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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Doris y Elena: mujeres extraordinarias, por Sara Lovera



Narrar con talento y coraje los desastres de la humanidad, dar voz a quienes siempre se les excluye, contravenir y denunciar las injusticias sociales a través de la conversión de textos periodísticos y literarios, son las herramientas que una diáspora de mujeres en el mundo han puesto al servicio del acto revolucionario de la lectura. Mujeres que en el siglo XX y estos años del XXI revelan eso que Elías Caneti llama ser escritoras de nuestro tiempo, rastreadoras del sistema, cronistas indispensables.
La semana que acaba de terminar nos dan testimonio, nos recuerdan esto que digo, con una fuerza que otorga esperanza al momento difícil por el que atraviesa la humanidad. Una viva, crujiente, encarnada con su sonrisa de niña inocente, lectora de libros y vida insaciable y, hoy, multi galardonada. Otra, desconocida en nuestro entorno que a los 94
años se despidió sin haber sido jamás derrotada. Usó la palabra sin descanso.
 
Hablo de las dos personajas que cubrieron las noticias de la semana que terminó. Elenita Poniatowska que recibió el premio Cervantes 2013, calificada simplemente por esa su capacidad de retrotraernos, con excelente narrativa, historias que no pueden olvidarse, como la de Jesusa Palancares en Hasta no verte, Jesús mío o El tren que pasa primero, donde están en el centro los trabajadores ferrocarrileros y el contexto del México y su milagro económico fundado en el trabajo y la explotación de sus hijas e hijos.
 
La otra, nada menos que Doris Lessing, Premio Nobel de literatura 2007, autora de un libro fundamental sobre la injusticia humana, la discriminación de las mujeres y el acento iniciativo de una visión no dogmática: El cuaderno dorado (1969), y su larga narrativa que la hizo, hasta el final de su vida, una rebelde convicta. Lessing sorprendió con su literatura y su inteligencia indiscutible; describió en sus novelas la desgracia de nuestro tiempo. Fue contraria a todo dogmatismo y fundamentalismo.

Una princesa polaca, la otra inglesa nacida en Irán, la antigua Persia. Una de origen periodístico que ha sabido tomarle nota a la historia y romper las fronteras del olvido, la otra, según la escritora Marta Sanz, sacó a la luz los choques de clase, género y cultura, buscando un territorio común. Ambas en la primera plana diario El País, reconocidas
y actuantes.

De Doris Lessing en México y entre los exégetas de la literatura, ni una línea. Doris nació en Persia en 1919, y vivió en Rodesia. Murió el 17 de noviembre pasado. Autora de un libro emblemático, El cuaderno dorado, que la hizo universal, generadora de una producción literaria comprometida con la vida sin el temor al rechazo, opositora permanente al apartheid y la segregación racial en Rodesia, quien hasta el último suspiro, no pudo callar. Tiene un relato conmovedor, desconocido en castellano, titulado [en lengua inglesa] Por qué un niño negro de Zimbabus robó un manual de física superior. Fue la autora del reportaje African Laughter, fue perseguida, prohibida.
 
En los años 1970, mientras Elenita en México con Jesusa Palancares nos mostró a esas mujeres del pueblo, sus haceres y sus búsquedas, armando la crónica de su tiempo, inclusiva y persistente, con esos oídos magníficos que da el oficio periodístico, empezaba a estremecernos, Doris era leída profusamente por las nuevas feministas, por su capacidad de mirar y narrar con un lenguaje revolucionario, las diferencias entre
hombres y mujeres, en medio de las injusticias sociales del sistema capitalista y excluyente.
 
Doris fue capaz en sus novelas de prefigurar el horizonte de la solidaridad entre mujeres; ella como Simone de Beauvoir nos narró y puso en claro reflexiones sobre la repugnancia que sentimos sobre los estragos de la edad, al final de su vida nos dejó aleccionadoras reflexiones sobre el drama de la desigualdad, buscando con urgencia que
en la sociedad nadie sienta la culpa del verdugo ni la debilidad despótica de la víctima, como escribió de ella Marta Sanz en la edición del 18 de noviembre de El País.
 
