Por Samuel Pinheiro Guimarães
Diplomático brasileño y profesor del Instituto Rio Branco,
Brasilia
(Traducción del artículo para ALAI América Latina en
Movimiento:
Silvia
Beatriz Adoue.)
URL de este artículo: http://alainet.org/active/56566
ALAI AMLATINA, 17/07/2012.
La política externa norteamericana en América del Sur sufrió
las consecuencias totalmente inesperadas de la prisa de los neogolpistas
paraguayos en asumir el poder, con tamaña voracidad que no podían esperar
hasta abril de 2013, cuando se llevarán a cabo las elecciones, y ahora
articula todos sus aliados para intentar revertir la decisión del ingreso
de Venezuela [al Mercosur]. La cuestión de Paraguay es la cuestión de
Venezuela, de la disputa por la influencia económica y política en América del
Sur.
Los medios
conservadores salieron a socorrer a los neogolpistas
1. No se pueden entender las peripecias de la política
sudamericana sin tomar en cuenta la política de los Estados Unidos para
América del Sur. Los Estados Unidos todavía son el principal actor político en
América del Sur y debemos comenzar por la descripción de sus objetivos.
2. En América del Sur, el objetivo estratégico central de
los Estados Unidos, que, a pesar de su debilitamiento, continúa siendo la mayor
potencia política, militar, económica y cultural del mundo, es incorporar todos
los países de la región a su economía. Esta incorporación económica lleva,
necesariamente, a un alineamiento político de los países más débiles con los
Estados Unidos en las negociaciones y en las crisis internacionales.
3. El instrumento táctico norteamericano para alcanzar este
objetivo consiste en promover la adopción legal, por los países de América del
Sur, de normas de liberalización más amplia del comercio, de las finanzas y de
las inversiones, de los servicios y de “protección” a la propiedad intelectual
a través de la negociación de acuerdos en nivel regional y bilateral.
4. Éste es un objetivo estratégico histórico y permanente.
Una de sus primeras manifestaciones ocurrió en 1889 en la 1ª Conferencia
Internacional Americana, que se realizó en Washington, cuando Estados Unidos,
que ya era la primera potencia industrial del mundo, propuso la negociación de
un acuerdo de libre comercio en las Américas y la adopción, por todos los
países de la región, de una misma moneda: el dólar.
5. Otros momentos de esta estrategia fueron el acuerdo de
libre comercio Estados Unidos-Canadá, el TLCAN (Área de Libre Comercio de
América del Norte, que incluye además de Canadá a México); la propuesta de
creación de un Área de Libre Comercio de las Américas –ALCA; y, finalmente, los
acuerdos bilaterales con Chile, Perú, Colombia y con los países de América
Central.
6. En este contexto hemisférico, el principal objetivo
norteamericano es incorporar Brasil y Argentina, que son las dos principales
economías industriales de América del Sur, a este gran “conjunto” de áreas de
libre comercio bilaterales, donde las reglas relativas al movimiento de
capitales, a las inversiones extranjeras, a la defensa comercial, a las
relaciones entre inversores extranjeros y Estados serían no sólo las mismas,
sino que permitirían la plena libertad de acción para las megaempresas multinacionales
y reducirían al mínimo la capacidad de los Estados nacionales para promover el
desarrollo, aunque sea desarrollo capitalista, de sus sociedades y de proteger
y desarrollar sus empresas (y capitales nacionales) y su fuerza de trabajo.
7. La existencia del Mercosur, cuya premisa es la
preferencia en sus mercados de las empresas (nacionales o extranjeras)
instaladas en los territorios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en
relación a las empresas que se encuentran fuera de ese territorio y que pretende
expandirse en el intento de construir un área económica común, es incompatible
con el objetivo norteamericano de liberalización general del comercio de
bienes, de servicios, de capitales, etc., que beneficia a sus
megaempresas, naturalmente mucho más poderosas que las empresas sudamericanas.
8. Por otro lado, un objetivo (político y económico) vital
para Estados Unidos es asegurar el suministro de energía para su economía, pues
importa 11 millones de barriles diarios de petróleo, 20% de los cuales
provienen del Golfo Pérsico, área de extraordinaria inestabilidad, turbulencia
y conflicto.
9. Las empresas norteamericanas fueron responsables por el
desarrollo del sector petrolífero en Venezuela a partir de la década de 1920.
