La central sindical de los trabajadores uruguayos, PIT-CNT,
anunció la determinación de asumir “estar en la primera línea de fuego en la
guerra contra la inflación, y estudia recomendar algunas medidas al Gobierno,
entre las que anticipa aplazar aumentos de tarifas, bajar o disminuir el IVA a
productos de la canasta básica, y hacer pagar más a los que más tienen”,
publica este lunes 11 de febrero La República de Montevideo.
Manifestó en entrevista con el diario Fernando Pereira,
miembro del Secretariado de la central y afiliado a la corriente sindical “Articulación”,
alineada ésta con la agrupación “Frente Líber Seregni” liderada por el ex
ministro de Economía y Finanzas y actual vicepresidente uruguayo Danilo Astori,
agrupación que aglutina a corrientes políticas socialdemócratas integradas en
el Frente Amplio:
“Todo este proceso de 2005 hasta ahora lo valoramos como muy
positivo, por eso resolvimos en el VIII Congreso que el movimiento sindical iba
a seguir siendo independiente, denominando la independencia como el acto de no
consultar a ningún partido político, ni organización de ningún tipo, para tomar
una decisión. De ninguna manera eso significaba prescindencia ni indiferencia.
Al contrario, nos íbamos a involucrar para que los cambios en el Uruguay fueran
posibles, que llegaran a la gente y se hicieran dueños de los cambios y los
defendieran como propios.”
El destaque con bastardillas en las dos últimas líneas del
párrafo textual de Pereira (si no hubo errores de transcripción por parte de
los redactores de La
República) manifiesta enajenación y desarticulación en el
discurso. Siendo Pereira mismo un trabajador y por ende parte sustancial del
pueblo, al que nombra con un apelativo “diet”, se sitúa en el discurso fuera
del mismo diciendo que el “involucramiento” en la política gubernamental del
país es para que “los cambios […] fueran posibles, que llegaran a la gente” y
que ésta (la gente) “se hicieran dueños de los cambios y los defendieran como
propios”.
Destaco ahora que de ninguna manera se ponen en duda la
honestidad de Fernando Pereira, y menos aún se menoscaba el papel transformador
del PIT-CNT, cuando se refiere a un discurso enajenado y desarticulado. Claro
que Pereira, como todos sus compañeros del secretariado sindical, son parte del
pueblo, de su clase trabajadora, y es dable suponer que defienden y defenderán
siempre los cambios en resguardo de los intereses y derechos populares.
Lo que se señala es la distracción conceptual de los
objetivos propios de la clase trabajadora cuando algunos de sus elegidos como
dirigentes repiten sin análisis ni crítica los discursos de intelectuales
pequeño burgueses. Solamente alguien plenamente consciente de no pertenecer al
pueblo ni a la clase explotada, ni por origen ni por vocación, diría que aspira
a que “los cambios” lleguen “a la gente” para que ésta los defienda como
propios. Cuidado: estas “afirmaciones” pueden promover más frustraciones que éxitos
sin que ello preocupe demasiado a los referidos intelectuales.
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