Dos enormes narradoras, cronistas, periodistas, novelistas, escritoras de su tiempo que como en espejo nos devuelven con su trabajo, esa necesaria, urgente, fundamental necesidad de lectura, de reflexión, de apropiación de la palabra que sin lucha de sexos se ha entregado a millones de personas para no olvidar el halo fundamental que es la vida sin dejar de mirar al otro, a la otra, a los otros, en cada tramo de la historia.
 
De Elena, la escritora Rosa Beltrán afirma que su obra se convirtió ya en un referente indispensable para la cultura en México, pasando de la oralidad a la transtextualidad, con hechos antes que términos nacidos de su obra mucho antes de que pasaran como términos de la academia. No podemos dejar de decir lo que aquí en México nadie señaló: Elena documentó el abuso de niñas violadas y damnificados por el terremoto de
1985.
 
Y algo más, como escribió Juan Villoro, Elena se adiestró con el oído en el periodismo. Hace unas semanas, como siempre, la vi tomar nota en un pequeño cuaderno, respirar abundante con lo que la inspira, retratar lo que veía, la encontré siempre reportera sin descanso. Me la encontré en un homenaje a Laura Bonaparte, tras su muerte. Y sí, en efecto, Elenita es maestra en desarrollar una empatía fundante con sus informadores:
se diría los hechos antes que los adjetivos, tal cual exige ese periodismo, esa escritura, esa narrativa de la nota a la novela, que encarna realidades.
 
Y Doris nos legó entre muchos textos uno abrazador y dignificante que Seix Barral le publicó en 1962: La costumbre de amar, un conjunto de 17 relatos que recrean la vida común, con una veracidad sin tapujos, de lo que somos hombres y mujeres; del paso del tiempo, sobre las pequeñas miserias, como escribe y describe sobre ese texto José María Guelbenzu.
 
Dos ejemplos de lo que la narrativa ligada a nuestro tiempo, de la misma manera como lo hizo Elena Garro y Rosario Castellanos, son legados para fortalecer nuestro espíritu, en épocas donde la vulgaridad de la lucha por el poder, de las mentiras y simulaciones, podrían estrangularnos de no variar nuestra mirada, y no acoger lo humano verdadero que puede salvarnos en estos tiempos de desazón y desesperanza.
 
Con ellas me quedo. A leerlas voy.
 

Nota distribuida desde Quito, Ecuador, por la Agencia Latinoamericana de Información. Su autora, Sara Lovera, es periodista mexicana.
URL de este artículo:  http://www.alainet.org/active/69235

martes, 26 de noviembre de 2013

Puentes “azules” sobre el río Uruguay





Hace un mes aproximadamente, en el segundo tercio de octubre de 2013, presentamos al Ministerio de Relaciones Exteriores argentino nuestra advertencia de que el ente binacional (interestatal) que administra el río Uruguay estaba fijando la tarifa de peaje en los puentes que unen a nuestros dos países refiriéndola a la “valuación” del llamado “dólar blue”, moneda propia de la especulación financiera y política.



Más allá del encarecimiento que esa sobrevaluación produce en los traslados de personas y mercancías implica una de hecho aceptación “oficial” de las transacciones ilegales con divisas, y da justificación a los abusos que los “cambistas” de ambos países hacen en detrimento de la moneda argentina, de la política y de los pueblos.



El referido ente binacional es la Comisión Administradora del Río Uruguay, CARU, que está en el ojo de la tormenta de las disidencias por la cuestión de la fábrica de pasta de celulosa UPM (ex Botnia), instalada en Fray Bentos (Uruguay), frente a Gualeguaychú (Argentina).



Esta Comisión fija las tarifas de peaje para los vehículos que cruzan de un lado al otro y viceversa del limítrofe río Uruguay. Al parecer lo haría en la moneda estadounidense como patrón de cálculos, convirtiendo luego el guarismo a las monedas nacionales de ambos países. La fotografía que ilustra esta nota, y que fue tomada el mediodía del jueves 14 de noviembre, muestra con claridad que el precio de cada dólar fue considerado entre 8,44 y 8,75 pesos argentinos, según el tipo de vehículo en tránsito, y de manera constante (sin diferencias, ¿por qué?) en 20 pesos uruguayos.



