No lo ha publicado La
Izquierda a Diario ni Nuestra Propuesta
(Diario de Noticias del PCA), lo hizo El
País, un medio conservador de Montevideo muy probablemente consustanciado
con la consigna de que “hay que cuidar a los turistas argentinos”, los que
principal y periódicamente se aposentan en la dícese que “glamorosa” península
del Este. (Los “turistas” a los que se refiere con su sentencia el intendente
de Maldonado, del Partido Nacional, Enrique Antía, no son los rioplatenses de
dos orillas que desde hace décadas van y vienen con sencillez entre orientales
comunes de los pueblos costeros del gran estuario que van desde Colonia del
Sacramento hasta Piriápolis).
La foto que ilustra esta nota fue inicialmente publicada por El País del pasado
lunes 25 de junio, diario que advierte sobre el alza de las valuaciones
inmobiliarias presionada por las ofertas de los inversionistas que, sin duda,
no harían tan pingües negocios construyendo torres de turismo en remotos
“paraísos fiscales” que no son otra cosa que guaridas de cuentas non sanctas.
El autor de la nota, Marcelo Gallardo, destaca que:
Existe una enorme presión sobre los
propietarios de varias de las mansiones ubicadas sobre la rambla de la Brava
para vender las mismas a desarrollistas. Una de las más grandes fue vendida en
una millonaria cifra. Otras están en venta o sus propietarios de toda la vida
reciben tentadoras ofertas para venderlas a interesados en construir bloques de
edificios.
El intendente Enrique Antía, como los
responsables de Planeamiento, Roberto Chiacchio, y de Urbanismo, Soledad
Laguarda, rechazaron un planteo para construir una torre de 23 pisos en el
predio donde se levanta una de las icónicas mansiones de Punta del Este. Un
grupo inversor argentino compró tiempo atrás la mansión "Loma Verde"
[…] ubicada sobre la rambla Lorenzo Batlle Pacheco, en un predio de 5.148
metros cuadrados.
El intendente del Departamento de Maldonado, Antía, también
ingeniero como el virrey del lado occidental, se ha manifestado “encantado” con el proyecto del
arquitecto Rafael Viñoly (74), sin
preocuparse por el origen de los recursos dinerarios para semejante
construcción cuando, quizá para él como para la mayoría de los uruguayos, la
preocupación principal en el país otrora de los Joaquín Lenzina (Ansina, Ansina
soy…) es la “inseguridad” generada por los delitos vinculados al comercio con
drogas pesadas. Viñoly, uruguayo, se formó en la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo de Buenos Aires, obteniendo su título en 1969, y nueve años después, en
1978, se mudó con su familia a Nueva York donde todavía reside y desempeña su
profesión, aunque también tiene oficinas en Los Ángeles, Londres, Abu Dabi y
Dubái (ambas ciudades éstas en los Emiratos Árabes Unidos), y Baréin, una isla
de 35 kilómetros de largo y 18 de ancho en el golfo Pérsico al este de Arabia
Saudita, gobernada por una monarquía. Todos ellos enclaves de poderosos
negocios petroleros y financieros.
Las dos “naves” cruzadas sobre el viejo hotel San Rafael, ahora vetusto
y cerrado, que se ven en la fotografía de una maqueta habían sido proyectadas
con una altura cercana a los trescientos metros, pero el parlamento municipal
maldonadense puso un límite en los cien metros. El emprendimiento, explica el
articulista de El País:
se desarrolla sobre un terreno
municipal enclavado en la misma manzana 815 del balneario. En esta manzana hay
12 predios. El mayor […donde se enclava el San Rafael], identificado con el
número 2.109 y con una superficie de 14.713 m2 es propiedad de la firma Fosara
S.A. Allí se levanta el hotel. Otros diez predios son propiedad de la familia
Manoukian. Pero hay otro que es propiedad municipal. Este predio deberá ser
comprado por el desarrollista a la Intendencia.
