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viernes, 24 de marzo de 2017

Cuarenta y un años se cumplen…

Massera, Videla y Martínez de Hoz



Cuarenta y un años se cumplen desde el desencadenamiento de un complot, genocidio y destrucción cultural que se sumaron a las peores tragedias populares que registra la historia argentina: la colonización por parte de la corona española que perpetró el mayor robo de metales preciosos para la constitución de la acumulación primaria de capital de la que emergieron el capitalismo y el mundo moderno, las persecuciones y destrucción de pueblos y culturas originarias, la confabulación militar, eclesial y de clase contra comunidades aborígenes, negros, campesinos y obreros, todos ellos, nosotros, el llamado “bajo pueblo”.



Como en 1955, cuando se temía que las masas populares se autonomizaran del líder y ellas mismas llevaran a Perón a nuevas posiciones, veinte años después desencadenada la crisis sistémica final del modelo de Estado de Bienestar, diseñadas y sostenidas por el país adalid del capitalismo y de las guerras se desencadenaron las dictaduras en el cono sur latinoamericano.



Fue un complot también en Argentina entre los capitostes de las filiales del capital concentrado junto con las corporaciones eclesiásticas, del sistema judicial y de los aparatos armados del Estado para aniquilar las reservas humanistas del pueblo: no solamente son treinta mil los muertos y desaparecidos, fueron centenares de miles los que sobrevivieron destrozadas sus voluntades de ser artífices de un país mejor. Sectores de peso de la intelectualidad no ofrecieron resistencia.



El sistema educativo “privado” que se había iniciado en 1958, tres años después de 1955, y que tuvo a la Iglesia Católica como principal impulsor visible, fue cómplice también del complot y genocidio desatado bajo el preciso nombre de “Proceso de Reorganización Nacional”.



Ahora, hoy, ya está todo más claro, pero a pesar de ello una gran proporción de la población no lo percibe. La Dictadura Cívico Militar y Eclesial tuvo relevante consecuencia: miedos, oscurantismo, simplezas, negación del pensamiento crítico. Así estamos, la mitad de los argentinos procurando construir un país mejor, solidario, humano, cooperativo y fraternal, y la otra mitad enfrascada en obnubilaciones mediocres y un suicida consumismo.



La victoria será nuestra. No somos nosotros quienes violentamos la dignidad humana.



24 de marzo de 2017


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