Anteayer envié un respetuoso y cordial correo electrónico a
Eduardo Bonomi, ministro de Interior de la República Oriental
del Uruguay. En el encabezamiento escribí “Estimado señor ministro del Interior, Cro. Eduardo Bonomi”. No me
arrepiento, continúo estimándolo y apreciándolo, es decir que continúo
observando sus valores o desvalores, y sus méritos y deméritos.
En el correo electrónico le decía que hoy, jueves 5 de
septiembre, publicaría el texto que le enviaba adjunto al correo electrónico:
el facsímil de la publicación del diario La
República del martes 3 de septiembre cuyo link se anota.
En dicho facsímil me permití agregar Notas de mi autoría,
cuyas llamadas, o referencias, aparecen indicadas con números.
En el cuerpo del correo escribí:
Me dirijo a usted en mi calidad de veterano hombre
de la izquierda rioplatense, argentino (72 años), amigo fraterno de uruguayos y
admirador del sufrido pueblo oriental y el prócer José Artigas, vecino y
contribuyente, incluso, en un pueblito balneario cercano a Piriápolis, y
experto en las cuestiones del decir y el escribir.
Me mueve a este contacto, que deseo fervientemente
fructifique, cierto cansancio y malestar que me provocan el estilo pendenciero
de la prensa canalla, en ambas bandas del gran estuario, y que “se pega” en la
sociedad popular y en medios que se dicen “progresistas”, como el diario La
República.
BONOMI: Ladrones de[1] Argentina preocupan a
la Policía
Publicado en La República (versión
digital) el 3 de septiembre de 2013 (hora 14:08)
(Comentarios en las notas
referidas, de Gervasio Espinosa.)
La
ruidosa llegada del “Hombre Araña” a Uruguay y el caso del Correo, cuyo
protagonista era un recién liberado de cárceles argentinas, son vistos como una
señal de alerta.
Según
informó Subrayado (Canal 10) el gobierno[2] está
preocupado por la incidencia que tienen los delincuentes de los países vecinos[3]
cuando llegan a Uruguay. El titular de Ministerio del Interior, Eduardo Bonomi,
se refirió hoy a este tema y dijo que las liberaciones de reclusos en Argentina[4]
estaban complicando de alguna manera al país.
Bonomi
fue consultado por la expulsión[5] de
Mario Vitette, autor del “Robo del Siglo” en Argentina, también conocido como
“el Hombre Araña”, quien recientemente se afincó en Uruguay tras ser expulsado
del vecino país. El jerarca no habló de ese caso en particular pero respondió
dando el ejemplo de lo que ocurrió en el caso del asalto a El Correo de
Pocitos. “Hace más de dos años que Argentina está soltando delincuentes
uruguayos detenidos en Argentina”[6].
“Con
un tercio de la pena cumplida los suelta y los devuelve a Uruguay”. “Al
delincuente que murió en el Correo le decían `El Porteño’ porque había estado
detenido en Argentina y después de salir de ahí vino a delinquir a Uruguay.
Creo que no es la única situación y genera un problema”, aseguró el ministro[7].
Por
otra parte habló de los policías infiltrados en las marchas y explicó que ésta
no es una política que vaya a utilizar el Ministerio del Interior en todas las
marchas sino una forma de actuar a partir de una denuncia[8],
porque el objetivo es prevenir, dijo. Respecto a la reincidencia de presos,
Bonomi dijo que desde el año pasado a ala actualidad bajó de 59% a 53%.
Comentario
de lector:[9] Juan
Eduardo Lambreche Carlini - Comentarista destacado – Santa Lucía, Canelones,
Uruguay. Vigilancia electronica mi
querido Ministro es el siglo de las supertecnologias
informaticas, y de las
comunicaciones, por favor, gente joven que viva la realidad, y si son veteranos
que se actualicen con el hoy, camaras
digitales para vigilancia continua, en comisarias,
aduanas, rutas, bancos, etc, esta
toda esa tecnologia a la orden , ya,
cuando guste señor ministro y si su equipo asesor no se lo informo, echelos y tenga
a su lado gente capaz, y si el que no sabe es usted, vayase, asi de simple amigo.
