“Los medios comerciales han asumido el rol de ser enemigos de primera
línea de los procesos de cambio.” Sally Burch, directora de la Agencia Latinoamericana
de Información (ALAI).1
El sábado 2 de julio de 2011, pronto hará un año, El País, de Montevideo, diario propiedad
del grupo empresario Cardoso-Pombo (hipermercados Devoto, Disco y Géant),
publicó la foto de tres al parecer cuida-coches, conversando, y de un gurí, efectivamente,
un muchacho menor de edad, casi un niño, mirando de frente a la cámara.2
Las fotos ilustran una nota en la que se hacen explícitas,
desde el título y el copete, las sospechas sobre todos los muchachitos como el
que mira a la cámara3
o sobre quienes ejercen de cuida-coches, lava-parabrisas, etc.: “Comerciantes de Carrasco con temor […] Robos,
empujones, violencia, «peajes» se han convertido en una realidad para el
corazón del barrio residencial. En la zona comercial echan en falta vigilancia
policial y más iluminación”.4
El mismo día de
aquella publicación advertí de la situación a las autoridades del diario
empleando su propio sistema electrónico, e inmediatamente la informé al
Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) mediante correo electrónico
a la que al menos entonces figuraba como Directora General, señora Carmen Melo
(correo recibido y abierto en su destino según me informó el sistema de correo
electrónico). Sin embargo, el diario no retiró la publicación ni jerarcas
municipales o nacionales, fiscales o jueces “de bien” se ocuparon del asunto.
El INAU se sumó al tácito “yo no vi nada”, “es lo que hay” y “quelevachaché”.
Ahora, nuevamente El País (históricamente vinculado
desde su fundación en 1918 al Partido Nacional, o Blanco), el recién pasado 15 de junio publicó una nota con el titulo: “Piden a
Cristina cesar «campaña de acoso» contra habitantes de las Malvinas”.5
Y la ilustra con una fotografía que, sin duda, fue elegida porque no muestra a
una presidenta serena, reflexiva y convincente.
Países grandes…
Ningún país es gran país por su volumen geográfico, su
producción industrial, la cantidad de sus habitantes o el nivel educativo
promedio de estos ni, tampoco, porque muchos, algunos o unos pocos
caprichosamente lo crean así de sí mismos. Los países son grandes cuando sus
paisanos son comprensivos y respetuosos entre sí, priorizan la cooperación en
lugar de la competencia y cuando con paisanos vecinos conviven con afecto
sincero, lo que no quiere decir ser complacientes por interés o temor. A estos
valores El País los destruye. Es un
diario que propaga el grotesco discurso de quienes, como referimos en el
epígrafe sostiene Sally Burch, son “enemigos de primera línea de los procesos
de cambio”. Genera así lo que es preciso definir como “ideología de peón de estancia”
(si el patroncito lo dice…).
Sin duda que Cristina
Fernández de Kirchner no es un ángel impoluto
Pero en un país que excede los cuarenta millones de
habitantes esta presidenta tiene el apoyo de más de la mitad del electorado
total, lo que no es un dato menor aunque se esgriman conceptos críticos enfocados contra lo que, los
precursores de tales conceptos, llaman “populismo”6. A Cristina
Fernández, presidenta de Argentina, se la puede y debe criticar. Se puede y se
debe hacer análisis crítico de sus actos políticos, de sus decires en función
política e incluso de sus actos privados siendo ella cabeza de gobierno (por
ejemplo sus ahorros en plazos fijos nominados en dólares y que habrían sumado
algunos millones de esa moneda).
Tales análisis críticos, fundados y conceptuosos, los puede
hacer cualquiera y desde cualquier lugar. Lo pueden hacer, desde ya, también los
uruguayos, y es bueno que lo hagan. Y como los uruguayos y sus gobernantes, capitostes
políticos y publicistas tampoco son intrínsecamente todos ángeles impolutos
también es bueno que cualesquiera, por caso este cronista rioplatense, hagamos
análisis críticos de sus decires y sus actos políticos.
Pero otra cosa es mentir e inducir torpeza política con el
objetivo de desestabilizar todo proceso popular, más allá de las mujeres o
varones que circunstancialmente sean sus dirigentes: Mujica y la coalición
frenteamplista o Cristina y la coalición peronista-progresista, si nos
circunscribimos sólo a nuestra común pertenencia a las Provincias Unidas del
Río de la Plata (no hablemos del menoscabo que los “antipopulistas” hacen de
Cuba, de su pueblo y de su proyecto político, y de los pueblos de Venezuela,
Ecuador, Bolivia, etc.). Y a propósito de la Provincias Unidas
recuérdese que don José Artigas se reconocía a sí mismo como argentino oriental.
Daño de El País
al país: una actitud malévola y premeditada
A continuación de la
nota del 15 de junio “Piden a Cristina cesar «campaña de acoso» contra
habitantes de las Malvinas”, en el espacio para “comentarios” de los lectores
se suceden 158 intervenciones, algunas, según el diario, “reportadas como
abuso” y quitadas. Procuré intervenir en el desmán llamando a la serenidad y la
reflexión pero fue imposible: el “sistema” no lo aceptaba. Me tomé el trabajo
de guardar la nota y su derivado bacanal de improperios para poder volver a
ellos aun cuando los archivos de El País
cayeran de la red.
