Ilustración de la publicación original de "Macri y Malcorra: el regreso del virreinato", de Héctor Bernardo |
Carta enviada mediante correo
electrónico a las publicaciones digitales Contexto1
(La Plata, Argentina), y La Pluma2
(Colombia), referidas a la publicación por ellas en diciembre 2016 y enero 2017,
respectivamente, del artículo “Macri y Malcorra: el regreso del virreinato”, de
Héctor Bernardo, docente de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina).
Por vía de La Pluma (Colombia) tuve acceso a “Macri y
Malcorra: el regreso del virreinato”, artículo de Héctor Bernardo originalmente
publicado en Contexto el 19 de diciembre pasado que se apoya
esencialmente en expresiones de Eugenio Zaffaroni a vuestra publicación, según
encuentro en la red, el 13 de febrero de 2016. Sin duda Zaffaroni dio una
respuesta conceptualmente idéntica antes, el 10 de enero del mismo año, un mes
antes, en entrevista que le hiciera Martín Granovsky. La cuestión me es muy
interesante.
En vuestra publicación del 19-12 pasado, Bernardo, en el
primer párrafo, refiere a Mauricio Macri asumiendo “la presidencia”, pero no
aclara que ésta para el caso sería una jefatura de corte o delegación
virreinal, en concordancia con lo que expresa el título. Es decir, el título
aparecería con carácter simbólico y referido solamente a una definición dada
por Zaffaroni mucho antes.
¿Por qué me interesa la cuestión sobre la que he conversado
con Zaffaroni? Por la sencilla razón de que un año antes de la publicación en
Contexto del artículo de Bernardo, en diciembre también pero de 2015, aún antes
del 10 de enero cuando en Página|12 la publicó Granovsky, en el blog ¡Ansina
es!... se manifestaron análisis y caracterizaciones refiriendo al
"Restablecimiento de los virreinatos subamericanos" (http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2015/12/restablecimiento-de-los-virreinatos.html),
en ésa y otras notas incluso refiriendo al estado de ilegitimidad e ilegalidad
intrínseco que enmarcaron el advenimiento de un “mandatario” no mandado por el
pueblo de su país sino por otros mandantes y mediando recursos no democráticos
(véanse al menos algunos de los diecisiete artículos publicados aquel mes).
Me interesa porque en la cuestión aparece el gran eje
todavía no explorado en profundidad que con su giro genera un campo ficticio de
reflexión (situación que suele distorsionar discursos políticos
"progresistas" e incluso científico académicos).
Enhorabuena que el compañero Héctor Bernardo en Contexto,
y luego La pluma, aborden este asunto. Pero sí, con modestia que a los
setenta y cinco de haber nacido no implica ingenuidad, solicito a ambas
publicaciones se haga referencia a nuestra antelación en las definiciones.
Muy cordialmente,
Notas:
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