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martes, 29 de abril de 2014

Carta a Raúl Sendic



Esta carta a Raúl Sendic en el 25 aniversario de su fallecimiento fue leída por Xenia Itté, su última compañera, en el acto de homenaje realizado el pasado 26 de abril en el popular barrio montevideano de La Teja. Su difusión fue realizada por Comcosur, Comunicación Participativa desde el Cono Sur (http://nuevo.comcosur.org/)
El autor es Henry Willy Engler Golovchenko, quien nació en Paysandú, Uruguay, el 11 de noviembre de 1946, y hoy lleva cumplidos sesenta y siete años de edad. Vive ahora en Upsala, Suecia, donde luego de su cautiverio en las cárceles de la dictadura que en su país natal duró desde 1973 hasta 1985, doce años, continuó sus estudios de medicina y es ahora un prestigioso investigador en el área de las neurociencias y la imagenología (tomografía) de la enfermedad de Alzheimer. Es profesor en la Universidad de Upsala y, desde 2006, Director Académico en la Universidad de la República, UDELAR, en Uruguay.
En las décadas de 1960 y 1970 y con el apodo de Octavio, Henry Engler militó con el apodo de Octavio en el Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, y junto con Eleuterio Fernández Huidobro, Jorge Manera, Julio Marenales, José Mujica, Mauricio Rosencof, Raúl Sendic, Adolfo Wasem, y Jorge Zabalza fue uno de los nueve rehenes de la dictadura. G. E.

Uppsala 22 de abril del 2014

Querido Raúl:

Siguiendo una costumbre de los rusos de San Javier, que cuando van a visitar a sus muertos le cuentan algunas cosas que consideran de importancia, he pensado hacer lo mismo contigo.

Ya ves que aunque yo esté en Uppsala, estamos aquí, reunidos en la misma fecha en que te fuiste de nuevo, juntos con nuestra querida Xenia a quien le pedí que te lea la carta. Te cuento que Verónika se casó con el Tambero y está aquí con un grupo de gente linda que te quiere mucho y te recuerda.

Yo estoy bien, siempre junto a Inger, un poco en Montevideo y otro en Uppsala y haciendo lo que la conciencia manda que es ayudarme a mí mismo ayudando a otros.

Ahora te tengo que decir que aún no publiqué el trabajo que empezamos juntos en la celda, pero este año lo vamos a hacer. Xenia me dio una carta que te mandé en 1987, larga como esperanza de pobre y la voy a poner en nuestro trabajo. Y unas fotos de nosotros.

Aquí las cosas van por algún lado bien y por otro no tan bien.

Te cuento lo peor de todo, porque no puedo escribirte un capítulo entero, ni contarte todas las cosas.
El caso es que la llamada Suprema Corte de Justicia un día sacó de su función a uno de sus miembros, una jueza. Esa persona era una mujer joven, inteligente, capaz, que estaba trabajando en 50 casos de violaciones a los derechos humanos y creía con total honestidad en la justicia. O sea que en buen criollo, los veteranos que la sacaron (todos hombres ellos) no solo decidieron no investigar más, sino parar lo que se estaba investigando. ¿Te das cuenta?

Muchos, como yo, lo sentimos como una cuchillada cobarde de ese machismo reaccionario que tanto mal le ha hecho y le hace al Uruguay. Y resulta que algunos de los que protestaron terminaron procesados.
Y esto trajo de vuelta al tapete la discusión sobre la constitucionalidad de juzgar o no a criminales.

Me imagino si hubiese habido un referéndum en Alemania en 1946, y los alemanes hubiesen podido votar para ver si era correcto juzgar a los nazis e investigar las desapariciones y los crímenes. Estoy seguro de que hubiese ganado el NO. ¿Por qué?

Porque mucho más de la mitad estaban involucrados de un modo u otro. Muchísimos por complicidad y muchísimos por callarse la boca y no meterse en líos y por mirar para otro lado. De modo que juzgar a los nazis se hubiese vuelto inconstitucional. ¿Y entonces que hubiesen hecho los judíos? ¿Hubiesen violado la constitución exigiendo que ningún nazi quedara impune?

Bueno, no. Es que no quedaban judíos en Alemania. Y el juicio vino desde afuera, por violación a los derechos humanos. Y los judíos se empecinaron en aquello de que se hiciera justicia.

Te hago este razonamiento, porque aunque sea difícil entenderlo todavía hay 172 desaparecidos en Uruguay. Nadie sabe donde están. Nadie los mató. Nadie los enterró, nadie los torturó, nadie los tiró al mar.

Por eso el juicio cayó sobre nadie. Y con la expulsión de la jueza mujer que te contaba, por sus pares masculinos se cumplirá la justicia a la uruguaya y ahora nadie va a ir a la cárcel.

Me gustaría preguntarte que es lo más importante, si la constitución o los derechos humanos. Ya adivino lo que me estás contestando: las dos cosas son importantes, pero si la constitución no puede defender los derechos humanos, ¿para qué sirve? No es seguramente en esta especie de trampa infame en lo que pensaba nuestro José Artigas cuando hablaba de la constitución. Me parece que el pensaba en una constitución que defendiese los derechos humanos. Porque los derechos humanos no son negociables, ni pueden decretarse nulos por un discurso politiquero, ni por un plebiscito.

Te cuento esto porque a los que estamos aquí nos da muchísima tristeza lo ocurrido y nos hace dudar del futuro. Porque aunque los aguerridos señores echaron a la jueza Mota, para mí ella sigue siendo la Suprema Corte de Justicia. Así que espero que un día los procesen a ellos por abuso de poder, por arrogancia, falta de respeto e interferencia a la verdadera justicia. ¿O acaso la división de poderes implica que algunos hagan lo que se les antoja y nadie puede hacer nada?

