Hoy, domingo 22 de enero, de Abdala, Washington, sin duda uruguayo dado
el nombre, y no sé si pariente o no de Marcelo (también Abdala, pero dirigente
de la central de los trabajadores PIT-CNT, también uruguaya), el diario
de Montevideo El País –del que no pocas veces hemos criticado modos de informar y comentar de
sus columnistas–, publicó el
texto que replicamos y que por sus pícaros aciertos en la caracterización de
una franja social de las capas medias (las middle
class) me hizo reír. Y es bueno reír entre tantas amarguras contemporáneas y acumuladas en el proceso
histórico.
Nosotros, conocedores desde hace muchos años de aspectos de la
idiosincrasia incluso antagónicos de la sociedad al oriente del río Uruguay y al
norte del gran estuario platense, hemos encontrado muy acertadas las
caracterizaciones hechas en son de broma por el columnista Washington.
Este Abdala es un político que se define como demócrata y de “centro”,
no “centro-derecha” ni neoliberal, es profesor universitario, periodista y
escritor, y miembro del Partido Colorado al que han pertenecido más de tres generaciones de
Batlles, como el que a principios del siglo XX fuera precursor en la República
Oriental de una suerte de Estado de bienestar, José Pablo
Torcuato Batlle Ordóñez (n. 1856 – m. 1929), también periodista, hombre
cultivado y presidente innovador del país en los períodos de 1903 a 1907 y de
1911 a 1915. Mientras desde Buenos Aires y hacia el interior provinciano entonces
se instauraba un modelo conservador de derecha surgido de la consolidación del
capitalismo terrateniente tras el genocidio de los pueblos originarios de fines
del siglo anterior, en la capital del puerto oriental se imponían idearios de
progreso socialdemócrata como el desarrollo científico de la enseñanza pública,
la separación de la Iglesia del Estado y el apoyo al desarrollo de actividades
industriales.
Claro que en la
misma agrupación política que durante el siglo XIX se había enfrentado a sablazos
y balazos con los Blancos de raigambre patronal agropecuaria, también anidaron
los Bordaberry, como Juan María, quien en 1973 –primeros años operativos del
Plan Cóndor de la CIA estadounidense en su versión inicial, no en la más
sofisticada actual– viró de Presidente constitucional a Dictador, y fundó para
la gramática un neologismo político: la “bordaberrización”. Juan María Bordaberry
en realidad no fue un innovador en el giro “copernicano” suramericano: en 1933,
cuarenta años antes, lo había antecedido en la maniobra otro colorado: el presidente-dictador
José Luis Terra.
Un sobrino con
mismo apellido del antes referido José Batlle Ordoñez fue también Presidente
uruguayo entre los años 1947 y 1951: Luis Batlle Berres. El último de los
Batlle famosos fue Jorge (n. 1927 – m. 2016), hijo del recién referido y de
madre oriunda de la Ciudad de Buenos Aires, Matilde Ibáñez, quien continuó la
tradición política familiar siendo Presidente desde 2000 hasta 2005. El mayor
de sus desaciertos quedó registrado para la prosperidad, no
percatándose él que los micrófonos seguían abiertos luego de un reportaje de la cadena estadounidense Bloomberg TV,
caracterizando a los argentinos como «¡Una
manga de ladrones del primero al último!». El exabrupto le costó tener que
viajar a Buenos Aires a pedir disculpas y llorar frente Eduardo Duhalde, por entonces
presidente transitorio tras la crisis de 2001 a 2003 en el país a occidente del
estuario. En Montevideo, sectores juveniles del Frente Amplio llegaron a plantear
que a Batlle Ibáñez había que someterlo a un diagnóstico psiquiátrico…
Volviendo a los Abdala (a ambos los apodan “El Turco”, como también lo
hacían con Germán Abdala, fallecido hace tiempo dirigente de la Asociación de
Trabajadores del Estado –ATE–, de Argentina) , digamos que Marcelo, actual
Secretario General de la central sindical de los trabajadores uruguayos PIT-CNT
–ya hemos dicho que desconocemos si hay algún lazo de parentesco con el autor
de la columna que replicamos–, es hijo y nieto de obreros de la industria
metalúrgica, como lo es él mismo, y tiene profunda formación marxista: no es “progre”,
él mismo se reconoce comunista. G. E.
El nuevo “progre”,
por Washington Abdala*
1. Ya no sabe
quien fue Marx, lo confunde con un cantante llamado Bruno Mars y le da lo
mismo. De Groucho ni le hables, no tiene la menor idea quién fue.
2. Aún ama a
Mujica pero no sabe bien la razón. Le resulta simpático el estilo chichipío del
viejo. Pero no es un amor intenso, solo son recuerdos de juventud.
