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jueves, 5 de septiembre de 2013

Bonomi, así no se es buen hombre



Anteayer envié un respetuoso y cordial correo electrónico a Eduardo Bonomi, ministro de Interior de la República Oriental del Uruguay. En el encabezamiento escribí “Estimado señor ministro del Interior, Cro. Eduardo Bonomi”. No me arrepiento, continúo estimándolo y apreciándolo, es decir que continúo observando sus valores o desvalores, y sus méritos y deméritos.



En el correo electrónico le decía que hoy, jueves 5 de septiembre, publicaría el texto que le enviaba adjunto al correo electrónico: el facsímil de la publicación del diario La República del martes 3 de septiembre cuyo link se anota.



En dicho facsímil me permití agregar Notas de mi autoría, cuyas llamadas, o referencias, aparecen indicadas con números.



En el cuerpo del correo escribí:



Me dirijo a usted en mi calidad de veterano hombre de la izquierda rioplatense, argentino (72 años), amigo fraterno de uruguayos y admirador del sufrido pueblo oriental y el prócer José Artigas, vecino y contribuyente, incluso, en un pueblito balneario cercano a Piriápolis, y experto en las cuestiones del decir y el escribir.



Me mueve a este contacto, que deseo fervientemente fructifique, cierto cansancio y malestar que me provocan el estilo pendenciero de la prensa canalla, en ambas bandas del gran estuario, y que “se pega” en la sociedad popular y en medios que se dicen “progresistas”, como el diario La República.



 




BONOMI: Ladrones de[1] Argentina preocupan a la Policía



Publicado en La República (versión digital) el 3 de septiembre de 2013  (hora 14:08)

(Comentarios en las notas referidas, de Gervasio Espinosa.)



La ruidosa llegada del “Hombre Araña” a Uruguay y el caso del Correo, cuyo protagonista era un recién liberado de cárceles argentinas, son vistos como una señal de alerta.



Según informó Subrayado (Canal 10) el gobierno[2] está preocupado por la incidencia que tienen los delincuentes de los países vecinos[3] cuando llegan a Uruguay. El titular de Ministerio del Interior, Eduardo Bonomi, se refirió hoy a este tema y dijo que las liberaciones de reclusos en Argentina[4] estaban complicando de alguna manera al país.



Bonomi fue consultado por la expulsión[5] de Mario Vitette, autor del “Robo del Siglo” en Argentina, también conocido como “el Hombre Araña”, quien recientemente se afincó en Uruguay tras ser expulsado del vecino país. El jerarca no habló de ese caso en particular pero respondió dando el ejemplo de lo que ocurrió en el caso del asalto a El Correo de Pocitos. “Hace más de dos años que Argentina está soltando delincuentes uruguayos detenidos en Argentina”[6].



“Con un tercio de la pena cumplida los suelta y los devuelve a Uruguay”. “Al delincuente que murió en el Correo le decían `El Porteño’ porque había estado detenido en Argentina y después de salir de ahí vino a delinquir a Uruguay. Creo que no es la única situación y genera un problema”, aseguró el ministro[7].



Por otra parte habló de los policías infiltrados en las marchas y explicó que ésta no es una política que vaya a utilizar el Ministerio del Interior en todas las marchas sino una forma de actuar a partir de una denuncia[8], porque el objetivo es prevenir, dijo. Respecto a la reincidencia de presos, Bonomi dijo que desde el año pasado a ala actualidad bajó de 59% a 53%.



Comentario de lector:[9] Juan Eduardo Lambreche Carlini - Comentarista destacado – Santa Lucía, Canelones, Uruguay. Vigilancia electronica mi querido Ministro es el siglo de las supertecnologias informaticas, y de las comunicaciones, por favor, gente joven que viva la realidad, y si son veteranos que se actualicen con el hoy, camaras digitales para vigilancia continua, en comisarias, aduanas, rutas, bancos, etc, esta toda esa tecnologia a la orden , ya, cuando guste señor ministro y si su equipo asesor no se lo informo, echelos y tenga a su lado gente capaz, y si el que no sabe es usted, vayase, asi de simple amigo.


