El gran poeta latinoamericano Armando Tejada Gómez
(1929-1992) sumaba su propia entonación a la de Óscar Matus, en la Coplera del viento1, para
recitar:
Tuve un amigo aquí cerca,
corazón de palomar
le vieron viento en los ojos
no lo dejaron pasar.
Ellos no saben que al viento
nadie lo puede atajar…
corazón de palomar
le vieron viento en los ojos
no lo dejaron pasar.
Ellos no saben que al viento
nadie lo puede atajar…
La “gente bien” no tiene viento en los ojos y es por eso que
pasa, aunque obediente, claro está, los controles de la tan mentada movilidad
social. Un conocido, que supo casarse y luego al final también divorciarse con
una señora que ya venía cambiada de estatus desde generaciones anteriores,
llamaba “gente bien” a los que eran como él: si bien hijos de una clase
“subordinada” “trabajando duro” cursaron carreras de reconocimiento social,
como certificado final de ascenso.
La “gente bien” pasea por los shoppings y usa perfumes y desodorantes caros o más o menos caros
para ocultar sus históricos olores.
Jugarretas en los
puentes…
De un lado y del otro de los puentes sobre el río Uruguay,
Río de los Pájaros lo llamó el sanducero Aníbal Sampayo, otro gran poeta y
cantor, hay mujeres y varones de auténtica e impecable prosapia popular, con
buenos vientos y ventarrones en sus miradas: siguen siendo de abajo.
Otros, equilibristas de la posmodernidad, entusiasmados por
ese cálculo de terror conceptual emitido por el Banco Mundial (The Word Bank!... Bang! Bang!)
que dice que en Sudamérica felizmente creció en número de personas la llamada
clase media, especulan con los dólares (más cerca esta “divisa” del arpa que de
la guitarra, dirían Tejada o Sampayo o juntos los dos, riendo).
La jugarreta es que según puede verse con exactitud en el
sitio de Internet http://www.caru.org.uy/web/pdfs_publicaciones/20130415TarifasPeaje.pdf
desde abril de este año 2013 calculan las tarifas de peaje
entre costa y costa según una “cotización” del dólar estadounidense de 8,75
pesos argentinos, cuando para esa fecha cada unidad de tal moneda equivalía
según el cambio legal a 5,15 pesos, y todavía hoy, a fines de octubre, equivale
a 5,85 pesos.
¿La diferencia, nada menos que 33 % de la cotización legal, sobre
la tarifa de cruce de los puentes pagando en moneda argentina, para qué sirve?
No vamos a sospechar que hay un enjuague perverso y delictual en la cuestión,
pero sí afirmamos que hay fraude ideológico, pensamiento antipopular y
jugarretas políticas de “gente bien”…
El Gobierno argentino, a través de su Cancillería, debería
preguntarse por qué hace ese cálculo su embajador Hernán Darío Orduna
(Presidente de la delegación argentina en la Comisión Administradora
del Río Uruguay, CARU, ministro y vicegobernador entrerriano cuando la titularidad
de Jorge Busti al frente de esa provincia, el último, ahora, públicamente
alineado con el sonriente candidato “+a” del autodenominado “frente renovador”).
Y el Gobierno uruguayo dejar de cacarear con presumidas
exhibiciones fronterizas cuasi militares y ver menos a Jorge Lanata en el Canal
12 de TV (repetidor de Canal 10 de Montevideo) con la antena dirigida hacia Punta
de la Gente Bien.
¡Chau!2
Nota
1 Cuando las feroces dictaduras del gran capital y sus
sicarios estatales en el Cono Sur americano les recitaba la estrofa a nuestros
hijos. La letra completa de Coplera del viento se encuentra en http://www.cancioneros.com/nc/4202/0/coplera-del-viento-armando-tejada-gomez-oscar-matus
2 Con todo el
respeto que tengo por los estimadísimos lectores de tanto cercanos como muy
lejanos paisajes, debo decirles que a mis setenta y dos pirulos estoy muy
cansado de la estupidez que ronda, se atraviesa, transcurre y decide en el
mundo, y también, es penoso, entre los simples viandantes de barrio. Por eso es
que mis textos últimamente han estado y seguirán estando ausentes largas
semanas, no porque yo duerma, claro que no, sino porque consecuentemente
procuro dedicarme más a las cosas comunes con mi compañera de 46 años de hermosa
convivencia y a nuestros hijos y nietos. Especialmente a todos ellos, y también
a ustedes, claro que sí, dedico todo lo que digo y escribo. ¡Basta de estupidez,
hay que dejarse de joder!
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