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viernes, 26 de octubre de 2018

Virreinato con estructura mafiosa y gansteril desata en Buenos Aires represión vilmente programada obedeciendo mandatos del Fondo Monetario Internacional, brazo operativo del capital concentrado

Algunas ilustraciones que hemos empleado en los últimos años, con Mauricio Macri, el virrey, como figura principal, facilitarán ahora la indagación profunda de lo que sucede y nos sucede. 

Primera va una en la que se ve a un joven Macri, en 1989, firmando con Juan Carlos Rousselot (intendente entonces del Municipio de Morón, en el conurbano oeste metropolitano de Buenos Aires, destituido primero y luego preso) un leonino contrato para la construcción de cloacas, el que fue denunciado y anulado por el concejo deliberante de ese distrito.

Luego una foto con Durán Barba, sonrientes los dos, experto ecuatoriano en amañar triunfos electorales con formación universitaria en Argentina (Universidad de Mendoza), se han hecho infinidad de comentarios sobre su ideario. Es autor de un libro que procura vender a seiscientos pesos argentinos (ahora unos quince dólares) en el hall del salón donde brinda conferencias a los operadores electorales del gobierno argentino todavía en ejercicio. Hace recordar a un festejado sketch del renombrado conjunto musical y de humor Les Luthiers: el del pastor Warren.

En tercer lugar, va la foto clásica, a fines de 2015 Macri baila... feliz, se lo festeja la claque íntima.

Por último, no se trata de una imagen en la que se lo ve con gesto también descompuesto y brazos abiertos, vacíos, que los medios amigos de él han dado en repetir, sino otra a la que en el archivo de "Ansina..." hemos titulado Alegria tem fim... 




Alegria tem fim...


Axel Kicillof, el diputado nacional, ayer pudo acercarse a una imprescindible precisión histórica en su intervención en el parlamento sobre el proyecto de presupuesto ordenado por el FMI: porque Argentina es gobernada por una estructura virreinal de corte mafiosa y gansteril1, de sicarios2. Estos rasgos, que en este blog fueron hechos explícitos de manera fundada ya en diciembre de 20153, casi tres años atrás, han sido también definidos por el estadounidense John Perkins, quien se reconoce como ex agente imperial.

Así es y así estamos: pruebas son el cuadro de grave crisis social y humanitaria que, ahora y para análisis del caso, desde Argentina se extiende hacia los vecinos pueblos suramericanos y la concomitancia con aquélla de la tan programada como violenta represión desatada este miércoles 24 de octubre en la Ciudad de Buenos Aires, sobre la que alertara el más antiguo organismo de derechos humanos del país, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH). Una crónica de la acción ordenada y materializada por los aparatos del Estado puede verse en el portal de noticias Infonews.4

Aludiendo a la presentación del miembro informante representante del gobierno de Macri en la Cámara de Diputados, Luciano Laspina, quien «justificó el presupuesto de ajuste con un repaso de la historia argentina desde 1827 hasta la actualidad y concluyó que el gran problema del país es el déficit fiscal» –refiere la edición digital del diario Tiempo Argentino5, en su respuesta dijo Kicillof: «No pudieron resolver nada en tres años de gobierno, no tienen un indicador bueno y ahora vienen a arreglar los problemas que tenemos desde el virreinato. Ya no hablan de la pesada herencia porque pasó de moda, ahora van más atrás en la historia». Pero, el ex ministro de Economía y Finanzas entre 2012 y 2015 pudo haber dicho más, mucho más.

John Perkins6 estadounidense, nacido en 1946 –muy poco menor que este analista y crítico de la mayor desfachatez y estupidez suramericanas: desfachatez de sus organizadores, autores y cómplices, y estupidez de la claque social que le dio sustento–, con acreditación académica, Perkins, en Ciencias en Administración de Empresas por la Universidad de Boston (institución privada registrada en Massachusetts en 1869 pero fundada en 1839 como Instituto Bíblico de Newbury por la Iglesia Metodista Unida de Vermont), definió como propio de “gánsteres” y “sicarios” económicos el papel que él mismo desempeñó en diversos países del mundo mientras fungía como experto en organismos internacionales y agencias del gobierno estadounidense entre los años 1981 (sumaba entonces poco menos de cuarenta años) y fines del siglo pasado.