Y como no tengo mucho más tiempo, te cuento que sería muy bueno que estuvieses por el Uruguay y como no es posible, te pido que nos des inspiración para continuar insistiendo en cambiar las cosas que no andan bien y apoyar las cosas que sí andan bien. Porque hay de lo uno y de lo otro.

Porque tu enseñanza fue que estudiásemos todo el tiempo y nos preocupásemos de analizar las cosas a fondo y sin superficialidad. Sin preconceptos. Y de que no nos encerrásemos en esquemas limitantes. Y que mirásemos cada acto de nuestra vida como si ese acto fuese a ser aceptado y repetido por todos los seres humanos.

Y que en vez de criticar demasiado, mostremos el camino con la consigna de que los hechos son los que nos unen y que las palabras muchas veces nos separan. 

Recuerdo que me dijiste: “si nos ponemos a discutir sobre las cosas que vemos diferente, vamos a pasar una vida discutiendo, si trabajamos en lo que estamos de acuerdo, vamos a pasar una vida trabajando”. Esto implica toda una ideología. Y una elección.

Quiero que tu idea de los movimientos solidarios que unan a muchos grupos diferentes que se junten por afinidad vaya cuajando y que los jóvenes levanten la visa de sus celulares para descubrir que la tierra está llena de seres humanos. Y que hay muchísimos que necesitan realmente una ayudita.

Querido hermano, para terminar y no ser pesado, te mando este abrazo de continente a continente, como vos me escribiste alguna vez.
 
Henry Engler (Suecia)

Palabras (ni más ni menos). Hoy: ¿conservador o renovador?



Se dice que el Gobierno español presidido por Mariano Rajoy es conservador. A mí me parece que es “renovador”, como se plantean quienes dicen ser de “centro”, ni de izquierdas ni derechas políticas, como entre tantos que abrevan en el gran estuario Del Plata se define el protomatemático argentino Sergio Massa, quien con fines electorales ha resumido su nombre en la mínima fórmula “+a”.

Véase que en el país donde co-gobierna o es gerente Rajoy, según una Encuesta de Población Activa (EPA) realizada y dada a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), un organismo del propio Estado español, sólo en los primeros tres meses de este año 2014 se perdieron otros 184.600 puestos de trabajo, manteniéndose la desocupación –o “el paro”, como allí se la llama– afectando a 25,93 % de la población en edad de trabajar. A los más jóvenes la falta de trabajo afecta mucho más: 55,48 % no tienen trabajo.

Así pues, pienso que Rajoy está empeñado en la renovación: en renovar y hacer más vívidos los sufrimientos y las angustias populares en proporción directa aunque inversa con el salvataje de los explotadores. Un conservador, se podría decir, procuraría conservar los puestos de trabajo. ¡Coño, que hijo’eputa!

martes, 15 de abril de 2014

Narconegocio y “pacificación” en Rosario, opina Carlos del Frade



Rosario, importante ciudad de la Provincia de Santa Fe, en Argentina, afirma la Red Nacional de Medios Alternativos (RNMA)*, “vive una situación crítica debido a la agudización de la violencia social y política a partir de la consolidación del narcotráfico que tiene estrechos vínculos con el poder político, policial, judicial y económico”. “Enredando las mañanas” es un programa de audio que la RNMA distribuye y se difunde en radioemisoras alternativas argentinas. A continuación la transcripción de una entrevista realizada al periodista, escritor y docente universitario rosarino Carlos del Frade, a quién “Enredando…” consultó sobre los operativos en aquella ciudad coordinados entre los gobiernos de la Nación y de la Provincia de Santa Fe, en los que participan tres mil agentes de la Gendarmería y la Prefectura nacionales y de la Policía Federal, asociados al efecto con policías santafecinos. G. E.



Carlos del Frade, ¿cuál es tu análisis del “Plan para pacificar la ciudad”, como tituló el diario Pagina/12?


Lo primero que hay que decir es que es difícil encontrar la paz de la boca del fusil de un gendarme; lo segundo es que si el planteo es la ocupación territorial de los barrios con gendarmes, prefectos y policías federales, como si fueran ángeles incorruptibles y no tuvieran nada que ver con el narcotráfico, es más difícil aún de creer; y, en tercer lugar, si esto no se complementa con apertura de escuelas, con trabajo, deporte y alegría los pibes seguirán siendo consumidores consumidos y terminaran de nuevo en la dialéctica feroz del narcotráfico, donde terminan siendo soldaditos inmolados en el altar del “dios dinero”, que es el más perverso de los dioses y está detrás del narcotráfico.


¿Por qué la respuesta desde el Estado sigue siendo más policía?


Porque es lo que impone el verdadero patrón del mal: el Imperio, EE. UU. El 6 de enero de este año el cuestionadísimo general César Milani, jefe del Ejército, anunció la compra de 35 camionetas Hummer al Comando Sur del ejército norteamericano. Dos semanas después el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, y el ministro de Seguridad, Raúl Lamberto, fueron a EE. UU. a recibir instrucciones sobre qué tenía que hacerse con el narcotráfico, y después aparecieron instructores de la DEA y el FBI dando cursos para la Policía de la provincia. En febrero el que viajó a EE. UU. fue Berni. Hoy en día están llegando emisarios de la DEA y el FBI para darle cursos a la policía de Mendoza; y De La Sota viajó a EE. UU. para lo mismo. Ahora están de acuerdo y le llaman [a los operativos] “coordinación del Gobierno nacional y el Gobierno de la provincia”. Para hacer esto, que es una política de ocupación de los barrios, que en un primer momento le genera tranquilidad a la gente que estaba desbordada por los hechos de violencia y claramente eso es lo que se lee, y por eso salen a festejar Bonfatti y Berni. Pero no me quieran hacer creer que esta no es la misma receta que se aplicó en Colombia, en México y en Brasil, y que los resultados fueron más narcotráfico y más muertes de pibes. Así, estamos lejos de generar salidas pacíficas o con justicia social si lo único que tienen como presencia son los fusiles de gendarmes, prefectos y policía federal. Esto es un verso perverso.


