La fotografía de la portada del diario Página|12 es
elocuente: la grosera represión de la Policía de la Provincia de Jujuy a la
diputada nacional Mayra Mendoza y otros miembros de una nutrida delegación de legisladores
nacionales, provinciales y municipales de distintas regiones de Argentina, que
viajaron a Jujuy para acompañar a Milagro Sala en oportunidad de su exposición
en la iniciación del juicio oral a la dirigente social presa ilegalmente desde
hace un año en la provincia norteña gobernada por Morales, un “radical”
neoliberal alineado con Mauricio Macri.
Sobre los hechos no vamos a hacer otra cosa que recomendar
buscar la información respectiva en los diversos medios periodísticos y hacer una
lectura crítica de la misma. Recomendamos lectura crítica contradiciendo al
jefe de gabinete virreinal, Marcos Peña Braun1 (descendiente de los
famosos Menéndez, y quien prefiere inculcar “optimismo” y rechaza al “pensamiento
crítico”), y al adelantado mayor en educación virreinal, Esteban Bullrich2,
convencido de que sobre los pueblos originarios, como el coya de Milagro Sala o
los patagónicos, la Historia solamente registra humanitarias acciones
educativas.
Para conocer mejor al lugarteniente Peña Braun, de formación
religiosa cristiana y universitaria privada, elegido por el virrey para
regentear a sus cortesanos veamos rasgos de las epopeyas de sus antepasados más
cercanos. El texto, del escritor chileno Alejandro Lavquén3, exponiendo
una entrevista al historiador español José Marchante, lo hemos tomado de la publicación
digital Rebelión4, editado
originalmente en el número 811 de la revista Punto Final5, año 48, del 22 de agosto de 2014:
“Entrevista
al historiador español José Luis Alonso Marchante:
Los Menéndez
y los Braun, terror de la Patagonia”, por Alejandro Lavquén:
El libro Menéndez, rey de la Patagonia del
historiador español José Luis Alonso Marchante6, narra cómo José
Menéndez, inmigrante asturiano, junto a otros pioneros, se apoderó de manera
fraudulenta de miles de hectáreas en la Patagonia chilena y argentina. Además
el libro da cuenta de cómo Menéndez participa en el exterminio de los pueblos
originarios de Tierra del Fuego. “El genocidio ocurrido en la Patagonia es
parte de la historia de Chile y debe ser develado totalmente ante los ojos de
los chilenos, incluso ser parte de las materias escolares”, afirma Alonso.
¿Cómo nace tu interés por la historia de la
Patagonia?
Siempre me han interesado los temas de la
inmigración. Cuando viajé a Buenos Aires la primera vez, fui al Centro
Asturiano (yo soy asturiano y mi esposa argentina), donde me encontré con un
busto de José Menéndez que tiene una placa que dice que había sido el iniciador
del progreso económico en la Patagonia. Me intrigó muchísimo el personaje. Me
preguntaba cómo alguien puede salir de una aldea rural sin contar con nada de
fortuna y luego convertirse en una persona poderosa. Poco a poco fui siguiendo
su historia, que es la que entrego en este libro.
¿Cómo español, cuál era tu visión de la Patagonia?
Para nosotros, los europeos, la Patagonia es un
lugar legendario con un paisaje fascinante ubicado prácticamente en el fin del
mundo. Es un lugar mítico. Yo tenía la imagen de los exploradores, por ejemplo
de Hernando de Magallanes que, en 1520, recorre por primera vez el estrecho que
hoy lleva su nombre, vio aquellos fuegos que hacían los selk’nam para avisarse entre ellos de que algo estaba sucediendo.
Esa era mi imagen de la Patagonia.
¿Sabían en Europa del exterminio de los indígenas?
Bueno, todo el mundo conoce perfectamente como los
pueblos autóctonos de América fueron víctimas de la colonización europea desde
su comienzo. Pero lo que a mí me sorprendió mucho de la Patagonia fue que allí
el exterminio se había producido en épocas muy recientes. No estamos hablando
de 1500 o 1600 sino que de finales del siglo XIX y comienzos del XX. O sea, es
como decir, en términos históricos, esto ocurrió ayer. Esta situación no la
conocía. Fue una triste sorpresa, sobre todo cuando empiezo a investigar la
vida de José Menéndez y su participación en las masacres de los pueblo
originarios, que es un tema sobrecogedor.
