Imagen tomada de El Heraldo Cubano |
Antes de la Cumbre celebrada en junio de 2018 entre el presidente norcoreano Kim Jong-un y Donald Trump, ya se percibía que Estados Unidos podía prepararle un golpe bajo a la República Popular Democrática de Corea (RPDC) en las negociaciones respecto del tema nuclear.
En efecto, después del estrechón de manos y el acuerdo
firmado, salen a relucir las patrañas yanquis.
Los indicios se reflejan en las declaraciones de la parte
norcoreana unas horas después de que el secretario de Estado, Mike Pompeo,
culminara su breve estancia en Pyongyang, al calificar de “lamentable y
preocupante la postura del gobierno de Donald Trump en esas conversaciones”.
Un comunicado oficial divulgado por la agencia estatal
KCNA, afirma que las autoridades norcoreanas aseguraron que la demanda de Estados Unidos
para que su desnuclearización sea “unilateral y forzada” fue lamentable, al
tiempo que reiteró su petición de que el desarme se produzca de forma gradual.
Pyongyang subrayó que “las conversaciones no han servido
para fortalecer la confianza entre ambas partes, sino para encarar una fase
peligrosa en la que nuestra voluntad de desnuclearización podría tambalearse”.
Esa apreciación la basan en que Washington expresó
demandas:
en contra del espíritu de la
histórica cumbre de junio en Singapur, entre Trump y el líder norcoreano Kim
Jong-un, algo que no ha servido para fortalecer la confianza entre ambas partes.
Cuba conoce perfectamente cómo actúan los Estados Unidos
en sus negociaciones, pues en casi sesenta años lo ha comprobado en cada una de
las que efectuó secretamente con los yanquis, para buscar una mejoría en sus
relaciones como vecinos.
La posición estadounidense estaba sustentada en la
estrategia que estableció hacia Cuba en 1967, cuando varios analistas
recomendaron como alternativa una “contención positiva”, en lugar de la
empleada “contención pasiva”, todo, según consta en documentos desclasificados
y publicados por su Archivo de Seguridad Nacional, con el objetivo de:
crear un ambiente relajado que
dejara atrás las amenazas, a través de compromisos diplomáticos y algunos
alicientes para persuadir a Fidel Castro de modificar sus malos comportamientos
y satisfacer los intereses de Estados Unidos […]
Para tener clara la idea de la forma de manejar el engaño
en sus negociaciones, los documentos reflejan que en el escenario de la
“contención positiva”, los Estados Unidos mantendrían la guerra económica,
comercial y financiera, como naipe bajo la manga, y a la vez continuar sus
esfuerzos para detener el apoyo cubano a los movimientos revolucionarios de
Latinoamérica.
Algo que presentan de forma similar a las negociaciones
con Corea del Norte, es su estratagema de alcanzar un “magnetismo económico y cultural
hacia los Estados Unidos”.
A Cuba también le prometieron beneficios económicos y
políticos, los cuales se podrían obtener con “un comportamiento más racional”,
de acuerdo a los intereses yanquis.
Henry Kissinger también puso en práctica conversaciones
secretas con la parte cubana, pero siempre con miras a obtener provechos para
Estados Unidos, entre ellos la liberación de prisioneros norteamericanos, a la
vez que presionaban a Cuba en el tema de los derechos humanos acorde a sus
parámetros politizados, el cese del apoyo cubano a la independencia de Puerto
Rico y cortar el respaldo a los movimientos de izquierda.
Por esas razones no se concretaban avances en el
mejoramiento de las relaciones entre ambos países, algo que le sucederá a Corea
del Norte, pues Washington aspira a que estos eliminen totalmente su arsenal
nuclear y a cambio solo le ofrecerá placebos que no resultarán en mejorías
reales, al mantenerle las sanciones económicas para obligarlos a doblegarse.
Cuba es víctima de esa misma estrategia, incluso ante la
caída del campo socialista europeo y con Mijaíl Gorbachov al frente de la URSS,
Estados Unidos intensificó sus presiones sobre Moscú para que cortara su ayuda
económica y militar a la isla, con la trasnochada ilusión de que La Habana no
resistiría y caería como ficha de dominó, sin tomar en cuenta la valentía y
resistencia de su pueblo.
Durante la administración Clinton los engaños en política
se hicieron muy evidentes, al afirmar algunos funcionarios que los Estados
Unidos no representaban una amenaza militar para Cuba, a la par que afirmaban:
esperamos que el pueblo cubano
obtenga su libertad a través de la transición pacífica a la comunidad
democrática, como la que han llevado otras naciones.
En su acaramelada y falsa retórica, dieron pasos
similares a los de Barack Obama, cuando alertaron a Cuba antes de ejecutar
maniobras navales en aguas cercanas a la isla, iniciaron conversaciones contra
el narcotráfico y paralelamente promovieron el trabajo pueblo a pueblo,
concediendo licencias de viajes humanitarios, religiosos y educativos.
Se concluyeron negociaciones secretas, donde la parte
cubana aceptó recibir como repatriados a mil quinientos emigrantes del Mariel
que ellos consideraron excluibles para ser residentes en Estados Unidos. Sin
embargo, funcionarios yanquis afirman que «Cuba
solo logró obtener de esos acuerdos, una vaga esperanza de que su concesión
sentaría las bases para conversaciones bilaterales más amplias», lo que no se
materializó.
Obama, en sus aspiraciones de obtener ventajas
ideológicas antes de que Cuba eligiera al sustituto del presidente Raúl Castro,
reestableció las relaciones diplomáticas, pero mantuvo la guerra económica, el
financiamiento a la subversión y se negó a tratar la retirada de la base naval
en Guantánamo. Su línea fundamental fue socavar las bases del apoyo popular
desde adentro, centrando su esfuerzo sobre la juventud y los trabajadores no
estatales, mediante golpes suaves.
Corea del Norte no debe esperar ningún avance sustancial
en las relaciones con Estados Unidos, todo será el espejismo que de conversan
sobre temas que no llegan a ser cruciales, a la vez que insisten en ahogarla
con sus sanciones económicas, esas que como hacen contra Cuba, solo levantarán
cuando exista lo que ellos denominan un “cambio de régimen”.
Con Estados Unidos no hay otra opción que seguir
luchando, porque, como dijo José Martí: “Vale más un rebelde que un manso”.
Nota:
* En El
Heraldo Cubano, blog: https://heraldocubano.wordpress.com/2018/07/12/norcorea-califica-la-posicion-de-estados-unidos-de-lamentable-y-preocupante/ Para la publicación en Ansina es… solamente hemos realizado cambios de adecuación al
estilo editorial del blog, como por caso el reemplazo en el
título y texto de la nota de “Norcorea” por “Corea del Norte”, los que no modifican los conceptos del autor. G.E.
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