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lunes, 2 de julio de 2018

¿Hace falta un Fidel o hace falta un Franco? | Hace falta un pueblo…



Dos fotografías:


Una, Fidel Castro y una multitud de cubanos durante la Primera Declaración de La Habana, el 2 de septiembre de 1960, proclamando el derecho de los oprimidos a combatir por alcanzar reivindicaciones económicas, políticas y sociales, así como el derecho de los pueblos del mundo a su liberación.
 

La otra, la ciudad vasca de Guernica, destruida el 26 de abril de 1937 por aviones de la Alemania nazi, el fascismo italiano y la falange franquista. El pintor Pablo Picasso llevó esas imágenes al cubismo en una reconocida obra que lleva el nombre de la ciudad.



Franco Bahamonde, Francisco, el generalísimo que se sublevó ante la República Española venciéndola en 1939, murió el 20 de noviembre de 1975 luego de entronar por gracia de dios a un heredero de la familia Borbón como rey, el cual sería ungido dos días después: el 22. Fidel Castro Ruz, el comandante cubano, tenía treinta y tres años cuando en 1959 triunfó la revolución que, liderada por él, Ernesto Guevara, Camilo Cienfuegos y el hermano de Fidel, Raúl, entre otros, derrotó política y militarmente al régimen de Fulgencio Batista, dictador que en 1952 había impedido la instalación de un gobierno constitucional recién electo. El argumento de Batista –refiere Wikipedia–1, «fue el de luchar contra la corrupción y el gansterismo, pero en realidad fue para tomar el poder y enriquecerse particularmente él y sus allegados». En 1961 la revolución cubana se proclamó socialista, y el sistema de democracia parlamentaria isleño tuvo a Fidel como jefe revolucionario, primer ministro y luego presidente hasta que, en 2011, dados sus problemas de salud, renunció quedando en sus funciones quien le seguía en jerarquía, su hermano Raúl.

Durante la década de la muerte del generalísimo Franco, los años setenta, no hace tanto como para no saberlo aún dados los olvidos de la historia en que se suele hacer caer a los pueblos mediando para ello la maquinaria informativa colonial y oligárquica, el imperialismo estadounidense y las derechas autóctonas en América Latina instrumentaron el Plan Cóndor: el sangriento derrocamiento en Chile de la Unidad Popular, los golpes y autogolpes –la “bordaberrización”, aludiendo a la conversión en dictador del presidente uruguayo Bordaberry– en Brasil y en Uruguay, y en Argentina instalando con una violencia nunca antes ejercida de esa manera el que con precisión de objetivos se llamó Proceso de Reorganización Nacional (1976-1982). Para los sectores más conscientes del pueblo argentino la definición simple y concreta fue el de Dictadura Cívico Militar y Eclesial: fue dirigida por civiles del establishment que contaron con la complicidad de los aparatos militares y de seguridad interior (las policías llegaron a reclutar para sus filas clandestinas a peligrosos criminales para proceder a secuestros, torturas y asesinatos), contando también con el acompañamiento de capellanes, sacerdotes y jerarquías católicas.

Fidel, contrariamente a Franco y su falange, alzó la voz contra el Plan Cóndor. Fue, como su pueblo, solidario con el dolor latinomericano, brindó auxilio a los exiliados, se pronunció en las tribunas internacionales haciéndolo incluso, sobre el final de aquel proceso, cuando la Guerra de Malvinas.

Lo que acá hace falta es un Fidel o un Franco…

Sin embargo, por entonces y hasta bien entrados los años de la década siguiente, no era extraño escuchar sentencias del tenor aludido cuando se debatía o comentaba en corrillos callejeros, en pasillos fabriles y clubes de barrio sobre los descalabros de la política y la injusticia social.