¿Cuál es tu análisis de la relación entre la especulación inmobiliaria, el narcotráfico y la soja?


Yo creo que eso es lo que le da la particularidad al Gran Rosario. Como éste es el lugar por donde pasa la mayor cantidad de dinero de la Argentina, porque 70 % de la exportación de cereales está acá, y al pasar el flujo de dinero más grande en volumen dentro de ese flujo enorme esta el flujo del dinero ilegal. No entender eso es no entender que la naturaleza del narcotráfico es la actual etapa de acumulación ilegal de dinero fresco y transparente que tiene el sistema capitalista, porque el narcotráfico es una etapa actual del capitalismo, a lo que se le agrega, en nuestros países periféricos y dependientes, esa imposición de la receta de Ronald Regan de julio de 1988 que no es más que la “etapa superior” del Imperialismo. Ahora, tratar de esconder esto para vivir en la dictadura del presente que supone que los vecinos de Rosario están mas tranquilos, me parece bien, pero eso dura poco. Qué le vamos a dar a lo que encontraron el otro día, cuando los integrantes de las fuerzas de seguridad decían: “Acá está vendiendo droga una mujer embarazada de nueve meses, que necesita atención médica”. Esa mujer, que está a punto de parir, trabaja para el narco porque, además, cree que de esa manera le va a dar un futuro al hijo que esta por nacer. Esta profundidad cultural, que supone lo que encontraron el otro día, no se corrige con las balas de la gendarmería, con la presencia de los distintos autos artillados, esto tiene que ver con otra cuestión, y algún día habrá que entenderlo porque ya pasó en Colombia, en México y esta pasando en Brasil.


¿La presencia policial es un guiño hacia los sectores medios?


Sí, porque es lo que responde a las encuestas. ¿Por qué estaban contentos Bonfatti y Berni el otro día? Porque sabían desde el vamos que la presencia de tipos armados como si fueran rambos en los barrios es lo que necesita cierto sector de nuestra sociedad que cree que la seguridad es una cuestión de tipos locos, enardecidos, que cometen crímenes porque se les da la gana, y no porque crean que ésta es una cuestión de “injusticia social”. Y se responde a esas encuestas, claramente es un guiño político, y por eso festejaron los dos.


¿Hasta qué punto este tipo de medidas, que se presentan en los medios hegemónicos como un combate al narcotráfico, no hacen más que garantizar su continuidad? 


En realidad lo que hay es una especie de reorganización de los bandos dominantes de la guita que genera el narcotráfico. Porque eso es lo que pasó en Colombia, lo que pasó en Brasil y lo que pasó en México. Ahora mucha gente se enteró de la existencia en Colombia (en la época de Pablo Escobar) de dos carteles: el de Cali y el de Medellín, a través de la serie “El patrón del mal”, aunque yo creo que el verdadero patrón del mal es EE. UU. Hoy en Colombia hay 242 carteles, y cuando bajó el número de homicidios tenemos desaparecidos. Hoy en Brasil, a días del Mundial, la “Unidad Pacificadora Policial” –y prestémosle atención a este nombre porque nos reenvía al titular de Pagina/12–, bajó el número de homicidios denunciados pero subió el de desaparecidos en el Brasil de los gobiernos populares de Lula y de Dilma. Entonces estas cosas hay que decirlas, aunque sea en soledad y poniéndonos a mucha gente en contra, gente trabajadora, honesta, que piensa que efectivamente la seguridad es hija directa de la presencia represiva. Hay que decirlas porque esto ha pasado en la historia reciente de nuestro barrio cósmico que es América del Sur. Así caigamos antipáticos, hay que decirlo porque no podemos ser cómplices de estas miradas mezquinas desde lo político que, insisto, con la dictadura del presente saben que con esto tiran hasta fin de junio.


¿Cuál es la situación de la educación, la salud, el trabajo, la cultura, en la ciudad del gobierno “progresista”?


El último informe de la propia producción [del Gobierno] socialista del Instituto Provincial de Estadísticas y Censo, del año 2011, que hacía un desagregado de la cuestión educativa, señalaba que 8 de cada 10 chicos y chicas no terminan la educación secundaria en los barrios populares del Gran Rosario y del Gran Santa Fe. ¿Qué hacen esas chicas y chicos que a partir de los 14 años no tienen educación, no tienen trabajo, no tienen deporte y no tienen acceso a la cultura? ¿Qué hacen?


¿La dominación cultural también hace que la cuestión del narco se banalice un poco?


Es un fenómeno mediático, es un fenómeno televisivo y es un fenómeno de series de TV. Por eso las crónicas que más se han difundido en estos días –con excelentes periodistas que vinieron desde Buenos Aires, como Mauro Federico–, cuentan detalles del operativo que claramente son muy interesantes. Pero detrás de esos detalles, que forman parte de la nueva novela latinoamericana, aparecen los intereses concretos y algún día tendremos que hablar en serio. Hay armas y hay droga porque son la tercera y cuarta fuente de ingreso que tiene el sistema capitalista internacional, por eso tenemos tantas armas al alcance de los pibes y tenemos tanta droga cerca de cualquier persona de cualquier edad. Porque es el negocio del sistema, y los que no lo quieren ver y tienen la suficiente información para verlo terminan siendo cómplices, y en esto hay autoridades nacionales, provinciales y municipales.


