“Desmiento que el
Presidente @mauriciomacri esté internado. Está reunido en su despacho de Olivos
con 4 periodistas!!!”1, escribió ayer en la red Twitter, se
dijo, una colaboradora de Iván Pavlovsky, vocero gubernamental en la margen
occidental del estuario rioplatense, procurando ocultar que una repentina
arritmia cardíaca había motivado la internación médica con cierto apuro del
virrey para realizarle estudios clínicos.
Más allá de pensarse que no es lo más común que por exceso
de alegrías se alteren los ritmos cardíacos como para motivar tales estudios de
urgencia, en concreto, en los observadores suspicaces se avivó una lacerante
sospecha.
El o lo establecido en el edificio Casa Rosada, de la Ciudad
de Buenos Aires, y en el caso al que se alude en la ya histórica Residencia
Presidencial de Olivos que reemplazó a mediados del siglo pasado a la de la
avenida Las Heras –en la entonces Capital Federal–ejerciendo en uno u otro
sitio un poder político tan discrecional como concentrado no únicamente en la
región rioplatense –si no poder propio, delegado– podría efectivamente ser un robot
humanoide o, si no eso, un parásito robótico que anida y ejerce control sobre
un espécimen humano (producto de fecundación, gestación y parición humana por
más mal que todo ello hubiera podido ocurrir)…
Así, se confirmaría, el denominado “@mauriciomacri” sería un
artefacto periférico permanente y fielmente comandado online por no otro que el mismísimo Big Brother…
Quizá, más adelante, puedan llegar a descubrirse otras
incógnitas. Ojalá, se lo aspira ahora con cruda seriedad y acabado el juego
irónico, antes se encuentre un camino popular e inteligente que evite más
penurias y quizá horrores…
Nota sintáctica y
ortográfica:
1 Cuando con un específico cargo se destaca a una
persona antecediendo con aquél el nombre de tal persona, aun siendo ese cargo
de relevante importancia o, por caso, único, nunca se escribe con inicial
mayúscula. Ello se hace sólo cuando se da referencia de esa persona aludiendo
sólo a su cargo, por ejemplo: “con ustedes, el Virrey”, pero si se expresa con
referencia también a su nombre se escribe: “ha llegado el virrey Mauricio”.
Además, a) los signos
ortográficos en castellano se colocan siempre de a pares, al iniciarse y
concluirse la frase destacada como interrogación, exclamación, paréntesis,
etc.; y b) las cantidades de entre una y nueve unidades de lo que sea se
expresan con letras y no con números: uno, dos, tres… ocho o nueve (esta regla
se hace extensiva a la escritura de cifras no precisas, de cantidades de tiempo
transcurrido y edades de las personas: “llegaron cerca de cincuenta ciclistas”,
“pasaron doce años tranquilos” o “tuvo un incidente cardíaco apenas haber
cumplido cincuenta y siete años”.
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