PARA LOS ALCALDES DE LAS CIUDADES
DEL MUNDO
Carta del Encuentro Mundial de Movimientos Populares (EMMP) reunido en Santa Cruz de la Sierra,
Estado Plurinacional de Bolivia
Estado Plurinacional de Bolivia
Estimados
Alcaldes:
Hoy en cada
urbe, dos ciudades coexisten… coexisten pero no conviven.
Una ciudad
aplasta a la otra. Los expulsados del campo, los descartados por el mercado
laboral, somos arrojados a las periferias como desechos humanos, a merced de
las peores formas de precariedad y explotación.
En ese
contexto de alta vulnerabilidad que afecta a dos mil millones de personas, la
moderna esclavitud se expande en forma escandalosa. Es un negocio donde la
sangre la ponemos los pobres pero el dinero se acumula en bancos del Norte.
La
respuesta de los Estados suele ser reduccionista. En ocasiones se persigue
cruelmente a los migrantes incluso so pretexto de protegerlos. El muro entre
EE. UU. y México, los náufragos del Mediterráneo o la violencia contra
trabajadores informales son ejemplos de una hipocresía criminal que debe cesar.
La moderna
esclavitud no es un problema meramente policial sino la consecuencia de un
sistema excluyente. Para frenar este crimen aberrante no se necesita gastar más
en patrulleros ni sistemas biométricos. Muchas veces, las policías son parte de
las estructuras criminales. No necesitamos darles más poder.
Para
cambiar estas realidades destructoras –además de castigar a los peces gordos y
sus cómplices– hay que escuchar a los pueblos que se organizan y luchan por su
dignidad. Hay que darles poder a los pobres. Esclavitud y exclusión son las dos
caras de una misma moneda. ¡Hay esclavos porque hay excluidos!
Desde el
Comité Organizador del Encuentro Mundial de Movimientos Populares que
recientemente reunió al Papa con miles de organizaciones de cuarenta países
queremos hacer llegar DIEZ propuestas para construir ciudades sin esclavos ni
excluidos:
1. Poder
y participación al pueblo
El poder político
debe escuchar el clamor de los pobres que, pese a ser mayoría, casi nunca
acceden a cargos públicos. Los funcionarios, como indica el Papa, «viven y
reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no
están al alcance de la mayoría». Así, nuestras democracias suelen ser meramente
formales. La participación de las organizativas populares (grassroots organizations) es fundamental para revitalizarlas.
Proponemos crear mecanismos permanentes de consulta y presupuesto participativo,
consejos populares por sector (vivienda, trabajo, etc.) y otras formas de
democracia directa. La protesta es un derecho y no debe ser reprimida. El Papa
reconoce que el futuro de la humanidad está en gran medida en manos de los
pobres organizados. Es hora de que los Estados también lo hagan.
2. Priorizar
las periferias
El Papa
indica que los excluidos «a la hora de la actuación concreta, quedan
frecuentemente en el último lugar». Esto es evidente cuando se analizan los
presupuestos municipales. La inclusión debe ser una prioridad política y
presupuestaria. Es urgente invertir en las periferias, especialmente en los
asentamientos informales (slums)
donde hoy vive un tercio de la humanidad.
El Papa afirma «ni erradicación ni
marginación: Hay que seguir en la línea de la integración urbana». En ese
sentido, hacemos nuestra su propuesta de que «todos los barrios tengan una
infraestructura adecuada» y «seguridad en la tenencia». Negar derechos básicos
como el agua potable es un crimen cualquiera sea la situación legal del
asentamiento.
Proponemos su regularización y crear millones de puestos de
trabajo mediante cooperativas de vecinos en el marco del planeamiento urbano
participativo para el desarrollo de infraestructura social, apertura de calles,
colocación de luminarias, redes hídricas y cloacales, desagües, mejoramiento
habitacional, mantenimiento de plazas, limpieza de arroyos y construcción de
espacios comunitarios
3. Techo
para todos
Es un
escándalo que haya familias sin vivienda cuando hay tantas viviendas sin
familias. Para garantizar el derecho al techo hay que frenar la especulación
inmobiliaria que crea ganancias pero no hogares. Se debe proteger al inquilino
y evitar la renta abusiva. No pueden permitirse desalojos a familias, menos sin
una alternativa habitacional. Cuando el trabajador no tiene techo, está
expuesto a los explotadores en talleres que proveen cama.
Proponemos crear
millones de puestos de trabajo con programas de autoconstrucción, provisión de
“lotes con servicios” y tierras de propiedad comunitaria, y reutilizar
edificios abandonados para viviendas. Esto puede financiarse con impuestos a
inmuebles ociosos. ¡Ni una familia sin techo!
4. Hospitalidad
con migrantes y refugiados
Pretender
combatir la trata y adoptar una política de desprecio hacia los migrantes es
una gran hipocresía. Los traficantes de personas se nutren de la xenofobia
institucional de algunos Estados. Las ciudades que pretendan erradicar el
trabajo esclavo deben recibir con amor a los migrantes, proveerles documentación,
oportunidades laborales y plenos derechos.
