Ilustración original de Nuestra Propuesta |
Atravesado
ya el primer semestre completo del año 2018 todas las metas económicas
anunciadas por el gobierno para este año parecen haber estallado por los aires.
¿Impericia?, no, profundización del saqueo y el ajuste.
La
economía se derrumba y la caída parece no tener fin: ¿hasta cuándo vamos a
seguir publicando —y leyendo— que la actividad económica de las Pequeñas y
Medianas Empresas está paralizada, que el déficit comercial continúa rompiendo
récords, el endeudamiento en dólares es el mayor en nuestra historia y que la
bicicleta financiera aumenta la presión de los intereses sobre las cuentas
públicas?
El
interrogante funciona a modo de introducción a las problemáticas de índole
estructural que aquejan a la macroeconomía. Habría que incorporar a ellas
aquellas que repercuten cotidianamente en la vida de los trabajadores y que no
sólo son síntomas de la crisis, sino que, además, contribuyen a esta
agudización de la situación: inflación, tarifazos, pérdida del poder
adquisitivo del salario y caída del consumo.
Pero
¿síntomas de qué? Hay que volver a recordarlo porque la velocidad de los
acontecimientos es tal que se corre el riesgo de que “la realidad” escamotee
las causas de todos esos números e indicadores que dan cuenta de una economía
en crisis: el rediseño económico-social basado en un cambio político-cultural
que la derecha está llevando a cabo con el objetivo de consolidar y profundizar
las desigualdades sociales en las que se fundó el Estado nacional.
Parece
mucho y lo es. El proyecto político que en Argentina está implementando la
derecha, con guía y vigilancia de Estados Unidos, tiene pretensiones
históricas, por eso la voracidad del saqueo, la violencia y el rencor de clase
con que se aplica. Los más de trescientos cincuenta despidos en la agencia de
noticias nacional Télam es un gran ejemplo de ello.
Esta
ofensiva conservadora es de carácter continental. Con matices, las derechas
intentan coordinar acciones en América Latina para eliminar cualquier foco de
resistencia a los intereses del capital internacional y el imperialismo. Dos
ejemplos de las últimas horas confirman la querella: el pedido de prisión
preventiva en Ecuador contra el ex presidente Rafael Correa y la persecución y
matanza de dirigentes en Colombia que apoyaron la candidatura a la presidencia
de Gustavo Petro.
El
contexto general es necesario traerlo a colación para reconstruir la trama de
intereses que explican el hambre, el desempleo, el aumento de la pobreza y la
indigencia en Argentina.
De
dónde venimos y a dónde vamos
En
los últimos días la Fundación Germán Abdala1, a través de su
Instituto de Trabajo y Economía (ITE), confirmó que la inflación del mes de
junio pasado alcanzó, según un estudio propio, el 4 %. La devaluación es el
principal factor que viene empujando el alza de precios que no baja del 2 % mensual
desde febrero. En junio la tendencia se duplicó.
Los
números del ITE coinciden con las estimaciones del Centro de Investigación en
Finanzas (CIF) de la Escuela de Negocios de la Universidad Torcuato Di Tella,
que calcula un incremento de precios esperado de treinta por ciento para los
próximos doce meses, contrariamente a lo que estipula el Relevamiento de
Expectativas del Banco Central que pronostica una suba total de 27,1 para el
2018.
Ya
no sorprende que el Banco Central de Argentina admita una inflación de casi el
treinta por ciento cuando la meta original era de 8 % a 12 %. Alcanza con
recordar que 24 horas después de votado el presupuesto en el Congreso el
gabinete económico convocó a una conferencia de prensa para anunciar que había
“recalibrado” el pronóstico hasta 15 %. Un pequeño ajuste de cincuenta por
ciento.
El
mercado y las consultoras privadas, es decir, el grupo social de donde provienen
los funcionarios del Gobierno, tampoco creen en los índices proyectados.
Actores del establishment como Eco Go, C&T Asesores, Abeceb, y Orlando J. Ferreres
& Asociados dan por sentado una inflación por encima de 30 % para 2018. En
el primer semestre la inflación acumulada es de 15,9 %. La proyección indica
que el techo rondará 32 %, pero con la “libre flotación del dólar”, la
liberalización del precio de los combustibles y los tarifazos programados en
base a un dólar a treinta –y no a veinte como fueron diseñados– indican que lo
peor aún está por venir.
Por
otro lado, el Gobierno presentó al Congreso un borrador del Presupuesto 2019
que prevé un crecimiento de apenas 2 %, una inflación de 17 %, y la libre
flotación del dólar sin pronosticar un valor de referencia.
Recordemos
que según el Presupuesto 2018 la inflación se iba a ubicar entre 8 % y 12 % –como
se destacó en párrafo anterior–, al tiempo que el Producto Bruto Interno
crecería 3,5 % y el precio del dólar se colocaría en 19,3 pesos. A poco más de
seis meses de comenzado el año ni el más optimista de los oficialistas se
atreve a defender esas cifras que resultan a todas luces disociadas de la
realidad.
Fuga
de ladrones
En
este escenario el Gobierno inició un proceso de desactivación de las Lebac2
vía dólar. En concreto, ofrece a los inversores facilidades en las licitaciones
de Letes3. Las licitaciones de los últimos días permitieron a los
grupos inversores licitar Letes que se pueden canjear por Lebacs. Esto no es
otra cosa que la consolidación en moneda extranjera de la deuda suscrita en
pesos por el Estado con una tasa de interés de hasta 61 %. La rentabilidad de
las nuevas Letes alcanzaría 4,5 %, lo que duplica a los plazos fijos en
dólares. Mientras, los nuevos dólares que ingresan al país por el acuerdo con
el FMI se utilizan para la fuga de capitales de los fondos de inversión y las
empresas transnacionales.
Sólo en abril, y según datos proporcionados por el propio Banco Central, Argentina sufrió la mayor fuga de capitales desde la salida de la convertibilidad. En ese mes se fugaron al exterior 5.611 millones de dólares en movimientos del sector privado financiero y no financiero. El movimiento coincide con la crisis cambiaria habilitada por Sturzenegger y Caputo que provocó un alza del valor de la moneda yanqui de 20 a 25 pesos que favoreció a los bancos socios del gobierno, como el JP Morgan.
La
magnitud del robo y el saqueo fue confirmada también por el Instituto de
Finanzas internacionales (IIF)4 –asociación empresarial mundial de
instituciones financieras– al confirmar que entre abril y mayo se fugaron del
país más de siete mil millones de dólares.
Notas:
* El artículo que reproducimos fue publicado
originalmente el pasado 7 de julio de
2018 en Nuestra Propuesta,
diario de noticias del Partido Comunista Argentino. Se realizaron solamente unos pocos cambios de sintaxis y agregaron notas
a pie de página para adecuarlo al estilo editorial del blog. G. E.
4 https://es.wikipedia.org/wiki/Instituto_de_Finanzas_Internacionales
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