Tiene razón Atilio Boron cuando escribe que «El atentado
terrorista perpetrado en las oficinas de [la revista satírica francesa] Charlie Hebdo [en París] debe ser
condenado sin atenuantes. Es un acto brutal, criminal, que no tiene
justificación alguna». Una versión reducida de la reflexión de Boron fue
publicada en el diario Página/12 del
8 de enero. El texto completo, como la nota sobre el 97º Aniversario del
Partido Comunista de Argentina, está en su blog personal: www.atilioboron.com.ar
Diversos y muchos Gobiernos, asociaciones varias e
intelectuales han salido a decir que “Hoy todos somos Charlie”. Hubo una suerte
de entusiastas sobrecogidos por el suceso que, repito, como Boron creo que debe
ser condenado sin atenuantes. Pero una cosa es eso y otra montarse en una “onda
de indignación” que no responde a intereses populares, humanistas y pacifistas.
He visto una ilustración de aparentes musulmanes, dados sus
vestidos, provistos de metralletas y siendo enfrentados por intelectuales de look europeo (y todos con anteojos…)
esgrimiendo lápices como armas, en una suerte de paráfrasis gráfica de los
contenidos satíricos de la revista atacada.
Así, debo afirmar con absoluta claridad, que yo hoy no soy “Charlie”.
Eduardo Febbro desde París y en Buenos Aires –como Boron– también Martín
Granovsky, en Página/12, hacen
análisis políticos serios respecto del hecho.
El papa Bergoglio también hizo resonantes declaraciones, y recuerdo
bien que siendo él entonces la autoridad católica de la Ciudad de Buenos Aires
no evito ni fustigó el atropello de una banda de militantes recalcitrantes de
su iglesia que al grito de “¡Viva Cristo Rey, carajo!”, el viernes 3 de
diciembre de 2004, destrozó obras del artista plástico argentino León Ferrari
que se exponía en un centro cultural oficial.2
La pequeña burguesía
ilustrada parece siempre estar jugando escenas de marionetas indignadas, y lo
hace con suma indignidad. Condeno la matanza en París como condeno todas las
matanzas, sean en México como en Ucrania, en Nigeria como en Palestina, en
Chile, Argentina o Uruguay, pero no soy “Charlie”.
Notas:
1 Alharaca. (Del ár. hisp. alḥaráka, y este del ár. clás. ḥarakah). f. Extraordinaria demostración o expresión con que por ligero motivo se
manifiesta la vehemencia de algún afecto, como de ira, queja, admiración,
alegría, etc. U. m. en pl. DRAE.
2 Como viene al caso
luego de una década volvemos a publicar “Id y haced, amén”, véase a continuación
de la presente entrada.
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