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domingo, 22 de enero de 2017

El nuevo “progre”, por Washington Abdala en el diario El País, de Montevideo



Hoy, domingo 22 de enero, de Abdala, Washington, sin duda uruguayo dado el nombre, y no sé si pariente o no de Marcelo (también Abdala, pero dirigente de la central de los trabajadores PIT-CNT, también uruguaya), el diario de Montevideo El País del que no pocas veces hemos criticado modos de informar y comentar de sus columnistas, publicó el texto que replicamos y que por sus pícaros aciertos en la caracterización de una franja social de las capas medias (las middle class) me hizo reír. Y es bueno reír entre tantas amarguras contemporáneas y acumuladas en el proceso histórico.

Nosotros, conocedores desde hace muchos años de aspectos de la idiosincrasia incluso antagónicos de la sociedad al oriente del río Uruguay y al norte del gran estuario platense, hemos encontrado muy acertadas las caracterizaciones hechas en son de broma por el columnista Washington.


Este Abdala es un político que se define como demócrata y de “centro”, no “centro-derecha” ni neoliberal, es profesor universitario, periodista y escritor, y miembro del Partido Colorado  al que han pertenecido más de tres generaciones de Batlles, como el que a principios del siglo XX fuera precursor en la República Oriental de una suerte de Estado de bienestar, José Pablo Torcuato Batlle Ordóñez (n. 1856 – m. 1929), también periodista, hombre cultivado y presidente innovador del país en los períodos de 1903 a 1907 y de 1911 a 1915. Mientras desde Buenos Aires y hacia el interior provinciano entonces se instauraba un modelo conservador de derecha surgido de la consolidación del capitalismo terrateniente tras el genocidio de los pueblos originarios de fines del siglo anterior, en la capital del puerto oriental se imponían idearios de progreso socialdemócrata como el desarrollo científico de la enseñanza pública, la separación de la Iglesia del Estado y el apoyo al desarrollo de actividades industriales.

Claro que en la misma agrupación política que durante el siglo XIX se había enfrentado a sablazos y balazos con los Blancos de raigambre patronal agropecuaria, también anidaron los Bordaberry, como Juan María, quien en 1973 –primeros años operativos del Plan Cóndor de la CIA estadounidense en su versión inicial, no en la más sofisticada actual– viró de Presidente constitucional a Dictador, y fundó para la gramática un neologismo político: la “bordaberrización”. Juan María Bordaberry en realidad no fue un innovador en el giro “copernicano” suramericano: en 1933, cuarenta años antes, lo había antecedido en la maniobra otro colorado: el presidente-dictador José Luis Terra.

Un sobrino con mismo apellido del antes referido José Batlle Ordoñez fue también Presidente uruguayo entre los años 1947 y 1951: Luis Batlle Berres. El último de los Batlle famosos fue Jorge (n. 1927 – m. 2016), hijo del recién referido y de madre oriunda de la Ciudad de Buenos Aires, Matilde Ibáñez, quien continuó la tradición política familiar siendo Presidente desde 2000 hasta 2005. El mayor de sus desaciertos quedó registrado para la prosperidad, no percatándose él que los micrófonos seguían abiertos luego de un reportaje de la cadena estadounidense Bloomberg TV, caracterizando a los argentinos como «¡Una manga de ladrones del primero al último!». El exabrupto le costó tener que viajar a Buenos Aires a pedir disculpas y llorar frente Eduardo Duhalde, por entonces presidente transitorio tras la crisis de 2001 a 2003 en el país a occidente del estuario. En Montevideo, sectores juveniles del Frente Amplio llegaron a plantear que a Batlle Ibáñez había que someterlo a un diagnóstico psiquiátrico…


Volviendo a los Abdala (a ambos los apodan “El Turco”, como también lo hacían con Germán Abdala, fallecido hace tiempo dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado –ATE–, de Argentina) , digamos que Marcelo, actual Secretario General de la central sindical de los trabajadores uruguayos PIT-CNT –ya hemos dicho que desconocemos si hay algún lazo de parentesco con el autor de la columna que replicamos–, es hijo y nieto de obreros de la industria metalúrgica, como lo es él mismo, y tiene profunda formación marxista: no es “progre”, él mismo se reconoce comunista. G. E.



El nuevo “progre”, por Washington Abdala*

1. Ya no sabe quien fue Marx, lo confunde con un cantante llamado Bruno Mars y le da lo mismo. De Groucho ni le hables, no tiene la menor idea quién fue.

2. Aún ama a Mujica pero no sabe bien la razón. Le resulta simpático el estilo chichipío del viejo. Pero no es un amor intenso, solo son recuerdos de juventud.