Ciento cincuenta años antes otro anglo parlante cumplía tareas similares, era el británico Ponsonby, también de nombre de pila John (1772-1855, caballero gran cruz de la Orden del Baño… no se sabe ahora qué relación tendría entonces el título nobiliario con el blanqueo financiero), para el caso entonces diplomático de la corona imperial, quien tuvo que ver, y mucho, con la constitución de un país y Estado autónomo en lo que fuera hasta 1828 la Banda Oriental de las Provincias Unidas del Río de la Plata.5 No pocos jefes políticos del interior oriental, de pensamiento federal, rechazaban ese “arreglo” presionado tanto por la familia real luso-brasileña, ariete de la corona inglesa, como por los enfrentados intereses portuarios de bonaerenses y montevideanos. Y también tuvo que ver, de un lado y otro del gran estuario, la impronta de “volver al mundo” tras la aventura independentista y, del lado occidental, el acuerdo con la banca Baring Brothers por un millón de libras esterlinas mediando la hipoteca de “todas” las tierras del Estado bonaerense, las que para regodeo de la oligarquía así constituida se dieron en enfiteusis a cambio de cánones irrisorios.

Es decir, Luciano Lespina, que sí, efectivamente, si desde 1827 el problema argentino ha sido el déficit fiscal por aquellas políticas “rivadavianas” con mayor razón lo seguirá siendo desde ahora las vuestras, tan parecidas y tan beneficiosas en el cortísimo plazo para vuestros amigos de ahora cuando el FMI es el nuevo gerente económico en jefe del país en nombre del capital concentrado transnacional financiero y especulativo, y el mismísimo virrey Mauricio vuestro jefe local, su delegado en el territorio acompañado de cortesanos y adelantados compinches, muchos de ellos descendientes directos o indirectos de aquella oligarquía oportunista más tarde fundadora del “moderno capitalismo” criollo a fines del s. XIX y principios del XX, y reconvertida luego en gerencial cuando la ola del dúo Reagan-Teacher y hoy ya una variopinta cruza de aves de rapiña de plumajes distintos pero un mismo objetivo: el gansterismo y sicariato contemporáneos.

Los problemas, Laspina y Kicillof, continúan… Estuvo bien Kicillof cuando respondió, pero obvió decir que para dar continuidad al disloque de poder político, a la torpeza de los “ceos” cortesanos, a las tan inauditas como imbéciles provocaciones de los jefes políticos del aparato de seguridad que manejan (?) la tía Bullrich y los mandamases de la llamada “policía metropolitana”, es que cuando ahora la historia se repite es nuevamente tragedia, continuidad de aquella otra tragedia que ya viene siendo en tiempo de farsa, y que ahora, esa reincidente continuidad es prolegómeno de nuevos acontecimientos que irrumpirán y cuya venganza, al decir de un reconocido animador radiofónico argentino de apellido Dolina, “¡será terrible…!”

Lo que ha faltado, hasta ahora, en el “cambalache” suramericano, tanto en la llamada “clase política” como en la capa media social que la incluye junto a asalariados no trabajadores y también ladrones de guante traslúcido e imbéciles auto creídos “clase media”, más o menos entre todos la mitad de la población total del territorio que se reconoce como argentino, es mayor capacidad de observación, menos espejismo de sí mismos, más cultura político geográfica y, esencialmente, algo de pensamiento crítico y capacidad para la asociación y colectivización de ideas.

Es complejo el cuadro, sin duda. Un menjunje cosmético sin valor medicamentoso para nada…  Pero así vamos yendo y en cualquier momento salta la liebre, como se dice cuando hay necesidad de comer. Una liebre vigorosa que cambiará la historia.


Notas:
1 DRAE| «gánster: miembro de una banda organizada de malhechores que actúa en las grandes ciudades.»
2 DRAE| «sicario: asesino asalariado.»
6 Sobre la cuestión, tan realmente dolorosa como culturalmente traumática para los orientales del presente, es recomendable el libro Traición a la patria. La Convención Preliminar de Paz, del montevideano Guillermo Vázquez Franco, profesor de Historia, durante cuarenta años docente del Instituto de Profesores Artigas, publicado por Ediciones Mendrugo, Montevideo, en 2014 (457 pp)


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