Andrés Marí es escritor y profesor de arte cubano residente en
Barcelona, Catalunya. Participa en la Coordinadora Catalana de Fundacions y
dirige el blog Viviendo sin espantarse (http://fundaciónvivint.blogspot.com.es).
Es colaborador frecuente de La pupila insomne,
blog que en Cuba edita Iroel Sánchez (https://lapupilainsomne.wordpress.com/).
De esta última publicación se tomó el texto que ahora presentamos.
Gracias, Andrés Marí,
e Iroel Sánchez. (G.E.)
Para la gran prensa y también para muchos políticos
el ciclón Matthew “no pasó” por Cuba. Sí pasó por Haití y se cuentan cientos de
muertos agregados a las catástrofes del terremoto y el cólera de hace unos años
en ese país. Ahora “el monstruo” –para mayor espectacularidad de la vida
cotidiana en EE. UU.– se dirige hacia Cabo Cañaveral. Es el mismo espectáculo
de pacotilla con que se digiere la política por estos mundos de Dios: qué pena
Haití; aun cuando la vergüenza en que el mundo mira cómo viven millones de
haitianos sólo provoque una lágrima vigilada.
Sí que pasó Matthew por Cuba e hizo grandes
destrozos materiales en diversas ciudades por la fuerza de los vientos y la
furia del mar, pero en Cuba no hay paisajes de muertos ni de las miserias que
agradarían a tantos manipuladores de las noticias contra la isla. En Cuba ya se
trabaja en la recuperación con todo un gobierno y un pueblo volcado en ayudar a
los damnificados. Entonces, es verdad, el ciclón no pasó por Cuba a pesar de la
tristeza que embarga al país por lo perdido. Pero no pasó, no por los informes
de las agencias de prensa, no pasó, sencillamente, porque en Cuba existe una
ideología que se practica en favor de las personas y no de los Bancos ni de las
grandes Corporaciones. Por supuesto que eso tiene un precio en otros índices, y
muy alto para el desarrollo de la economía cubana, que es al que se expone Cuba
por la ideología que sostiene y que le provoca el bloqueo económico, comercial
y financiero que ejerce EEUU contra ella de forma incluso extraterritorial.
Si no fuera por esa ideología a favor de las personas
–nada privilegiada en tantos países–, hoy, o quizás ayer, o hace ya muchos
años, Cuba hubiera vuelto a ser “la joyita de oro de antes de 1959” con sus
muertos y otras miserias en que se usa la frase para condenar la ideología
cubana. Pero, afortunadamente, por esa forma de pensar, el ciclón Matthew sólo
servirá para recordarle al mundo el valor humano del pensamiento de Cuba.
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