Esta nota es profundamente personal. El femicidio, sea como
asesinato directo o indirecto, rápido o lento, final o no, es negación de la
persona mujer y también negación del negador de la persona mujer. No se trata
de machismos, paternalismos o feminismos patológicos sino de momentos de propia
crisis de los modos de producción y reproducción social que, en esencia, y
mejor, es calificarlos –según su época– como antiguos, feudales,
aristocráticos, oligárquicos, y plutocráticos o, ahora, capitalistas.
Hembras y machos, seamos más o menos poseedores de los
caracteres básicos, según nuestras edades, de las respectivas sexualidades y
condición genital, seamos más o menos exitosos en tanto productores
reproductores sociales en consideración de todas las manifestaciones de salud
psicofísica y potencialidad ética y cultural, mujeres y varones somos,
principalmente, hermanos de especie.
Desayunando nosotros, ayer, compañeros de amor, de amistad,
de sexualidad con gozo, de maternidad y paternidad compartida con alegría durante,
hasta ahora, medio siglo en pareja sin matrimonio legal ni religiosidad alguna,
nos dijimos que era interesante y feliz haber llegado a nuestros octavos
decenios de vida con aceptable estado de salud física y lucidez intelectual.
Nos dijimos que subsumíamos, nosotros como también tantos
otros, distintas pero asociadas prácticas de convivencia: en primer lugar la
pareja sexual, el compañerismo materno paternal, y los roles de cuidado materno
y paterno en relación con nosotros mismos, siendo madre y siendo padre una y
uno de uno y de una, todo ello, claro, no sin conflicto. Alguno de los dos se
morirá antes, y luego el otro, pero quedará las memorias: la historia, la
ideología.
La ideología
Lo que caracteriza el salto de calidad en las relaciones
sociales es la dialéctica, el proceso de cambio, de superación de una situación
vieja, acabada, por otra nueva, superior. La negación de la negación sola, no
es negación dialéctica. Véase en EcuRed,
la peculiar enciclopedia cubana en internet.1
Hipocresías
Ayer hubo concentraciones y marchas en muchísimas ciudades
argentinas y en naciones suramericanas hermanas. Hubo en ellas mujeres y
varones de distintas clases sociales, incluso víctimas y victimarios de la
violencia social (incluso de la violencia sexual o de género). La sociedad
argentina está en plena campaña preelectoral, primaria, una oportunidad excelente
para la práctica del oportunismo. Una experta comunicadora radiofónica a la que
se conoce como “La Negra” Vernacci se manifestó repugnada por la hipocresía de
varones –y también de mujeres– que hoy, hoy solamente, se han colgado el cartel
de “Ni una menos”.
Nota:
1
http://www.ecured.cu/index.php/Ley_de_la_negaci%C3%B3n_de_la_negaci%C3%B3n
No hay comentarios:
Publicar un comentario