Radio Nacional de Argentina (LRA), repite, entre otras, dos
consignas de preciso y sintético mensaje. Una en flashes de investigación
periodística: “Sabés qué…”, la otra, para la reseña de hitos en su propio
quehacer radiofónico, dice: “No, no. No - fue - magia”. Ésta fue editada sonora
y digitalmente partiendo del registro de una frase expresada por la propia
presidenta Cristina Fernández de Kirchner en una alocución pública: «no, no fue
magia» dijo Cristina Fernández.1 Con el supuesto tácito permiso que
entendemos no nos negaría nuestra radio pública, vamos a usarlas.
Sabés qué…
Como en casi todos los países del mundo, en los más afines
en cuanto a lenguas e historias y cercanos al gran estuario rioplatense sus
sociedades viven conflictos las más de las veces irreconciliables entre
minorías: entre las ociosamente enriquecidas a costa del empobrecimiento de las
laboriosas y, precisamente, éstas, las laboriosas. Así, una mayoría a la que
llamaremos “popular”, y que objetivamente contiene a la minoría laboriosa, se
enfrenta de manera profunda pero no irreconciliable con otra mayoría, la “que
matiza”: es decir, que “gradúa con delicadeza expresiones
conceptuales”2 propias de la relación entre lo popular laborioso y
lo ocioso rico. Esa otra mayoría, la “que matiza”, y que en rigor es
producto de la llamada movilidad social, sufre un profundo deseo vergonzoso de
trocar en definidamente parasitaria, es decir, de ser ociosamente rica.
Un problema contemporáneo de la política en las sociedades
con estos conflictos es pretender resolverlos, disolverlos o licuarlos sin
mediar en la confrontación más allá de declaraciones discursivas
suficientemente claras. Es decir, pretender resolver el conflicto por la vía
del éxito de lo que algunos (no pocos, probablemente demasiados) llaman
“gestión” y no “gobierno”, y que se manifiesta en medidas de satisfacción de
necesidades por la vía del acceso al consumo de bienes, sean materiales e
imprescindibles o de carácter cultural: consumos inducidos por el índice o
estándar estadístico. El problema al que aludimos se da porque se generalizan
conductas que no son propias de las prácticas sociales laboriosas. La fusión
cultural de consumos entre las mayorías que hemos llamado populares y las que
caracterizamos por su predisposición a matizar genera la profundización de la
crisis estructural que solamente puede resolverse con la transformación radical
del paradigma social.
Es complejo el proceso que no pocos dirigentes y tecnólogos
políticos populares comprendidos en modelos progresistas procuran llevar
adelante. Conducir esos procesos, sin duda alguna en la afirmación que se hace,
requiere de lucidez, predisposición y coraje. Tal conducción y consecuentes
gobierno y, accesoriamente, “gestión” de políticas que tienen como meta la
constitución de un nuevo paradigma social se hace sobre un campo minado por las
minorías ociosas y ricas que no quieren dejar de enriquecerse mediante el
empobrecimiento de la contraparte laboriosa, minorías ricas y ociosas que
cuentan para imponer consenso en las “intermediarias” capas medias y en la
sociedad toda con un gigantesco aparato ideológico y publicitario.
Desde el jardín
Gardiner,
muchos recordarán, es el personaje central de un filme encarnado por el actor
Peter Seller, cuyo guión estuvo basado en la novela Desde el jardín del polaco-estadounidense Jerzy Kosinski (Josef
Lewinkopf).3 El
escritor y periodista argentino Teodoro Boot afirmó hace unos años, en relación
a la aparición y oportunista difusión mediática del padre de un joven víctima
de secuestro extorsivo en Buenos Aires en 2004 –Axel (23), asesinado en el
conurbano norte de Buenos Aires–, un empresario que se hizo pasar por ingeniero
y promovió acciones públicas mediante concentraciones tan populosas como efímeras
en torno a su drama familiar:
Como Mr. Gardiner, Juan Carlos Blumberg es una
persona común llevada a la notoriedad pública por una circunstancia fortuita.