Proponemos la regularización
migratoria de todos. Ninguna persona es ilegal. Ser migrante no es un crimen.
Criminales son las causas que los obligaron a migrar.
5. Trasporte
público digno y ecológico
La
utilización individualista del automóvil destruye la convivencia y el ambiente:
debe restringirse. La alternativa del transporte público suele ser una
verdadera tortura.
Proponemos la utilización de ciclovías, fuertes inversiones
en metro, trenes y o tras formas de transporte colectivo integrando a transportistas
informales. Reclamamos su gratuidad o tarifas sociales diferenciadas. La movilidad urbana facilita la libertad
ambulatoria. El aislamiento engendra esclavitud.
6. Dignificar
el sector informal
Perseguir a
los vendedores, artesanos, feriantes, recicladores, etc. es robar el pan a los
pobres. Hoy la economía popular emplea a mil
quinientos millones de excluidos. El espacio público es su principal medio
de producción: quitárselo es arrojarlos a la desesperanza, y eso engendra
violencia. La penalización de estas actividades sólo favorece a organizaciones
criminales, porque terminan monopolizándolas en complicidad con las policías.
Proponemos institucionalizar la economía popular. Crear con participación
popular regulaciones inclusivas del espacio público que garanticen convivencia
armónica y trabajo digno para nuestros compañeros. Fomentar las “empresas
recuperadas” y los polos productivos populares como alternativa contra el
trabajo esclavo. Los bienes de las quiebras y activos incautados en procesos
judiciales deben ser socialmente reutilizados para crear trabajo. Las compras
públicas deberían potenciar la economía popular y no al “capitalismo de
amigos”.
7. Ecología
integral y popular
Los cartoneros
(wastepickers) son los máximos
recicladores del mundo pero en muchas ciudades son perseguidos. En otras, su
lucha ha conquistado sistemas de reciclado mixtos que les brindan condiciones
laborales dignas.
Proponemos multiplicar y profundizar las políticas de
reciclado con inclusión. La gestión de los residuos no debe ser un “econegocio” sino una oportunidad para
incluir a los recicladores y crear millones de “cooperativas verdes” ¡Sin
Cartoneros no hay Basura 0! Ellos demuestran que “un verdadero planteo
ecológico se convierte siempre en un planteo social”.
8. Integración
campo-ciudad
En los
municipios rurales se debe favorecer la agricultura campesina, indígena y
agroecológica. Recordemos junto con el Papa que la reforma agraria es «una
obligación moral». Los problemas de la ciudad nunca se resolverán si sigue la
expulsión de campesinos. La trata también se alimenta del desarraigo rural. Por
cada desarraigado hay un nuevo pobre urbano y posiblemente un nuevo explotado.
Los alimentos que producimos pueden contribuir a una dieta sana para los niños
de las ciudades, mal nutridos por carencia o por la comida chatarra.
Proponemos
redes de distribución y compras públicas para garantizar ingresos a los
campesinos y llevar sin intermediarios alimentos de calidad a las periferias
urbanas.
9. Cultura
popular ecológica
Debemos
frenar el consumismo, machismo y cosificación de la mujer que se promueve en
los grandes medios fomentando la trata. La cultura popular es el mejor
antídoto.
Proponemos apoyar los medios de comunicación populares: radios,
televisión y revistas comunitarias que expresan una cultura solidaria. Incluir
en las escuelas contenidos ecológicos y que cada una de éstas tenga huerta
orgánica. Proteger los espacios culturales autogestionados que se desarrollan
en edificios abandonados y están en riesgo de desalojo. Cerrar
calles céntricas para espacios de arte popular (domingos y feriados).
10. Los
únicos privilegiados deben ser niños o ancianos
Como señaló
el Papa hablar de «niños en situación de calle» es un eufemismo criminal: ¡son
niños abandonados! Los jóvenes pobres, en vez de amados, son vistos como
peligrosos y caen víctimas de “gatillo fácil”. A los ancianos se los deja morir.
Proponemos
garantizar espacios comunitarios de contención y crear millones de puestos de
trabajo en los cuidados para nuestros niños y ancianos. También, crear
guarderías infantiles en las periferias urbanas como reclaman las madres
trabajadoras. ¡Ningún niño sin infancia, ningún joven sin oportunidades, ningún
anciano sin una venerable vejez!
Estimados
Alcaldes:
Más allá de estas propuestas que esperamos analicen, les pedimos
vocación de servicio, coraje y compromiso presupuestario con los excluidos.
Recuerden: ¡Sin exclusión no hay trata!
También les rogamos lean nuestro documento de Santa Cruz y el Discurso
del Papa ante los Movimientos Populares.
Gracias.
Encuentro Mundial de Movimientos Populares -
EMMP www.movimientospopulares.org, encuentro@movimientospopulares.org
Este
documento fue distribuido por:
Minga Informativa de Movimientos Sociales http://movimientos.org/
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