Por un lado, Venezuela tradicionalmente suministraba petróleo a Estados Unidos
y, por otro lado, importaba equipamiento para la industria petrolera y los
bienes de consumo para su población, inclusive alimentos.
10. Con la elección de Hugo Chávez, en 1998, sus decisiones
de reorientar la política externa (económica y política) de Venezuela en
dirección a América del Sur (principal, pero no exclusivamente, en dirección a
Brasil), así como de construir la infraestructura y diversificar la economía
agrícola industrial del país romperían la profunda dependencia de Venezuela con
relación a Estados Unidos.
11. Esta decisión venezolana, que afectó frontalmente el
objetivo estratégico de la política exterior norteamericana de garantizar
el acceso a fuentes de energía próximas y seguras, se tornó aun más importante
en el momento en que Venezuela se convirtió en el país con mayores reservas de
petróleo, en un momento en que la situación del Oriente Medio es cada vez más
volátil.
12. Desde entonces se desencadenó una campaña mundial y
regional de los medios contra el Presidente Chávez y Venezuela, buscando
demonizarlo y caracterizarlo como dictador, autoritario, enemigo de la libertad
de prensa, populista, demagogo, etc. Venezuela, según los medios, no sería una
democracia. Y crearon una “teoría” según la cual, aunque un presidente haya
sido electo democráticamente, él, al no “gobernar democráticamente”, sería un
dictador y, por lo tanto, podría ser derribado. Es más, ya hubo un intento de golpe
en 2002 y los primeros líderes que reconocieron el “gobierno” que emergió de
ese golpe en Venezuela fueron George Walker Bush y José María Aznar.
13. A
medida que el Presidente Chávez comenzó a diversificar sus exportaciones de
petróleo, principalmente a China, sustituyó a Rusia en el suministro energético
de Cuba y comenzó a apoyar a los gobiernos progresistas electos
democráticamente, como los de Bolivia y Ecuador, empeñados en enfrentar a las
oligarquías de la riqueza y del poder, los ataques se duplicaron orquestados en
todos los medios de la región (y del mundo).
14. Esto ocurrió a pesar de no haber dudas sobre la
legitimidad democrática del Presidente Chávez, que desde 1998 disputó doce
elecciones que fueron consideradas, todas ellas, libres y legítimas por
observadores internacionales, incluyendo el Centro Carter, la ONU y la OEA.
15. En 2001, Venezuela presentó, por primera vez, su
candidatura al Mercosur. En 2006, después del término de las negociaciones
técnicas, el Protocolo de adhesión de Venezuela fue firmado por los presidentes
Chávez, Lula, Kirchner, Tabaré y Nicanor Duarte, de Paraguay, miembro del
Partido Colorado. Comenzó entonces el proceso de aprobación del ingreso de
Venezuela por los Congresos de los cuatro países, bajo una cerrada campaña de
la prensa conservadora, entonces preocupada con el “futuro” del Mercosur que,
bajo influencia de Chávez, podría, según ella, “perjudicar” las negociaciones
internacionales del bloque, etc. Aquella misma prensa que habitualmente
criticaba al Mercosur y que abogaba por la celebración de acuerdos de libre
comercio con Estados Unidos, con la Unión Europea, etc., en lo posible de forma
bilateral, y que consideraba la existencia del Mercosur una traba para la plena
inserción de los países del bloque en la economía mundial, empezó a preocuparse
por la “sobrevivencia” del bloque.
16. Aprobado por los Congresos de Argentina, de Brasil, de
Uruguay y de Venezuela, el ingreso de Venezuela empezó a depender del Senado
paraguayo, dominado por los partidos conservadores representantes de las
oligarquías rurales y del “comercio informal”, que comenzó a ejercer un poder
de veto, influenciado en parte por su oposición permanente al Presidente
Fernando Lugo, contra quien intentó abrir 23 procesos de “impeachment” desde su
asunción en 2008.
17. El ingreso de Venezuela en el Mercosur tendría cuatro
consecuencias: dificultar la “remoción” del Presidente Chávez a través de un
golpe de Estado; impedir la eventual reincorporación de Venezuela y de su
enorme potencial económico y energético a la economía norteamericana;
fortalecer el Mercosur y tornarlo aun más atractivo para la adhesión de los
demás países de América del Sur; dificultar el proyecto permanente de Estados
Unidos, de creación de un área de libre comercio en América Latina, ahora por
la eventual “fusión” de los acuerdos bilaterales de comercio, de la cual el
acuerdo de la Alianza del Pacífico es un ejemplo.