¿Das a conocer testimonios o documentos inéditos?
Claro que sí, para mí era muy importante traer a
colación, compilar de algún modo, los testimonios contemporáneos. Por ejemplo,
con respecto el exterminio de los selk’nam
de Tierra del Fuego, traigo al libro el testimonio de los Salesianos. Ellos
tenían una Misión que estaba al lado de las estancias de José Menéndez y cuando
salían de la Misión no era raro encontrarse con selk’nam muertos por tiros de rifle. Creo que esos testimonios son
importantes. En cuanto a las condiciones de los peones que trabajaban en las
estancias, tema que también me interesa mucho, lo que hago es extraer los
testimonios de los militares y de la policía, que eran muy poco sospechosos de
simpatizar con los peones, pero que sin embargo se asombraban de las
condiciones tan duras en las que éstos trabajaban.
¿Tuviste oportunidad de conversar con descendientes
directos de Menéndez u otros estancieros?
Me he contactado con descendientes de los Menéndez
asturianos, con la familia que quedó en España. Luego he obtenido un testimonio
que considero de mucho valor. José Menéndez tenía en su estancia de Tierra del
Fuego, Primera Argentina, un capataz escocés llamado Alexander Mac
Lennan, apodado “Chanco Colorado”, de infausta memoria en la población de Punta
Arenas, porque todo el mundo sabe fue un cazador de indios, y él mismo lo
reconocía. Pude conversar con un bisnieto de Mac Lennan en la Tierra del Fuego
argentina. Y me sorprendió mucho al decirme que gracias a lo que había hecho
Menéndez y los demás estancieros hoy en día no existen en Tierra del Fuego los
problemas de reclamos de pueblos indígenas que sí existen en otros lugares de
Argentina y de Chile. Imagínate que cosa más sorprendente y lamentable.
¿Entonces los descendientes no asumen ningún
compromiso con la verdad histórica?
No lo hacen. Osvaldo Bayer, historiador argentino,
se entrevistó no hace muchos años con el dueño de la La Anónima, que fue
como se conoció la compañía que en 1908 fundó José Menéndez junto a su yerno
Mauricio Braun, cuando Bayer le planteó a Federico Braun que podrían por lo
menos realizar un acto de desagravio por el exterminio, éste respondió que él
había nacido el año cuarenta y tantos y no tenía nada que ver con esas cosas
que se decían. Esto contrasta con empresas como Mercedes o Bayer en Alemania,
que emplearon trabajadores esclavos y hoy sustentan museos y fundaciones para
dar a conocer esa época oscura de su historia empresarial. Es decir, esa
responsabilidad existe. Es muy importante rescatar la memoria histórica.
En cuanto a la Congregación Salesiana, al parecer
su rol fue bastante controvertido ¿Qué papel jugaron realmente en los sucesos
relacionados con los indígenas?
Los salesianos llegaron a tener en isla Dawson un
aserradero y exportaban madera a las islas Malvinas. En estas tareas los
salesianos empleaban a los indígenas. Los primeros salesianos establecieron
misiones evangelizadoras en Tierra del Fuego y fueron muy críticos con los
terratenientes. Realmente trataron de proteger a los indígenas y a la vez
evangelizarlos, pues pensaban que eso los ayudaba. Pero hay un momento en que
se entregan al poder económico de los estancieros, y la siguiente generación de
salesianos está completamente subordinada a la voluntad de los hacendados. Es
entonces cuando se escribe una historia favorable a los estancieros como
forjadores del progreso en la Patagonia. Estos salesianos se convirtieron en
defensores de esa historia manipulada.
De acuerdo a tus investigaciones ¿Cuánto de culpa
tuvieron los gobiernos de Chile en el genocidio?