[1] El empleo de la preposición “de” en el titulo genera ambigüedad en la intelección del mismo: ¿se trata “de” ladrones argentinos que llegan a Uruguay?, ¿o quizá son ladrones de argentinos, es decir que han perjudicado a residentes en Argentina?
[2] El redactor, quien cita a un ministro del Poder
Ejecutivo, parece querer referirse a una preocupación del Presidente y del
conjunto de los ministros del Estado: del Gobierno, así, con inicial mayúscula.
[3] El redactor aquí (¿o fue explícitamente el ministro
Bonomi quien así lo expuso?) define la afirmación que en el título era confusa:
“preocupado por la incidencia que tienen
los delincuentes de los países vecinos”; es decir, se trata literalmente de
delincuentes propios de esos otros países.
[4] La categorización es concisa: una política del Estado
argentino perjudica a Uruguay.
[5] La categorización aludida, dice La República, surgió cuando se interrogó al Ministro respecto de la
expulsión de Argentina del autor de un sonado robo, el que como consecuencia de
tal expulsión se radicó en Uruguay.
[6] O el ministro Bonomi se equivoca o el redactor (y la
cadena jerárquica de funcionarios hasta llegar al Director de La República) previa y conscientemente
tergiversaron tendenciosamente la información. El
Ministro manifestó: “Hace
más de dos años que Argentina está soltando delincuentes uruguayos detenidos en
Argentina”; taxativamente se ha referido a “delincuentes uruguayos” y no a
“ladrones argentinos”.
[7] El redactor comete nuevamente un error ortográfico, al
aludir a un jerarca gubernamental ya referido, cuando se lo hace sólo por su
función y sin que conste su apellido debe escribir el cargo con inicial
mayúscula: el Ministro.
[8] El redactor, es decir el diario La República, no
requirió del Ministro una explicación acabada sobre la sede judicial o policial
donde fue radicada la denuncia que motivó la “infiltración” de personal de
investigaciones, la identidad del denunciante y en el caso, que generó hondo
malestar en el propio Frente Amplio, la identidad del funcionario judicial o
del Gobierno, y de qué jerarquía y función, autorizó el procedimiento. Podría
con razonabilidad pensarse que haya sido un argentino.
[9] El lector oriundo de Santa Lucía, la simpática ciudad
canaria en el deslinde con San José de Mayo, queda excusado de recibir más
comentarios que el resalte con caracteres en negrita de algunas palabras por él
empleadas para que se esmere en aprehender la ortografía, conjunto de normas
que hacen no solamente a la buena escritura sino más todavía a una lectura
analítica y comprensiva y, así, también al enriquecimiento de la inteligencia. Las
soluciones no pasan por andar espiando a “troche y moche”, sino por pensarlas y
hacerlas bien, honesta y solidariamente.
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Hasta aquí el texto enviado al ministro Eduardo Bonomi, anteayer, mediante, como ya se dijo, un correo electrónico enviado a la dirección secmin@minterior.gub.uy
Y hasta
hoy, jueves 5 de septiembre, no recibí una mínima respuesta originada en el
Ministerio de Interior sito en Montevideo. Y hoy, otro medio periodístico
montevideano, La Diaria, publica la
nota que se reproduce:
Carne de cañón
Vecinos de Santa Catalina denuncian una sucesión de abusos policiales
En una pared de una casa frente a la terminal de ómnibus del
barrio Santa Catalina hay una leyenda: “No al abuso policial”. Las letras están
dibujadas pero sin rellenar. No hubo tiempo. En el momento de la pintada
llegaron policías de la Seccional 24 y de la Guardia
Republicana. Pretendieron ingresar a la casa de alguien sin
orden judicial, un vecino que le había dado refugio a dos jóvenes que hacían
los grafitis. Tuvieron la mala suerte de que el vecino conocía sus derechos.