3. Le gusta la
guita más que a la derecha ganadera. Es más, la gasta sin complejos, eso sí, te
sigue sanateando con la cantarola de los pobres y te pone carita de humanista
hablando de los sirios (pero no contrata a uno para cortar el pasto del jardín
ni que vengan degollando).
4. Ama los
organismos internacionales para currar en ellos. Se siente Bono.
5. Sus
actividades lucrativas las considera acciones de "emprendedores".
Jamás se le pasa por la cabeza que se afana la plusvalía de los más débiles. Él
cree que es un agente de cambio de la economía.
6. Le encanta el
carnaval, las Llamadas y el barrio Sur, pero hace un mango y raja al toque para
Pocitos o Carrasco.
7. Adora Cabo
Polonio pero si le da la tela compra casa en Punta y va a cenar a lo de Jean
Paul en José Ignacio (rabas y langostinos al ajillo con vino blanco.)
8. Se coló en la
fiesta de la informática o de algún currito modernoso tipo molinos eólicos.
Meta viaje a Nueva York. Eso sí, relajar a Trump es la consigna.
9. Odia a
Lacalle Pou y a [Pedro] Bordaberry —por sus vínculos filiales— y no les da
chance alguna de nada. Los consideran espermas malévolos de sus padres. Feo
reduccionismo genético-mental. Me hace acordar a una corriente autoritaria
jodida…
10. Cuando llega
al auto de alta gama no usa jamás Mercedes Benz, el prejuicio no le permite
semejante salto, sin embargo con Audi cree que la gilada no se da cuenta.
Algunos se copan con el BMW, los puede la marca y el franeleo.
11. Todos te
recitan el verso de su amor por la educación pública pero mandan sus hijos a
las universidades privadas y apenas se reciben los fletan para gringolandia o
Europa a hacer el master. Eso sí, siguen relajando al capitalismo, por injusto
y mezquino.
12. Tiene amigos
que han hecho negocios con Venezuela o Estados Unidos, da igual, todo por
enganche, por contactos o lo que sea, nunca porque lo que vendían era bueno
mismo.
13. Ama los
negocios con toque ambiental y le gusta decir que eso lo apasiona.
14. Jamás
confiesa la torta de dólares que amasa con esas movidas. La guita es lo de
menos, dicen.
15. Aprendió de
vinos, alardea al respecto, lo encontrás en los restaurantes hablando de los
mismos y cada uno con su botella propia. Lo que es la vida, hace un tiempo
comía fainá grueso y ahora es Luis XIV.
16. Se copa al
verse retratado en Galería en eventos al atardecer de carácter benéfico.
Siente que cumple con su responsabilidad social empresarial con tremendo
esfuerzo (¡luchador!).
17. Habla de los
temas del cambio climático como si fuera propietario de los mismos pero le saca
guita a esos curros más que el viejo Ford a su famoso autito. Si puede hacer
consultoría sobre la influencia de mosquito Aedes Aegipty en la playa del
Cerro, ya tiene los contactos y sabe cómo armar los términos de referencia para
tan relevante aporte a la humanidad. Gente muy solidaria.
18. Va
abandonando la corbata pero se volvió marquero y le encanta que le digas lo
bien vestido que está (ya no compran en la Banda Oriental nada, che.)
19. Descolgaron
la foto que tenían con Tabaré [Vázquez] y la metieron en el cuartito del fondo. Ahora
dicen que "ya no se puede creer en nadie" y hacen autocrítica estilo
[Esteban] Valenti. Principismo posmoderno que le llaman al no calzar en la
fiesta (hermoso el tano, que bien viste ese hombre, esos zapatos de Milán me
matan).
20. Sabe la
diferencia entre el aceite de oliva extra virgen (buenazo) y el refinado
(humm). El nuevo progre se cuida y habla de salud. Ya no más grasas saturadas.
Somos
afortunados, el nuevo progre nos ilumina y nos marca el camino. Alá piensa en
nosotros. Hemos hecho méritos.
Notas:
* No pedimos permiso para
replicar la nota pero, sí, abundado en dar referencias de su publicación
original: http://www.elpais.com.uy/domingo/nuevo-progre.html
. Solamente se corrigió la numeración que en la edición de El País tenía leve error, y agregado entre corchetes dos nombres de
pila y un apellido. Los barrios de Pocitos y Carrasco son los más "elegantes" de la capital uruguaya.
Además, toda la
información sobre los Batlle, Bordaberry, Terra y tanto Marcelo como Washington,
ambos Abdala, está incorporada a nuestra memoria personal y es posible
encontrarla también en la red Internet. Doy fe que en el país oriental, la ROU
–como también en el “occidental”–, me he topado con muchísimos “progre”
plenamente coincidentes con la caracterización de Washington…
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