Carta de la parlamentaria del
Mercosur y presa política del régimen virreinal, Milagro Sala, enviada desde el
Penal de Mujeres de Alto Comedero, en Jujuy, Argentina, con motivo de
celebrarse una nueva jornada nacional contra la
violencia de género bajo la consigna “Ni una menos”. El texto y la fotografía
de Sala fueron originalmente publicados hoy en el sitio web La García, editado por la periodista
argentina Cynthia García (https://www.cynthiagarcia.com.ar). G.E.
Ya pasó más de un año desde que se inició la campaña Ni Una
Menos. Hoy volvemos a reclamar porque no vemos que haya políticas públicas
para evitar los femicidios. Además tenemos que lamentar el cierre de programas
nacionales de asistencia a las víctimas de violencia de género, y que no haya
planes ni acciones en ese sentido a nivel provincial.
La Argentina tiene hoy un presidente que no sólo está
vinculado con personajes como Raúl Martins, dueño de prostíbulos y acusado de
trata de personas, sino también casado con una mujer denunciada por trabajar
con talleres clandestinos que explotaban a niños y mujeres para abaratar los
costos de sus prendas y continuar enriqueciéndose a costa del sufrimiento de
los más vulnerables.
En la provincia, tenemos un gobernador misógino, que tiene
un odio incontrolable contra una mujer negra, india, dirigente social, que
cometió el error de concientizar a los pobres, a los negros, a las mujeres, de
que tienen los mismos derechos que cualquier otra persona, incluido el mismo
gobernador y su esposa. Hoy pago ese precio, encarcelada por una justicia que
responde en forma directa a sus órdenes, en un Jujuy en donde han desparecido
el Estado de derecho y las garantías constitucionales.
No es un hecho aislado. Hoy Latinoamérica está sufriendo la
embestida contra mujeres que lideraron proyectos políticos que mejoraron las
condiciones de millones de personas con la complicidad de una justicia
patriarcal y un sistema de medios concentrado que responde al único interés de
generar más riqueza y poder para ellos mismos. Por eso la condena judicial y
mediática contra Cristina y contra Dilma en Brasil.
Desde las organizaciones sociales desde un primer momento
trabajamos en la contención y en la reivindicación de la mujer como tal. El año
pasado, cuando marchamos en Jujuy junto a decenas de organismos y distintos
espacios en lo que fue la primer convocatoria de Ni Una Menos, decía que una de
las tantas formas de violencia contra la mujer, más sutil que la física o la
verbal, es la económica. Por eso, en las organizaciones sociales las mujeres
comenzaron a tomar un protagonismo muy fuerte.
De los dirigentes de las Tupac Amaru 80 % son mujeres: en
las cooperativas, en las fábricas, en varios lugares, trabajando de igual a
igual con los hombres. Y esto les permitió poder vivir un poco mejor, tener la
posibilidad de tener su tarjeta, de comprar las zapatillas para el hijo y que
no tengan que depender de que el marido les de plata para darle de comer a los
chicos. En las organizaciones sociales las mujeres tienen los mismos derechos
que los hombres. Ya no vivimos en la época en la que las mujeres tienen que
agachar la cabeza y estar esperando al marido con la comida caliente.
La violencia verbal duele mucho más que un golpe, daña
psicológicamente. Pero las mujeres no tenemos que justificar ni que nos ataquen
psicológicamente ni que nos levanten la mano. Nosotros tenemos muchas
compañeras que al principio iban con la cabeza agachada y lloraban y uno le
preguntaba por qué se dejaban pegar y ellas justificaban que las habían
golpeado porque ellas tenían la culpa, porque no habían hecho la comida. Y en
el hogar es la pareja la que se tiene que hacer cargo, no únicamente la mujer.
Y hay que tomar conciencia para que de una vez la violencia se termine. Porque
todos los femicidios tuvieron antes violencia verbal y golpes.
Compañeras. A continuar generando conciencia sobre nuestros
derechos y reclamando que el Estado los garantice. Hoy sufrimos un grave
retroceso institucional en términos democráticos. Pero nada es eterno. Las
madres y abuelas nos han dado su ejemplo. Finalmente, la justicia llega. A no
bajar los brazos. A seguir luchando.
Milagro Sala
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