Virreinato:
¡Ansina es!… 1
Queridos
compañeros de la Dirección de Nuestra Propuesta, queridos compañeros del
Partido Comunista y su dirección nacional, con mención de Salvador Caputo y
Víctor Kot:
Hoy
he leído la última NP ("nuestra
palabra"), y con sincero beneplácito me he encontrado que –aunque sin
citarme, como en rigor hubiera correspondido (no es ésta más que una humorada)–
en la contratapa "En la hora de los CEO, leamos a Lenin" se expresan
similares sino iguales caracterizaciones que ya en diciembre de 2015 planteamos
en el blog ¡Ansina es!...: en nuestra América del Sur se reinstauran
virreinatos, ha caído la institucionalidad democrática burguesa.
Pasó
casi un año, lo que para la historia es nada pero es mucho para la estrategia y
la táctica políticas. Pero es así, son dilaciones concretas, materiales,
objetivas y subjetivas, hay que entenderlo y aceptarlo. Un ruso profesor de
Filosofía en Moscú por 1989, Kusnetzof creo era su apellido, hablaba de la
importancia de la intuición, ese conocimiento inmediato imprescindible como
base del análisis y la reflexión... A propósito debo decir, y es importante,
que sin la colectivización de los análisis y las construcciones políticas
estratégicas éstas no existen, son meras hipótesis. Lo que he pretendido en
cada conversación, en cada gesto siquiera y en los últimos años a través del
blog, ha sido eso, imbricar ideas en la reflexión colectiva.
Parafraseando
a "Polaco" Goyeneche cuando citaba a Troilo debo una vez más decir
que nunca dejé de considerar al Partido Comunista como mi "partido":
"nunca me fui, siempre estoy volviendo", y tras tantos avatares que
nos han interceptado esta coincidencia de ahora con el texto de NP, apuntada al
principio, me hace sentir muy bien. Seguimos juntos.
Abrazos
a todas y todos, ¡vivan los pueblos!
G.E.
(El
presente texto que anteponemos al artículo de Rogelio Roldán que reproducimos
de manera íntegra fue enviado hoy mismo como correo electrónico a la Dirección
del periódico Nuestra Propuesta. La ilustración que sigue es la portada del
último número del periódico.)
En 1916, en su libro El
imperialismo, fase superior y última del capitalismo, Lenin analizó el
surgimiento del capital financiero como nueva forma de dominación. Dice:
Si fuera necesario dar la más breve definición
posible del imperialismo, deberíamos decir que el imperialismo es la etapa
monopolista del capitalismo. Esa definición incluiría lo más importante, pues,
por una parte, el capital financiero es el capital bancario de unos pocos
grandes bancos monopolistas fusionado con el capital de las asociaciones
monopolistas de industriales y, por otra parte, el reparto del mundo es la
transición de una política colonial, que se extendió sin obstáculos a los
territorios de los que no se había apoderado ninguna potencia capitalista, a
una política colonial de dominación monopolista del mundo, ya enteramente
repartido.2
Es decir, quedó en desuso la invasión militar como forma principal de
repartirse el mundo, reemplazada por la radicación de capital financiero y el
dominio total de las economías nacionales en los países independientes desde el
punto de vista político formal, pero con subordinación económica estructural a
las metrópolis. Puso como ejemplo de esto a la Argentina. Tan es así que en
mayo de 1933, en la dictadura de Agustín P. Justo su vicepresidente, Julio Roca, hijo del genocida a
quien admira el ministro de privatización educativa Esteban Bullrich, firma el
pacto Roca-Runciman, una muestra obscena de la entrega, y declaró que
“Argentina es la joya más preciada de la corona británica”. Dicho tratado fue
denunciado en su momento por nuestro camarada Rodolfo Ghioldi.
Con esta nueva forma de dominio coexistía el antiguo sistema colonial de
gobierno directo de las metrópolis sobre las colonias de Asia y África. Luego
de la derrota del nazi-fascismo en la Segunda Guerra Mundial, nuestro país
continúa su condición dependiente, pero ahora bajo la égida del capital
trasnacional, predominantemente de Wall Street. A la par se desencadena la
lucha de las antiguas colonias por su independencia formal, la que en su
mayoría se logra con el derrumbe del sistema colonial. No obstante ello, las
metrópolis conservan un alto nivel de imposición, incluso de decisiones políticas,
a los gobiernos “libres”, como es la Commonwealth británica. En esa realidad se
acuñó el concepto “neocolonialismo”, que es el sistema político basado en el dominio
indirecto por parte de las grandes potencias sobre las naciones subdesarrolladas,
ejercido desde la geopolítica, la economía y la supremacía militar.
