Dos cosas básicas. El comentarista, es decir, quien escribe
ahora, se identifica políticamente como comunista. La segunda cosa: también se
identifica como rioplatense, como latinoamericano del sur, suramericano, y,
para más, vecino en ambas bandas del gran estuario a través del cual desembocan
los ríos Paraná y Uruguay en el océano Atlántico.
Ayer, por enésima vez, envió un correo a la dirección
electrónica parlamentaria del senador uruguayo Eduardo Lorier para
invitarlo a leer estas “notas”, previendo que como en casos anteriores podría
no haber respuesta o siquiera acuse de recibo.
Pronto, luego de esa tarea, probó a ver si el Partido
Comunista de Uruguay había actualizado su página web. Le resultó una gratificante alegría encontrar que hacía menos
de un mes se había renovado la información política partidaria. Entonces
redactó y despachó un nuevo correo, saludando a los compañeros de la dirección
y redacción. El sistema cibernético de banda a banda no demoró cinco minutos en
confirmar que la cooperativa que nos provee el servicio de transmisión de datos
en el municipio provinciano occidental había entregado el mensaje a la red
uruguaya estatal Adinet, y que ésta advertía que le había resultado imposible
entregar al destinatario dada la razón que exhibía: “… @adinet.com.uy; fallido;
5.2.2 (buzón lleno)”. ¿Pero…
no tienen instalado un programa automático de recepción y guarda de mensajes ya
que, al parecer, no revisan el webmail
diariamente? ¿Han delegado la puesta cibernética a algún emprendimiento
meramente comercial que se desentiende del “ida y vuelta”?
El sonado asunto de los enfermeros encausados por homicidio
de quince pacientes en el público Hospital Maciel y en un sanatorio privado de la Asociación Española,
ambos de Montevideo, se convirtió en noticia internacional. Una empresa
comercial de medios de prensa de Buenos Aires envió a un trabajador suyo a
cubrir la conferencia de prensa que al respecto se daría en el Ministerio de
Salud del Gobierno uruguayo. La empresa de marras, dueña del diario Clarín y de canales de TV y
radioemisoras, no goza de nuestra simpatía, pero el reportero ejerció
correctamente su trabajo periodístico cuando –según publicó el diario oriental La República–: “preguntó si no había
habido un «exceso de confianza» por parte del ministerio y si no pensaban hacer un «mea culpa» por lo ocurrido”.
La respuesta del ministro Jorge Venegas fue extemporánea: impropia
del tiempo en que sucedió o se hizo, inoportuna e inconveniente,
una auténtica impertinencia. “Señor periodista de Todo Noticias de Argentina:
el Uruguay es el Uruguay, no es Argentina. La confianza la tenemos siempre en
nuestros trabajadores de la salud que trabajan por la salud: no trabajan por la
criminalidad”, relató La República
que dijo el ministro. Según publica hoy, jueves 22 de marzo, en su edición
electrónica El País, por el exabrupto
a Venegas lo reprendieron desde la propia presidencia.
“Papita para el loro”
Sin ninguna duda que, en general, las empresas de prensa
responden más a los intereses del capital que a los propios de los
destinatarios o “consumidores” de sus productos, principalmente trabajadores y
el pueblo sencillo, y el sayo puede caerles como “de medida” tanto a los dueños
de El País, Clarín, La Nación, El Observador, Búsqueda o Perfil, entre
tantos otros, como también a los de La
República o Página/12. Pero si
bien a estas empresas, como es lógico, no les caen simpáticos los gobiernos que
califican y clasifican como populistas, y que los desaciertos que estos cometen
son para ellas manjares, no fue para nada desatinada la pregunta del cronista
argentino sobre si no hubo “exceso de confianza” y si no cabía ahora un “mea culpa”.
Al parecer Jorge Venegas estaría padeciendo la misma
infección que su colega Tabaré Vázquez, la que podría presumirse como una
“infección intramuros” de colectividad cerrada, quizá médica, política o ambas,
que confunde propias debilidades con agresiones exteriores. La salud pública y
el desempeño de sus técnicos, profesionales y trabajadores rasos, lejos, e
incluso con sus defectos, en general anda mejor del lado oeste del gran
estuario que del este, y de ello pueden dar testimonio muchísimos uruguayos.
Así, una preocupación y pregunta seria y si se quiere hasta fraternal no
convierte ipso facto a quien la
realiza “de ajeno al palo” o agresor. Venegas, no venga después a decir que en
su momento, cuando tuvo enfrente al temible periodista de TN, pensó en pedir
ayuda al secretario de Salud de Barack Obama…
De lo que se está careciendo es de pensamiento crítico, y
eso no es aceptable en quienes se supone debieran ser trabajadores
intelectuales marxistas en funciones de gobierno.
Gervasio Espinosa (22 de marzo de 2012)
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