El
presente artículo de análisis de Serrano Mancilla y la ilustración que lo
acompaña fueron distribuidos y publicados por el Centro Latinoamericano de
Estudios Geopolíticos (CELAG) http://www.celag.org/macri-y-su-mano-invisible-por-alfredo-serrano-mancilla/,
y publicado también por el diario digital español Público, http://blogs.publico.es/dominiopublico/15158/macri-y-su-mano-invisible/
La edición que publicamos ha sido realizada por nosotros. G.E.
El neoliberalismo del siglo XXI ha aprendido de sus propios
errores en el pasado. Aquello que se decía con descaro en la década de los
ochenta y noventa, hoy se esconde, se disimula. Las propuestas se envuelven de
otro lenguaje económico. No tan directo. Menos diáfano. Se abusa de los
eufemismos. Si antes se anunciaba sin complejos que el Estado debía achicarse,
ahora es completamente inimaginable afirmarlo tal cual. La privatización de los
sectores estratégicos es otro mandamiento desaparecido de los libretos
económicos actuales de la derecha regional. No se atreven ni con esto ni con un
sinfín de medidas económicas que provocaron demasiado malestar en las mayorías.
La versión moderna del neoliberalismo juega a cuidar lo que propone, a
disfrazarse, a hacer invisible aquello que realmente sabe que no gusta a la
ciudadanía.
En esta faena, Macri, es el rey de la mano invisible. Es la
versión más mejorada de la nueva etapa neoliberal para afrontar la disputa de
los próximos años en América latina. En Argentina, lo han conseguido. Con un
Macri de plastilina han sabido ganar las elecciones. Apenas ha hablado de
economía. Ha rehuido cualquier debate acerca de cuáles eran las directrices
económicas de su propuesta de cambio. Supo regatear cada pregunta que implicase
descubrir su modelo económico. Es mas, hubo meses en que se dedicó a realizar
un copiar-pegar de todo aquello que el kirchnerismo había hecho en materia
económica con un impacto muy favorable para el pueblo argentino. Nada que decir
sobre privatizaciones (ni de Aerolíneas Argentinas, ni YPF, ni las
jubilaciones); nada acerca de la posibilidad de eliminar las políticas de
asignación universal por hijos ni todas las políticas económicas y sociales que
se han implementado en la última década. Absolutamente nada de esto apareció en
el discurso económico electoral de Macri. Siguiendo los consejos de su asesor,
Durán Barba, ha preferido esquivar el debate contra las políticas sociales y
económicas que trajeron consigo efectos positivos, directos y visibles para la
ciudadanía. El neoliberalismo se viene reinventando al mismo tiempo que se
reinventa la derecha política del siglo XXI. Y no hay duda que esto le ha dado
sus resultados.
Sin embargo, a partir de ahora, a Macri le toca gobernar,
esto es, tomar medidas, llevar a cabo políticas económicas que serán objeto del
debate, de la crítica. Por ello, Macri se ha apresurado a afirmar que se
tratará de un proceso gradual en lo económico. Nada de cambios bruscos. Nada de
virajes que incendien el país. Seguramente no tocará nada, al menos en los
primeros años, de aquello que afecte cotidianamente a la población. Ni
eliminación de subsidios ni de otros derechos sociales. Es más, seguro que no
hará ninguna devaluación violenta que impacte inmediatamente en el poder
adquisitivo de los argentinos. Todo lo que sea económica y socialmente visible
estará fuera de las acciones que se tomarán en el corto plazo.
La estrategia económica estará más basada en la idea acuñada
por Adam Smith en su Teoría de los sentimientos morales: la mano invisible.
Este es el dogma neoliberal por excelencia. Se trata de una suerte de capacidad
autorreguladora del libre mercado como fórmula para determinar el equilibrio en
las diferentes variables económicas (precios, tipo de cambio, tasa de interés,
salarios). Los poderes económicos, que sostienen al nuevo Presidente argentino,
creen en ese dogma por encima de todas las cosas, y Macri y Durán Barba, no
serán quienes les lleven la contraria.
¿Y cuáles son las próximas medidas económicas fabricadas por
Macri y su mano invisible? La primera regla es centrarse en aquellas políticas
económicas menos palpable directamente para la gente de a pie. Tal es así que
Macri ha iniciado por un cambio de la arquitectura institucional: en lugar de
un ministerio de economía, ha preferido un gabinete amplio, de seis ministerios
diferentes, porque de esta manera es más fácil diluir responsabilidades
directas, hacer todo más invisible. En lo que sí ha tomado partida
inmediatamente ha sido en la eliminación de las retenciones para los
exportadores de soja. ¿Por qué esto? Porque aparentemente esto no afecta
directamente a la mayoría ciudadana. Eso se hará ipso facto porque así marca la
cancha desde el principio favoreciendo al gran poder económico nacional. Así
los dólares estarán en manos de unos pocos privilegiados sin apenas control del
Estado. Eso implica que serán ellos los que puedan determinar la política
cambiaria a su antojo, según su propia tasa de ganancia. A eso, los defensores
de la mano invisible, le llaman independencia del Banco Central, esto es, un
Banco Central que no se mete en lo que manipula una docena de grandes
empresarios del campo con sus dólares. Al sector financiero también hay que
dejarlo que haga lo que le de la gana. Esto es, más independencia del Banco
Central o libre mercado, según los cánones de la economía hegemónica
neoliberal.
Esta misma lógica también será aplicada para eliminar el
“cepo” cambiario: todo el mundo libre para tener los dólares que desee. Este
será el eslogan. Detrás de ello, lo que sucederá es que serán muy pocos los que
concentren la mayoría de dólares del país; de facto se bimonetizará la economía
(en pesos y en dólares), y habrá ciudadanos de primera o de segunda, según
tengan capacidad real de adquirir dólares o no. Además, esto limitará la
posibilidad de que el Estado continúe dándole al dólar un uso productivo.
Aunque esto es lo que menos preocupa a Macri porque nunca creyó en una
verdadera política económica de industrialización. Así, perezosamente, el nuevo
gobierno hará la vista gorda a una devaluación progresiva, siempre bajo la
tutela del “libre mercado”, esto es, bajo la dirección de muy pocos poderes
económicos. En consecuencia, la dependencia importadora se irá imponiendo a
fuego lento (de nuevo, como a fines del siglo XX) en el metabolismo económico.
Así, como buen mago, sin que nadie se haya dado cuenta, luego de un tiempo
prudente, el modelo económico irá tomando forma por sí mismo: Argentina
insertada en el mundo desigualmente, bajo el modelo primario exportador
concentrando la riqueza en pocas manos, con un patrón de crecimiento
empobrecedor de mayorías (desempleo, bajos salarios). Es decir, el ajuste no
será como el que se aplica en Europa; lo que vendrá será un desajuste en el
medio plazo.
En definitiva, Macri apuesta por contorsiones inviables: el
modelo social que promete es incompatible e insostenible con el modelo
económico invisible que trae bajo el brazo. Es el momento, por tanto, de
desenmascarar los trucos económicos que esta nueva derecha procura hacer
invisible a los ojos de la mayoría, pero cuyos efectos irán siendo visibles
lentamente, y sin anestesia.
Nota:
* Alfredo Serrano Mansilla es
español, doctor en Economía y director del Centro Latinoamericano de Estudios
Geopolíticos (CELAG) con sede en Quito, Ecuador, y mantiene relaciones con
organizaciones similares de Bolivia, Venezuela y Argentina.
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