Por qué esa confusión e igualación entre dos exponentes históricos de idearios antagónicos. ¿La de Fidel era creída “mano dura” como la del generalísimo de los cirios de ornamento?, ¿no era percibida como mano extendida, aun firme y decidida? Probablemente…

Ahora, volver a las fuentes

Desde diciembre de 2015 venimos nosotros, en este blog y en cuanta oportunidad de exponer caracterizaciones políticas, aludiendo a que en Argentina se ha instalado un régimen de colonización con características de virreinato –como también en Brasil–, y que a la cabeza se encuentra un virrey gerente y su corte de “gestores”. En la cúpula imperial parece estar en posición decisoria un organismo del capital que bien ha dado en definirse como “financierizado”, el Fondo Monetario Internacional, que tiene a Christine Lagarde como “suprema anciana” pero no anciana como las y los comunes jubilados y pensionados que con su prolongada sobrevivencia ponen en riesgo, ella lo dice, al propio sistema de protección social.

Lagarde fue entre 2007 y 2011 ministra de Economía del presidente francés de “derecha democrática” Nicolás Sarközy, y como tal no impidió –por “negligencia”, según el tribunal superior de la justicia gala–, la irregular transferencia en concepto de indemnización de cuatrocientos millones de euros del Estado al ex ministro y empresario Bernard Tapie dado un negocio de compra venta de la marca Adidas, que era de Tapie, hecho por el banco público francés Crédit Lyonnais. El banco a inicios de la década de 1990 había comprado los derechos de uso de la marca por algo más de trescientos quince millones de euros, y apenas un año después la vendería a 701 millones de la misma moneda. El empresario se consideró estafado por el banco estatal e inició juicio… En 2008 el gobierno de Sarközy concedió por sí mismo una indemnización, la que se hizo efectiva, aunque luego Tapie debió devolver esa suma al considerar la Justicia Civil que ese pago había sido fraudulento.

¿Tejemanejes de un Fidel o más de un Franco?

Las prácticas más democráticas son propias de las mayorías y las menos democráticas o que bajo ningún aspecto lo son se corresponden con los intereses de las minorías. Algunos alegan que las mayorías son objetivo político del llamado “populismo”, mientras que la buena “gestión” o “gobernanza” –como usó llamársela a comienzos del siglo presente–, espíritu y aplicación de las “derechas democráticas” enfrentadas al populismo. Lo de Sarkozy-Lagarde expone que no es tan así, como en la misma línea también lo expone el acuerdo Virreinato-FMI.

Y entonces, ¿de qué se trata cuando son Francos los que apuestan al relevo de urgencia de virreinatos como los suramericanos? Sin duda que se trata de un ejercicio de oculta lucha entre pares que de democráticos solamente tienen discursos mediáticos y que están enrolados tras el objetivo de que muerto el rey viva el rey…

¿A quién encarna sobre sí mismo Santiago Cúneo? ¿Podría tratarse de un pecador recientemente arrepentido reconvertido en pastor de multitudes confundidas y desesperadas? El interrogante se lo dejamos a los lectores y feligreses de cierta manera de hacer política basada en la desmemoria.

Cúneo, en su trayectoria de radical carapintada en 1987 funcional al Modin defensor de torturadores, riquista de la primera hora y consecuentemente “empresario” petrolero menemista, candidato con Luis Patti muy cercano al ala derecha del Partido Justicialista y, luego, de 2015 a 2016, hombre PRO en el distrito bonaerense de San Miguel. Resulta entonces, por lo menos, sospechable de embaucador…2

Sin duda de que es hora que el gobierno virreinal del capital concentrado y financiero deje de sembrar tristezas entre nuestros paisanos suramericanos, pero, cuidado…

Cúneo encarna a Cúneo, un exponente de la tan célebre y atractiva como deleznable Middle Class, bien empilchada, grosera y mal hablada, y todo lo que ello tiene de peligroso para el pueblo llano.


Notas:
2 Hay muchísimas notas publicadas en medios periodísticos sobre los quehaceres de Santiago Cúneo, entre ellas pueden verse las de Taringa, Raúl Kollmann y Laura Vales:

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