Para esa fecha la prensa argentina indicaba que el precio oficial de la moneda estadounidense era de 6 pesos, casi igual que hoy, 26 de noviembre. Mientras, en Uruguay, esa misma divisa internacional se cotizaba a 20 pesos uruguayos. Las estimaciones de la CARU resultarían ajustadas a la realidad oriental, pero para el caso argentino implicaban entonces una devaluación cercana al 35 %. Tal “desajuste”, tal ilegalidad, avalada, al parecer, por los representantes argentinos ante el ente binacional, funcionarios algunos con rango diplomático y dependientes del Ministerio de Relaciones Exteriores, entre ellos el principal, el entrerriano Hernán Darío Orduna, de sesenta y siete años de edad y político profesional desde hace treinta, ya que se inició en 1983 (ver http://www.informedigital.com.ar/secciones/facetags/perfil.php?id=55793).



¿Por qué?, ¿cómo?, ¿para qué?



Estas preguntas nos las tenemos que hacer, sin duda, y dilucidarlas. Pero es preocupante que la importante devaluación referida, muy cercana a la que expone el llamado en Argentina “dólar blue”, justifica, como se anotó al principio, que los cambistas uruguayos de monedas, por caso, coticen hoy el peso argentino entre 1,80 pesos uruguayos y 2,80, con tal amplitud entre los valores de compra y venta que exhiben un pingüe negocio, ya que son notorias las excursiones de compra a la capital del lado oeste del gran estuario. Estas cotizaciones son avaladas por el Banco Oficial de la República del Uruguay (http://www.brounet.com.uy/web/guest/institucional/cotizaciones). 



Pero si los argentinos que practicamos la buena vecindad y las ciudadanías rioplatense y “unasureña” (y que obviamente en lugar de intereses en el “agronegocio” o inversiones en Punta del Este tenemos amigos charrúas diseminados por aquella geografía) abonamos los gastos con tarjetas de débito radicadas del lado occidental, con cada peso argentino pagamos el equivalente a 3,41 pesos uruguayos, y aún restado el adelanto obligatorio del impuesto a las ganancias  (que luego puede recuperarse) sobre las compras en el exterior (20 %) cada peso occidental equivale a 2,85 orientales.



Otra cosa es cuando se trata de contrarrestar el discurso “tradicional” de las clases uruguayas “acomodadas”, que creen que sus precios de shoping son normales pero vuelan a comprar en Buenos Aires, “porque allí todo está parado y en crisis” (por ejemplo, que un kilogramo de pan común cuesta lo que tres kilos enfrente, y el salario básico mensual de un empleado de supermercado no llega a los 4.000 argentinos). Pero este no es el tema de ahora…



Hoy hemos reiterado en el Ministerio de Relaciones Exteriores nuestro reclamo, también mediante correo electrónico, agregando la ilustrativa fotografía. Grata y prontamente recibimos el aviso de la derivación de la imagen y nuestros comentarios a dos dependencias de la cancillería: la propia delegación argentina en la CARU, y la Dirección de Límites y Fronteras. Esperamos resoluciones…

lunes, 11 de noviembre de 2013

Modus operandi de universitarios ma non troppo (clase media en acción)



Estamos anegados por estupideces derramadas por doquier, es así, sin vueltas. Cada vez más estupideces que a su vez generan nuevas. Estupideces sumamente crueles, dañinas, inhumanas. 

Los hechos que abajo se relatan sucedieron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires gobernada por Mauricio Macri, acérrimo opositor del Gobierno nacional y socio estratégico hasta las pasadas elecciones de renovación parlamentaria del también opositor Sergio Massa. 