Las pintadas tienen una historia un poco más larga, pero un
desencadenante principal. El martes de madrugada, policías de la dirección de
Investigaciones, dependiente de Jefatura de Policía, y de Narcóticos,
dependientes del Ministerio del Interior, llegaron al lugar. Algunos estaban
identificados con chalecos, pero otros iban de particular y llevaban
ametralladoras. Detuvieron a seis jóvenes en el barrio y los pusieron contra
una camioneta Hyundai, según los vecinos, matriculada SBJ 7406. Les pegaron
golpes de puño, patadas y palazos. No se identificaron ni dieron razones para
el arresto. A tres los dejaron libres en el lugar. A los otros tres los
llevaron al sótano de la seccional 19, donde funciona Investigaciones. Desde el
principio los golpearon y los insultaron. Con uno de ellos se ensañaron, porque
les dijo que no podían actuar de esa manera. Lo tiraron en el piso de la
camioneta, le pisaron la cabeza y le dieron culatazos en la nuca. Le dijeron puto,
llorón, bocón. Uno de ellos le pegó un culatazo en el pecho que lo dejó sin
aire, y como no podía caminar, lo llevaron arrastrando hasta la seccional. “Así
se llevaban a los presos en dictadura”, dijo un vecino que había asistido ayer
de noche a la asamblea improvisada que se realizó en la terminal de Santa
Catalina para difundir los abusos.
En la seccional, pusieron a los tres en calabozos
diferentes. Los desnudaron, los hicieron agacharse, le dijeron al que más
golpearon: “Te vamos a coger”. El interrogatorio fue una burla. “Vos vendés
[droga]?”, le preguntaron a uno de ellos. “No”, contestó. “Bueno, ahora
vendés”, le dijeron, y le patearon las costillas. “¿Vos te chupás la pija?”, le
preguntó otro de ellos al mismo joven. “Te vamos a meter un 357. Acá mandamos
nosotros”, le decían, haciendo referencia a que lo iban a incriminar de portar
un arma.
Desde el oeste
Los vecinos presentes ayer en la asamblea de Santa Catalina
eran de todas las edades; hombres, mujeres, ancianas y hasta bebés. Los que
presenciaron los hechos aseguran que los policías estaban drogados. “Cada vez
que te veamos en la calle, palo y al calabozo, porque acá mandamos nosotros”,
los amenazaban. Ellos mismos pateaban las puertas y cuando los golpeaban les
decían que era porque uno de sus compañeros había pateado la puerta.
Los soltaron de mañana, luego de hacerles firmar una
declaración que no les dejaron leer, porque los estaban golpeando
continuamente. Uno de ellos, al que más le pegaron, fue a hacer la denuncia
junto con su familia. Cuando llegaron al juzgado de la calle Bartolomé Mitre,
no los querían dejar entrar. Les pedían un papel de la comisaría, les decían
que fueran a Salud Pública. Sólo los dejaron entrar cuando fueron acompañados
por un abogado. Allí el joven fue visto por una médica forense y realizó la denuncia. También
denunció el hecho en el Instituto de Estudios Legales y Sociales del Uruguay y
en la Institución
Nacional de Derechos Humanos. Las pintadas del martes de
noche fueron una protesta. Los policías querían arrestar a toda costa a quienes
las hicieron y pretendían ingresar en la casa de un vecino sin orden de allanamiento.
Los vecinos filmaron el procedimiento y los policías les dijeron que estaba
prohibido captar imágenes de un procedimiento policial. Insultaban a los
vecinos, les decían “ignorantes”. El dueño de casa les advirtió que iba a hacer
una denuncia judicial por violación de domicilio, y entonces desistieron de
ingresar a la
vivienda. Antes de irse, detuvieron a tres jóvenes que
estaban en la terminal, según los vecinos sin hacer nada, y golpearon a otro.
“Se está violando la Constitución y los derechos humanos”,
afirmaba ayer en Santa Catalina el padre del joven golpeado. Se iba a hacer una
asamblea, pero fue innecesario porque todos se conocían. Se quedaron
conversando en grupos y con algunos medios de prensa que se acercaron al lugar.
Dicen que el barrio es tranquilo, y que muchos duermen con
la puerta abierta. Los jóvenes se juntan en las esquinas de noche, y a veces el
ruido molesta a los vecinos, que sin embargo estaban ayer presentes en la
asamblea, en silencio, como respaldo y para marcar un límite que no debería
transgredirse (NU).
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