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jueves, 7 de junio de 2012

Patotas


Son grupos de personas que suelen darse a provocaciones, desmanes y abusos en lugares públicos, como locales o calles de uso común, o difusoras de radio y televisión, diarios e Internet. Provocaciones, desmanes y abusos: hacer que unas cosas produzcan otras como reacción o respuestas a ellas, excesos, desordenes y usar mal, excesiva, injusta, impropia o indebidamente de algo o de alguien.

Las patotas, entre otras cosas, también, arrojan piedras. En la tradición cristiana se cuenta la parábola aquella de la mujer adúltera, y que consultado respecto de ello Jesús indico que los que estuvieran libres de pecado la apedrearan. Aquella patota, frente a esa respuesta, sin más se retiró. 

En los últimos días en Argentina, un país que se dice cristiano, ha estado en diarios, noticieros y en otros eventos luego informados, profusamente referido el amedrentamiento, vapuleo y golpiza que un grupo de personas al servicio político de un intendente del conurbano bonaerense –partidario de una fracción peronista opuesta a la de la Presidenta–  infligió a trabajadores de medios periodísticos.

Los hechos sucedieron en la explanada de acceso a un gran hospital pediátrico que, con su  nombre, homenajea en vida al homónimo ex ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires que, durante su gestión, facilitó el exponencial crecimiento de la infraestructura sanitaria del municipio del intendente aludido.

Al ex ministro, se dijo en su momento, lo alejó de su gabinete el Gobernador en febrero de 2011, cuando resulto rozado por un escándalo con medicamentos falsificados que involucró directamente a un conocido dirigente gremial y mutualista, entonces, de los trabajadores bancarios.

En diciembre del mismo año se inauguró el monumental y vistoso edificio hospitalario, y se le impuso el nombre del ex jerarca de quien se dice, además, que es amigo de un reconocido empresario de medios de comunicación, y que no ha fallecido sino vive y se presume goza de buena salud. El mismo, en la oportunidad, agradeció la especial deferencia.

Muchísimas palabras se escriben y dicen sobre las patotas –éstas, ahora, son solamente una pequeña muestra–, patotas que sí, existen, y no son pocas. Por ejemplo están, en esta convulsionada y tan previsible actualidad, además, y en todo el mundo, las GCPI (grandes corporaciones patoteras internacionales), los PP (países patoteros) y el PI (patoterismo intrínseco, o capitalismo). Más cercanas están las ciber-patotas que funcionan en las llamadas redes sociales, y las radio y TV patotas, etcétera, que aunque en diferentes escalas igualmente producen provocaciones, desmanes y abusos.

Abusos

En este caso el abuso esencial, fundador, y que por ahora al menos ha quedado oculto detrás del palabrerío (y de las “patoteadas”, claro que sí), es el que se hace sobre una pequeña niña que ya sólo y especialmente es recuerdo de atribulados progenitores y familia, que, luego de una aparente intervención quirúrgica menor, en el hospital pediátrico de marras murió de manera todavía no explicada fehaciente, pública y científicamente.

Los niños, dolorosamente hay que decirlo, también se mueren. Muchísimos, muchísimos, también abusados, mueren de hambre. Y todas las muertes, todas, y todos los abusos, nos los debemos explicar, para cambiar.... Eso es lo principal.

Gervasio Espinosa, en Malvinas Argentinas (Buenos Aires) el 7 de junio de 2012

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