La periodista Mariana Carbajal, de Página/12, firma la siguiente crónica publicada hoy por el matutino:



Una joven fue denunciada y detenida por diez horas cuando acudió al hospital por un aborto en curso. Médicos que no respetan el secreto profesional. La joven, denunciada por médicas del Hospital Fernández y detenida cuando aún tenía pérdidas, fue liberada pocas horas después. La detuvieron en forma ilegal porque las facultativas quebrantaron el secreto profesional







Una joven, de 28 años, recibió distintas formas de maltrato en el Hospital Fernández, de la Ciudad de Buenos Aires, cuando fue a la guardia con un aborto en curso. En violación a la legislación vigente y al deber de confidencialidad, una médica dio aviso a la policía, ante la presunción de que la interrupción del embarazo había sido provocada por la misma paciente. La joven fue trasladada a la comisaría 53ª de la Policía Federal, donde permaneció presa por 10 horas, cuando todavía sufría pérdidas. La actuación médica y judicial generó gran preocupación en la Defensoría General de la Nación, cuya titular, Stella Maris Martínez, comunicó los hechos a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y a la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema. Y envió una nota a la ministra de Salud de la Ciudad y al director del Fernández, para advertirles que al denunciar a la paciente se violaron sus derechos –a la vida, a la salud, a la intimidad, entre otros– y a la vez se la sometió a violencia institucional y obstétrica, de acuerdo con los términos de la Ley 26.485, de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.


En la DGN llamó la atención la falta de capacitación del personal de salud del Fernández y la ausencia de protocolos de actuación en la Ciudad que establezcan con toda claridad que el conocimiento de hechos posiblemente delictivos en el marco de la atención de un paciente quedan bajo el amparo del secreto profesional y que les está prohibido realizar la denuncia, tal como reafirmó la Corte Suprema de la Nación en el caso “Baldivieso”.


Página/12 consultó al Ministerio de Salud de la Ciudad, y una vocera informó que “los médicos están obligados a realizar la intervención policial” ante “la presunción o evidencia de maniobras abortivas”, por indicación “de la Dirección General Legal y Técnica” de esa cartera, una orden que llamativamente es contraria a las normativas vigentes.


El caso ocurrió cuatro meses atrás pero recién trascendió ahora. La joven concurrió a la guardia del Hospital Fernández el 29 de junio, alrededor de las 13.20, con un aborto en curso. La atendieron las médicas Julieta Andrea Wainfeld y Virginia Diedrich. Ante la constatación de que el feto estaba muerto, se le practicó un parto, cerca de las 15, para expulsarlo. Pero frente a la presunción de que ella misma se había provocado la interrupción del embarazo, con pastillas, a la mañana siguiente, cuando empezó su turno laboral Rosana Elizabeth Buffa, médica del área de Obstetricia del Fernández, resolvió denunciarla a la policía, según surge del expediente judicial. Tras ser alertada del caso, desde la comisaría 53ª se envió un móvil al hospital. Buffa dio de alta a la mujer para que fuera trasladada a la sede policial. Todavía no habían transcurrido 24 horas desde la intervención médica que provocara el parto.


La mujer contó a la defensora pública que la asistió que las médicas que la atendieron le hicieron comentarios condenatorios, culpabilizándola por lo sucedido y que le habrían indicado una dosis menor de medicación para el manejo del dolor, para que “sienta lo que hizo”, aunque luego la enfermera encargada le dio finalmente la dosis completa.


En el caso intervino el Juzgado Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 13, a cargo de Luis Alberto Zelaya. La orden de llevar detenida a la joven la habría dado el secretario del juzgado, Juan Sebastián Schabas Madueño, según declaró en el expediente la agente policial que se comunicó con el juzgado, desde el hospital.