18. Así, el rechazo del Senado paraguayo a la aprobación del
ingreso de Venezuela al Mercosur se tornó una cuestión estratégica fundamental
para la política norteamericana en América del Sur.
19. Los líderes políticos del Partido Colorado, que estuvo
en el poder en Paraguay durante sesenta años, hasta la elección de Lugo, y los
del Partido Liberal, que participaba del gobierno de Lugo, seguramente
evaluaron que las sanciones contra Paraguay en consecuencia del “impeachment”
de Lugo serían principalmente políticas, y no económicas, limitándose a que
Paraguay no podrían participar eneuniones de Presidentes y de Ministros del
bloque.
Después de esta evaluación, dieron el golpe. Primero, el
Partido Liberal dejó el gobierno y se alió a los Colorados y a la Unión Nacional de
los Ciudadanos Éticos – UNACE y aprobaron, en una sesión, una resolución que
consagró un rito supersumario de “impeachment”.
Así, ignoraron el Artículo 17 de la Constitución paraguaya,
que determina que “en el proceso penal, o en cualquier otro del cual pueda
derivar pena o sanción, toda persona tiene derecho a disponer de las copias,
medios y plazos indispensables para presentación de su defensa, y a poder
ofrecer, practicar, controlar e impugnar pruebas”, y el Artículo 16, que afirma
que el derecho de defensa de las personas es inviolable.
20. En 2003, el proceso de “impeachment” contra el
Presidente Macchi, que no fue aprobado, llevó cerca de 3 meses, mientras el
proceso contra Fernando Lugo fue iniciado y terminado en cerca de 36 horas. El
pedido de revisión de constitucionalidad presentado por el Presidente Lugo ante
la Corte Suprema
de Justicia de Paraguay ni siquiera fue examinado, y fue rechazado in limine.
21. El proceso de “impeachment” del Presidente Fernando Lugo
fue considerado golpe por todos los Estados de América del Sur y, de acuerdo
con el Compromiso Democrático del Merscosur, Paraguay fue suspendido de la
Unasur y del Mercosur, sin que los neogolpistas manifestasen ninguna
consideración por las gestiones de los Cancilleres de la Unasur, a quienes
recibieron inclusive con arrogancia.
22. En consecuencia de la suspensión paraguaya, fue posible
y legal para los gobiernos de Argentina, de Brasil y de Uruguay la aprobación
del ingreso de Venezuela en el Mercosur a partir del 31 de julio próximo.
Acontecimiento que ni los neogolpistas, ni sus admiradores más fervorosos –
Estados Unidos, España, el Vaticano, Alemania, los primeros que reconocieron al
gobierno ilegal de Franco – parecen haber previsto.
23. Frente a esta evolución inesperada, toda la prensa
conservadora de los tres países, y la de Paraguay, y los líderes y partidos
conservadores de la región, partieron a socorrer a los neogolpistas con todo
tipo de argumentos, proclamando la ilegalidad de la suspensión de Paraguay (y,
por lo tanto, afirmando la legalidad del golpe) y la inclusión de Venezuela, ya
que la suspensión de Paraguay habría sido ilegal.
24. Ahora, Paraguay pretende obtener una decisión del
Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur sobre la legalidad de su
suspensión del Mercosur, mientras, en Brasil, el líder del PSDB anuncia
que recurrirá a la justicia brasileña sobre la legalidad de la suspensión de
Paraguay y del ingreso de Venezuela.
25. La política externa norteamericana para América del Sur
sufrió las consecuencias totalmente inesperadas de la prisa de los neogolpistas
paraguayos en asumir el poder, con tamaña voracidad que no podían aguardar
hasta abril de 2013, cuando se llevarán a cabo las elecciones, y ahora articula
a todos sus aliados para intentar revertir la decisión de ingreso de
Venezuela.
26. En realidad, la cuestión de Paraguay es la cuestión de
Venezuela, de la disputa por influencia económica y política en América del Sur
y de su futuro como región soberana y desarrollada.
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