Te agradecemos este contacto con “Enredando las mañanas”.


Para mí es un privilegio que me den un lugar para expresar esto, en Rosario nadie nos ha publicado y eso me da mucha tristeza. Y también me da mucha tristeza ver en mi ciudad, donde hace cincuenta y un años que nací, que todas las noches haya un helicóptero dando vueltas, y que haya mucha gente que crea que con un tipo disfrazado de rambo vamos a tener un futuro mejor… no lo puedo entender.



Nota:

* Red Nacional de Medios Alternativos, 15 de abril de 2014, http://rnma.org.ar

lunes, 14 de abril de 2014

Murió Ernesto Laclau. ¿Qué hacer?



A propósito del inesperado, y lamentable como todo suceso de esa índole, fallecimiento en España de Ernesto Laclau, politólogo argentino profesor en la Universidad de Essex, en el Reino Unido, varios intelectuales argentinos se han referido al aporte que Laclau hizo a la comprensión de los fenómenos políticos populares y como mentor ideológico, desde su paso militante junto a Jorge Abelardo Ramos, de la “izquierda nacional”. De él se destacó también que desarrollo el pensamiento al que se denomina posmarxismo.

La referencia a la izquierda nacional me trajo a colación los problemas en nuestros países suramericanos, latinoamericanos y del mundo (por caso y a modo de ejemplo España y Grecia), de sumisión ante los dictados de la gran burguesía global. Es decir, cabría pensar, si hubiera burguesía nacional en cada uno de esos nuestros países las contradicciones entre éstas y la global facilitarían la acumulación de fuerzas en pos de, permítaseme cierta paráfrasis con posmarxismo, un concreto poscapitalismo.

Otro aporte de Ernesto Laclau, explican, es en torno a la recalificación del “populismo” como una expresión propia del desarrollo democrático en el capitalismo, y, agregamos nosotros, que se caracteriza por la existencia de aparatos estatales que resuelven grandes inversiones en la producción de energía y materias primas para facilitar la formación de burguesías nacionales modernas, industriales. Cuando se dio la coyuntura a mediados del siglo pasado surgieron así industrias de sustitución de importaciones de las metrópolis de entonces. En la cuestión, nos parece, suele aparecer pronto un problema que es el limitado desarrollo posible más allá de su ámbito local de una burguesía de tal característica, y como consecuencia las absorciones, cooptaciones y asociaciones a que quedan expuestas y se producen en beneficio de las globales.

Entonces surge el problema principal. Si las burguesías nacionales son efímeras, ¿no sucede lo recíproco con su contrario, las izquierdas nacionales del tipo de las proclamadas en su momento por el referido Ramos?

¿Qué hacer?

El poeta y dramaturgo marxista Bertolt Brecht (Augsburgo, 10 de febrero de 1898, Berlín Este, 14 de agosto de 1956), escribió tras la prematura muerte en 1924 de Vladímir Illich Uliánov:

1. Al morir Lenin, un soldado de la guardia, según se cuenta, dijo a sus camaradas:«Yo no quería creerlo. Fui donde él estaba y le grité al oído “Ilich, ahí vienen los explotadores”. No se movió. Ahora estoy seguro que ha muerto».

2. Si un hombre bueno quiere irse, ¿con que se le puede detener? Dile para qué es útil. Eso lo puede detener.

3. ¿Qué podía detener a Lenin?

4. El soldado pensó: si oye que los explotadores vienen, puede que estando sólo enfermo se levante. Quizás venga con muletas. Quizás haga que lo traigan pero se levantará y vendrá para luchar contra los explotadores.

5. El soldado sabía que Lenin había peleado toda su vida contra los explotadores.

6. Cuando terminaron de tomar por asalto el Palacio de Invierno, el soldado quiso regresar a su hogar  porque allí se habían repartido ya las tierras de los propietarios. Entonces Lenin le dijo: «Quédate. Todavía hay explotadores. Y mientras haya explotación hay que luchar contra ella. Mientras tu existas, tienes que luchar contra ella».

7. Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchen una hora. Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero los más fuertes de todos, luchan toda su vida. Estos son los indispensables.

jueves, 10 de abril de 2014

Paro en Argentina. Capitanich, ni calvo ni pelado



A esta hora, cuando faltan escasas dos horas del día para que concluya en Argentina el paro-lock-out orquestado contra el Gobierno, Cristina Fernández de Kirchner debe estar rodeada de sus colaboradores más cercanos, no muchos, entre ellos tanto Axel Kicillof, el joven académico de Economía, como el más batallado Jorge Capitanich, ex gobernador de la Provincia de Chaco, en el litoral norte, frente a las aguas del gran río Paraná.



La Presidenta debe estar escuchando análisis y meditando. Iniciado su séptimo decenio de vida (es más concreto enunciarlo así) seguramente se haga a sí misma permanentes preguntas sobre el devenir de sus cuatro décadas en la política activa, casi todas en compañía de y con Néstor Kirchner, de quien la separó la muerte justo un día de censo de sobrevivientes.



