Para quienes quieran ver la noticia en su fuente recurran al
diario de Montevideo El Observador http://www.elobservador.com.uy/noticia/230437/cancilleria-borro-falklands-del-decreto-que-publico--/
Es grave, muy grave. ¿Confusión? ¿Histeria? ¿Estupidez?
¿Mala leche? ¿Jugaditas internas con tocaditas de culo? ¿Y para quiénes juega
Almagro, the Chancellor, the Minister for Foreign Affairs?
Recuerdo que hace siete o seis años atrás tuvimos que
necesariamente advertir a algunos medios de prensa uruguayos caracterizados
como “progresistas” que no era juego limpio escribir el apellido del canciller
de entonces como Gargajo en lugar de Gargano.
Tanto Plan Ceibal de acá como Plan Ceibal de allá no puede
creerse que los escribientes orientales ignoraran e ignoren revisar el “diccionario”
de sus procesadores de texto e incorporar las palabras de uso cotidiano.
El pobre de Reinaldo Gargano, ahora tan disminuido luego de
su accidente cerebro vascular, debe haber sufrido aquella “bromita tipo Tinelli”.
Gargajo, según los diccionarios de la lengua que hablamos, se entiende como “flema casi coagulada que se expele de la garganta”, una porquería,
sin duda.
“En la tarde de este miércoles –por ayer, dice el diario de
Montevideo–, El Observador había
informado que el Ministerio de Relaciones Exteriores realizó esa denominación
de «Falklands» en un documento oficial del 25 de junio de 2012, en el que
modificó las jurisdicciones de las oficinas consulares del país para adecuarlas
a las necesidades de los nacionales residentes en el exterior.” En la noche del
mismo día Presidencia de la Nación hizo retirar el documento de marras de su
sitio oficial en Internet (puede verse el facsímil en la edición digital
referida).
El Gobierno informó a la prensa que sólo se había tratado de
un “error de nomenclatura”. Así como cuando se deformaba el apellido del
entonces ministro Gargano nos dio fastidio e incluso pena, ahora nos sucede lo
mismo en relación con Pepe
Mujica: no pocos de los que lo rodean se abusan de su bonhomía,
y él parece no darse por enterado… ¿Si al Pepe a los setenta y tantos le da un
soponcio, quién lo releva?
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