Todo cuanto era razonable esperar de Mr. Gardiner eran sus conocimientos de
jardinería. No era su culpa que sus circunstanciales oyentes interpretaran su
receta para trasplantar una rosa como una explicación de la política
internacional o pretendieran aplicar a la economía su fórmula para preparar los
almácigos.4
Casos y cosas…
Hoy, 2 de octubre, hube de viajar desde nuestro ámbito
suburbano para realizar trámites en el Hospital de Clínicas (hospital escuela)
de la Universidad Nacional de Buenos Aires, un gran edificio cito en el cruce
de la avenida Córdoba con la calle Azcuénaga, barrio de Buenos Aires donde se
encuentran entre otras las facultades de Medicina y de Farmacia y Bioquímica.
Caminando por un pasillo veo un torrente de agua que se desplaza por el piso y
que una mujer cuarentona y bien vestida enfoca el techo de un acceso a
escaleras y ascensores con el objetivo fotográfico de su teléfono smart (¿hábil?). Me acerco, detengo y
veo que el agua en volumen considerable cae del cielorraso.
Le digo a la mujer: «Esto es una consecuencia más del
estallido de una autoclave de esterilización de instrumental quirúrgico que
ocurrió hace dos semanas en el piso doce». Ella agrega: «Se tiene que saber,
¿qué hace el gobierno para que estas cosas no sucedan? ¿Cómo se ocupa de la
salud pública?».
Le aclaro que la situación no tiene nada que ver con el Gobierno
Nacional ni con su presidenta. Este espacio institucional, el del Hospital de
Clínicas, es parte de la Universidad de Buenos Aires, un ente nacional
autárquico conducido, precisamente, por políticos opuestos al gobierno de
Fernández, entre ellos muchos pertenecientes a la Unión Cívica Radical, y que
recientemente –antes del estallido de la autoclave– trabajadores del hospital
habían denunciado el abandono del mantenimiento técnico y edilicio, y simultáneamente
se descubrió la malversación de dineros en la compra de medicamentos y otros
insumos por parte de jerarcas de la facultades de Medicina y de Ciencias
Económicas,5 estos últimos vinculados como “asesores” a Martín Lousteau.
La señora joven y elegante guardó el telefonito y se marchó sin escuchar más…
Martín Lausteau fue candidato a Jefe de Gobierno de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires en las elecciones del 7 de julio de 2015 por
Energía Ciudadana Organizada (ECO) –una asociación de la Unión Cívica Radical, el
Partido Socialista de Hermes Binner y la Coalición Cívica de Elisa Carrió–, y
obtuvo 45,5 % de los votos detrás del candidato de Mauricio Macri (Unión PRO) Horacio
Rodríguez Larreta, quien ganó con 48,5 %. Entre ambos “proyectos políticos”
sumaron las voluntades de 84 %6 de los porteños: como sobre la calle
Paraguay, a mi salida del Hospital, me manifestara un “cámara” de noticiero de
TV: «un montón de estúpidos bien vestidos».
No, no fue magia
Unas y otras cosas, éxitos, desastres, conflictos y
estupideces no son producto de actos de magia. No…
Notas:
2 Ver en http://lema.rae.es/drae/?val=matizar
3 «Existe un
cuento venezolano, El diente roto,
escrito en 1890 por Pedro Emilio Coll, el cual tiene una similitud muy grande
con esta novela. Kosinski, fue criticado por plagio en cierta ocasión y no es
de extrañar que Desde el jardín fuera
un plagio más. Fue convertida en película [con el título] Bienvenido Mr.
Chance en España, [y] Desde el jardín, en América Latina en 1979,
dirigida por Hal Ashby y protagonizada por Peter Sellers. Kosinski participó en
la elaboración del guión [y por ello recibió un premio de la Academia Británica de las Artes
Cinematográficas y de la Televisión].» De Kosinki (1933, Lódz - 1991,
Manhattan) también se supuso que pudo haber sido miembro de la Agencia Central
de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos de América del Norte. Véase en https://es.wikipedia.org/wiki/Jerzy_Kosinski
4 Ver “Mr Gardiner (o la
dictadura de la estupidez). Reflexiones en torno al caso Blumberg”, en http://www.avizora.com/atajo/colaboradores/boot_gardiner_dictadura_estupidez_0001.htm
5 Véase, entre otras fuentes,
http://www.telam.com.ar/notas/201506/110296-asesores-lousteau-desvio-fondos.html
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