Quizá una vergonzosa composición de fotoshop, o no, que circuló ampliamente por las redes de internet. |
El periodista
Raúl Kollmann del diario Página|12
publicó hoy en ese medio una excelente nota1 sobre el giro que se
pretende dar a una investigación sobre la muerte en 2015 y todavía no
esclarecida de Alberto Nisman, un personaje característico de la fauna
contemporánea de personas más influenciables que influyentes y más al servicio
de los poderes fácticos que a cultivar los valores de la verdad, la democracia
y la justicia. Nisman, con dineros públicos paseó y se fotografío con señoritas
procaces, se hizo de amigos en los servicios de información del Estado, puso en
revisión de una muy destacada embajada extranjera sus borradores de fiscal del
Estado argentino y hasta nombró, con honorarios altísimos e injustificados, a
un experto informático que estaba obligado a “oscuramente” devolverle la mitad
de esos emolumentos y al que, ahora, otro fiscal lo acusa de partícipe necesario
del asesinato de su “benefactor”, suposición que con carácter de cosa juzgada
también Mauricio Macri presentó en Nueva York.
Gran show Middle Class el Festival Nisman…
Como quizá
algunos lectores de este blog no vayan a incursionar en la edición digital de Página|12 de hoy, 9 de noviembre de
2017, y en la consideración de que el trabajo periodístico de Kollmann merece quedar
también guardado en centenares y miles de archivos populares y de uso público,
aquí está, completo:
Citaron a Diego Lagomarsino como
sospechoso por la muerte de Nisman. Un guión que ya está escrito
Por Raúl Kollmann
El aparato judicial de Comodoro Py siguió tocando ayer la música que le
piden desde el oficialismo. En un extenso dictamen, el fiscal Eduardo Taiano
dictaminó que a Alberto Nisman lo asesinaron y que el informático Diego
Lagomarsino fue parte de una banda de sicarios que no se sabe quienes
integraron. “Los autores del homicidio aún no pudieron ser identificados”,
señaló Taiano en un resumen que distribuyó. Unas horas después, en una especie
de ballet sincronizado, el juez Julián Ercolini citó a Lagomarsino a prestar
declaración indagatoria el martes que viene, aunque ayer mismo ordenó que le
pongan una tobillera electrónica. También anoche se produjo un allanamiento de
la vivienda del informático. La base de la acusación de Taiano es la pericia
multidisciplinaria realizada por la Gendarmería, que afirma, por ejemplo,
que a Nisman lo molieron a golpes, le fracturaron la nariz y luego le
suministraron ketamina para dormirlo. El Cuerpo Médico Forense (CMF), que
depende de la Corte Suprema, dijo que no había lesión en el tabique nasal y que
no se detectó ketamina. Taiano, en lugar de convocar a los científicos que
dieron diagnósticos tan opuestos y concretar un debate entre ellos, convalidó
lo hecho por Gendarmería, tal como le pedía la Casa Rosada y sus medios aliados.
Secreto. El fiscal firmo su dictamen, se lo entregó al juez y distribuyó un
resumen en el que no aporta ni un solo elemento de relevancia. Dice que
Gendarmería realizó un estudio interdisciplinario y que concluyó que lo más
probable es que a Nisman lo hayan asesinado. En el resumen, al menos, no
menciona que todas las pericias anteriores sostuvieron lo contrario. Cuando se
esperaba conocer los fundamentos, expuestos en unas mil páginas, el juez informó
a las partes que decretaba el secreto de sumario. Ni la defensa pudo leer el
texto del fiscal.
Ercolini citó a Lagomarsino a indagatoria para el 14 de noviembre y ordenó
que le pusieran la tobillera electrónica. El juez allanó la vivienda: se
llevaron la computadora, el celular, una pequeñísima cantidad de marihuana
(menos de un cigarrillo) y efectos personales. Seguramente en la computadora
estarán los movimientos que Lagomarsino realizaba de forma remota en la
computadora de Nisman, datos de la cuenta clandestina del fiscal en el Merrill
Lynch de Nueva York (Lagomarsino tenía firma) y otros elementos del trabajo.
Arma. Al fiscal le alcanzó con oficializar las conclusiones de Gendarmería.
Si a Nisman lo asesinaron, el que proveyó el arma fue parte del plan. Pero
minimizó la lógica:
– Nadie
aporta una pistola inscripta a su propio nombre en el Registro Nacional de
Armas (Renar) para que se cometa un homicidio.
— Nisman no sólo le pidió el arma a Lagomarsino
sino que también lo intentó con el custodio Rubén Benítez, el mismo día sábado
en que le hizo el pedido a Lagomarsino. También es tácito que le iba a pedir el
arma a un policía amigo, el comisario Ricardo Bogoliuk, pero desistió cuando,
al llamarlo, se enteró que el uniformado estaba en Mar del Plata.