Según constató la defensora oficial, una vez en la comisaría la joven fue llevada a una celda de pequeñas dimensiones donde permaneció detenida durante diez horas aproximadamente, en malas condiciones y todavía con pérdidas, momento en que el juez Zelaya dispuso su libertad. La causa penal iniciada contra la mujer terminó con la declaración de nulidad de todo lo actuado y con su sobreseimiento, “por haber tomado noticia del hecho perseguido a través de un medio probatorio ilícito”. En este sentido, el magistrado consideró que el secreto médico exige a los profesionales de la salud mantener la confidencialidad sobre la información obtenida a través del vínculo profesional con su paciente. Además, agregó que el inicio de actuaciones policiales sobre la base de la denuncia presentada por los médicos tratantes también vulnera el derecho constitucional a la no autoincriminación. El fallo fue firmado el 16 de agosto. La Defensoría General de la Nación, que asistió a la joven, emitió un dictamen sobre el caso y concluyó que ese sobreseimiento “no repara las distintas violaciones de derechos humanos a las que fue sujeta ni es en sí mismo una garantía de no repetición”.


En una nota enviada días atrás, la defensora general de la Nación describió los hechos tanto al director del hospital como a la ministra de Salud porteña, Graciela Reybaud. Y les manifestó su preocupación por la actuación de las profesionales de la salud del Fernández frente a una paciente con un aborto en curso. También dio cuenta de la legislación vigente y precisó que cuando un médico, sea funcionario público o no, realiza una denuncia por hechos que conocen bajo el amparo del secreto médico, vulnera derechos contemplados en la Constitución Nacional y en tratados internacionales, con rango constitucional, entre ellos los derechos a la vida, a la dignidad, a la intimidad, a la salud, a la igualdad y no discriminación y la prohibición contra la autoincriminación. La DGN notificó también del caso a la Cámara del Crimen y a la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema, cuestionando la actuación judicial que habilitó el traslado y la detención de la paciente, sin tener en cuenta un fallo de la Corte Suprema sobre el tema.

viernes, 1 de noviembre de 2013

COMUNICADO DE PRENSA de la MISIÓN DE OBSERVACION DE LA JUSTICIA EN URUGUAY, DE LA RED IBEROAMERICANA DE JUECES

"En Montevideo, a 25 de octubre de 2013.
"Después de tres días en el país, entrevistando a diferentes actores de la sociedad civil, autoridades y miembros del poder judicial, l@s comisionad@s informantes comunican al pueblo de Uruguay, a los pueblos de Latinoamérica y a la comunidad internacional el siguiente resultado preliminar de su informe acerca del estado de la justicia en Uruguay:"

"Que se observa en Uruguay UN ESTADO DE COSAS NO CONVENCIONAL, al momento en que la Suprema Corte de Justicia en forma expresa y reiterada ignora en su actuación jurisdiccional y administrativa, el derecho internacional de los Derechos Humanos y, la falta de adecuación del derecho interno a la Convención Americana sobre Derechos Humanos vigente en el País. Incumpliéndose así, a la fecha, las recomendaciones dispuestas por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el Caso Gelman ( Sent. 2011) Frente a lo anterior, l@s comisionad@s de la REDIJ expresan: [...]"

Firman:
Comisionada Ana María Jerez, Argentina
Comisionado coordinador Daniel Urrutia Laubreaux, Chile

Ver completo en PDF en: http://ladiaria.com.uy/media/attachments/COMUNICADO_URUGUAY_FINAL.pdf

La Red Iberoamericana de Jueces surgió al alero del II Foro Mundial de Jueces y del Foro Social Mundial, efectuado en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, en enero de 2003. La Red Iberomericana jueces está integrada por magistrados(as) de Haití, México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Perú, Argentina, Brasil, Bolivia y Chile, fue oficializada en la ciudad de La Serena (IX Región de Chile) el 27 de marzo de 2004. Nuestro trabajo está destinado a promover las garantías judiciales, como por ejemplo, la independencia de los jueces, la garantía de los ciudadanos, postulando un respeto irrestricto de la persona humana y sus derechos fundamentales, entendiendo que con ello se contribuye al logro, fortalecimiento y mantenimiento de la democracia y gobernabilidad en el ámbito iberoamericano.

http://www.redij.org/
Facebook: Red Iberoamericana de Jueces

Nuevos galardones uruguayos: la torpe e irrespetuosa vocinglería de Jorge Batlle, el elogio que la prensa de la derecha política hace de mercenarios y sicarios, y otras tonterías que pueden confundir (y avergonzar) a un pueblo bien intencionado

En la fotografía, originalmente publicada por el diario de Montevideo El Observador (para ilustrar sobre el escenario del asesinato de un adolescente a manos de otros dos muchachos de su misma condición, en Cerro Pelado, Departamento de Maldonado), se ve un casi paradisíaco paisaje rural de serranía baja.