Mucha. Las leyes de colonización chilenas y
argentinas, que he estudiado en detalle, establecían como límite 30 mil
hectáreas para ser entregadas en arriendo a los colonos, porque la intención
que se tenía sobre el papel era que llegaran los inmigrantes europeos a
instalarse con pequeñas estancias ganaderas, que es por ejemplo lo que pasó en
Australia, pero Menéndez, Braun y otros, lo que hacen es conseguir que los
gobiernos chileno y argentino se salten sus propias legislaciones para obtener
más tierras, pertenecientes obviamente a su habitantes originales. José
Menéndez se movía en los pasillos del Congreso de Santiago y Buenos Aires con
muchísima habilidad y dinero, llegando a tener en nómina a gobernadores de la
Patagonia. En el caso de Chile a Mariano Guerrero Bascuñan, que cuando dejó de
ser delegado de gobierno en Magallanes se fue a Santiago y trabajó para los
estancieros. En Argentina con Carlos Moyano, que fue gobernador de Santa Cruz,
pasó lo mismo. Eran “conseguidores” de tierra. Existe una responsabilidad
absoluta de los gobiernos, pues permitieron toda clase de tropelías.
¿O sea que los gobiernos estaban totalmente al
tanto de los crímenes?
Los gobernadores que llegaban a Punta Arenas lo
hacían de buena voluntad y a su arribo se encontraban con dos clases de
injusticias: acaparamiento de tierras y exterminio de indígenas. Entonces, qué
ocurre, que las protestas iniciales se transformaban al poco tiempo en
colaboración directa con los terratenientes, todo gracias al dinero y la
influencia de Menéndez en el Congreso. El dinero tiene la virtud de acallar las
críticas.
Entiendo que incluso hubo episodios de esclavitud
Sí, hubo una cacería de indígenas en Tierra del
Fuego, los que fueron rematados en el centro de Punta Arenas como si se tratara
de un mercado de esclavos. Esto ocurrió en 1895, en una época en que en Chile
no existía la esclavitud, pues había sido abolida muchísimos años atrás. Fue
algo infame para la historia de la ciudad. El episodio fue denunciando en la
época y lo que traigo a colación en el libro son testimonios contemporáneos. De
hecho se hizo un juicio que al final, por influencia de los estancieros, se
sobreseyó.
¿Cómo asumen hoy los magallánicos la historia del
exterminio?
Estuve allá en 2009 y 2011, recorriendo Tierra del
Fuego y Punta Arenas. También estuve en la Patagonia argentina. Yo diría que en
Punta Arenas hay una distancia bastante grande en relación a la forma que se
cuenta la historia oficial en el lado argentino. En Argentina a nadie se le
ocurriría poner a una calle José Menéndez o Mauricio Braun. En cambio en Punta
Arenas todo el centro de la ciudad está orientado a apuntalar la memoria de
esos pioneros, una memoria monolítica. Allí se observan algunos de sus
palacetes. Finalmente aquellas familias perdieron todo interés en Punta Arenas
y se instalaron en Buenos Aires o en Santiago, donde era mucho más fácil seguir
a sus compañías o a sus sociedades. Entonces me sorprendió esa visión histórica
oficial en Punta Arenas, porque contrasta con la opinión de los ciudadanos
comunes y corrientes, que tienen muy claro que existe una historia impuesta.
Los estancieros no sólo se apropiaron de tierras y asesinaron a los pueblos
originarios, sino que también afectaron profundamente la flora y fauna de la
región.
_________________________
Un poco de historia
“El momento propicio para retomar lo que para sus
descendientes [de José Menéndez] debía ser un merecido homenaje a quien
contribuyó decisivamente al progreso de la región, va a llegar en 1975, durante
la criminal dictadura de Chile responsable de asesinatos, secuestros y
torturas. Ese año se celebraba en Punta Arenas el centenario de la llegada de
José Menéndez, organizándose una serie de actos en los que participarán dos de
sus más ilustres nietos, el historiador Armando Braun Menéndez y el escritor
Enrique Campos Menéndez. Este último, estrecho colaborador del gobierno
militar, logrará que el sanguinario dictador promulgue una ley que supone el
cambio de nombre de la calle Valdivia, que a partir de entonces se llamará
calle José Menéndez. Se trata del decreto nº 1040 promulgado en Santiago el 27
de mayo de 1975 y que fue publicado en el Diario Oficial de la República de
Chile del 6 de junio. Lleva la firma de Augusto Pinochet Ugarte, general de
ejército, dictador de Chile”.