El paro, tanto desde los puntos de vista cuantitativo como cualitativo fue políticamente impactante. Cumplió el cometido publicitario pergeñado por sus organizadores: el Frente Restaurador (no Renovador) de Massa y sus tanto ideólogos como acólitos de poca monta, entre ellos el inefable “gastronómico” Barrionuevo (no nuevo en eso de comer y dejar comer) y su nuevos afiliados, al decir de Capitanich.



Mañana habrá análisis que calificarán como éxito el jueves “dominguero” (a mi me pareció más un 1º de enero de cualquier año, día de resacas) y otros lo alivianarán de atributos de peso. La vida seguirá, pero no igual que antes.



En la mañana, temprano, Jorge Capitanich, el jefe de Gabinete de Ministros (quien según un amigo trosco-kirchnerista fue puesto en esa función para desgastarlo encomendándole también la reorganización de la “liga de los gobernadores”), dijo refiriéndose a Luis Barrionuevo: «a partir de esta acción opositora se convierte en líder del Frente Renovador, junto a otros dirigentes como Sergio Massa y Felipe Solá; y se convierte hoy en referente de la izquierda que estaba buscando un nuevo liderazgo».



El “manguerazo” de Jorge Milton (su segundo nombre) es típicamente peronista, iba hacia el bombo pero apuntando a otro lado. Más que lastimar a la auténtica izquierda marxista, fogueada, acostumbrada y desenchufada ante la imputación, busca indisponer con ésta a los núcleos de jóvenes universitarios que anidan en La Cámpora. Capitanich parece querer recrear la famosa cantinela de “ni yanquis ni marxistas…”.


¿Se lo habrá encomendado o se lo reprochará Cristina?

Medio millón de dólares



Medio millón de dólares costó arreglar la rambla de Atlántida

Parte de la costanera de ese balneario de Canelones se desmoronó en febrero pasado debido a las intensas precipitaciones. Las obras de reparación ya están prontas, según la Intendencia.




Tal cual el título del artículo en el diario de Montevideo El País del jueves 10 de abril, hoy. La fotografía, tomada de la publicación referida, impresiona: la presión del agua cuando las copiosas precipitaciones de inicios del año literalmente barrieron con un terraplén y el consolidado de la calzada. Pero impresiona más la cantidad de dinero que grosso modo se informa fue gastada para la reparación del daño: quinientos mil dólares estadounidenses, 11.500.000 pesos uruguayos, cantidad suficiente para pagar una  asignación mensual de veinticinco mil pesos durante un año a unas cuarenta trabajadoras y trabajadores (salario promedio en los establecimientos de la salud, por ejemplo).



El País, un diario opositor al Gobierno del Frente Amplio, no hace ningún comentario relativo al costo de la obra salvo que se quintuplicó el caudal de drenaje, antes a través de una única alcantarilla. Quizá no hace ningún comentario sobre la suma de dinero empleada para motivar en los lectores realizar cálculos serios, comparativos, sino meramente  especulativos.



Sería importante que la Intendencia Departamental de Canelones, República Oriental del Uruguay, informara de manera particularmente detallada el costo de la obra para reparar los daños que se observan en la fotografía. 



Ello para efectivamente comparar el gasto que insumió la modesta obra vial con el  valor de venta, en la ciudad balnearia de la península marítima distante de Atlántida hacia el Este unos noventa kilómetros, de un chalet cuyo valor se aproxima al gasto que insumió la obra en la costa canaria frente al estuario.


Por obvias razones no publicamos la fotografía pero sí reproducimos las características de la casa en venta según las informa la agencia inmobiliaria encargada de la operación: alarma instalada, techo de tejas en varias caídas, terrazas, amplio parque con foresta añeja, césped y riego por aspersión con agua de pozo, piscina, sitio para estacionamiento de vehículos, cochera cubierta, cuatro dormitorios amoblados, dos con baños en suite, otros tres baños, living amoblado, línea telefónica, equipos de televisión y de audio, comedor amoblado, estufa a leña, cocina amoblada más freezer y microondas, parrilla, lavadero con máquina lavarropas, y dependencias de servicio con baño.

Los rioplatenses Mirta Goldstein y Jorge Majfud escudriñan en la cerrazón



Dos textos publicados este 10 de abril en el diario Página/12 de Buenos Aires. Uno de Jorge Majfud, uruguayo, profesor en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Jacksonville (Florida, EE. UU.), y el otro, fragmentos del trabajo “Linchamientos y violencia por inseguridad o criminalidad”, de Mirta Goldstein, argentina, psicóloga y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).G. E.



“Noam Chomsky y Tony Blair se cruzan en el aeropuerto”, por Jorge Majfud




En octubre pasado, Noam Chomsky dio una conferencia en la Universidad de Florida titulada Policy and Media Prism (Las políticas y el prisma mediático). Durante más de una hora, con su voz pausada y su incansable osadía de desarticular narraciones oficiales, Chomsky analizó el uso del lenguaje en la prensa tradicional, la información mutilada con fines políticos por parte de los medios que repiten y ocultan como estrategia para crear o justificar una realidad. “Si el público estuviese realmente informado no toleraría algunas cosas”, comentó. Al menos parte del público.

Si los estudiantes de lingüística lloran por la complejidad de sus teorías, por lo hermético y abstracto de algunas de sus explicaciones, el público general que asiste a sus conferencias no puede decir lo mismo: nada hay en ellas de abstracto; cada una de sus afirmaciones es concreta y precisa. Se puede estar en completo desacuerdo con las interpretaciones que hace Chomsky de la realidad, pero nadie puede acusarlo de ser elusivo, cobarde, complaciente o diplomático.