La televisión especialmente, las radios y los diarios y otra prensa gráfica uruguaya, suelen destacar con bombos y platillos que el país y su sociedad van primeros o al menos en los primeros puestos continentales y del mundo todo en desarrollo humano, uso de las nuevas tecnologías, etc.



Es una suerte de “maracanamanía”, de supina nostalgia que como la de  un lejano mundial de fútbol, sirve para, en la más profunda subjetividad social, mantener lacerantes y en carne viva derrotas populares como la de 1973. Dicho más sencillo, ocultar esas derrotas mediante la ejecución y promoción de enanas compadreadas típicas en quienes están desprovistos de pensamiento crítico, y que se manifiestan en un presunto periodismo con el preciso objetivo de servir a intereses minoritarios y retrógrados.



Si en velocidad para escobar el metro cuadrado de patio una supuesta Sweepers' Latin Association of Hollywood anuncia que entre cinco países de los cinco continentes elegidos por sorteo para la medulosa investigación el nuestro resultó quinto, diarios, TV y radios vociferarán que en América del Sur somos los que mejor y más rápido barremos.



Va ahora, cierto, un galardón que se ha difundido con pompa: para el ranking “Doing Business” de The Word Bank: el país está “sexto mejor para hacer negocios en América Latina”.1 En la bajada del título se dice después que “cayó tres posiciones y se ubicó en el puesto 88” de dicho ranking, y que efectivamente quedó “sexto en América Latina por debajo de Chile, Perú, Colombia, México y Guatemala”. Es más o menos como decir que quedamos “guatepeor”: nos tragamos todos los sapos capitalistas.



Galardones



Se define galardón al premio o la recompensa por los méritos logrados o servicios dados, en alguna disciplina o a favor de algo. Así, los galardones son resultado de certámenes deportivos, de ciencias o de arte, pero también suelen ser recompensas por éxitos logrados sobre la base del sufrimiento popular: en los inicios de la década de 1980 al dictador argentino Leopoldo Fortunato Galtieri se lo llamaba en EE. UU. “majestuoso general”. Quizá el ejemplo pueda parecer exagerado aunque en realidad no lo sea, como que a Barack Obama le obsequiaron un Premio Nobel de la Paz.



La Diaria, de Montevideo, no es tan antiguo ni presuntamente circunspecto medio periodístico como lo son El Observador, El País o inclusive La República, y el miércoles pasado publicó y puso a disposición de quien quisiera enterarse un “Comunicado de Prensa de la Misión de Observación de la Justicia en Uruguay llevada adelante por la Red Iberoamericana de Jueces” 2, que se difundió el pasado 25 de octubre y que aparte también reproducimos.



Hoy, “Día de todos los santos” (!), El Observador, publica dos noticias destacables porque exponen situaciones a las que se debería prestar más atención. Una es que en el Departamento de Maldonado, en un asentamiento poblacional a los que la jerga popular uruguaya ha dado en llamar cantegriles y que lleva el nombre del célebre y fallecido poeta Mario Benedetti (aquél de “¿Qué les queda por probar a los jóvenes / en este mundo de paciencia y asco? / ¿sólo graffiti? ¿rock? ¿escepticismo? / también les queda no decir amén / no dejar que les maten el amor / recuperar el habla y la utopía / ser jóvenes sin prisa y con memoria / situarse en una historia que es la suya / no convertirse en viejos prematuros”), dos chiquilines de catorce y doce años de edad asesinaron premeditadamente a machetazos a otro de apenas una edad similar.3



La otra, en el mismo diario, alude a que el “Retiro de Haití generará pérdidas millonarias a militares uruguayos”, y en oposición al planteo de la central de trabajadores PIT-CNT que exige el retiro de la “misión” militar en Haití por haber allí caducado e incumplido su declarado papel la ONU, hace el elogio de los beneficios de actuar tal mercenarios y sicarios.



