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miércoles, 5 de octubre de 2016

Son brutos, y matan



En enero de este año, a solamente un mes de haberse instalado la gestión virreinal cuyas cabezas visibles y tras bambalinas son suficientemente conocidas, el jurista Eugenio Raúl Zaffaroni advirtió: “Van a matar a alguien, no sean brutos”.1 A la acción homicida la entendemos en un amplio espectro: no solamente quitar la vida de manera inmediata y directa, premeditada o no, sino afectando los valores in intrínsecos de la vida: libertad, felicidad, progreso, salud y desarrollo cultural y económico.

Ahora, los periodistas populares de la revista villera La garganta poderosa, que han sido amenazados reiteradas veces por fuerzas de seguridad desde que se instaló el virrey2, denuncian:

Analicemos cuidadosamente qué pasa, por qué y para qué
 
Seremos nosotros sumamente sucintos. Vosotros, ustedes, en Argentina, América, Suramérica, Europa, Asia, Oceanía o África a partir de sentimientos, principios y saberes específicos o generales reflexionen y, por sobre todo, en relación con nosotros los suramericanos, actúen coherentemente, porque opinar y decidir son también acciones: eviten ser brutos, disculpen esta sincera precisión.

«Le advertí que no quería torturas, que eso no lo íbamos a permitir y él me respondió: “Hermana, hay casos en los que esa metodología es la única que da resultados”.»

El diálogo fue en 1991 entre la religiosa católica Martha Pelloni y el subcomisario Luis Abelardo Patti, a quien el entonces cabeza del gobierno argentino Carlos Saúl Menem había encomendado investigar el sonado asesinato de la joven María Soledad Morales en la capital de la Provincia de Catamarca. Está, ese diálogo, en Patti: Manual del buen torturador3, editado por el Centro de Estudio Sociales y Legales (CELS). Vale recordar que en aquella oportunidad de abuso sexual y asesinato participaron hijos de miembros del poder político cercano, precisamente, a Menem.

El “trabajo” de ser brazo armado del poder político

A inicios de aquella década tuve una entrevista periodística pero sin registro de ningún tipo con el jefe de la entonces existente Unidad Regional General Sarmiento de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, con sede en San Miguel y competencia en una amplia geografía. El tema convocante fue el subcomisario Patti, quien había salido a la notoriedad por los aprietes “correctores de jóvenes” que practicaba en la cercana y todavía casi rural ciudad de Pilar.

Soslayó la cuestión el comisario mayor de quien no recuerdo nombre ni apellido y que en la larga conversación aludió a temas que hacían a las peculiaridades de lo que llamaba su trabajo. Patti ya había sido trasladado y no quería opinar. Destacó dos cosas: que su quehacer era sumamente insalubre y que nunca en toda su carrera (de más de veintitantos años) se había desempeñado en unidades policiales cercanas a su domicilio familiar, en una ciudad del centro de la provincia. Los fines de semana, si nada se atraviesa,  dijo, estoy con mi mujer y mis hijos adolescentes.

Más o menos así ejemplificó lo de la insalubridad. Tuvimos hace unos días un procedimiento ordenado por la Justicia, fue tremendo, dijo. Allanamos el aguantadero de una banda que robaba autos de lujo para traficarlos en países vecinos, hubo resistencia y tiroteo: dos delincuentes y un policía muertos. Al policía, un cabo, yo le tenía estima, manifestó con gesto de que se le va a hacer. Después de los peritajes técnicos y los del médico forense más los traslados de los presos y los cadáveres, ya de madrugada –concluyó–, invité a los muchachos a comer pizza acá a la vuelta… Uno se endurece, se hace mierda…

Comprendo, interrumpí, pero ustedes participaron en la represión de la Dictadura, maltratan a los muchachos díscolos, protegen a alguna gente que… Retomó su palabra mirándome a los ojos y reiteró eso de endurecerse y hacerse mierda, para agregar: es nuestro trabajo, nos pagan para ser brazo armado del poder político.

“Vení y rompé todo”

Esta consigna en las redes “sociales” difundía la celebración de una “fiesta privada” en las cercanías de La Plata –capital de la Provincia de Buenos Aires– para el día viernes 1° de enero de 2016 recién estrenada María Eugenia Vidal como «Governor of Buenos Aires Province desde 2015», según Google en español indica su perfil . El primer sábado de enero fue noticia la aparición del cadáver abandonado en una calle de una muchacha de veintiocho años que, después se supo, habría fallecido ahogada en la piscina de la casa de “la fiesta”. La fiscalía interviniente vinculó a la investigación al dueño de esa residencia, Carlos Federico Bellone, y a otros tres hombres, entre ellos destacan particularmente dos: Gastón Haramboure  (“relacionista público” [!] que había sido recientemente condenado a diez años de prisión por su participación en la muerte a golpes de Juan Andrés Maldonado en 2009, y que se encontraba en “goce” de prisión domiciliaria)4 y Raúl Ismael “El Peque” García (“coordinador de turismo” [!]), al que las fotografías publicadas en Twitter y que no tienen marcas de adulteraciones tecnológicas caracterizan con cierta precisión:


“Este día de la madre regalate verla feliz”

Dice el diccionario que en su primera y principal acepción regalar es «Dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración o por otro motivo». Es decir se trata de una acción generosa, afectiva y noble. Las y los lingüistas podrán explicar la calidad gramatical de su empleo como verbo pronominal, que sería el caso de la frase en cuestión.

Lo esencial sintáctico en la construcción dada es que hace evidente en la acción sugerida no importar la madre en sí sino uno mismo, es decir: uno, sujeto de la acción, se gratifica a sí mismo cuando cree que ha motivado satisfacción al cumplir haciendo un obsequio en oportunidad del día que convencionalmente se dedica a homenajear a las madres. La “felicidad” de ésta le importa menos que su propia satisfacción. La consigna comercial trastrueca el carácter de la acción de regalar. Es la expresión y promoción de una visión individualista y egoísta de la existencia: una visión brutal.

La frase del subtítulo ha sido distribuida millones de veces y expuesta en su escaparate virtual por una empresa que, explicó Mauricio Macri en oportunidad de una visita que hiciera a su sede, ofrece puestos de “empleo de alta calidad”5. En la Bolsa de Nueva York la suma de sus acciones cotizan más que las de la petrolera YPF (!), siendo que sus bienes materiales son ínfimos en relación con los de la petrolera. Es el precio de lo “intangible”… Probablemente Macri  dijo que se trataba de “empleo de alta calidad” porque lo que los televidentes verían en la oportunidad fue muchos jóvenes ubicados frente a terminales informáticas, los que probablemente solamente controlaban millares de intercambios comerciales casi automáticos de artículos nuevos o usados entre vendedores y compradores online y de valores, los artículos, tanto irrisorios como no… Nuevamente cabe la calificación: una interpretación brutal.

Compañeros de Garganta poderosa, 
¡estamos con ustedes!…

Parafraseando al francés Georges Benjamin Clemenceau (1841- 1929), quien durante la Primera Guerra Mundial sentenció aquello de que «La guerra es un asunto demasiado importante para dejarlo en manos de los militares», entendamos ahora y exijamos que la política, la economía, la salud, la educación y formación intelectual, el desarrollo económico, el progreso y hasta la defensa y seguridad de los pueblos son asuntos demasiado importantes para dejarlos en manos de gerentes y capataces, por más “capitanes” que estos sean.


Notas:
5 En http://www.infobae.com/economia/finanzas-y-negocios/2016/08/16/mercado-libre-anuncio-una-inversion-de-1-500-millones-y-5-mil-puestos-de-empleo/

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