 







Notas agregadas al facsímil del artículo de La República:

[1] El empleo de la preposición “de” en el titulo genera ambigüedad en la intelección del mismo: ¿se trata “de” ladrones argentinos que llegan a Uruguay?, ¿o quizá son ladrones de argentinos, es decir que han perjudicado a residentes en Argentina? 

[2] El redactor, quien cita a un ministro del Poder Ejecutivo, parece querer referirse a una preocupación del Presidente y del conjunto de los ministros del Estado: del Gobierno, así, con inicial mayúscula.

[3] El redactor aquí (¿o fue explícitamente el ministro Bonomi quien así lo expuso?) define la afirmación que en el título era confusa: “preocupado por la incidencia que tienen los delincuentes de los países vecinos”; es decir, se trata literalmente de delincuentes propios de esos otros países.

[4] La categorización es concisa: una política del Estado argentino perjudica a Uruguay.

[5] La categorización aludida, dice La República, surgió cuando se interrogó al Ministro respecto de la expulsión de Argentina del autor de un sonado robo, el que como consecuencia de tal expulsión se radicó en Uruguay.

[6] O el ministro Bonomi se equivoca o el redactor (y la cadena jerárquica de funcionarios hasta llegar al Director de La República) previa y conscientemente tergiversaron tendenciosamente la información. El Ministro manifestó: “Hace más de dos años que Argentina está soltando delincuentes uruguayos detenidos en Argentina”; taxativamente se ha referido a “delincuentes uruguayos” y no a “ladrones argentinos”.

[7] El redactor comete nuevamente un error ortográfico, al aludir a un jerarca gubernamental ya referido, cuando se lo hace sólo por su función y sin que conste su apellido debe escribir el cargo con inicial mayúscula: el Ministro.

[8] El redactor, es decir el diario La República, no requirió del Ministro una explicación acabada sobre la sede judicial o policial donde fue radicada la denuncia que motivó la “infiltración” de personal de investigaciones, la identidad del denunciante y en el caso, que generó hondo malestar en el propio Frente Amplio, la identidad del funcionario judicial o del Gobierno, y de qué jerarquía y función, autorizó el procedimiento. Podría con razonabilidad pensarse que haya sido un argentino.


[9] El lector oriundo de Santa Lucía, la simpática ciudad canaria en el deslinde con San José de Mayo, queda excusado de recibir más comentarios que el resalte con caracteres en negrita de algunas palabras por él empleadas para que se esmere en aprehender la ortografía, conjunto de normas que hacen no solamente a la buena escritura sino más todavía a una lectura analítica y comprensiva y, así, también al enriquecimiento de la inteligencia. Las soluciones no pasan por andar espiando a “troche y moche”, sino por pensarlas y hacerlas bien, honesta y solidariamente. 

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Hasta aquí el texto enviado al ministro Eduardo Bonomi, anteayer, mediante, como ya se dijo, un correo electrónico enviado a la dirección secmin@minterior.gub.uy




Y hasta hoy, jueves 5 de septiembre, no recibí una mínima respuesta originada en el Ministerio de Interior sito en Montevideo. Y hoy, otro medio periodístico montevideano, La Diaria, publica la nota que se reproduce:


Asamblea de vecinos de Santa Catalina para tratar denuncias de abuso policial en el barrio. 

Carne de cañón

Vecinos de Santa Catalina denuncian una sucesión de abusos policiales




En una pared de una casa frente a la terminal de ómnibus del barrio Santa Catalina hay una leyenda: “No al abuso policial”. Las letras están dibujadas pero sin rellenar. No hubo tiempo. En el momento de la pintada llegaron policías de la Seccional 24 y de la Guardia Republicana. Pretendieron ingresar a la casa de alguien sin orden judicial, un vecino que le había dado refugio a dos jóvenes que hacían los grafitis. Tuvieron la mala suerte de que el vecino conocía sus derechos.