Argentina, en el período dictatorial inaugurado en 1930 por la “década
infame” de Justo hasta el terrorismo de Estado de la dictadura cívico-militar
de Videla & Co., y durante los gobiernos burgueses débiles como los de
Frondizi e Illia, y los de cipayos como Menem y De la Rúa mantuvieron dicha
situación subordinada. Los gobiernos de modelo nacional y popular, si bien
tuvieron una política exterior independiente y un esfuerzo por incluir a los
sectores populares desde el punto de vista del consumo, pero sin intentar
superar al llamado “capitalismo sano, serio, o nacional”, no cambiaron la
dependencia estructural al capital financiero trasnacional, el cual se
encuentra en fase de crisis civilizatoria, en fase de decadencia.
Un país
ocupado
Por décadas las caracterizaciones de clase de la izquierda y el análisis
económico-político de otros sectores del campo popular, consideramos a
Argentina como país dependiente de las trasnacionales, lo que era cierto. Pero,
al presente, ante la ofensiva destructora de la banda de CEO de la alianza
Cambiemos, hace falta precisar nuestra realidad. Sus políticas de ajuste en
todos los renglones iniciaron la degradación de la democracia, que ya era
tutelada. Por otra parte, se empeñan en un fuerte intento de instalar un
sentido común individualista, meritocrático y con un grado de violencia horizontal
racista y excluyente, aún larvada pero de extrema gravedad.
Por ello verificamos que el país se encuentra, de hecho, ocupado
económica, cultural y militarmente. Las concesiones de todo tipo a los
monopolios trasnacionales y sus socios nativos, como es el caso de la banca
usuraria y el de los enclaves extractivos, de economía de factoría para
exportar materia prima sin valor agregado, que impera en las provincias mineras
y en las del negociado agro-tóxico sojero; la manipulación mediática y de las
redes sociales, más el objetivo de privatizar la educación pública; la frondosa
política represiva –articulada con agencias y servicios de los países belicistas–
junto a los acuerdos secretos para emplazar bases militares imperiales en
lugares estratégicos del país y con proyección al dominio continental –Tierra
del Fuego, Triple Frontera y Plan Belgrano–, más los acuerdos propios de
dictadura bananera para la entrega de soberanía en Malvinas y el Atlántico Sur
que firma la señora de doble nacionalidad, residencia en el exterior y matrimonio
con un agente del servicio secreto británico, la canciller Malchorra (sic), son pruebas palmarias de que
dejamos de ser país formalmente independiente para caer a la categoría de
neocolonial.
Los papelones internacionales del delegado de Wall Street que ocupa La Rosada,
junto a mostrar su pobreza cultural, intelectual y moral, además de su irresponsabilidad
política, confirman que el país fue degradado a condiciones peores que las
“relaciones carnales”, ya al formato del antiguo virreinato. Por si faltaran
elementos de prueba, baste con observar la profusa actividad pública del presidente
real de nuestra dañada nación, el embajador Noah Mamet, quien concentra en su
embajada una gran actividad política, no de consulta, sino de directivas a sus
asiduos concurrentes, desde las grandes patronales, los buchones del partido
judicial, los políticos y legisladores al mejor postor hasta los agentes patronales
de la burocracia sindical.
De ahí concluyo que el arco de perjudicados se amplía, a la vez que la
decisión política y el proyecto liberador deben ser más profundos y definidos
que siempre. Retomando la visión de poder popular de Lenin, creo muy actual su propuesta
de “Todo el poder al pueblo”, único camino para la revolución socialista de
liberación nacional.
Notas:
* Rogelio Roldán es vicedirector de Nuestra Propuesta, semanario del Partido Comunista de la Argentina,
el artículo fue publicado originalmente en ese medio: http://nuestrapropuesta.com.ar/ y
precisamente en su versión PDF: http://nuestrapropuesta.com.ar/pdfs/ultimo.pdf
1 En el presente blog varias son las notas que desde
diciembre de 2015 vienen planteando las hipótesis que, como análisis y
propuesta partidaria ahora hace propias el Partido Comunista de Argentina, nos
alegra porque así afirma una nueva etapa en la interacción política popular. Véanse,
entre otras: http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2015/12/restablecimiento-de-los-virreinatos.html; http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2015/12/perfil-intelectual-de-la-corte-del.html;
http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2015/12/atilio-boron-y-frank-underwood-un-rey.html;
http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2015/12/carta-publica-al-nuevo-presidente-por.html;
http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2016/01/el-exito-del-virrey-macri-de-sus.html;
http://gervasioespinosanotas.blogspot.com.ar/2016/01/magneto-no-se-sento-en-el-sillon-de.html...
2 Vladimir I. Lenin, El
imperialismo, fase superior del capitalismo, Prólogo.
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