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jueves, 9 de julio de 2015

Doscientos años no es nada…



Hoy, 9 de julio, Mercedes Sosa –la cantora de nuestra América, tucumana, tan querida como los bien sureros Zitarrosa, Cafrune o Larralde–, hubiera cumplido ochenta años. En su provincia de nacimiento hubo hasta ayer una suerte de continuación de las reflexiones que antes, hace unos meses, se iniciaron en el Teatro Nacional Cervantes, de Buenos Aires: hasta ayer funcionó en San Miguel de Tucumán el “Foro Nacional y Latinoamericano por una Nueva Independencia” que, entre sus declaraciones finales, compendiadas por la ministra de Cultura de la Nación, Teresa Parodi, declaró su rechazo a todo intento de ruptura democrática en Ecuador.

Que doscientos años no es nada lo afirma otro encuentro realizado estos días previos a la conmemoración de la Declaración de la Independencia, cuando dice el documento emitido esta vez en Buenos Aires, que «como en 1816, hay [todavía] dos modelos de país». Un país popular y otro que –agregamos nosotros–, por lo menos, puede calificarse de enajenado, no propio, no en sí, subyugado por los mensajes de ingeniería de consenso estúpido.

Los firmantes de la declaración, entre los que encontraban el lunes pasado Alejandro Vanoli, Presidente del Banco Central quien ofició de anfitrión, el economista Aldo Ferrer –fue el principal disertante–, el ex canciller Jorge Taiana, los diputados nacionales Héctor Recalde y Juan Carlos Junio, el director de la Biblioteca Nacional, el escritor Horacio González, Stella Maris Biocca, Eduardo Jozami, Daniel Moreira, Rubén Manusovich y Juan Angel Ciolli, entre otros dirigentes y profesionales, afirmaron:

la importancia de recuperar los horizontes de aquellos que, en 1816, firmaron la histórica declaración que proponía la soberanía sobre la tierra, la importancia fundamental de las economías regionales en el crecimiento del país, la diversificación de la producción, la necesidad de fortalecer el mercado interno, la visión soberana de las relaciones exteriores, el foco estratégico en la industrialización del país, conjuntamente con la convicción de que estas decisiones políticas traerían inclusión, redistribución de la riqueza y mejores oportunidades para los argentinos. En el actual contexto de una nueva elección presidencial, seguimos viendo claros representantes de ambos pensamientos: unos buscan un cambio hacia el pasado y otros queremos profundizar el actual proyecto de cara a un futuro inclusivo…

Sería bueno que antes de fin de año cerráramos los bicentenarios con una conmemoración rioplatense en la que nos volviéramos a encontrar como en aquel Congreso de los Pueblos Libres convocado en 1815 por el oriental José Artigas en Concepción del Uruguay, margen entrerriana del río de los pájaros.

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