El Observador refiere que “en la misión de la ONU en Haití […] hay 933 militares uruguayos desplegados en dos batallones”, y que aproximadamente “10 % tienen rango de oficiales, y el resto son soldados”. De todos ellos los “del rango más bajo reciben un salario cercano a los US$ 1.000 por mes, que cobran una vez que regresan a Montevideo, o bien lo retiran sus familias. Los oficiales perciben el doble o más, según su rango. Los capitanes, por ejemplo, cobran US$ 2.300 por mes, los tenientes US$ 2.700 y los coroneles US$ 4.000”. Detalla el diario que “Un capitán de la Armada que participó de misiones de paz en Haití dijo […] que el retiro, por más que haya sido anunciado, no deja de ser un ‘golpe negativo’ a los militares uruguayos. ‘Es un golpe totalmente negativo tanto para soldados como para oficiales. En mi caso, con dos misiones pude comprarme el apartamento’, contó el oficial, que pidió mantener su nombre en reserva”.4



Los nuevos dichos de Batlle


Varios medios, entre gráficos sobre papel, portales en internet y radioemisoras están repitiendo declaraciones del ex presidente colorado de Uruguay, Jorge Batlle, las que inicialmente fueron publicadas en su Facebook sin que su cara expresara vergüenza: “si la Presidenta [de Argentina] sana y vuelve rápidamente a su actividad la situación se va a poner mucho peor, porque como perdió las elecciones en forma definitiva, las venganzas que esa situación le genera tienen como destino principal el Uruguay”.

Según publica el diario porteño La Nación5 expresó Batlle que “el Presidente Mujica ya prácticamente no está en el gobierno, y ella tampoco” (“pese a los más de dos años que le restan de mandato a la Presidenta y al año y medio que le falta al jefe de Estado uruguayo” aclara el matutino). A renglón seguido, el mismo que en 2002 lloró en Olivos frente a Duhalde (¡frente a Duhalde!) disculpándose por el exabrupto de que “son ladrones del primero al último”, especuló diciendo que “será Massa, será Macri, no sé quién será, lo que si sé es que ella no será, y cuando ella desaparezca de la escena, la Argentina volverá a ser un país normal y los argentinos van a ser mucho más felices y como consecuencia nosotros también”.


Solicitudes



Quien escribe y suscribe, un rioplatense argentino buen amigo de los orientales (pero no del Batlle), desea que La Diaria siga siendo, lejos, muy lejos de los demás, el mejor diario uruguayo. Sobre Batlle (aquél que lloró frente Duhalde) y la defensa de los verdes billetes que hacen milicos cuyas heroicidades conocemos, ya el pueblo más pronto que tarde sabrá que hacer en memoria de sí mismo, y en cuanto a la “gurisada”6 extraviada el empeño debe estar puesto en ayudarla a su auto-rescate.



Hemos leído atentamente la explicación del Partido Comunista de Uruguay, y la transcripción de un reportaje a su Secretario General, Eduardo Lorier, sobre la necesidad de que Tabaré Vázquez sea nuevamente candidato a la presidencia en 2014. Coincidimos con que en la coyuntura histórica actual es necesario en Uruguay el sostenimiento en el Gobierno del Frente Amplio, como en Argentina el del Frente por la Victoria. Pero así como estamos atentos a que Cristina Fernández no cometa errores políticos pedimos que Tabaré Vázquez reconozca y pida disculpas por los suyos, como aquellas risibles declaraciones ante estudiantes de una escuela del Opus Dei a los que dijo que en su momento había pensado oportuno pedir ayuda cuasi militar o militar al entonces presidente Bush.    




Notas:






6 En la República Oriental del Uruguay, como en las provincias argentinas Entre Ríos y Corrientes, patria común de José G. Artigas, la expresión “gurí” y “gurisa” alude a niño, niña, muchacho o muchacha.