El 2015 se cumplirán ciento cuarenta años de la
llegada de Menéndez a la Patagonia, sería de justicia anular el decreto del
dictador y rebautizar la calle con el nombre de alguno de los pueblos
originarios que José Menéndez se empeñó en exterminar.
Notas:
1 Marcos Peña Braun (su
primo Miguel Braun es también cortesano del virreinato a cargo del rubro
Comercio): «Durante una entrevista, el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, dejó en
claro que para el Gobierno, “pensar” no es importante, y que se puede gobernar
el país siendo “entusiasta y optimista”.
[…] “En la Argentina se
piensa que ser crítico es ser inteligente, pero nosotros creemos que ser
entusiasta y optimista es ser inteligente, y que el pensamiento crítico llevado
al extremo, le ha hecho mucho daño a la Argentina”, aseguró el funcionario». En
http://www.eldiariodelarioja.com.ar/Nuevo/noticia.asp?id=140014&tipo=noticia
2 Esteban Bullrich,
inaugurando el 14 de septiembre pasado (2016) un edificio para una escuela universitaria,
en Choele Choel, Provincia de Río Negro: «Hace muy poco cumplimos doscientos años de nuestra independencia y planteábamos
con el presidente Mauricio Macri, que no puede haber independencia sin
educación, y tratando de pensar en el futuro, esta es la nueva campaña del
desierto». En http://www.ambito.com/855177-bullrich-polemico-comparo-inauguracion-de-escuela-patagonica-con-una-nueva-campana-del-desierto
3 Seudónimo de Alejo
Enrique Ríos Orellana (Santiago, Chile, 1952).
5 Punto Final: https://es.wikipedia.org/wiki/Punto_Final_(revista)
6 José Luis Alonso
Marchante, Menéndez, rey de la Patagonia, con prólogo de Osvaldo Bayer, Editorial Catalonia, Santiago,
Chile, 2014. Dice la ficha editorial:
Escribió Bayer: «Este es
un libro definitivo sobre la verdad de lo ocurrido en el sur chileno y
argentino conquistado por la civilización de origen europeo. El reparto de las
tierras y el genocidio consumado con los pueblos originarios. Ya nadie —después
de este acopio de pruebas— podrá señalar que las versiones críticas que
surgieron a medida que se producían esos hechos eran exageradas o de pura
imaginación. El autor nos presenta en especial lo que ocurrió en Chile,
principalmente, pero también de su eco en la Argentina, o viceversa, en esta
biografía exhaustiva del aprovechado español José Menéndez.
También está aquí la
historia del imperio económico de Menéndez-Braun, cuando las dos familias
se unieron mediante la boda entre Mauricio Braun y una hija de Menéndez. Y todo
el proceso de cómo se cambia la vida de la fauna natural de la región: por
ejemplo, el guanaco va a desaparecer cuando llega la oveja. Y está el capítulo
de los “cazadores de indios”, crimen de los peores de nuestra historia conjunta
chileno-argentina en ese verdadero paraíso de paisajes que es Tierra del Fuego
y la Patagonia continental. Hasta se llegó al colmo: al “remate de indios”,
como se había hecho durante la colonización española, con el remate de esclavos
de origen africano. La “civilización” europea, occidental y cristiana. Todo
terminará para José Menéndez, verdadero “conquistador” de esas tierras, con la
disputa de su fortuna por sus propios hijos. Como debía terminar esta historia
trágica.
Aquí, en estas páginas,
hay años de investigación, una investigación sabia y profunda, alejada de
cualquier concepto ideológico. Basándose siempre en los principios de la ética
y de la verdad histórica.»
Sobre el autor, José Luis
Alonso Marchante: Nacido en Gijón, España, en 1971, se licenció en Economía en
la Universidad de Zaragoza y estudió Historia en la Universidad Complutense de
Madrid, ciudad donde reside.
En 2006 fundó con un
equipo de historiadores el Grupo de Investigación Frente Norte, que se ocupa
del estudio de la guerra civil en la región norte de España.
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