En rigor de verdad, la firma Fosara S.A., dueña del San Rafael
hasta 2011, también era propiedad de los Manoukian. En ese año un “grupo
inversor” argentino-estadounidense ya había adquirido el fondo de la sociedad
anónima en un precio mayor a los treinta millones de dólares, y entre los
adquirentes, o por lo menos interesados en su compra, pudo haber estado el “desarrollador”
de countries y titular a través de una fundación que lleva su apellido del Museo
de Arte Latinoamericano Buenos Aires (MALBA), Eduardo Constantini, responsable del
emprendimiento del más grande country argentino –Nordelta–, una compleja ciudad
casi lacustre de mil cuatrocientas hectáreas a sólo treinta y cinco kilómetros
de la capital argentina en la que viven más de treinta y cinco mil personas de
capas sociales altas y medio-altas –incluyendo a parte de la familia del
fallecido narcotraficante colombiano Pablo Escobar–, la que fuera construida sobre
humedales naturales y cuya urbanización perjudicó el hábitat de barriadas
populares más o menos aledañas. La empresa de Constantini emprendió en el
Departamento de Rocha, también Uruguay, el complejo privado de residencias “Las
Garzas”, con playa oceánica contigua, construyendo para su acceso desde la
localidad vecina de Punta del Este, José Ignacio, un puente circular diseñado
por el mismo arquitecto Viñoly sobre la laguna Garzón, límite natural entre
Rocha y Maldonado.
Es decir, los Manoukian, en el caso informado por El País, fueron entre 2011 y 2018 los
receptores de millones de dólares de inversionistas que, probablemente,
manejaron fondos de inversión y dineros producto de la especulación financiera.
Cuáles son sus apellidos es de importancia política, y probablemente no falte
mucho para que se conozcan. Sobre la familia Manoukian hay otro dato: fue,
iniciada la década de 1980, víctima del secuestro con pedido de rescate de un joven
de 23 años que jugaba rugby en el Club Atlético San Isidro, el que aun habiendo
sido pagada la suma requerida por sus captores fue igualmente asesinado. Sobre
esa y otras historias de los responsables por lo menos de cuatro secuestros y
tres asesinatos, otra familia de San Isidro, “los Puccio”, se estrenaron, en
2015, la película “El clan” (Pablo Trapero) y la miniserie “Historia de un clan”
(Luis Ortega).
Los Newman Boys expertos en especulaciones financieras
La información dada por El
País se imbrica con la que circula incluso en la sordina de las redes
sociales sobre la angustiosa situación de decenas de miles de despedidos que se
suman al ejército de desocupados, sin techo, enfermos y abandonados en la Argentina
regresada al más crudo colonialismo de la mano de los otrora jóvenes
condiscípulos del virrey porteño en el Colegio Cardenal Newman.
El instituto con sede en Boulogne, San Isidro, localidad del
conurbano norte, se fundó a partir de una convocatoria en 1947 del Arzobispado
Católico de Buenos Aires a la comunidad irlandesa Christian Brothers,
para crear y regentear un instituto educativo de nivel secundario exclusivo
para hijos varones de familias de capa media-alta porteñas con el objetivo de
formarlos como futuros dirigentes político-sociales. Eran los años del fin de
la Segunda Guerra Mundial, del apogeo del peronismo en Argentina y de crecimiento
del “peligro” comunista en el mundo: dos fenómenos, los dos últimos, que había
que detener en nombre del dios que veneraban, creerían aquellos convocantes y
convocados. En 2015 sus huestes hasta apenas ayer llamadas “derecha democrática”
insisten en intentar infructuosamente lograr aquel cometido fundacional... No
pueden, pero igualmente, por ahora, se enriquecen e “invierten”. Les irá muy
mal…
Nota:
El País, Montevideo, 25 de junio de 2018: https://www.elpais.com.uy/informacion/sociedad/proyecto-san-rafael-cambia-bases-inmobiliarias.html
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