«En
efecto: la filosofía, que pretende dejar enunciada para siempre la Verdad de
las cosas, presenta esta característica de hecho paradójica de ser, por
esencia, conflictiva, y ello perpetuamente. Kant dijo de la filosofía –la
anterior a la suya, claro– que era un campo de batalla.» Louis Althusser.
Hay que decirlo: “la verdad” como tampoco “el espíritu
santo” se hacen presentes en los medios. El sacerdocio periodístico entonces
debe abandonar la pretensión de fe verdadera, pues lo que se estructura ahí,
como ocurre también en la filosofía, es un campo de batalla (Kampfplatz) por “lo verosímil”.
Dicho esto muy sucintamente claro, llamaremos desde ahora
“lo verosímil” al “efecto verdad” construido por los medios, efecto siempre
articulado con los intereses materiales que ellos representan, producen,
reproducen y amplían.
En esta perspectiva de construcción de “lo verosímil” en los
medios, transitamos un período donde, por ejemplo, respetabilísimas
“consultoras” opositoras insisten mediante asépticos “estudios de opinión”
poblados de gráficos coloridos y porcentajes muy estrictos, en la caída de
imagen presidencial, la debacle en la evaluación de gestión gubernamental y
consecuentes penurias de intención de voto.
Son apoyados los resbalones oficialistas en acontecimientos
sistemáticamente editorializados por los medios opositores a los que se
adjudican pretensiones de verdad y capacidad de interpelar a la “opinión
pública nacional”, de Ushuaia a La Quiaca.
Una vez creado el “microclima mediático” e instituido “lo
verosímil” como verdad universal, resultan sorpresivos, por citar un caso
contundente, los casi 40 puntos de intención de voto que el oficialismo
registra para las PASO del próximo domingo, en el mismo momento en el que está
siendo vapuleado con duras y diversas críticas a través de los medios
opositores.
El punto de máxima de este efecto de microclima de medios
resultaron las PASO del año 2011, cuando en medio de las críticas furiosas por
el caso Schocklender, Cristina se despachó con ¡ay!, 50 por ciento de los
votos.
Desarrollamos en su momento para explicar este fenómeno en
apariencia paradojal el concepto de “audiencias redundantes”, intentando
describir a modo de discusión preliminar el fenómeno configurado por el impacto
de la notable actividad opositora desplegada por los medios de difusión, de
alcance fundamentalmente metropolitano.
El fenómeno en cuestión reside ya no en negar influencia de
los aparatos de medios opositores en la construcción de “lo verosímil”, sino en
señalar su actual incapacidad de ampliar audiencias, quedando su efecto de
aversión encapsulado sobre los segmentos que ya resultaban opositores al
oficialismo y circunscriptos geográficamente a la zona metropolitana.
La construcción de lo verosímil por los medios opositores se
realiza con fronteras definidas y rígidas que ya no se expanden, tanto en el
sistema de preferencias como en el ámbito geográfico.
La zona metropolitana, debe recordarse, representa no la
totalidad, ni la mayoría, sino 33 por ciento del padrón nacional de electores,
aunque si consideramos la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el cordón primero
del conurbano bonaerense, donde efectivamente el corredor de medios opositores
es fluido, la representación baja a 20 por ciento del total de electores
nacionales.
La redundancia y el acotamiento geográfico explican el
impacto escaso de los temas que se han generado como verosímiles desde los
aparatos mediáticos opositores en el último tiempo, desde el caso Antonini
Wilson, el affaire Sueños Compartidos
pasando por Skanska, la ley antiterrorista, el proyecto X , el affaire Ciscona, Hotesur y ahora el
Anibalgate.
El impacto metropolitano de los medios opositores, que son
los que llevan la delantera en la instalación de estos temas –aunque sin
mayores réplicas nacionales importantes en los medios, incluso los opositores,
del resto del país–, no parece alterar en nada la arquitectura de audiencias
para octubre y lo que logran es redundar sobre aquellos que ya estaban
convencidos. Algo así como cazar en el zoológico.
Una especie de fenómeno de audiencias “6,7,8”1 en
sentido contrario. No logran incorporar nada nuevo y sólo impactan en parte de
las audiencias ya establecidas, reproduciendo tanto las adhesiones como las
aversiones de estos colectivos.
En general, entonces, la de los medios opositores resulta
hoy una práctica de construcción de lo verosímil bajo el mecanismo de
audiencias redundantes, con impacto dominante en la zona metropolitana,
bastante poco productiva al momento de inducir cambios en el estado de opinión
pública, que sigue teniendo al oficialismo como mayoría nacional sólida de
preferencias y a la gestión del gobierno nacional en general, la imagen de la
Presidenta y la coyuntura socioeconómica favorable en particular, como el eje
de esta mayoría electoral.
Finalmente cabe señalar que la fortaleza relativa del
oficialismo es también el resultado de la estructura fragmentada de la
oposición, que no logra resolver su formato de archipiélago patentizado en las
elecciones de octubre de 2011 y 2013 que se mantiene sin cambios significativos
en la actualidad, donde ningún liderazgo opositor compite con alguna chance con
el de Cristina Kirchner a nivel nacional y logra acortar la distancia de más de
diez puntos respecto a la fórmula Scioli-Zannini.
Así las cosas, el binomio oficialista se encamina a la
elección de octubre con un panorama despejado y muy favorable, con altas
chances de resolver el episodio electoral en primera vuelta, notable
performance sostenida en:
1. La popularidad de Cristina.
2. El piso electoral del FPV en
torno de 33 por ciento de los votos nacionales.
3. Las mejoras socioeconómicas
notables que –contra todos los pronósticos opositores, medios y gurúes que adversos al oficialismo–
harán crecer la economía 4,5 por ciento interanual en el tercer trimestre,
dando volumen notable al “efecto bienestar” al momento de votar.
Nota:
*Artemio López es sociólogo y
titular de la consultora Equis.
Este artículo de opinión fue
publicado originalmente por el diario Página/12 del 7 de agosto de 2015 (http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-278824-2015-08-07.html).
1 Programa diario de la Televisión Pública (Canal 7) en
horario central crítico del accionar de la oposición política y profusamente
documentado, en el que participan un
panel de periodistas e invitados.
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