La afirmación la reproduce El Huffington Post europeo1, filial del socialdemócrata
diario estadounidense homónimo. Es interesante el artículo del cual damos su
link, es interesante también la nota de tapa de La Diaria, de Montevideo, que lleva el título de “Y nosotros: amén”2
El diccionario que se conoce por sus iniciales DRAE dice así sobre
el adjetivo “iluso”: (Del lat. illūsus, part. pas. de illudĕre,
burlar): engañado, seducido, propenso a
ilusionarse, soñador.
Iluso, burlado o seducido por ser propenso a
ilusionarse. Una lástima, porque el burlado a su vez sedujo e indujo a la
ilusión. Una cadena no virtuosa, sin duda. Pero experiencia al fin.
No sé si Juan Manuel Fangio corrió alguna vez
en Grecia con Alfa Romeo, Maserati, Ferrari o Mercedes Benz, si corrió y gano,
o si perdió. Fangio decía que en las carreras se puede ganar o perder, porque «las
carreras son carreras…». Lo decía él, Fangio, que de política no entendía más
allá de que había que dedicar los premios deportivos al presidente argentino.
Después, en 1987, fue designado por su ex sponsor
alemán “presidente honorario” de la fábrica y filial en el Gran Buenos Aires de la marca
con el nombre de mujer. Quizá, para poner un “manto de olvido”, como suele
decirse, tras la historia de secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones
de obreros en esa planta automotriz cuando la dictadura empresaria-financiera y
militar de 1976 a
1983.
En política no se puede ser iluso. Hay que ser
perceptivo, crítico, racional y voluntarioso, además de astuto en beneficio de
las mayorías populares. Tsipras, por favor, que sea ésta la última vez. Está dándole
argumentos a los clientes de Volkswagen,
marca más afín a las clases medias atenienses que creyeron que comprando un
Seat español beneficiaban al vecino allende el Mediterráneo como alguna vez
afirmó un personaje de novela griega de la mano de Petros Márkaris. (¡Ay,
caramba, que me duele la memoria del viejo camarada Zisis, amigo de los Jarito!)
Notas:
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