Las pintadas tienen una historia un poco más larga, pero un desencadenante principal. El martes de madrugada, policías de la dirección de Investigaciones, dependiente de Jefatura de Policía, y de Narcóticos, dependientes del Ministerio del Interior, llegaron al lugar. Algunos estaban identificados con chalecos, pero otros iban de particular y llevaban ametralladoras. Detuvieron a seis jóvenes en el barrio y los pusieron contra una camioneta Hyundai, según los vecinos, matriculada SBJ 7406. Les pegaron golpes de puño, patadas y palazos. No se identificaron ni dieron razones para el arresto. A tres los dejaron libres en el lugar. A los otros tres los llevaron al sótano de la seccional 19, donde funciona Investigaciones. Desde el principio los golpearon y los insultaron. Con uno de ellos se ensañaron, porque les dijo que no podían actuar de esa manera. Lo tiraron en el piso de la camioneta, le pisaron la cabeza y le dieron culatazos en la nuca. Le dijeron puto, llorón, bocón. Uno de ellos le pegó un culatazo en el pecho que lo dejó sin aire, y como no podía caminar, lo llevaron arrastrando hasta la seccional. “Así se llevaban a los presos en dictadura”, dijo un vecino que había asistido ayer de noche a la asamblea improvisada que se realizó en la terminal de Santa Catalina para difundir los abusos.



En la seccional, pusieron a los tres en calabozos diferentes. Los desnudaron, los hicieron agacharse, le dijeron al que más golpearon: “Te vamos a coger”. El interrogatorio fue una burla. “Vos vendés [droga]?”, le preguntaron a uno de ellos. “No”, contestó. “Bueno, ahora vendés”, le dijeron, y le patearon las costillas. “¿Vos te chupás la pija?”, le preguntó otro de ellos al mismo joven. “Te vamos a meter un 357. Acá mandamos nosotros”, le decían, haciendo referencia a que lo iban a incriminar de portar un arma.



Desde el oeste



Los vecinos presentes ayer en la asamblea de Santa Catalina eran de todas las edades; hombres, mujeres, ancianas y hasta bebés. Los que presenciaron los hechos aseguran que los policías estaban drogados. “Cada vez que te veamos en la calle, palo y al calabozo, porque acá mandamos nosotros”, los amenazaban. Ellos mismos pateaban las puertas y cuando los golpeaban les decían que era porque uno de sus compañeros había pateado la puerta.



Los soltaron de mañana, luego de hacerles firmar una declaración que no les dejaron leer, porque los estaban golpeando continuamente. Uno de ellos, al que más le pegaron, fue a hacer la denuncia junto con su familia. Cuando llegaron al juzgado de la calle Bartolomé Mitre, no los querían dejar entrar. Les pedían un papel de la comisaría, les decían que fueran a Salud Pública. Sólo los dejaron entrar cuando fueron acompañados por un abogado. Allí el joven fue visto por una médica forense y realizó la denuncia. También denunció el hecho en el Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay y en la Institución Nacional de Derechos Humanos. Las pintadas del martes de noche fueron una protesta. Los policías querían arrestar a toda costa a quienes las hicieron y pretendían ingresar en la casa de un vecino sin orden de allanamiento. Los vecinos filmaron el procedimiento y los policías les dijeron que estaba prohibido captar imágenes de un procedimiento policial. Insultaban a los vecinos, les decían “ignorantes”. El dueño de casa les advirtió que iba a hacer una denuncia judicial por violación de domicilio, y entonces desistieron de ingresar a la vivienda. Antes de irse, detuvieron a tres jóvenes que estaban en la terminal, según los vecinos sin hacer nada, y golpearon a otro.



“Se está violando la Constitución y los derechos humanos”, afirmaba ayer en Santa Catalina el padre del joven golpeado. Se iba a hacer una asamblea, pero fue innecesario porque todos se conocían. Se quedaron conversando en grupos y con algunos medios de prensa que se acercaron al lugar.



Dicen que el barrio es tranquilo, y que muchos duermen con la puerta abierta. Los jóvenes se juntan en las esquinas de noche, y a veces el ruido molesta a los vecinos, que sin embargo estaban ayer presentes en la asamblea, en silencio, como respaldo y para marcar un límite que no debería transgredirse (NU).







  

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