutela internacional sobre Haití. Reclamamos sobre todo a los gobiernos de América Latina (responsables de la mayor parte del contingente de la MINUSTAH) y del Caribe, apoyo para la generación de una verdadera fuerza de solidaridad entre nuestra región y el pueblo de Haití.


Desde 2005, movimientos sociales y organizaciones populares de nuestra región y el mundo, promueven visitas y acciones de solidaridad, actos y campañas para la liberación del pueblo haitiano de esta forma actual de dominación. Hoy, al cumplirse diez años del nuevo ciclo de intervenciones militares y económicas, exigimos el reconocimiento del fracaso de la misión de la ONU, su terminación y la reparación de los crímenes cometidos. Haití precisa que la comunidad internacional escuche a su pueblo y apoye sus propuestas para la defensa de sus derechos y la reconstrucción de su país. Precisa solidaridad para la salud, la soberanía alimentaria, el agua, la educación, la vivienda - pero no tropas extranjeras. Haití precisa, sobre todo, la libertad e independencia para que sus fuerzas populares construyan la democracia haitiana y distribuyan la riqueza de su país.

¡Todo el apoyo a los movimientos sociales haitianos!
¡Basta ya de ocupación militar de la vida!
¡MINUSTAH fuera de Haití!
 
Jubileo Sur Américas
Jubileo Sur Brasil
Instituto de Alternativas Políticas para el Cono Sur (Río de Janeiro, Brasil)
Diálogo 2000 - Jubileo Sur Argentina

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