Rara vez se puede decir lo mismo de un líder mundial. Si sus acciones son bien concretas, sus justificaciones abundan en la vaguedad y la distracción, cuando no son meras construcciones verbales. Lo cual no deja de ser una trágica paradoja: aquellos profesionales de lo concreto son especialistas en crear mundos virtuales, construidos en su casi totalidad de palabras. Son ellos los más importantes autores de ficción de nuestro mundo.



Exactamente 24 horas más tarde y a unos pocos kilómetros de distancia, el ex primer ministro del Reino Unido, Tony Blair, dio su conferencia en una sala del Florida Times Union de Jacksonville. El día anterior recibí en mi oficina a alguien (un prodigio europeo al que estimo mucho y que conocía al líder británico) con una invitación especial para asistir.



En una elegante sala, Tony Blair se extendió por casi dos horas. A diferencia de Chomsky, Blair no bombardeó a los presentes con observaciones incómodas, sino con frases prefabricadas, complacientes hasta la indigestión, más una plétora de lugares comunes capaces de provocarle pudor hasta a un estudiante de secundaria. Todo sazonado con una dosis tóxica de bromas, algunas muy ingeniosas.



Ni siquiera tuvo un momento de autocrítica cuando alguien le preguntó si no se había sentido humillado por el fiasco de la guerra en Irak. Después de pensar por varios segundos, o fingir que pensaba para la risa de los que estaban allí, repitió el mismo menú de siempre: “Hay momentos en que un líder debe tomar decisiones difíciles...”. Una y otra vez, con palabras diferentes. En ningún caso consideró que el presidente o el primer ministro de una potencia mundial siempre tienen que tomar decisiones difíciles, que para eso están, pero que el hecho de que la decisión sea difícil no significa que estén excusados de cualquier error.



No obstante, ésta fue y ha sido repetidamente la actitud del ex premier británico: ni una sola vez en la noche tuvo una palabra de arrepentimiento, de autocrítica. Por el contrario, la misma soberbia de siempre: nosotros somos los que salvamos y cuidamos al mundo, los que debemos educar a las nuevas masas de jóvenes (los cambios demográficos fue uno de los temas que parecían preocuparlo especialmente) y somos tan buenos que hasta toleramos a los primitivos que no entienden lo que es una democracia. Nunca, jamás, el reconocimiento de toda la brutalidad antidemocrática de la que fueron capaces.



Ni una palabra que aceptara la posibilidad de algún error. El propio George Bush, con todas sus limitaciones intelectuales, llegó a reconocer que la guerra había sido lanzada en base a información errónea. Un error, compadre. El propio José María Aznar, con sus limitaciones intelectuales, llegó a reconocer sus limitaciones intelectuales. “Tengo el problema de no haber sido tan listo de haberlo sabido antes”, dijo en 2007 sobre los argumentos erróneos que se usaron para lanzar al mundo a una guerra de diez años.

El más dotado intelectualmente de la Santísima Trinidad que desencadenó el armagedón que costó cientos de miles de vidas y el descalabro económico, Tony Blair, en cambio, nunca tuvo este atisbo de humildad. Por el contrario, más de una vez repitió esa noche que no se arrepentía de nada. Su rostro parecía estar de acuerdo con sus palabras, que nunca alcanzaron el mínimo de autocrítica. Casi me daba la impresión de estar ante el Mesías, de no ser por su vocación de comediante: “Desde que dejé de ser primer ministro en 2007 he ido a Jerusalén más de cien veces. Mi esposa me dice que lo que cuenta no es la cantidad de veces que he estado allí, sino la cantidad de progreso que haya logrado en el conflicto. A veces ella no me estimula demasiado” (risas).



Ninguna autocrítica. Ninguna palabra de arrepentimiento. Ninguna muestra de imperfección humana. Sólo una broma tras otra, como si en realidad de eso se tratase su trabajo: hacer reír al público, como en algunos circos del siglo XIX se hacía reír a los asistentes usando anestesia.



Es interesante que a los intelectuales disidentes se los califique invariablemente de radicales por el mero uso de palabras, mientras que a los líderes que sumergen en la guerra a pueblos enteros se los considere responsables y moderados. Seguramente la respuesta es la del comienzo: la realidad está hecha de palabras, aunque otros la sufren con los hechos. El divorcio y la contradicción entre realidad y palabra no sólo es una forma de justificar los hechos pasados sino, sobre todo, la mejor forma de preparar los que vienen.



Esto, que debería llamarse dictadura, se llama democracia. El problema, entiendo, está en la democracia, pero no es la democracia. Hay esperanza: todavía se puede estimular la crítica, ese motor original de la democracia, aunque sea con abono. Tiemblo de sólo pensar en el día que nos falte Noam Chomsky, ese gran amigo, ese gladiador de nuestro tiempo. Porque los Tony Blair van a sobrar. Eso es seguro.



No, Chomsky y Blair no se cruzaron en el aeropuerto de Jacksonville. Me reservo las palabras del primero sobre ese hipotético encuentro.