3. Le gusta la guita más que a la derecha ganadera. Es más, la gasta sin complejos, eso sí, te sigue sanateando con la cantarola de los pobres y te pone carita de humanista hablando de los sirios (pero no contrata a uno para cortar el pasto del jardín ni que vengan degollando).

4. Ama los organismos internacionales para currar en ellos. Se siente Bono.

5. Sus actividades lucrativas las considera acciones de "emprendedores". Jamás se le pasa por la cabeza que se afana la plusvalía de los más débiles. Él cree que es un agente de cambio de la economía.

6. Le encanta el carnaval, las Llamadas y el barrio Sur, pero hace un mango y raja al toque para Pocitos o Carrasco.

7. Adora Cabo Polonio pero si le da la tela compra casa en Punta y va a cenar a lo de Jean Paul en José Ignacio (rabas y langostinos al ajillo con vino blanco.)

8. Se coló en la fiesta de la informática o de algún currito modernoso tipo molinos eólicos. Meta viaje a Nueva York. Eso sí, relajar a Trump es la consigna.

9. Odia a Lacalle Pou y a [Pedro] Bordaberry —por sus vínculos filiales— y no les da chance alguna de nada. Los consideran espermas malévolos de sus padres. Feo reduccionismo genético-mental. Me hace acordar a una corriente autoritaria jodida…

10. Cuando llega al auto de alta gama no usa jamás Mercedes Benz, el prejuicio no le permite semejante salto, sin embargo con Audi cree que la gilada no se da cuenta. Algunos se copan con el BMW, los puede la marca y el franeleo.

11. Todos te recitan el verso de su amor por la educación pública pero mandan sus hijos a las universidades privadas y apenas se reciben los fletan para gringolandia o Europa a hacer el master. Eso sí, siguen relajando al capitalismo, por injusto y mezquino.

12. Tiene amigos que han hecho negocios con Venezuela o Estados Unidos, da igual, todo por enganche, por contactos o lo que sea, nunca porque lo que vendían era bueno mismo.

13. Ama los negocios con toque ambiental y le gusta decir que eso lo apasiona.

14. Jamás confiesa la torta de dólares que amasa con esas movidas. La guita es lo de menos, dicen.

15. Aprendió de vinos, alardea al respecto, lo encontrás en los restaurantes hablando de los mismos y cada uno con su botella propia. Lo que es la vida, hace un tiempo comía fainá grueso y ahora es Luis XIV.

16. Se copa al verse retratado en Galería en eventos al atardecer de carácter benéfico. Siente que cumple con su responsabilidad social empresarial con tremendo esfuerzo (¡luchador!).

17. Habla de los temas del cambio climático como si fuera propietario de los mismos pero le saca guita a esos curros más que el viejo Ford a su famoso autito. Si puede hacer consultoría sobre la influencia de mosquito Aedes Aegipty en la playa del Cerro, ya tiene los contactos y sabe cómo armar los términos de referencia para tan relevante aporte a la humanidad. Gente muy solidaria.

18. Va abandonando la corbata pero se volvió marquero y le encanta que le digas lo bien vestido que está (ya no compran en la Banda Oriental nada, che.)

19. Descolgaron la foto que tenían con Tabaré [Vázquez] y la metieron en el cuartito del fondo. Ahora dicen que "ya no se puede creer en nadie" y hacen autocrítica estilo [Esteban] Valenti. Principismo posmoderno que le llaman al no calzar en la fiesta (hermoso el tano, que bien viste ese hombre, esos zapatos de Milán me matan).

20. Sabe la diferencia entre el aceite de oliva extra virgen (buenazo) y el refinado (humm). El nuevo progre se cuida y habla de salud. Ya no más grasas saturadas.

Somos afortunados, el nuevo progre nos ilumina y nos marca el camino. Alá piensa en nosotros. Hemos hecho méritos.

Notas:
* No pedimos permiso para replicar la nota pero, sí, abundado en dar referencias de su publicación original: http://www.elpais.com.uy/domingo/nuevo-progre.html . Solamente se corrigió la numeración que en la edición de El País tenía leve error, y agregado entre corchetes dos nombres de pila y un apellido. Los barrios de Pocitos y Carrasco son los más "elegantes" de la capital uruguaya.

Además, toda la información sobre los Batlle, Bordaberry, Terra y tanto Marcelo como Washington, ambos Abdala, está incorporada a nuestra memoria personal y es posible encontrarla también en la red Internet. Doy fe que en el país oriental, la ROU –como también en el “occidental”–, me he topado con muchísimos “progre” plenamente coincidentes con la caracterización de Washington…  

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