Resulta evidente la provocación y censura dominante en el
espacio para “comentarios” que hace a estos todavía más intolerantes e
intolerables. Una lectora uruguaya, con el seudónimo “GoodLady09”, a las 17:21
del viernes 15, reclamó:
Por favor, a quienes censuran
comentarios de otros foristas les pido que nos permitan
a los demás conocer distintas opiniones para poder terminar uno mismo de formarse una opinión libre y
seria. Están interviniendo argentinos en el
foro y me encantaría saber qué piensan sin que los borren. Yo he visto comentarios que no me gustan pero respeto y no
los denuncio, ¡por favor seamos serios!
Como cuando el tema fue “el temor” de los comerciantes del
montevideano barrio Carrasco, se propaga y multiplica la brutalidad, mala
intención y bajeza del diario. La mayoría de los textos de los “foristas” de El País son brutales, ignorantes, insidiosos,
prepotentes y patoteros. Este diario le hace mucho mal al país. Y le hacen mal al
país quienes pudiendo poner a ello límites éticos y legales, no lo hacen.
Raúl Eugenio Zaffaroni, jurista de larga trayectoria y
miembro de la Corte
Suprema de Justicia argentina, opina que la “criminología
mediática” no es ninguna degeneración de la criminología en tanto ciencia
social, “sino algo que siempre ha existido, sólo que la tecnología ha cambiado,
[y ha facilitado que] desde el púlpito y la plaza [fuera a instalarse] a los
periódicos y de estos a la radio y luego a la TV... En general, es una
criminología vindicativa, que se mueve al compás de intereses –hoy
empresariales y de corporaciones– y de búsqueda de clientela, rating. En la actualidad es funcional al
montaje de Estados-gendarme, que reduzcan su función a mantener a raya a los
excluidos en modelos estatales raquíticos que dejan que a la sociedad la
gobiernen las corporaciones bajo el nombre abstracto y misterioso de «mercado».
Esto es un fenómeno global, que se expande por el mundo desde la guerra al
Estado de bienestar en USA., al modelo Roosevelt, llevada a cabo por el modelo
Reagan-Bush”7.
Notas:
1 Sally Burch, interviniendo en nombre de la Agencia Latinoamericana
de Información (ALAI), en el II Foro Mundial de Medios Libres que funciona en
el marco de la Cumbre de los Pueblos Río+20 iniciada el pasado 15 de junio en
Río de Janeiro, Brasil. Ver en http://www.movimientos.org/madretierra/show_text.php3?key=20948
3 Este atropello a la dignidad del menor la denuncié
ante el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) mediante correo
electrónico del mismo día 2 de julio de 2011, con el siguiente texto: “Sra. Directora
Carmen Melo:
En el diario El País de hoy, sábado 2 de julio de 2011, se publica una
nota en la que vecinos de Carrasco, Montevideo, denuncian hechos delictivos. La
nota está ilustrada con la fotografía de un niño, mirando a la cámara, en medio
de automotores que circulan por una avenida. El menor resulta plenamente
identificable, y las placas de identificación de los vehículos parecen ser
montevideanas. Inmediatamente, y a través de sistema de «alerta de errores» del
propio diario, envié a éste el siguiente comentario: «No se trata de un
error, ético, para el caso, sino de una conducta malévola. El diario ha
ilustrado la nota con la fotografía de un menor de edad mirando de frente a la cámara. La empresa
editora del diario, con la lamentablemente ignorancia o más probablemente «clientelística»
complicidad de funcionarios jerárquicos que actúan en la sección diagramación,
predisponen al lector a culpabilizar a priori a los menores de los hechos
delictivos denunciados. Procuraré denunciar esta violación de los derechos ante
las instancias que correspondan. Exijo que la dirección del diario en la
primera plana del próximo día domingo 3 de julio pida disculpas por la conducta
asumida, sin perjuicio de las acciones judiciales que puedan iniciársele. No es
una vergüenza... es alevoso…». Por favor, vean esa nota, aparece en portada
de la edición digital de hoy. No puede permitirse esa alevosía criminal. He
procurado capturar la portada y la nota, pero no he podido, va sólo una captura
parcial guardada en Word. Ruego me respondan, Gervasio Espinosa (periodista,
corrector de estilo editorial de textos académicos) Ciudadano argentino. Convecino
del Municipio de Piriápolis”.
Si bien el sistema de correo
electrónico certificó que el mensaje fue leído en el propio INAU el día 7 de
julio, no obtuve respuesta ni he sabido que el Instituto tomara medida alguna. El País, hasta la fecha, junio de 2012,
sigue manteniendo la foto en la edición electrónica de archivo. En su sitio de
Internet dice el INAU que su misión es “Garantizar el ejercicio efectivo de la
ciudadanía [de] todos los niños, niñas y adolescentes del Uruguay, como
corresponde a su calidad de sujeto[s] pleno[s] de derecho” [sic]. http://www.inau.gub.uy/i/mision-y-vision.html
4 El País,
además, daría empleo a los peores redactores periodísticos: desconocen la
deontología profesional, no saben puntuar y tienen deficiente y reducido
vocabulario. Parecen creer, por ejemplo, que un “barrio residencial”
necesariamente es un barrio pituco, de gente adinerada. Barrio residencial alude
simplemente a que en él residen personas, o que no es principalmente comercial,
industrial o administrativo. A un “cantegril” o asentamiento precario de
personas también le corresponde la calificación de barrio residencial.
6 Con la expresión “populismo”, derivada del inglés populism, se confunde de manera peyorativa
la correcta comprensión del sustantivo popularismo, según el DRAE “tendencia o
afición a lo popular en formas de vida, arte, literatura, etc.”.
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