— El único argumento es que Lagomarsino tenía la
facilidad de entrar al edificio y no ser revisado por la custodia de
Nisman.
Taiano no pudo describir el supuesto tándem de sicarios. En las pericias
anteriores los criminalistas concluyeron: “no se percibe la presencia de
ninguna otra persona dentro del baño en el momento del disparo”. Los forenses
del Cuerpo Médico dictaminaron: “no se observa, desde el punto de vista
pericial, un accionar homicida en la muerte de Nisman”,
Taiano no pudo describir a los supuestos socios de Lagomarsino porque no
encontró ni una llamada inexplicada ni un vínculo que pudiera identificar a los
que, supuestamente, el informático ayudó proveyendo el arma. Por supuesto que
siempre flotó la idea de que las computadoras de Nisman no podían estar en
manos de alguien ajeno a la ex SIDE y al hombre de confianza de Nisman, Jaime
Stiuso. Sin embargo, nada de eso se probó ni aparece en el dictamen de
Taiano.
Secuencia. Para justificar el pedido de indagatoria, Taiano se apoyó en el
dictamen de la Gendarmería. Y ese trabajo interdisciplinario, a su vez, se basa
en la siguiente secuencia:
— Dos personas agredieron al fiscal y le pegaron
una paliza, fracturándole la nariz, golpeándolo en el hígado, en la parte de
abajo de la boca y en una pierna. Pese a semejante golpiza, no había el menor
desorden en el departamento. No hay rastros de pelea ni lesión defensiva, por
ejemplo, en los nudillos de Nisman.
— Una vez dominado a los golpes, la Gendarmería
dice que le dieron ketamina, una sustancia que hace años se usaba como
anestésico pero en la actualidad dejó de utilizarse porque produce
alucinaciones y hay pacientes que no reaccionan dócilmente. Aun así, la Gendarmería
concluyó que eso le permitió a los dos sicarios llevar a Nisman tranquilamente
al baño y dispararle un único tiro. Quisieron simular un suicidio. Taiano pasa
por alto que la pistola quedó, por la caída, bajo el hombro del fiscal.
Cualquiera que hubiera querido simular un suicidio, antes de huir, al menos
ponía el arma en la mano del fiscal o cerca de la mano.
Todo el armado es de una endeblez asombrosa y quienes conocen al CMF,
responden con los siguientes argumentos:
— La Gendarmería no tiene experiencia en
autopsias y cometió errores grotescos. “Dicen que Nisman tenía fractura de
nariz, cuando se observa a simple vista que no tiene ni siquiera una hematoma
ni rastro alguno de golpe. Ellos confunden en una radiografía, que no está
sacada exactamente en el centro, con una fractura”. El informe de autopsia que
luego confirmó la junta médica del CMF dice: “no hay lesión en el tabique
nasal”.
— Gendarmería no pudo establecer la cantidad de
ketamina que tenía Nisman encima: en el informe dice N/C, que significa no
cuantificable. Y admiten que se encontraron sólo trazas mínimas. Tampoco saben
cómo se suministró la sustancia: la única forma de lograr efectos rápidos es
con una inyección, pero en Nisman no hay rastros de que haya sido inyectado.
“Pese a eso, elucubran que lo durmieron y que, sin oposición ni pelea, lo
llevaron al baño para matarlo”, ironizó un forense.
— “En la autopsia se pasó el pool de vísceras por
dos cromatógrafos –explicaron los allegados al CMF–, el aparato con el
que se bombardean los tejidos en busca de sustancias. Se buscaron todas las de
la biblioteca del cromatógrafo, entre ellas la ketamina. No había ketamina. Sí
había clonazepan. De manera que lo que ocurrió es que el cromatógrafo de la
Gendarmería seguramente estaba contaminado, porque ellos no se dedican a
sustancias encontradas en cuerpos de personas fallecidas, sino a analizar las
pastillas y cristales secuestradas en fiestas electrónicas”.
Contradicciones. Ante diagnósticos contradictorios correspondía que se
citara a todos los científicos que participaron de los estudios y, delante, del
fiscal, expusieran sus posiciones. Taiano no hizo nada por saber la verdad.
Hizo lo que se preveía desde el principio: usó el estudio multidisciplinario de
la Gendarmería para convalidar lo que era el mandato de origen de la coalición
política-judicial-mediática que apuntaba a decretar que a Nisman lo
mataron.
La siguiente escala será la indagatoria de Lagomarsino (el martes) y el
procesamiento. Lagomarsino aceptará declarar y responderá todas las preguntas.
También serán indagados cuatro custodios de Nisman, Rubén Benítez, Armando Niz,
Néstor Durán y Luis Miño, a quienes les imputaron incumplimiento de los deberes
de funcionario público. En sintonía con la ofensiva, luego vendrá el procesamiento
de todos y no se puede descartar que saquen de la galera un inexistente comando
iraní-venezolano, con apoyo kirchnerista.
Nota:
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