La elecciones en Brasil realizadas hoy, 5 de octubre,
han dado resultados ya casi confirmados (21:30 en
Argentina): 41,4 % para Dilma
Rousseff, 33,8 % para Aécio Neves y 21,2 % para Marina Silva. En el supuesto de un apoyo electoral mayoritario
para Neves de quienes se alinearon con Silva, el socialdemócrata obtendría la
presidencia del país.
Los datos, así como están esta noche, ya son de una potente
impronta sobre el electorado uruguayo que a fin de mes procederá a iniciar la
definición del cercano futuro político también en el país de Artigas.
En noviembre, falta muy poco, todo ello impactará en
Argentina, alimentando las ansias de guerra de “una mitad” del país.
Para las moderadas y oportunistas clases medias actuales las
elecciones suramericanas vienen pintando como “matizadas” y “equilibradas”.
Cuando se den cuenta de sus errores será algo tarde, nuevamente nos habrán
hecho retroceder más pasos que los que hasta ahora hubiéramos dado hacia
delante.
Quienes inexpertos y de pensamiento calenturiento sostengan
que cuánto peor sea mejor será, pasados algunos años se descubrirán componiendo
otro progresismo nuevamente lastimoso. Estos gobiernos presentes tienen serias
falencias, es cierto. Pero sus contrarios son sumamente temibles. El fifty-fifty no es lo mejor.
Colofón
El posmodernismo y el neoliberalismo llevaron a muchos a
pensar la política como un servicio de mercado. Un día compran aquí y otro
allá, y luego pueden volver o resolverse por alguno que les parece remozado por
esas cosas del merchandise.
Nuestra definición ineludiblemente tiene que ser a favor del
compromiso vital por la activación de una nueva militancia, de mirada clara,
voz precisa, inteligencia y cordialidad, casa por casa y compañero a compañero,
explicando que es por nosotros mismos que debemos y podemos actuar.
Multiplicándonos tenemos que llegar a constituirnos colectivo claramente mayoritario
frente a una minoría individualista y torpe. No más fifty-fifty.
No hay comentarios:
Publicar un comentario