 “Matamos la civilidad”, por Mirta Goldstein




Nuevos linchamientos en muchos lugares del país vuelven a poner sobre la mesa la preocupación por estos hechos, que han merecido diferentes y abundantes comentarios. En el debate social que se generó entraron a jugar las dudas sobre si estos ladrones eran víctimas o victimarios y si los vecinos que intervinieron en las agresiones son víctimas o victimarios. El mismo debate se dio en torno de si estos ataques constituyen una defensa personal o del prójimo ante la inseguridad, o si se incluyen dentro de los delitos individuales y colectivos con sus merecidas penas legales. Por supuesto hay posiciones encontradas respecto de estos temas. Resulta obvio que en estos hechos se conjugan factores y motivaciones individuales, sociales y políticoeconómicas. Lo que no resulta tan obvio es quién es el verdadero damnificado. No acuerdo en que se ataca a la democracia, ya que estos sucesos forman parte de las posibilidades que este sistema habilita: la elección individual y colectiva de utilizar la violencia o la no violencia y hacerse responsable de esa elección, de estar dentro de la ley o en sus bordes aun en condiciones extremas. Y esto tanto para el ladronzuelo, el ladrón a gran escala, el de guante blanco, como para la ciudadanía honesta. Y aquí quisiera hacer la distinción entre inseguridad y criminalidad. Si aumentó la inseguridad es porque aumentó la criminalidad. Y este aumento, con profundas raíces socioeconómicas, responde también a un factor que atañe al juego que se da en democracia: puede haber respeto a la civilidad y a la institucionalidad o irrespeto a la eticidad y a la civilidad. El crimen tiene responsables y amerita políticas económicas, jurídicas y educativas para combatirlo, en cambio la inseguridad es un eufemismo que la estadística recoge como objetivo, por ejemplo midiendo cuántos habitantes se sienten inseguros y cuántos no. La gallina de los huevos de oro que todos matamos en estos hechos es la civilidad misma. La civilidad no es un sistema político sino un orden ético. La civilidad no deriva directamente de la educación formal o lo culto como status social, sino de una eticidad relacionada con la concepción de respeto respecto del semejante.




miércoles, 9 de abril de 2014

Europa: el discreto encanto de la burguesía, por Álvaro Cuadra*



(Este artículo ha sido distribuido por la Agencia Latinoamericana de Información ALAI el 8 de abril de 2014.)

Para cualquier analista o historiador resulta muy interesante advertir cómo en Europa vuelven a resurgir movimientos políticos de extrema derecha. El fenómeno se repite en países tan distintos como Francia y Grecia, los síntomas son los mismos: racismo, xenofobia, intolerancia y violencia. El viejo continente conoció de sobra este tipo de prácticas políticas, aquello que durante la época de exacerbación ideológica se llamó “fascismo”, en todas sus variantes.

En la actualidad, muchos de los vicios políticos que se atribuían a América Latina y otras regiones más pobres del planeta se están reeditando en los países europeos. Se argumenta que una prolongada crisis económica capaz de crear millones de desempleados es el caldo de cultivo ideal para toda forma de populismo y prácticas antidemocráticas. Lo cierto, empero, es que más allá de circunstancias históricas concretas, las ideas de extrema derecha nunca han abandonado suelo europeo.

Tal como escribió Albert Camus en su célebre novela “La peste”, una magnífica metáfora de nuestro asunto; una vez superada la epidemia, los microbios siguen allí, en las rendijas de la sociedad, esperando una nueva oportunidad. Esto parece ser cierto en Europa y en cualquier otro lugar del mundo. La exacerbación nacionalista corre a la par con una crítica frontal a la Unión Europea. Los protagonistas de los movimientos de la derecha extrema pertenecen a esa “classe moyenne”, seducida y domesticada en el consumo suntuario que sienten como amenaza la presencia de la piel oscura de africanos y árabes, lo mismo que los acentos exóticos venidos del este europeo.

Las elites europeas están muy lejos de aquel ideario burgués de 1789, “Liberté, Egalité, Fraternité” y más lejos de aquellos “Estados de Bienestar” propugnados por los gobiernos socialdemócratas del siglo XX. El “giro neoliberal” en todo el continente, con muy escasos matices, ha sido contundente. Si durante el siglo XX se reclamaba un retorno al humanismo para hacer frente a lo que denominó “la irrupción del fascismo”; en la hora presente, hora posmoderna que señala el ocaso de las “ideologías” y de las convicciones, resulta ingenuo esperar algo parecido.

La Europa “poscomunista” parece encaminarse hacia un fortalecimiento de la extrema derecha, lo que encuentra simpatías en sus homólogos estadounidenses y no pocos latinoamericanos. De hecho, en este tiempo de globalización y cultura híbrida, Marine Le Pen, mezcla de Juana de Arco y de Evita, declara que su movimiento es una suerte de “peronismo a la francesa”. En esta era de un tardocapitalismo global, el discreto encanto de la burguesía1 va tomando los tintes chauvinistas y xenófobos de aquellos años que precedieron a los totalitarismos populistas en Alemania e Italia con toda su secuela de horrores.


Notas:
* Álvaro Cuadra es investigador y docente en la Escuela Latinoamericana de Postgrados (ELAP), de la Universidad ARCIS (Chile)
1 Que en su filme con ese título reflejara Luis Buñuel (Nota de G. E.)

sábado, 5 de abril de 2014

“¿Mejor tener un ladrón menos que decenas de asesinos sueltos?”



“Los que golpearon a David Moreira hasta matarlo ¿eran conscientes del delito que cometieron? ¿Habrán pensado que era mejor tener un ladrón menos que decenas de asesinos sueltos? Cuando el protagonista de un crimen es un joven de un barrio marginal, se habla de violencia homicida, y cuando ese crimen es protagonizado por señores y señoras de barrios pudientes se pasa a hablar de ajusticiamiento o de palizas. ¿Es que acaso puede haber justicia cuando se parte de la idea de que algunas vidas no tienen valor?”, se preguntó anoche la procuradora Alejandra Gils Carbó al cerrar el segundo encuentro de la agrupación Justicia Legítima.


“Nos preocupa qué sociedad queremos tener”
Jornada en la Biblioteca Nacional e Buenos Aires 
en la que participaron el viernes 4 de abril, entre otros, 
la procuradora Gils Carbó y el periodista Víctor Hugo Morales

 

jueves, 3 de abril de 2014

El verdadero fin de la Guerra de Malvinas

Ilustración en Philip Kelly (1997), Checkerboards and Shatterbelts: 
The Geopolitics of South America, Austin, University of Texas Press.
 
Dijo la presidenta Cristina Fernández ayer, 2 de abril de 2014, en el acto oficial por el Día del Veterano de Guerra:



“La verdad sobre Malvinas es que constituye la base militar nuclear de la OTAN en el Atlántico Sur, ésta es la verdad que no pueden seguir ocultando. […] Por eso nuestro mensaje no solamente tiene que ver con la soberanía, con un reclamo de soberanía. Nuestro mensaje también tiene que ver con un mensaje de paz, en un mundo desquiciado por los enfrentamientos militares, étnicos y religiosos […].” Malvinas, enfatizó la presidenta argentina, es “la mayor base militar existente al sur del paralelo 50”, allí “se maneja todo el despliegue militar británico”, dijo, y afirmó que la misma es empleada también por otras potencias, principalmente por Estados Unidos, manteniéndose en el archipiélago en condiciones de operabilidad inmediata armamento nuclear y misiles que pueden atacar todo el Cono Sur, “hasta Ecuador”. Agregó Cristina Fernández que en Malvinas funcionan “sistemas de inteligencia electrónica” que probablemente están vinculados con el espionaje estadounidense del que se tuvo conocimiento en 2013.



Las expresiones de la Presidenta argentina sin duda que han sido formuladas con previo asesoramiento y conocimiento de hechos y riesgos para la paz que, aunque de manera reservada, deben probablemente ser de conocimiento en el ámbito de la UNASUR y de sus Estados asociados.



Los dichos me retrotraen a 1982.



Desde aquel año y luego del fin de la contienda militar tras la brevísima “recuperación” de soberanía comandada por el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, se vino afirmando que la operación político-militar, apoyándose en los sentimientos nacionalistas devenidos de la tradicional cultura escolar argentina, procuró construir una suerte de legitimación popular de la propia dictadura que, sin lograrlo, cayó, empujada, pudo parecer, por el desencantamiento ocurrido en perjuicio del mismo general que apenas unos meses antes había despertado la casi admiración de un importante sector popular.



Aquella suposición, nos parece, fue funcional a la instalación de un falso punto de inflexión entre el llamado por sus ideólogos y protagonistas (¡qué precisión estratégica!) “Proceso de Reorganización Nacional” (y otros “procesos” similares en América latina) y los nuevos tiempos por suceder a partir de sus “caídas”.  De manera contraria a ese intento la historia demostró la continuidad del “proceso” de reconversión al capitalismo neoliberal esencialmente financiero. Además, con aquella suposición elevada a la condición de irrefutable los vencedores de “la locura bélica dictatorial”, especialmente los súbditos de “la” majestad británica y sus socios de América del Norte, fueron reconfirmados como salvaguardas de la democracia y el auténtico progreso social universal: hasta llegar a Obama y Merkel y pasando por Tony Blair (y Gorbachof): “La Tercera Vía es un camino de renovación y éxito para la moderna democracia social. No se trata únicamente de un compromiso entre la izquierda y la derecha. Persigue adoptar los valores esenciales del centro y de centro-izquierda y aplicarlos a un mundo de cambios económicos y sociales, libre del peso de una ideología obsoleta” (Tony Blair, primer ministro británico, “La tercera vía”, en El Nacional, Caracas, 4.10.1998).



Nosotros, entonces, treinta y dos años atrás tan modestísimos militantes populares y de izquierda como ahora, atentos a las crónicas periodísticas internacionales de la época sobre disputas en sordina entre la Sudáfrica del apartheid e ideólogos de las élites de negocios y militares suramericanas que competían para ser anfitriones de la instalación de una Organización Tratado del Atlántico Sur (OTAS), reflejo simétrico de la ahora tan actual OTAN, hicimos otras lecturas de los acontecimientos. Fueron lecturas urgentes, esencialmente propagandísticas en las organizaciones populares en las que participábamos, y no sistemáticas ni documentadas. Acabábamos de quemar decenas de libros, revistas y otros papeles y no estábamos en condiciones de hacer consultas ni acopio de información.



Vimos que los posibles desenlaces en torno de las dictaduras del Cono Sur, dado el marco internacional existente, nos posibilitaban formular la hipótesis de que en esa disputa en sordina la élite de poder argentina se jugó el todo por el todo para convertirse en la socia pródiga del anticomunismo y el neoliberalismo del Norte. Con un golpe sorpresivo, que no sería desconocido para la cúpula político militar estadounidense, jugaron la chance de quedar mejor posicionados para ser sede y territorio de negocios de la OTAS. El “majestuoso general” Galtieri y sus socios erraron la oportunidad. En el test resultaron descalificados, Inglaterra se confirmó como la opción manteniendo el enclave isleño bajo su dominio y fueron surgiendo los consecuentes relevos “democráticos”.



Este enfoque ya lo hemos expuesto antes a través de ALAI y de nuestro blog. Ahora, disponibles más eficaces herramientas de búsqueda y registro, historiadores y politólogos jóvenes podrán en mejores condiciones revisar tesis probablemente oportunistas, consultar bibliografía dispersa y aportar a una comprensión más profunda de aquellos hechos.

miércoles, 2 de abril de 2014

¡Fuerte abrazo a Guazurary Lenzina...


...gran paisano montevideano con quien nos unen hermosas flores!

Ver http://www.republica.com.uy/arana-y-ubach-respondieron/